viernes, 23 de noviembre de 2018

Implosiones


Mi primera vez no ha tenido nada que ver en absoluto con lo que me han contado los colegas, ni con lo que había visto en las pelis y en las revistas.
Nadie me dijo que cuando llegara el orgasmo sentiría como mi cuerpo estallaba por dentro y que el inmenso placer de fragmentación me dejaría fuera de combate.
Cuando Carolina me confirmó que vendría a cenar a casa, mi cerebro proyectó miles de imágenes de lo más eróticas.
Mis padres se han ido a pasar el fin de semana a la finca de unos amigos de Cáceres. El haber aprobado la selectividad con una nota que me permitirá matricularme en medicina y terminar trabajando en la clínica del abuelo, sumado a que pronto cumpliré dieciocho años, han sido las mejores credenciales para conseguir que no me mandasen a casa de mis aburridos primos como hacen siempre que se van fuera. Se acabó lo de jugar al cinquillo la noche de un sábado. Tengo otras prioridades durante las ausencias de mis padres.
Sé que ahora se llevan los chicos que cocinan y que controlan de maridajes de vinos y repostería fina, pero el haberme pasado los últimos años de mi vida estudiando como un cabrón para sacar la mejor medía en bachillerato, no me ha dejado tiempo para perderlo en esas cosas. Al fin y al cabo, yo debería seguir la tradición familiar y ser cirujano cardiovascular, no cocinero de Master Chef.
Carolina llegó puntual a las nueve y media, justo diez minutos después de que el repartidor del restaurante japonés más famoso de la ciudad hubiera traído el pedido que me costó un ojo de la cara y parte del otro. O lo que viene siendo la propina que me dio la abuela cuando publicaron las notas.
Puse la mesa en la terraza con velitas y esas pijadas y mientras servía el sushi le di al play en el equipo del salón donde sonó el cd de Sinatra que tanto le gusta a papá. Una botella de verdejo de Rueda y otra de Moet Chandon de las que guardan para las ocasiones especiales bien frías y servidas en las copas adecuadas, terminaron de hacer el resto. A los postres y si conseguía controlar el medio pedo que me había agarrado con el vino y el champagne, todo parecía indicar que perdería la virginidad.
No tenía muy claro si Carolina era virgen dada su educación en el colegio del Opus donde estudiaba desde primaria, pero también iba a empezar la carrera y por lo que tenía entendido las de Derecho del CEU suelen ser muy estrechas. Lo que si estaba claro es que toleraba el vino mejor que yo. ¡Que saque tenía la jodia!
 La forma de besarme en cuanto pasamos dentro al terminar de cenar me reafirmó en la idea de que este era el día.
Mientras nos besamos me armé de valor y le introduje la mano por dentro de la camisa y a pesar de romperle dos botones con las ansias, pude notar como sus pezones se habían endurecido y al acariciarlos, cosa que me resultó muy sencilla puesto que no llevaba sujetador, Carolina me arrastro hasta el sofá más cercano sobre el que me derribó con la maestría de una judoca olímpica. Sexo débil dicen, no conocen a Carolina.
Al percatarse de mi erección, lejos de dejar de besarme o de separarse de mí, sencillamente me desabrochó los pantalones y en menos de diez segundos su mano se cerró con decisión en torno a mi miembro y comenzó a masturbarme muy despacio. Aproveché la coyuntura para despojarle de la camisa y para quitarme la camiseta y antes de que me diera cuenta, ella ya me había terminado de desnudar y se había quitado la falda y las bragas. Para mí era sencillamente preciosa. Carolina no tiene uno de esos cuerpos de actriz italiana en los que las curvas te invitan a borrar de tu mente cualquier otra cosa que no sea la perfección de sus pechos, la maravilla de sus caderas y el esplendor de su trasero. Simplemente es una chica normal, perfecta en su normalidad.
Debí haber hecho caso a mi padre cuando me habló de apuntarme al gimnasio los fines de semana durante el curso, “men sana in corpore sana” que dice siempre.  Así no me hubiera sentido tan patético al desnudarme. Pero el exceso de vino me ayudó a sentirme un Superman
-¿Tienes un preservativo?-me preguntó Carolina en voz muy baja, como si le diese vergüenza – tendremos que tomar precauciones si vamos a hacerlo.
Chica lista. Desde luego yo había contemplado esa opción y tras recoger los pantalones que yacían sobre la alfombra junto al sofá, extraje un condón del bolsillo trasero.
Lo de las gomas es un coñazo, te corta el rollo bastante, pero a pesar del puntillo no tardé en ponérmela y antes de que se me bajase la erección acepté la invitación que me hicieron sus piernas al abrirse como las de una gimnasta rítmica y entré en ella disimulando mi falta de experiencia y tratando de no quedar como un idiota. Aunque eso no lo terminé de lograr. Hasta la quinta no fue la vencida y solo entonces conseguí penetrarla. En las pelis parece más fácil. No sé si gritó de dolor o de placer, pero al escuchar su grito según la penetraba, agradecí sobre manera el vivir en un chalet independiente con amplia parcela llena de árboles.
Se me abrazó con fuerza y acompañó los movimientos de mis caderas con los de las suyas. Fue realmente increíble. Allí estábamos los dos, casi como si llevásemos haciéndolo toda la vida. Nosotros… que no habíamos pasado de morrearnos y acariciarnos por encima de la ropa aprovechando la oscuridad de los reservados de la discoteca donde celebramos el cumple de su hermana el mes pasado.
De repente (demasiado pronto quizás) y en medio de aquella sensación tan agradable y especial mil veces superior a la mejor paja que me hubiese hecho desde que descubrí que no te quedabas ciego al masturbarte, un estallido interior acompañó mi eyaculación. Me corrí como si quisiera deshidratarme por completo dentro de ella y al tiempo sentí como si una bomba de placer y napalm abrasase todo mi ser. Aquello me dejo extasiado, casi desmayado, de hecho, estuve a punto de perder el conocimiento  mientras Carolina me besaba con ternura y me acariciaba la espalda.
 Al poco de encender el pitillo reponedor abrazado a ella en el sofá,  repentinamente una mano de conocido olor maternal me quitó el cigarro de los labios y Carolina,  
cubriéndose avergonzada escuchó a mi madre, que había vuelto de forma sigilosa, sin avisar y mucho antes de lo previsto decir enfadada, “en casa no se fuma”.                                                                                                                                                                

