sábado, 30 de octubre de 2021

Como gustéis


 Laertes enciende un  pitillo con su viejo mechero de gasolina, sabedor de que será el último que fumará en esta vida. Y no piensa morirse, no. Al menos no de momento. Piensa vivir y disfrutar tanto como pueda de su nueva existencia, que comenzará en el momento en el que cubra por completo y asegurándose de que nadie podrá encontrarlo, el contenedor de aluminio y metal donde ha enterrado sus armas, sus distintos pasaportes, toda la documentación falsa y aquello que podría relacionarlo con su anterior vida. Había pensado conservar su fiel y fiable Pietro Beretta de 9 mm y un par de cargadores por si algún fantasma del pasado lograba localizarlo, pero en esto como en otras muchas cosas decidió cortar por lo sano y de la forma más radical posible. 

Tras asegurarse de que nadie ha podido verlo cavar el agujero donde enterrará un pasado que recibió una herida mortal de necesidad al mirarse en unos ojos del color del sol, introduce el cofre con los restos del Laertes que fue y lo cubre con el cemento que ha terminado de mezclar unos minutos antes.

Ella le ha descubierto que hay una vida más allá de la muerte, que hay futuro lejos del incierto pasado y que el amor es mucho más que compartir fluidos,  soportar embustes y medias verdades, repetir frases manidas,  pagar cenas, y dejar billetes sobre una mesilla de noche.

El rubio asesino de bigote bicolor ha hecho bien las cosas. Antes de tomar la decisión más transcendental de cuantas ha de tomar a lo largo de sus años, supo construirse una nueva realidad con un trabajo digno, unos ingresos aceptables y una discreta identidad . Ella no necesita nada de él ni lo quiere, ni lo ha pedido nunca, pero Laertes piensa ser suficiente para ofrecerle un futuro sin miedo a nada, una existencia placentera y todo el amor que siente en el interior de su alma, alma que creyó haber perdido años atrás cazando en los dominios del angel caído, y que de forma inexplicable ella encontró y le devolvió con el primero de sus besos.

En la cuenta personal del profesional sicario hay más de cuarenta personas, objetivos de todo tipo, entre hombres y mujeres. Nunca aceptó eliminar a niños, de alguna manera trató de ser fiel a sus principios y aunque  nunca quiso aceptar objetivos femeninos, mató previo pago a aquellas mujeres que habían hecho de la traición, la maldad, la avaricia y la crueldad,  su campo de trabajo.

Va a amanecer en unos minutos y todo está listo. Su pasado sepultado bajo cemento, grava y tierra, su mañana esperándolo acurrucada bajo las mantas en un piso de la cercana ciudad  donde lo espera agotada por la jornada laboral, pero dispuesta a regalarle toneladas de esperanza con cada caricia y con cada beso.

Al haber renunciado por completo a aquel que fue, Laertes  siente por primera vez en su vida que es un hombre plenamente feliz. Puede que esta vez las cosas resulten más complicadas de lo que planea, pero le da igual, porque ella merece la pena. La quiere y por amor acaba de enterrar al único hombre al que teme y que podría descerrajarle un tiro en la sien, él mismo.

Que el destino le sea propicio. Lo merece.


jueves, 28 de octubre de 2021

Amartelado


 Trató de atender a razones, de controlar el galope, de sujetar bien las riendas y dominar a la desbocada bestia, pero no hubo manera. Ese caballo salvaje que pasta en el interior de su pecho y que se alimenta de emociones y sentimientos, decidió emprender la más veloz de las carreras persiguiendo un sueño, una sonrisa y una ilusión, cegado por el brillante sol que resplandece en los ojos de la mujer más bonita del mundo.

Al comenzar el poderoso sprint, el amartelado escritor acarició el cuello de la montura que lo ha llevado de un lado a otro a través de las bastas praderas literarias donde quiso instalarse desde que descubrió que la razón le había cedido unos cuantos acres allí, y que aquella extensión de terreno virgen y fértil le permitiría sobrevivir en un mundo donde no acaba de encontrarse a gusto al saberse distinto a todos.

