Mostrando entradas con la etiqueta Violencia de género. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Violencia de género. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de agosto de 2025

Señales


 Creo que ya va siendo hora de que al arrimar el hombro distintas instituciones, las fuerzas y los cuerpos de seguridad del estado, y todas las personas que conforman la sociedad española, terminemos de una vez con esta espantosa lacra social que es la violencia de género.

Como canta el bueno de Miguel Campello en este tema que encabeza la entrada, nadie se merece que le dejen señales. Nadie. Y es que por desgracia cada día nos encontramos con distintas noticias a cual más triste en los medios de comunicación, en los que se nos cuenta como se han arrebatado vidas y se han destrozado las de multitud de personas que sufren las muertes de familiares, amigos y compañeros de trabajo. Y por desgracia y aunque suene terrible, también las de compañeros de universidad, instituto, colegio e incluso guardería.

El mundo ha perdido el norte y el ser humano la humanidad, y esto no podemos consentirlo. 

Hay que denunciar a la menor muestra de que esto pueda estar sucediendo en nuestro entorno, y no hay que callar, pues ante la violencia de género (venga del género que venga, pues no es patrimonio exclusivo de ningún género en particular) debemos actuar con tolerancia cero.

Nadie "te pega porque te quiere", os lo aseguro, y aunque podemos apreciar a simple vista muchas evidencias físicas de ese amor mal entendido, hay señales que no se muestran en ojos morados, moratones en la piel, o labios rotos.  Hay señales que no se aprecian a simple vista, creedme, doy fe, y  aunque no necesitan de puntos de sutura, analgésicos o vendajes, te marcarán para toda la vida, pues es muy difícil sanar un alma maltratada, y sé de lo que hablo, por desgracia.

Con el verano y las vacaciones, con el calor extremos y los viajes a lugares lejanos del hogar, aparecen muchos nuevos y terribles casos de esta despreciable pero incontrolada violencia entre aquellos que una vez se juraron amor eterno y que con el paso del tiempo, mucho o poco, terminan regalándose dolor y sufrimiento extremo, e incluso la muerte, o lo que es aún peor, la muerte de quienes un día consideraron frutos de ese amor corrompido y desvirtuado.

¡BASTA YA!

Por favor.

Yo nunca volveré a pedir que se me quiera mucho, tan solo que se me quiera bien.


martes, 15 de julio de 2025

Tan real que asusta.


 Tres para un mus 

 No me siento ni con mucho un delator y aunque sé que “Roma no paga traidores” en esta ocasión, el único traidor ha sido él. Javi era mi mejor amigo desde primero de EGB pero hay cosas que un amigo no puede tolerar y creo que aunque ha sido una medida algo drástica, a la larga me lo va a terminar agradeciendo.

La policía lo ha detenido hace menos de diez minutos y se lo ha llevado al calabozo, acusado de un delito de malos tratos y de violencia de género. Javi no ha opuesto resistencia, él solo debe sentirse “muy hombre” cuando sacude a Marta. Si soy sincero, creo que lo que más le ha molestado ha sido que se lo llevasen esposado delante de todo el mundo.

He llamado a la policía y lo he denunciado porque creo que, si no lo hubiese hecho yo, Marta no lo habría hecho nunca. Llevan saliendo más de cuatro años, se conocieron en COU y lo suyo era la crónica de una muerte anunciada. El capitán del equipo del cole y la estudiante más guapa que además cantaba en el grupo que montaron los del coro del colegio. Típico de película americana. Al principio las cosas iban muy bien. Salíamos todos juntos y aunque yo pasaba algo de apuro por esa costumbre tan suya de comerse los morros a todas horas, lo achaqué a ese amor de juventud tan lleno de pasión y de hormonas. Los problemas comenzaron al llegar a la universidad. Los tres nos matriculamos en la misma facultad de Derecho y Javi empezó a gastarle a Marta bromas despectivas y machistas, como que se alegraba de que se hubiese decidido por Derecho ya que le vendría muy bien que alguien le planchase correctamente la toga.