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Fan


    
Tranquila, amiga. A veces no es fácil, lo sé, pero somos muchos los que estamos a tu lado y los que no queremos que bajo ningún concepto prives al mundo de esa sonrisa tuya que debería ser declarada patrimonio de la humanidad. Cada vez que dejas de sonreír se muere un gatito, así que por favor, piensa en la comunidad felina a la que también apasionas cuando estás contenta.
Yo soy nuevo en tu vida, al menos en esta. Sé que nos hemos encontrado cientos de veces a lo largo de diversas existencias, pero en esta en la que tan solo llevo menos de cinco años, no hace ni diez meses que te conozco. Y ya soy fan tuyo declarado. Fan de tu calidad humana, de tu fuerza para afrontar todo con una sonrisa de oreja a oreja y de tu forma de poner por escrito lo que te ronda el alma y lo que te brota del interior del pecho. En ese sentido tenemos mucho en común, porque ambos necesitamos hacerlo y a ambos nos sirve de catarsis y de cura de urgencia. Nuestros textos y poemas son el botiquín de primeros auxilios con el que viajamos siempre y que estamos dispuestos a compartir con quien necesite de asistencia rápida para desfibrilar su conciencia, su corazón o sus sentimientos más profundos.
Agárrate a la creatividad que nace de la emoción y por un momento ignora lo terriblemente vulgar y mundano de la vida real. Lo ingrato de un trabajo al que dedicas el tiempo que querrías dedicarle a aquellos a los que amas y el sudor que derrochas en el esfuerzo por proteger y garantizar el puesto de tus compañeros.
En estos meses te he conocido, o mejor dicho, he podido reconocerte y sé perfectamente quien eres. Los seres de luz no abundáis entre nosotros y es curioso que provengas de la misma montaña que otro maravilloso ser de luz que también ilumina mi vida. Igual esa montaña es una reserva de hadas. Puede ser.
Coge aire, respira hondo y sigue sonriendo. Cada uno da lo que recibe y luego recibe lo que da. todo se transforma. Cuando menos te lo esperes la vida te va a devolver tanto, tanto, que descubrirás que la felicidad no es tan solo un producto de la imaginación.
Y mientras tanto, sabes que puedes contar conmigo. Y con cierto felino de irresistible mirada.
Por favor, no dejes nunca de sonreír.

sábado, 17 de noviembre de 2018

¿Fantasma?