Atrapado en el caos de una brutal limerencia, solo puede respirar para ella, existir para ella y escribir su nombre oculto tras cada frase romántica, tras cada metáfora acertada y tras cada sinónimo de belleza. Ha aprendido a nadar en un océano infestado de mundanos adjetivos calificativos que pretenden devorarlo, y cada vez que se sumerge en las aguas del recuerdo, la fuerza de sus brazos aún lo mantiene a salvo del mordisco fatal. Llegó a sentirse tan débil que pensó en abandonarse a la normalidad y sumergirse sin remedio, pero tras haber tocado fondo y haber inundado sus pulmones lastrando la oportunidad de ser feliz, acertó a descubrir su pelirroja sonrisa entre la bruma, y en un último y desesperado esfuerzo, emergió poderoso y desafiante, y el propio destino se hizo a un lado y lo permitió vivir.

Hoy el rojo alazán pura sangre que golpea las aurículas con sus cascos herrados corre más que nunca  en dirección hacía ella. Sujeto a la silla y apretando bien las rodillas para evitar la caída, él se deja llevar sonriente ignorando el bocado que podría detener aquella frenética marcha y renunciando a la fusta y las espuelas, pues ese salvaje animal que un día trató de ser domado en el picadero de la mentira, no merece sufrir más golpes ni más castigos.

Hoy se sabe suficiente y bienvenido, y el aire que le golpea el rostro al galopar hacia el destino más placentero y necesario, lo despierta a la realidad de un futuro posible, difícil, pero real y maravilloso.

domingo, 24 de octubre de 2021

Feliz


 En la foto que encabeza este texto se aprecia el momento de la presentación inmersiva de mi novela Temporada de sustos, acaecido durante el vino español que se ofreció al término del evento. Mientras estaba dedicando ejemplares a los lectores que abarrotaron la sala de Cultura de Simancas, el escritor Gustavo Gonzalez Gallego y su novia la poeta Ruth Iglesias, protagonizaron una escena teatral sorpresa para terminar de sumergir a los asistentes en las peripecias de mi alter ego, el inspector del Grupo de Homicidios de la policía de Valladolid, Iván Pinacho.

Todo comenzó junto al Archivo General de Simancas donde recibí a  un centenar de personas allí convocadas, y donde tres actores vallisoletanos escenificaron como primera sorpresa de la tarde, una escena de la novela que acontece allí mismo. Los lectores que se acercaron a la presentación comenzaron a entender de que iba eso de una presentación inmersiva.

Desde allí bajamos hasta la comisaría de la Policía Local de Simancas, de vital transcendencia en la novela y donde trabaja mi amigo, el subinspector jefe Ibón Otxoa, quien además de asesorarme en las páginas que allí se desarrollan me facilitó desde la uniformidad completa para uno de los actores, al  acceso y el tránsito por el municipio de cara al transporte de todo lo necesario para la presentación editorial.

Una vez entramos en la Sala de Cultura de Simancas el público se fue acomodando al ritmo de la música de  Cosmic Birds, Jean Blazer, Dieddro y el resto de artistas que componen la BSO de la trilogía Crímenes de temporada, que sonó en la sala hasta que Alberto, el alcalde de Simancas presentó el acto con unas cariñosas palabras que evidenciaron nuestra afinidad en lo cultural y su apoyo sin fisuras a esta iniciativa. 

La editora Eva Melgar y yo hablamos de las dos primeras entregas de la trilogía, Temporada de setas y Temporada de sustos, de la evolución de su protagonista y de la mía propia como escritor. A la charla se sumó durante unos minutos el pintor Pepe García, autor de la acuarela para la cubierta de la novela y padre de la ilustradora Eva García cuyas ilustraciones para Temporada de sustos se fueron proyectando en bucle en una pantalla tras la mesa de presentación.

Todos los presentes disfrutamos de las intervenciones musicales en directo de mis buenos amigos Darío Martín H, Pablo Acebal, Ángel Lévid... quienes fueron intercalando sus actuaciones con nuestra conversación y regalándonos su talento y su arte en las canciones que acompañan al Inspector Pinacho durante las páginas de las distintas novelas.