Lo que comenzó como una serie de bromas de mal gusto, se terminó convirtiendo en el leit motiv de las conversaciones de Javi, con la silenciosa complicidad de Marta, que prefería restarle importancia a la humillación pública antes que perder a su chico. Marta se apuntó a un curso de cooperación con los refugiados, donde se impartían conocimientos específicos para trabajar con este colectivo, donde la mujer era el sector más débil y más castigado por las calamidades que acompañaban a la búsqueda de una vida mejor y de un futuro para sus hijos. Javi se volvió un celoso compulsivo y no soportaba que los compañeros de Marta, la llamasen por teléfono o la acompañasen a casa después de las clases. Un lunes, Marta llegó a la facultad con gafas de sol y al quitárselas en el aula, pude observar que, aun habiéndolo intentado, el maquillaje no podía ocultar el moratón de la mejilla derecha. Le pregunté que le había pasado y sin mirarme a los ojos, me dijo con voz temblorosa que se había dado un golpe contra la mesilla de noche al despertarse y cambió rápidamente de tema. Luego vino lo del Facebook. Ella siempre había sido muy activa en las redes sociales, subiendo fotos de sus viajes y sus fiestas y actualizando constantemente el estado en su muro del Facebook. De repente dejó de escribir y de compartir fotos. Tenía más de mil contactos o “amigos”, como se denomina a los contactos en esa red social, pero del día a la mañana, hizo una limpieza y se quedó tan solo con familiares, amigas y los pocos chicos que tenían también amistad con Javi. No tardó en volver a golpearse con la mesilla de noche, en el labio. en la ceja… Las cosas cambiaron muy deprisa. Ya no salíamos nunca en pandilla y solo quedaban ellos dos para ir al cine, a cenar y cosas por el estilo, pero en pareja. Eso sí, Javi no se perdía una juerga y al aparecer él sólo, justificaba la ausencia de Marta diciendo que tenía que estudiar mucho, porque las chicas, subrayar en colorines sí, pero entender bien los artículos del código penal ya era otra historia. Cuando Reyes(la novia de Carlos, el delegado de clase) le afeó el comentario y le dijo que las mujeres eran tan válidas como los hombres, para estudiar Derecho o cualquier otra carrera, Javi le contestó de muy malos modos que no tenía más que buscar en la historia de la humanidad a las mujeres constructoras, descubridoras, conquistadoras, inventoras y demás. Que su ausencia no era algo casual. Que tan solo destacaban algunas modistas, cantantes de ópera y escritoras de novela rosa.

Javi dejó de caerme bien y eso me dolió muchísimo, ya que desde que éramos niños, nos hemos querido mogollón.

Esta mañana se han desencadenado los acontecimientos, al darme cuenta de que me había dejado el libro de Constitucional en el coche y volver al parking a por él.

Al bajar las escaleras hacía el segundo sótano, he visto a Javi discutiendo con Marta y justo cuando me estaba acercando a poner paz, Javi le ha dado un bofetón con el dorso de la mano con tal fuerza, que Marta ha perdido el equilibrio y ha caído hacia atrás, golpeándose en la cabeza contra la barandilla de las escaleras. Mi querido ex amigo la ha dejado allí llorando y se ha ido a la cafetería de la facultad a tomarse un botijo y a buscar a tres para un mus. Yo he tratado de convencer a Marta de que lo denunciase, pero ella se ha enfadado mucho y no he tenido más remedio que seguir mi código moral y mis valores, sacar el móvil y llamar a la policía nacional.

Marta está hecha polvo y tiene miedo de la presión social y de que en su entorno la consideran imbécil o lo que es peor, culpable del trato que recibía por parte de su novio. En estos años, he aprendido a valorar y a respetar la cálida amistad de Marta y si no lo hubiese denunciado, no sería su amigo.  He tratado de convencerla de que pida ayuda profesional y de que la dependencia emocional no es positiva, pero me temo que cree que he vendido a mi amigo y que he traicionado su amistad. No la culpo por ello, vivía la peor de las mentiras. A veces el silencio es el cómplice habitual de los maltratadores y hay que aprender a levantar la voz y a gritar “basta ya”.