Bésame. Deja que ese petimetre termine ahogado en su propia bilis. Cóndenalo al recuerdo y trata de superar tu repulsa hacia la deformidad de mi rostro, de mi torturada conciencia y de mi pasado que nunca ha de volver.
No tengo la culpa de ser quien soy, no quiero ser quien soy, me gustaría no serlo y por eso mismo cada mañana antes de ponerme la máscara me aseguro que llegará el día en el que deje de hacerme falta y poder mostrar al mundo una facciones en las que ya no se aprecien las cicatrices que me han dejado el dolor y el miedo; unas facciones en las que simplemente se aprecie la sensibilidad de un alma que ha sufrido hasta lo indecible y que ha conseguido reponerse a fuerza de amar de nuevo. Pero júrame que no te inspiro lástima. Prefiero dar asco que dar pena y por ello sigo arrastrándome por los laberintos subterráneos y me escondo en las sombras para llegar hasta el palco donde cada noche te escucho cantar y descubro en tu cuerpo perfecto y menudo y en la belleza de tu sonrisa y de tu voz, que eres la mujer que siempre he estado buscando. Sé que podremos encontrar las perfectas armonías para que la canción de nuestras vidas al unirse, sea la pieza más hermosa que jamás se ha escrito.
Yo romperé de una vez con mi pasado, tu rompe con el tuyo. El futuro nos espera. El destino ha escrito la partitura ideal para que juntos interpretemos cada nota, cada compás, cada melodía.
Te construiré un palacio de letras y sabré rimar cada uno de tus amaneceres con todos los placeres que quiero que disfrutes para que jamás desesperes. El verso es tuyo, te lo regalo. Mi corazón es tuyo, también te lo regalo porque este dolorido y maltrecho músculo que otrora movía mi sangre ahora bombea cada gota de tinta con la que escribo para ti.
Canta para mi, canta conmigo, no dejes nunca de cantar. Solo deberías dejar de hacerlo cuando nuestras bocas se encuentren para regalarse tantos besos como  hemos malgastado a lo largo de nuestras vidas.
Si, soy un fantasma, el fantasma de la ópera, pero soy un fantasma porque he vivido entre demonios que me encadenaron a la bola que arrastro y que pesa toneladas de malos recuerdos, de noches sin dormir y de lágrimas en silencio. Me cubre una sábana de golpes y de equívocos, de malas decisiones, de errores sin solución. La máscara que oculta mi rostro está hecha con tejido de arrepentimiento y de nostalgia, de ilusiones troncadas y con restos de la sombra del niño que un día fui y que a veces regresa a mi para exigirme crecer.
No me temas, bésame. Devuélveme con tus besos la esperanza perdida y la fe en la humanidad. 
Cuando te decidas a hacerlo, dejaré de ser el fantasma que todos rechazan y que muchos temen.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Fuerza y honor