Una vez terminó el acto de presentación en el interior de la sala, la editorial Suseya ediciones, bajo cuyo sello se publica la trilogía completa, ofreció a los asistentes un delicioso y generoso vino español con los caldos que Pinacho bebe cuando no está de servicio y con las delicatessen que el rubio policía de bigote bicolor disfruta cuando tiene ocasión a lo largo de las aventuras narradas en estas novelas.

Los vino de Bodegas Yllera, Bodegas Valdehermoso y Bodega las tres jotas, y los botellines de cerveza, y agua mineral para quienes no beben alcohol, armonizaron a la perfección las espectaculares creaciones dulces de Dasilva Gastronomía, los increíbles bombones de morcilla con mermelada de vermú rojo y naranja, obra del chef Pablo Scarfone del Vayco Valladolid, y las empanadas y deliciosas tortillas variadas del Vintage 10 Sotoverde.

Durante ese ágape cortesía de la editorial, dediqué docenas y docenas de ejemplares de las dos primeras entregas de mi trilogía y charlé con los lectores aprendiendo de sus críticas constructivas y agradeciendo sus felicitaciones y sus palabras positivas con respecto a mi literatura.

La escena interpretada por mis dos compañeros de trinchera literaria cuya foto encabeza esta entrada puso fin a una presentación tan arriesgada como especial, que fue un éxito absoluto a todos los niveles y en la que además pude contar con la discreta presencia de la musa que inspira mi obra, y cuyos ojos del color del sol han hecho crecer en mi las ganas de avanzar, de afrontar cualquier peligro y de ser la mejor persona que pueda llegar a ser y el mejor escritor que consiga ser, para ofrecerle el mejor Juan que pueda ofrecerle y compartir con ella el resto de mis vidas.

Todo salió mejor que bien, fue una noche preciosa y después de casi ocho años de dolor, miedo y tristeza, esta mañana me he despertado absolutamente feliz y sabedor de que las cosas por fin han comenzado a cambiar. El destino ha decidido que la sonrisa sea un atributo permanente en mi, y no un complemento ocasional o postizo.

Gracias a los hados y a Supergato, conocí a la mujer más maravillosa y más bonita, que es maestra en el ajedrez y en el esgrima dialéctico. Ella me ha enseñado lo que quiere decir la palabra amor. Gracias a ella comienzo a levantarme de nuevo y a sentir que soy suficiente. Gracias a mis amigos, a mis lectores y a todos los que me apoyan, habrá Juan para rato y muchas, muchas páginas llenas de vida. Y de las muertes necesarias. 

miércoles, 20 de octubre de 2021

Con la guardia baja


Laertes presiona el resorte que permite extraer el cargador vació del arma y con rapidez introduce un nuevo cargador completo. El último. 15 proyectiles de 9mm que marcarán la diferencia y harán que esta noche pueda descansar en el nuevo colchón viscoelástico que le llevó ayer mismo un empleado del comercio especializado, en el que se hizo con él a través de la página web, o  que el forense de guardia examine su cadaver y certifique con exactitud la causa de su muerte para escribir el informe que ratificará ante los del Grupo de homicidios de la Nacional que se encarguen del caso.

Está enfadado. Y mucho. Por primera vez en todos los años que lleva dedicándose al noble oficio de eliminar blancos  a cambio de una considerable suma de dinero, lo han pillado con la guardia baja. Imperdonable. Ha cometido el más reprochable de los errores que podía haber cometido. Bajó la guardia, se confió y ese exceso de confianza seguramente le cueste la vida.

Un par de balas del 44 magnum impactan contra la columna del garaje tras las que se ha parapetado y el sonido de los proyectiles al agujerear la estructura de hormigón levantando esquirlas de pintura y cemento le suena a gloria porque es muy diferente del que harían al impactar en su pecho atravesándolo de parte a parte y destrozando costillas, huesos y órganos.

