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jueves, 27 de noviembre de 2025

Buscar el gremio. La primera dosis es cortesía de la casa.


 Tras su encuentro con Salomé, Pinacho había llegado a dos rápidas conclusiones: la primera era que El faro del norte había desarrollado el entramado perfecto en aquella empresa de asistencia virtual que le servía de pantalla en su decidida misión de protección y seguridad al servicio de España. Y la segunda, que Salomé podía ser una agente de campo en extremo peligrosa y letal, pues tras aquella apariencia de niña buena y tímida que nunca ha roto un plato, se esconde una pantera letal que puede arrancar la yugular de sus presas de un mordisco, o como y había demostrado con anterioridad, de un certero tajo de cuchillo.

—Eso te lo dije yo desde el primer día, Iván—ríe la inspectora Nogueira tras escuchar hablar así a su compañero y amigo de la agente que les sirve de enlace en SVAE—. Y aún diría más, tesoro; creo que a quien utiliza la organización para los asuntos verdaderamente feos que localizan en las llamadas, no es otra que a Alma. Mucho me temo que esa divertida formadora que acude al trabajo en patines esconde más cadáveres en su jardín que ninguno de los supuestos tele tramitadores que desempeñan allí sus funciones.

—No lo sé—duda Iván—Puede que tengas razón, pero ¿Qué me dices de Pedro Pérez? Personalmente no me enfrentaría  con él en un cuadrilátero. Tiene pinta de romperte el cuello antes de que levantes los puños para protegerte con una elegante pero ineficaz guardia inglesa.

—Incluso el mismo Charli parece uno de esos tipos a los que no les temblaría el pulso si Ulises le ordenase vaciarte el tambor de su revolver en el cráneo.

—Ulises ha sabido rodearse de los más letales ayudantes en su lucha contra esa delincuencia que acecha en la sombra y, a la que el estado de derecho que rige esta unidad de destino en lo universal que es España, no puede hacer frente. Solo de pensar en Laertes un escalofrío recorre mi espina dorsal de arriba a bajo.

—Mira que eres pedante, cielo. Pedante y pureta, que a veces te escucho hablar y parece que he puesto el NODO.

El hombre que un día sirvió como inspector en el grupo de homicidios de la Policía Nacional de Valladolid, y que ahora tras haber fingido su propia muerte trabaja en la sombra para El faro del norte, una secreta organización que desde el siglo XVI trata de proteger la buena marcha de su país, y de limpiarlo de enemigos, no puede evitar dejar que una enorme sonrisa se apodere de su rostro.

Lo cierto es que el cariño y la amistad de Clara han sido clave en su recuperación tanto emocional como física después de aquel suceso en San Pedro de Alcántara, en el que además de haber perdido la mujer que sin duda fue el verdadero amor de su vida, perdió también su identidad y su realidad como servidor público y respetuoso agente de la ley.

—Bueno, reina. Después de este pequeño análisis de las mujeres y los hombres que han de cubrirnos las espaldas si algo sale mal, deberíamos ir estudiando la documentación que me ha pasado Salomé de cara a la supuesta reunión de trabajo con los nuevos clientes de SVAE, esos que están distribuyendo Fentanilo y cocaína a espuertas a lo largo de la comunidad con la excusa de facilitar la conexión a internet a los hogares de todos los habitantes de Castilla y león.

—Pues sí, al lio—asiente Calara—que la primera dosis es gratis, pero luego los adictos terminan vaciando sus cuentas bancarias y sus corazones para poder costearse la droga que les terminará arrebatando la vida.

—No si yo puedo evitarlo, Clarita. No si yo puedo evitarlo.

Los dos experimentados policías con nuevas directrices en su labor ciudadana, estudian los protocolos diseñados por la muy eficaz Salomé y se preparan para acudir a una reunión en l que seguramente  se decida mucho más que el número de gigas que se ofertará a los ciudadanos con las nuevas tarifas marcadas desde lso cárteles mexicanos y colombianos.