Han sido el legado de mi padre y lo que siempre le agradeceré por encima de lo mucho que me dio en vida y de lo muchísimo que me sigue dando desde que se fue.
Mi padre fue un hombre muy especial, tanto que creo que será difícil que vuelva a encontrar una persona como él.
Siempre fue un inquieto lector, un hombre de letras y un estudioso del lenguaje y, recuerdo que al ver juntos la película Gladiator me llamó la atención lo curioso que le resultó el que Máximo, el protagonista de la película, expresase a la perfección con tan solo dos palabras cada sentimiento y actitud determinante: "fuerza y honor". "ira y fuego". "polvo y cenizas"...
La vida me ha enseñado que todo puede afrontarse con fuerza y honor, incluso las situaciones más dificiles. Fuerza para no rendirte y levantarte después de cada golpe, por duro que este sea y honor para asumir lo que el destino quiera enviarte y para defender los valores por los que has decidido regirte. Y eso no es en absoluto fácil.
Mi padre se mantuvo fiel a sus principios hasta el último momento. Fue fuerte en las situaciones más difíciles y cuando todo parecía perdido. Afrontó con fuerza y honor la enfermedad que terminó venciéndole y dejó el mejor de los recuerdos, no solo entre sus familiares y amigos, sino también entre aquellos a los que defendió como abogado y entre los juristas que lo conocieron. Fue un hombre honorable hasta el extremo. Eso es algo incuestionable.
Su amor por la literatura sirvió de sustento para sobrellevar los peores momentos y como incansable lector que fue, encontró palabras de consuelo y de aliento en las obras de escritores coetáneos y de épocas pasadas. Y supo transmitirnos que todo está en los libros y que no solo se puede transcender teniendo descendencia, sino a través de lo escrito, pues lo escrito queda.
Entre sus hijos hubo quien recogió su testigo como excelente jurista: mi hermana Sandra, que heredó su equidad, su sentido del deber y de la justicia y su incuestionable profesionalidad y honradez y hubo quien heredó su inquietud literaria y su capacidad para poner por escrito todo aquello que fluye a través del alma, como es el caso de mis hermanos José Ángel y Elena y el mio propio. Los tres hemos publicado libros y hemos obtenido galardones y reconocimientos literarios.
Muchas veces siento que no supe estar a la altura de su ejemplo, pero cuando me ronda esa sensación me agarro a la fuerza y el honor que me dejó entre sus bienes y, sé que si me esfuerzo y me conduzco con los valores que trató de inculcarnos, un día estará orgulloso de mi y podré dormir tranquilo.
No he tenido hijos. Pero nunca es tarde si la no sé qué es buena. Además pronto publicaré mi tercer libro en solitario amén de haber formado parte de diversos volúmenes de relatos. Y todos ellos y todos los que un día vean la luz, siempre estarán dedicados a la memoria de mi padre y a su fuerza y a su honor, con el mayor de los agradecimientos.

martes, 13 de noviembre de 2018

Mil ladridos. V¿ES?