El sicario que han enviado para acabar con él se relame desde su posición al ver como Laertes economiza los disparos. El tipo es un profesional y dos y dos son cuatro de toda la vida, por lo que si su objetivo ha disminuido la intensidad del fuego es porque apenas le queda munición. Como buen cubano exiliado en España calcula rápidamente que porcentaje del pago por eliminar al asesino del bigote bicolor ayudará a traer a España a sus parientes ma´s cercanos. Cuando envié el dinero el ron correrá por la antigua y desvencijada casa familiar de La Habana y los vecinos bailarán con su madre y sus hermanas al son de los ritmos heredados de aquellos primeros esclavos africanos que llegaron en los barcos españoles durante el siglo XVII.

Ensimismado en cómo gastará la suculenta suma que le pagarán por su trabajo y en de qué forma justificará ante su madre semejante ganancia para que no lo lleve de la oreja a la iglesia más cercana a confesar sus pecados y a poner su alma en paz con Dios, el sicario cubano comete el mismo error que Laertes y se permite bajar la guardia durante unos segundos. Los suficientes.

Laertes ha tenido tiempo para sacar del bolsillo las llaves de su mini descapotable, aparcado a escasos metros del lugar desde donde el tirador efectuó el primer disparo que lo alcanzó en el estómago y que lo habría reventado por dentro  de no ser por el chaleco que oculta bajo la negra chaqueta de piel.

Pulsa el botón de abrir las puertas y el sonido y las luces al encenderse distraen al caribeño asesino que se gira con rapidez para mirar hacía atrás y asegurarse que el tal Laertes no cuenta con un ayudante que lo vaya a socorrer  en momentos tan delicados como este, Craso error. Cuando vuelve a mirar en dirección a la columna donde su objetivo se ha parapetado, la punta hueca de una bala de 9mm le entra por el ojo derecho atravesando su cabeza en trayectoria ascendente pues el rubio asesino que tenía acorralado lo dispara desde el suelo a pocos metros de su posición. Ha sido rápido, muy rápido.

Laertes comprueba que el sicario no lleva encima documentación sobre el objetivo ni nada con lo que la policía pueda relacionarlo cuando encuentren el cadaver. Limpia sus huellas de la columna y de toda superficie con la que ha tenido contacto y agradece a Dios y a Supergato que la mayoría de los vecinos se hayan largado de vacaciones durante el puente y los pocos que se han quedado duerman como benditos en sus dormitorios aislados e insonorizados por las primerísimas calidades de sus viviendas de lujo. Le va a joder mucho volver a mudarse, pero esto es lo que hay. Tendrá que buscar un nuevo hogar provisional y esforzarse en no bajar la guardia de nuevo. Eso o prepararse una oposición al cuerpo de Correos. Y sacar plaza.

martes, 19 de octubre de 2021

Suficiente


 Hay ocasiones en las que un suficiente no significa un aprobado raspado, sino la plenitud de  saber que  eres suficiente. Otra cosa es que sabiendo que eres suficiente quieras ir a por nota, y por primera vez en mi vida no estoy dispuesto a conformarme  con menos de una matrícula de honor, porque quiero ir sobrado de calificación para aportar todo lo que pueda a su felicidad y a su plenitud.

Es curioso, me he pasado parte de mis vidas luchando por ser feliz y en este momento daría esta y todas las vidas que me reserve el destino porque ella lo fuera. Pero no soy tan imbécil ni tan soberbio. Sé que su felicidad no depende de mi. Su felicidad depende únicamente de ella, de sus decisiones, de sus ganas de pelear y del coraje que le eche a sus circunstancias para convertirlas en el principio de un resurgir necesario. Yo solamente puedo ofrecerle mi apoyo en su lucha, mi cariño en los momentos difíciles, mis caricias cuando se sienta desfallecer y mi absoluto deseo de verla sonreír cada mañana al abrir esos ojos del color del sol que me han vuelto loco. Y el texto más hermoso que haya escrito nunca porque si soy capaz de plasmar un átomo de su belleza en alguno de mis textos podré rivalizar con los escritores románticos más inspirados. Y es que es tan bonita que a veces hasta me duele mirarla porque me deslumbra su sonrisa y me anula lo intenso y lo profundo de su mirada.

Ahora entiendo todo. 