sábado, 5 de agosto de 2017

Señales

La agente Muñóz puso un folio con membrete oficial en la máquina de escribir y se dispuso a tomar declaración a la denunciante. Nunca le gustaron los ordenadores  aunque sabe que la suerte de su vieja Olivetti es la crónica de una muerte anunciada.
Para quitarle frialdad y dureza al momento, extrajo un smint de menta del envase y se lo ofreció a la nerviosa mujer que se sentaba frente a ella tratando de contener las lágrimas. La agente Muñoz no tenía aún demasiado claro si ese llanto inminente se debía a la situación, o al dolor que le producían las heridas que seguramente le dejarían señales de por vida en el rostro. Y en el alma.
-Cuando usted quiera, señora Brontecha. No tenemos ninguna prisa. Tómese su tiempo y procure no olvidar ningún detalle, por nimio que le parezca. Tenga en cuenta que está será su declaración oficial a efectos legales. Pero no se preocupe. Estad usted a salvo y entre amigos y a partir de ahora, nadie volverá a hacerle daño. Empiece por el principio.-
La señora Brontecha pidió permiso para fumar y al serle concedido, encendió un cigarrillo, evidenciando aun más su estado de nervios con el temblor de las manos y del pitillo entre los labios,
-No es la primera vez que me pega pero nunca se le había ido tanto la mano y además siempre se había disculpado en el acto, rompiendo a llorar de inmediato y jurándome que no lo volvería a hacer, que no sabía lo que le había pasado para llegar a golpearme y todo eso.-
-Claro, claro. Típico- dijo la agente Muñóz.
-Mi marido nunca fue de los malos, simplemente la vida no se portó bien con él.-
- La vida no es fácil para nadie, señora Brontecha. Eso no es excusa para hacer daño a la persona que supuestamente se ama. Si todos los hombres que pierden el empleo, que no consiguen sus aspiraciones, que fracasan en los negocios o que tienen que despedirse de seres queridos pegasen a sus parejas, no habría espacio en las cárceles para tantos presos.-
-Ya, eso es verdad- balbuceó la demandante- pero mi César siempre me quiso, de eso no me cabe duda. Lo que pasa es que tiene un problema con los canutos y a veces fuma tantos que pierde el control. Unas veces le da por reírse de todo y por ver la vida de color de rosa y otras, cada vez más, se pone como un histérico y le encuentra lo malo a todo.-
-¿Habia fumado cannabis o bebido alcohol esta mañana antes de los hechos?-
-Si, como todas las mañanas. Cuando se despierta y mientras sale el café, se prepara su primer porro.-
-Haremos constar que estaba bajo los efectos del cannabis y que es consumidor habitual. Lo que me preocupa es que si encuentra un buen abogado, intentarán utilizar esto como eximente. Pero cuando el juez o la jueza que lleve el caso, vea los informes médicos, no creo que vaya a ser demasiado clemente con él. Los puñetazos y bofetones son una cosa despreciable de por si pero el haberle pateado la tripa en su estado y jugando con la vida del feto, lo presenta como el monstruo que es. Gracias a Dios los vecinos nos llamaron a tiempo y el doctor que le ha realizado las exploraciones y las pruebas de todo tipo en urgencias, ha descartado ningún mal en el niño. Es usted una mujer muy valiente y muy dura. Esa fractura de las dos primeras falanges del dedo meñique en la mano derecha, es el resultado de haber tratado de proteger a su hijo intentando detener las patadas.- La agente Muñóz, con disimulo,  se fijó un poco mejor en la señora Brontecha. Era una mujer realmente atractiva y de apariencia frágil pero con los redaños suficientes para haber hecho frente a su maltratador y para no dudar en interponer la denuncia. Esto último por desgracia no es muy habitual y al final, tanto va el cántaro a la fuente... Cada día aparece una nueva víctima de violencia de género en España y el maltrato se ha convertido en la pandemia del sigo XXI.
-Cuando le dije que mis padres querían que el pequeño naciese allí, en León, casi le da un ataque. Comenzó a insultarme y a insultar a mi familia,que siempre lo ha tratado como a uno más y arremetió con todos, uno por uno. Cuando le tocó el turno a mi hermana gemela y comenzó a decir que era una puta, lo mandé callar y entonces me pegó el primer puñetazo. Mi error fue devolvérselo con tanta rabia que le hice perder el equilibrio durante un segundo y eso fue la gota que colmó el vaso.-
-Entre usted y yo, señora Brontecha, ojala le hubiese roto el tabique y le hubiese marcado de por vida también a él.- La agente Muñóz se dió cuenta en el acto de que debía guardarse esas opiniones para si misma pero se justificó interiormente pensando que era nueva en este destino y que ella provenía de una unidad operativa en el barrio más chungo de su Sevilla natal, donde las mujeres han tenido que aprender a pelear con las manos, con objetos contundentes y con armas blancas para que sus maridos, sus chulos o sus camellos y clientes, no terminen rajándolas a la primera de cambio.
-En cuanto recobró el equilibrio los gritos, los insultos y los golpes subieron de intensidad y al caer del cabezazo que me dió en la ceja, tuve que hacerme una bola en el suelo para que no me reventase la tripa a patadas. Estuvo golpeándome hasta que sus compañeros llamaron a la puerta y por lo histérico de mis gritos y mis lloros, sé que sino llega a abrirlos, hubiesen echado la puerta abajo.-
-No lo dude, señora Brontecha. Ni una más. Basta ya. En el cuerpo tenemos muy claro que se van a acabar las contemplaciones y que a todos esos que matan a sus parejas y luego se suicidan, les ofreceremos la posibilidad de que se suiciden antes de asesinar a nadie. Vamos a ver si entre todos, policías, jueces, políticos, periodistas y demás, conseguimos de una vez que esta barbarie comience a remitir.-
La agente Muñóz fechó , selló y firmó la declaración de la señora Brontecha, le pidió que estampase su rúbrica bajo a su nombre competo y su número  de D.N.I y tras comprobar que todo estaba correcto, hizo tres copias y le entrego una.
Al despedirse de la señora Brontecha, tuvo que afinar a la hora de darle los dos besos de rigor en las mejillas, pues entre vendajes y puntos de sutura en cejas, nariz, labios y pómulos, la pobre parecía el Ecce Homo de Borja, después de la famosa y tan bien intencionada como desafortunada restauración.
Al poner la denuncia, la mujer que prestaba declaración se había ido envalentonando y había tomado conciencia real de los hechos y de su derecho a ser feliz y a no soportar los golpes de nadie. Un día más, la agente Muñóz se fue a casa con la satisfacción del deber cumplido.