                                                          Foto DANIMANTIS
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero hay imágenes que incluso valen más que mil ladridos. Esta foto es el perfecto retrato de la felicidad, de la increíble sensación de formar parte de una familia, de la manada perfecta, de un instante para el recuerdo.
Me llamo Kaira y soy una Boyero de Berna natural de A Coruña pero de alma vallisoletana. Bueno, lo cierto es que como ladró aquel, "soy de donde cuelgo mi correa".
En esta preciosa foto, podéis verme junto al macho alfa de la manada, Dani, la hembra madre, Noelia y la pequeña cachorrita, Martina. Yo soy la belleza cuadrupeda de enorme sonrisa.
Mis humanos de compañía me trajeron desde el criadero donde vi la luz hace unos añitos porque la hembra madre se enamoró de mi a través de una fotografía. Hay que ver, la importancia de las fotos, parece que este texto es un homenaje al invento de Joseph Niepcé, pero nada de eso. Este texto es un homenaje a la parte más especial que tienen los seres humanos porque si bien es cierto que como especie les pierde la prepotencia y la arrogancia y se están cargando el planeta y a muchas inocentes e inofensivas especies animales, como individuos la cosa cambia y a veces te encuentras con humanos como los que me aceptaron en su manada y te reconcilias un poco con estos egocéntricos primates.
Desde el principio, mis humanos de compañía fueron muy cariñosos conmigo, confiaron en mi y me hicieron sentir una perrita querida y muy afortunada. Hasta tal punto llegó el grado de confianza, que cuando Noelia y Dani decidieron formalizar su relación a ojos de Dios y de la ley (los humanos son así de raritos) me permitieron tirar de la carroza que Jenny (una hermana de mi humana) y Luis (el macho de Jenny) construyeron para que Martina llegase a la salida de la iglesia como una princesa a felicitar a sus padres.
Me han permitido convivir con más animales de mi especie e incluso con Hachiko, un pequeño y encantador felino con el que hice muy buenas migas desde el primer momento. También he pasado unos estupendo ratos con otros humanos del entorno afectivo de los mios, como Noe, Marcela, Valentin... Podría decirse que he sido una perra mimada, porque hasta los ejemplares más mayores de la manada me han consentido hasta lo indecible y todos se volcaban conmigo, me preparaban unas comidas de aupa y me llevaban al parque a correr y a "hacer croquetas" por el césped, cosa que me encantaba.
Hablo en pasado porque hace poco que tuve que abandonar mi cuerpo físico y subí al cielo de los perros, desde donde cada día cuido de mi manada y desde allí poso para las fotos que la pequeña Martina me hace con su cámara de juguete. Mis humanos no permitieron que sufriera y cuando ya nada se podía hacer por mi enfermo cuerpecito, me ayudaron a subir al cielo con una sonrisa en la boca y un montón de besos y caricias que no necesité facturar, porque el vuelo hasta aquí lo he hecho en primera clase y pude subir todo el cariño como equipaje de mano.
Con mis humanos conocí mundo. Me llevaron a Francia, a Portugal y a un montón de sitios, pero la verdad es que yo era feliz en cualquier lugar donde pudiese tumbarme junto a Martina y olisquear su tripita hasta que la venciese el sueño.
No estoy triste,al contrario.  Ahora sé que llegará un día en el que volveremos a estar juntos porque Bola y Kora (unas cockers muy majas que he conocido aquí) me han he enseñado un sendero que te lleva desde el cielo de los perros hasta el cielo de los humanos y todo el tiempo están pasando perros y humanos de un lado a otro y da gusto ver los reencuentros y las toneladas de amor que se regalan los unos  a los otros.
Aprovecho esta oportunidad para deciros a todos que no perdáis la esperanza. Los humanos no son la especie superior pero lo cierto es que tontos del todo no son y se han empezado a dar cuenta de que se van a cargar el futuro de sus cachorros y de los cachorros de estos y de alguna manera, al igual que han sabido inventar cómo matarse a distancia, encontrarán la forma de cómo sobrevivir y por ende, el resto de especies disfrutaremos del invento que arrojará luz sobre este negro y contaminado futuro.
Si los padres de Noelia, Don Luis y Doña Jenny (que casualmente se llaman como los artífices de la carroza en la que transporté a Martina hasta la iglesia) han sabido educar a su familia en el respeto y el amor a los animales, no dudo en que las próximas generaciones de su manada seguirán el ejemplo y al igual que ellos renunciarán a vestirse con nuestras pieles y a matarnos por diversión o para construir adosados sobre nuestros refugios. Ojalá hubiese más humanos como ellos.Yo los quise mucho y también los cuidaré desde aquí arriba.
Y recordad, nadie se va del todo. Volveremos a vernos, pero aún no.

jueves, 8 de noviembre de 2018

El cofre de la memoria

Sentado junto al lecho, cogió su mano con cuidado de no interferir con los tubos que inyectados en distintas venas de su cuerpo y acoplados a las vías respiratorias la mantenían alimentada y suministrándole el oxígeno necesario para que siguiera viva. Los monitores a los que estaba conectada reflejaban el débil latido de su corazón y otros indicadores de que aún había opciones para volver al ring y no tirar la toalla. Nadie iba a hacerlo. Ninguno de sus seres queridos pensaba rendirse tan facilmente y él, presa de una terrible desazón, no dejaba de preguntarse que podía hacer por ella, de qué manera ayudarle a regresar de ese universo paralelo y cuando abriría los ojos o movería algún músculo o extremidad. Pero los días iban pasando y ella se negaba a despertar. 
Estaba tan bonita dormida. En su pálida belleza parecía el personaje de un cuento infantil en el que víctima de un hechizo, la princesa dormía sin poder despertar hasta que el príncipe adecuado le diese un beso de amor verdadero. Y era amor verdadero lo que él estaba dispuesto a entregarle. Amor por su sonrisa, por su menuda y perfecta figura, por su hermosísimo rostro, su cabello ensortijado y su afán de nuevas sensaciones y de nuevos conocimientos. 
Esperó a que la enfermera de la UCI saliese a entregar la ficha con los parámetros de las máquinas que la mantenían con vida para acercar los labios hasta los suyos y besarla con delicadeza y todo el sentimiento que le pudo imprimir a ese único y furtivo beso. Entonces abrió los ojos.
Su cuerpo se estremeció bajo las sábanas y de pronto se incorporó de forma agitada. Estaba confuso y asustado. Todo había sido un sueño. No estaba junto a ella en la sala de cuidados intensivos. no acababa de besarla. Hacía ya más de dos años que ella había fallecido. Nunca llegó a despertar. Y sin embargo vivía en su recuerdo y en sus sueños. El inconsciente del apenado aprendiz de escritor se negaba a asumir su muerte y su corazón afligido le regalaba ocasionalmente sueños en los que podía volver a verla, a acariciarla e incluso a besarla por última vez.
Una vez leyó una frase que le acarició el alma y le aportó algo de consuelo: "Si un escritor se enamora de ti, nunca morirás". Y de una forma o de otra, él no consentiría que desapareciese de su vida. Así que decidió escribirle cuantos textos, versos y canciones brotasen del cofre de su memoria y de la alcancía de su cariño.
Es curioso, ya que en vida lo suyo nunca llegó a formalizarse y más allá de una más que consolidada amistad en la que compartieron abrazos, besos y algo de ocasional y confusa pasión, parece que todo cobró sentido en el momento en el que ya sería siempre demasiado tarde. Era tan bonita y tan especial que a veces le dolía su recuerdo hasta lo indecible y al haber vuelto a encontrar el amor en otra maravillosa mujer, en el fondo de su alma aún seguía explicándole que una parcela de su corazón siempre llevaría su nombre. 
Nostalgia se escribe con B, con B de Blancanieves.