Ahora entiendo porque se me dio esta nueva oportunidad, porqué se me permitió despertar y porqué sigo siendo capaz de enfrentarme a un folio en blanco y a un nuevo documento en la pantalla del ordenador. Soy escritor porque tengo que escribirla. Estoy vivo porque tengo que vivirla y si siento lo hago para sentirla junto a mi, respiro para respirar su aliento y mi corazón late porque tenía que latir por ella y para ella.

Los músicos componen sus mejores partituras para que un día pueda sacarla a bailar, los cantantes afinan para emocionarla con sus voces, los poetas escriben los versos más tiernos para acariciarla con las rimas y los pintores llenan lienzos con los colores de todas las emociones que despierta en mi, convirtiéndolas en obras de arte.

Y yo me emociono cada vez que hablo con ella, y no dejo de preguntarme que es lo que he he hecho así de bien para merecer el haberla conocido. Y sé que soy suficiente y aún así quiero ser mejor para ella.

Y he abandonado la crueldad de mis textos más duros, los golpes, el dolor gratuito en los archivos de mi ordenador que almacené antes de conocerla y la violencia de algunos párrafos ya impresos en los que vomitaba lo oscuro que aún albergaba en mi alma, para convertirlo todo en una oda a la mujer más maravillosa que el creador decidió que habitara entre nosotros. Y que un día besara mis labios transportándome a ese paraíso que prometen todas las religiones. Y el paraíso, mi único paraíso, es cualquier lugar en el que se encuentre ella. Y si ella no está, todo lo demás no importa y se transforma en un infierno, en una eternidad del dolor más absoluto.

Puede que esto sea amor. Y es algo que me impresiona y me desborda. Y me gusta casi tanto como ella. Porque nada me gusta más.

jueves, 14 de octubre de 2021

Moléculas del alma


 Lo nuestro es algo más que pura química. O quizás no. En cualquier caso al fusionarse las moléculas de nuestras almas, se ha creado un compuesto pleno de tal belleza que eclipsa a lo descrito por rapsodas y poetas.

Quizás es un compuesto volátil y al ser tan sumamente potente puede abrasar aquello con lo que experimente contacto. O quizás sea la fórmula de la felicidad y la vida y no debemos dejarlo escapar bajo ningún concepto porque puede ser eso que hemos estado buscando en silencio durante todas nuestras vidas. No lo sé. Solo sé que esto no es en absoluto normal y que reacciona con cada caricia, con cada beso, con cada mirada y con cada palabra que cruzamos.

Puede que realmente el amor nazca en ese laboratorio que todos albergamos en el pecho donde se experimenta con emociones de todo tipo y donde se crean las fórmulas de aquello que condicionará nuestras vidas. Los aciertos, los errores, los sentimientos más intensos y las reacciones más salvajes. puede que desde ese laboratorio surja la presión que origina el incontenible chorro del surtidor del geiser del corazón que en ocasiones expulsa  lágrimas de felicidad y en otras de tristeza.

En cualquier caso me da igual. Si es química o no la verdad es que me importa lo justo, porque lo que sí que sé es que no lo estoy soñando, que existes, que eres preciosa, que me colmas y que mataría y moriría por conseguir hacerte feliz.

Puede que leas este texto y te sonrojes en silencio de esa forma tan adorable que tienes de hacerlo, o puede que nunca lo leas y mis palabras se hundan entre las arenas movedizas de la red. Me da igual, necesitaba sacármelo de dentro y ya lo he hecho. Porque para mi escribir es una necesaria catarsis vital y creo que con cada entrada de este blog lo he demostrado.

Estés donde estés, te quiero. Y sé que soy suficiente.

jueves, 7 de octubre de 2021

Manuscrito


 Una vez me dijo que pertenezco a otra época y eso me gustó. La verdad es que me gusta todo en ella, me gusta todo de ella.

