Aquellos que me leen con asiduidad saben de la importancia que en mi vida tienen muchas de esas canciones que voy encontrando por el camino y que conforman la BSO de mi existencia.
Algunos sabéis también que el destino me llevó a vivir una temporada en Italia, y que allí aprendí el idioma de Dante, cosa que me permitió entender muchas de las letras de esos temas que versionados nos llegaron a España tiempo después en otras bocas y con otras voces, con otro sentimiento, y con otra intensidad, pero con el mismo trasfondo emocional.
Y esta canción, que muchos asociaréis a Laura Pausini e incluso algunos podéis asociar con Armando Manzanero, es una de esas baladas escritas con el alma y compuestas afinando el corazón pulsando la cuarta cuerda en el tercer traste.
Sencillamente es de esas canciones que parecen hablar de ti y narrar tu realidad más triste.
Para mi desgracia he permitido que se me escaparan muchas historias entre los dedos sin ser consciente de que al enamorarme entregué mis posibilidades de alcanzar aquello que suplicaba me concediese el destino. Alguna vez me dijeron eso de "podemos ser amigos", y yo parafraseando al autor de esta canción, grité mentalmente, "amigos para qué, maldita seas. A un amigo lo perdono, pero a ti te amo".
Estoy seguro de que en muchas ocasiones parecieron banales mis instintos naturales, pero lo que tengo más que claro es que ni por asomo creo eso de que por cada hombre hay una mujer como Ella. Me niego a creer que existan muchas mujeres cuya sonrisa pueda abrirte las puertas del paraíso como si en su rostro resplandeciese la llave que abre al celestial cerradura.
Y mis problemas no se llaman Tú. Como mucho y jugando con las palabras y con mi más profunda realidad, mis problemas y mis mayores bendiciones se llaman y se llamarán Ella. Lleva siendo así mucho, mucho tiempo, muchos, muchos siglos, muchas, muchas vidas.
Alguna vez me ha mirado a los ojos y sin hacerme ver en que he fallado, me ha dicho, "lo siento, no te quiero", antes de partir rompiéndome el alma. Pero alguna vez también, me ha mirado a los ojos, me ha acariciado el rostro y me ha dicho un "te quiero" tan sincero, que con él ha rubricado de inmediato cuantos folios haya llenado y vaya a llenar hablando de nuestra historia de amor, mojando la pluma en el tintero del pecho al sentarme a escribir en vidas pasadas, en esta vida y en futuras existencias, pues moriré y naceré de nuevo con el único fin de aprender de mis continuos errores, hasta conseguir que un día dejen de ser irreparables, y se nos permita ser felices juntos.
Ahora mucho me temo, me toca tan solo seguir aprendiendo de las equivocaciones y seguir asumiendo las consecuencias de mis errores. Y publicando en cada novela los finales que no soy capaz de alcanzar en la vida real.
No es que sea un tipo romántico, es que se me ha creado para sentir, amar, disfrutar y sufrir de esta manera y os aseguro que esto no siempre es bueno, pues cuando duele, me duele más que a nadie.