miércoles, 24 de octubre de 2018

¿Realismo mágico o mágico realismo?

Al levantarse como cada mañana,Marco se dispuso a arreglarse para acudir a su despacho en el bufete donde ejercía su profesión de abogado laboralista. Para su sorpresa en el galán de noche donde deberían estar el traje gris marengo de raya diplomática y la corbata roja de Armani que había preparado para esta jornada, había un uniforme de bombero de la comunidad de Madrid, con su casco y todo. 
Aún bastante amodorrado, entró en el cuarto de baño, abrió el grifo de la ducha y lo reguló hasta que el agua salió lo suficientemente fresca como para despertarlo del todo y devolverlo a la realidad.
Mientras se duchaba se percató de que en lugar de su curvita de la felicidad obtenida a base de copiosas comidas y cenas en los mejores restaurantes de Madrid, lucía unos definidos músculos abdominales.
Y el pene. Puede que al haber perdido la tripita se apreciase mejor el tamaño del miembro, pero aún así y todo le pareció descomunal. 
Lo más impactante llegó  al plantarse frente al espejo tras haberse secado vigorósamente con la energía de unos biceps sorprendentemente desarrollados también. 
Al ir a rasurarse el cutis como cada mañana y a peinar con fijador su pelo cortado con raya a la izquierda, el vidrio le devolvió una imagen que lo dejó de piedra. El apuesto nórdico de largo cabello rubio y poblada barba de igual color era él. Guiñaba los ojos y abría la boca mostrando los dientes al tiempo que él lo hacía.
No entendía bien lo que estaba pasando y optó por pensar que aún dormía. Entonces una voz familiar y que le evocaba recuerdos muy húmedos lo llamó lujuriosa diciéndole "Marco, mi amor. Ven a la cama que estoy esperándote y soy toda tuya. Hoy te necesito más que nunca. Tengo ganas de mambo."
En ese momento Marco lo entendió a la perfección. Él, su vida, su trabajo, su cuerpo y todo su ser no era más que el producto del inconsciente de la infelizmente casada mujer que lo soñaba cada noche para combatir una vida sin alicientes. Contento con su nuevo aspecto de guerrero nórdico metido a apagar fuegos y a bajar gatitos de los árboles, se dispuso a complacerla como cada noche. Antes de ir en su busca se lavó la perfecta dentadura blanca, se echó desodorante en ambas axilas y se perfumó el cuello y las muñecas.

martes, 9 de octubre de 2018

Los muros de la patria mia.