No puedo evitar sentarme ante un teclado y abrir la espita del pecho para permitir que desagüe parte del caudal de emociones contenido en el embalse de mi alma,  y que a punto ha estado de destruir las paredes de esta presa emocional con la crecida derivada de todo lo sentido al haber besado sus labios. Y este vertido del caudal excesivo que puede reventar la estructura etérea que contiene y alberga todo lo que me hace sentir, se traduce en textos en mi blog, relatos en el disco duro de mi ordenador y post en diferentes redes sociales.

Pero hoy le he escrito cual amanuense o cual analfabeto funcional, un manuscrito que solo leerá ella y que recoge en apenas dos folios todo lo que me desborda. Y se lo entregaré en mano, dentro del sobre adecuado y en el momento perfecto, no a través de la red y a ojos vistas de todo aquel que quiera disfrutarlo, criticarlo o incluso puede que mofarse de ese inequívoco rastro de almíbar que han dejado mis palabras, pues ella es DULCE y todo lo que me inspira es acorde a su increíble y tierna personalidad. 

En este manuscrito le doy mi amor, como cantan Pablo y Miguel en el tema que encabeza esta entrada, y que sé que es una de las canciones que más le gustan de Blow. Y es que mi amor es todo suyo porque lo ha inspirado ella, lo ha despertado ella y ella es quien le ha dado sentido. Y sin haberlo querido me ha enseñado la diferencia entre el amor y el cariño, el deseo, el capricho, o la necesidad. Me ha enseñado el sentido de una palabra que he utilizado en diferentes idiomas y con diferentes mujeres a lo largo de mis vidas, sin conocer su verdadero significado y sus deliciosas consecuencias.

Este manuscrito no necesita de copias, pues su contenido nunca se perderá, siempre vivirá en mi memoria mientras me mire con esos ojos del color del sol que me han robado la razón y me han devuelto la fe en el creador, pues algo tan hermoso y tan bueno como ella solo puede ser obra de Dios y no de los hombres, por mucho que la genética y la biología hayan sido los instrumentos mediante los cuales la trajo al mundo.

Ya no me duele haber perdido muchos de mis recuerdos, pues sé que los más hermosos aún están por llegar y no se irán nunca, por muchos golpes que me de en la cabeza. Ya no me pesa haber sido tan estúpido, haberme equivocado tanto y haberme caído una y otra vez, pues el levantarme, el rectificar  y el aprender de mis errores me ha servido para poder ofrecerle una versión mejorada de mi. Y es que no merece más que lo mejor que pueda darle, y aún así y todo me aterra pensar que no llegue a aceptarlo...a aceptarme.

Aquí me tienes, eterna, to give you my love.


lunes, 4 de octubre de 2021

Peldaño a peldaño


 Por un instante Laertes piensa en terminar rápido y salir de allí sin ensuciarse las manos más de lo que ya se las ha ensuciado, pero no. De alguna manera es lo que tiene que hacer, y aunque de un tiempo a esta parte haya encontrado a la mujer que el destino le ha reservado para hacer de él una persona mejor, hay cosas que no se pueden dejar a medias.

Su objetivo despierta del golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente unos minutos antes y que permitió al rubio asesino de bigote bicolor trasladarlo sin llamar la atención hasta la casa abandonada junto a la antigua estación de ferrocarril en desuso, cuyo cierre terminó por convencer a la juventud de aquel pueblo de tierra de campos de que las oportunidades y el futuro viven en la ciudad, a poco más de cuarenta minutos en coche de las casas que construyeron sus ancestros.

Nadie en kilómetros a la redonda, noche cerrada y gruesas paredes de piedra y adobe. El muy hijo de puta puede gritar cuanto quiera, a él no le importa y nadie vendrá a ayudarlo,

El cliente que contrató este trabajo pagando una considerable suma por encima del precio standard para que no se privase de aplicar los métodos más dolorosos, le especificó que por mucho dolor que pudiera sentir antes de morir, aquel individuo había causado mucho más a su familia. Al parecer no solo había maltratado de todas las formas posibles a su mujer, también había derrochado crueldad con las dos pequeñas gemelas fruto de ese matrimonio que solo se rompería a los ojos de Dios al separarlos la muerte. Y hoy Dios mira para otro lado. Y el primo carnal de la inmediata viuda, con un pasado turbio que implica algunos años en la cárcel y contactos poco recomendables, se conjuró para ocuparse de terminar con el dolor de su prima y de las niñas. Una cosa llevó a otra, un número de teléfono a otro y al final el ex convicto adecuado le facilitó a cambio de una nada despreciable cantidad de dinero el contacto de alguien que lo haría bien, de la forma más profesional y sin dejar cabos sueltos.