Miro los muros de la patria mía y me aterra lo que veo, porque se comienzan a resquebrajar por las sacudidas de multitud de seísmos, que en forma de corrupción, promesas incumplidas, intentos de separatismo, enfrentamientos constantes entre hermanos y vecinos, pactos sustentados por el vale todo y demás, vaticinan la llegada del gran terremoto que terminará con lo reconstruido con esfuerzo y sacrificio desde aquel fatídico 1936. 
Me vais a permitir que emule a Machado y me apoye en uno de sus más intemporales poemas, pero claro a mi estilo. Con perdón de mis amigos poetas y del autor de los versos que me atrevo a versionar:
La España de granada y metralletas,
trincheras, sacristías,
de espíritu burlón, de almas inquietas,
devota de chanchullos y alegrías.
Ha de tener su mármol y sus días, 
su terrible mañana, y sus cunetas.
¿Porqué volvemos a despertar al terrible demonio bicéfalo de las dos Españas?
Joder...no aprenderemos nunca. Seguimos siendo la España de rojos y fachas, de Cánovas y Sagasta, de Madrid y Barsa.
Los últimos sondeos auguran una representación parlamentaria para la extrema derecha. Y eso acojona bastante, porque aunque la extrema izquierda se disfrazó de clamor popular para ocupar sus escaños y aquello ya fue el germen de algo que sino se controlaba podría colaborar en la vuelta al fratricidio, el hecho de que el fascismo haya encontrado un estupendo caldo de cultivo en los desatinos de la sociedad española actual y consiga que se le aupe a lo que debería ser la sede de la democracia, indica que seguimos haciendo las cosas mal. No me gustan los extremos, ninguno. Ambos son muy peligrosos.
Aquellos que me leéis sabéis que intento guardarme mis ideas políticas para mi y no acostumbro a compartirlas. Pero no pienso quedarme callado al ver como las historias que me contaban mis abuelos donde las trincheras, los bombardeos, las represalias de uno y otro bando, el dolor de las familias y la sinrazón eran las protagonistas, pueden convertirse en un presente muy real.
Creo en la democracia. Creo en que los políticos son servidores públicos que deberían mirar por el bien común y no por el propio y creo en la capacidad de un pueblo para gobernarse y decidir su destino. Puede que sea un estúpido idealista empachado de ilusión y de utopía, pero se me enseñó desde pequeño a respetar, a compartir, a decir la verdad y a tratar de cumplir mi palabra y mis promesas.
Y desde luego no soy ningún santo y muchas veces no supe estar a la altura, pero no pienso que algunos errores de mi pasado me condicionen el futuro al no haber aprendido de ellos.
Y todos los españoles deberíamos actuar con el mismo propósito.
Debemos tener cuidado. Debemos leer más historia. Un pueblo que no conoce sus historia esta condenado a repetirla.
No quiero perder amigos por discusiones sobre una política que se empeña en separar en lugar de unir. No quiero agachar la cabeza ante nadie por miedo a que se me malinterprete, cuando lo único que quiero es vivir en un país donde sé que cuando se lucha con un fin común, se consigue cualquier propósito. Soy español, estoy orgulloso de serlo y no me avergüenzo de ello. Por favor, no permitáis que llegue el día en que reniegue de mis orígenes y me sonroje el pasaporte.

domingo, 7 de octubre de 2018

De cháchara con el revisor.