Laertes se asegura de que las bridas que sujetan los pies y las manos del dolorido cincuentón de apellido compuesto y reputación intachable no le den una desagradable sorpresa rompiéndose por la tensión de los músculos, cuando el dolor le lleve a sacar fuerzas de flaqueza. Espera a que recobre por completo todas sus facultades y a que vaya tomando conciencia de la realidad y cuando lo hace y comienza con las súplicas y  con los lloriqueos, le aplica un breve pero intenso masaje en la espalda con su puño americano.

Los gritos al sentir el intenso dolor de cada vértebra rota con los certeros golpes espantan a los ratoncitos que corretean por el suelo del garaje.

El eficaz asesino saca de la funda artesanal que pende de su cinturón el afilado cuchillo japonés que emplea en los trabajos más exquisitos, y procede a realizar media docena de cortes a lo largo del pecho desnudo de su objetivo, No permitirá que se desangre, no terminará tan pronto ni será tan indoloro.

Aprovechando uno de los gritos del canalla que hoy va a pagar sus culpas con el talonario de su vida, le sujeta la lengua con unas tenazas y de un único tajo se la secciona limpiamente con precisión cirujana. Las cuerdas vocales de su víctima emiten unos desagradables sonidos que ya no amplifica la garganta, inundada de sangre.

Merece mucho más dolor aún, pero como el verdugo se ha enamorado cual colegial de la mujer más maravillosa y más dulce del universo conocido, al recordar todo lo que le transmiten sus ojos del color del sol decide regalarse en su honor un ápice de clemencia y terminar de una vez con el desesperado fulano atado a una vieja y dura silla de madera maciza en el garaje de la casa abandonada.

Un único disparo en la frente con su Pietro Beretta de 9 mm pone fin al festival del sufrimiento y tras limpiar la sangre y los restos de sexos y de huesos  esparcidos por el suelo de hormigón, secciona un dedo del fiambre para que le sirva de prueba frente al cliente, y asegurarse así el cobro del segundo plazo. Con esmero envuelve el cadaver en un plástico  oscuro cortado a medida, y cava un agujero lo suficientemente profundo para deshacerse del paquete y taparlo con la tierra levantada tras cubrirlo previamente con un saco de gravilla de obra, de los que guarda en el garaje, y que dificultará el posible descubrimiento casual del cuerpo por parte de niños jugando a indios y vaqueros, o de amantes entregados a la pasión sobre una manta sin saber que están consumando su amor sobre los restos de alguien que nunca supo lo que era eso.

De camino a Valladolid, no deja de pensar en ella , en sus caricias, en sus besos, en su sonrisa, y en como ha sido capaz de conseguir que quiera ser la mejor persona posible, para ofrecerle el mejor Laertes que pueda llegar a ser. Y es que ella lo merece todo, y en ese todo no entra un asesino profesional que supera sus traumas y sus frustraciones eliminando objetivos a cambio de dinero.

A sus 47 primaveras y después de creer haber conocido y disfrutado y sufrido las mieles del amor, por primera vez sabe que se ha enamorado de verdad. 

Laertes hace un repaso mental de sus oportunidades para comenzar una nueva vida y sonríe al pensar en el dinero escondido en un trastero de la calle Ferrocarril, con el que podrá comprar el tiempo suficiente para conseguir hacerse un nombre con una profesión legal y socialmente aceptada.

La vida pasa y pesa, pero a él le pesaría mucho más perderla y moriría gustoso antes de renunciar a ella. 

Después de aparcar el coche en un parking público junto al bar donde ha quedado con ella, comienza a subir de dos en dos los escalones de la escalera que le conducirá hasta el cielo de su boca.

Y todo lo demás ya no importa.