Y como cantan los Blow en su tema "Inner trip", estoy haciendo un viaje interior de lo más apasionante. 
Muy completito eso sí. Y muy divertido, aunque a veces asusta.
Este viaje interior está siendo una sorprendente e interesante combinación de crucero de lujo por el Caribe y "Tren de la bruja de la feria más cutre" donde aquello que te asusta te espera a la salida del túnel para sacudirte escobazos como sino hubiera mañana. Ahora eso sí, la parte crucero de lujo mola bastante porque en el camarote tengo jacuzzi, mueble bar, equipo de música, diferentes obras maestras de la literatura universal y tabaco y todo.
Dentro de mi me he encontrado con un montón de cosas. Algunas me gustan una barbaridad y creo que a la gente que me conoce también. Cosas como la a veces dolorosa y exacerbada sensibilidad, el deseo de conocimiento, la inquietud artística, la creatividad, el humor y las considerables toneladas de amor que dar, el afán de proteger y cuidar de los amigos y mi pasión por los animales,  se mezclan con otras que gustan bastante menos a los demás y que a mi en particular me dan bastante mal rollo:  El ego excesivo, la arrogancia pese a mi tamaño, la cobardía ante determinados problemas, la total y demostrada  ausencia de prudencia, el afán de protagonismo, la fina inoportuna y aguda ironía de cine negro americano de los 50, la angustia ante situaciones comprometidas, el hedonismo de manual, la pésima gestión de mis recursos y la espantosa organización de mis habilidades, que termina convirtiéndose en continuos desfiles de mis debilidades y mis carencias...en fin, que soy una joyita. 
No me considero en absoluto un mal tipo, pero aún debo pulir multitud de fallos para poder hacer en primera clase y bebiendo gintonics el próximo viaje interior.
Al llegar a la altura de mi pecho, multitud de luces de neón anuncian traumas de todo tipo, vacíos que jamás podré volver a llenar y una escombrera donde se apilaban los restos de confusas y dolorosas historias de amor. Pero al doblar la primera esquina me he encontrado con el corazón a pleno rendimiento, consumiendo de nuevo litros de ese combustible llamado amor.
A veces me siento raro, a veces me siento débil, a veces me siento incomprendido y a veces creo que podré con absolutamente todo lo que me echen. Vamos...que el viajecito interior es unas riseras. Desde luego, aburrirme no me aburro.
Ilusión. 
Si hay algo que está acondicionando el pavimento y tapando socavones en el firme de mi espíritu es la ilusión con la que se están realizando los trabajos de mejora en el estado de la carretera que permite circular por dentro de mi. 
Cierta personita rubia, un gato adorable, el grupo que ha compuesto el tema que encabeza este texto y la realidad de un futuro por descubrir tienen la culpa de sentirme de nuevo ilusionado.
A ver lo que dura. Espero que no vuelvan los fantasmas del pasado a repartir escobazos. Sinceramente pueden meterse las escobas por el c...onducto apropiado.
La ilusión es como el amor de la famosa canción: hay que darla de comer en cada esquina.
Tiendo a ilusionarme y a venirme arriba con mucha facilidad y claro, luego las hostias son más gordas. Pero algo me dice que esta vez mi ilusión está sobradamente justificada y respaldada con sólidos argumentos. Tocaremos madera.
Próxima estación, esperanza.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Incluso lo bueno

Me harto de decirlo, todo termina llegando.
Hay túneles muy largos y muy oscuros. Hay túneles en los que entras sin darte cuenta y de los que crees que no podrás salir nunca, pero hazme caso, todo llega. Incluso lo bueno. Solo hay que tener paciencia, armarse de valor, ser fuerte para resistir ese angustioso camino a oscuras y no perder la esperanza.
Esto comienza a sonar a texto de auto ayuda, de esos que tanto se han puesto de moda, pero nada más lejos de mi intención. De hecho los tengo bastante manía. Yo no voy a decirte lo de que pienses en positivo y no voy a recomendarte ningún tratamiento, aparte de cariño en elevadas dosis. 
Eso si que es medicina natural. Un abrazo y un beso a tiempo curan mucho más que la jodida química que nos meten con embudo a la menor oportunidad. Y por si alguien no lo sabe, el orgasmo es el mejor ansiolítico y cada orgasmo equivale a un Valium 10. ¡Mira tú por donde! de esos que me receten cuantos quieran. Y si algún día tienen que retirarme esta medicación que sea de forma pautada hasta el extremo. Es decir, que me quiten uno al mes durante los primeros 15 años y luego ya les dejaré retirarme alguno más, pero de momento los necesito todos. Y creo que tú también.
Pero ahora centrémonos. Ahora estamos dentro del puto túnel y aquí está muy oscuro. Acojona bastante.
Si te fijas, allí al fondo (pero cada vez más cerca) se aprecia una luz que indica la salida. Cómo decían en la película, "ven hacía la luz". Coge mi mano fuerte, no voy a soltarte. Yo también necesito salir de esta mierda de sitio en el que hemos terminado los dos, cada uno por sus circunstancias. Y ya ha empezado la cuenta atrás.  Cada vez estamos más cerca de la salida. A ver si ahora nos va a asustar dejar atrás las sombras.
Hasta para superar la infelicidad hay que ser valientes. Confío en tu valor y empiezo a confiar en el mio. Puede que en vidas pasadas fuésemos un par de cabronazos y ahora estemos pagando el Karma ese.Sinceramente no creo que hayamos sido tan malos. Fijo que en otras reencarnaciones éramos por lo menos tan ingenuos como hemos sido en esta y al parecer la ingenuidad también se paga cara.
De todas maneras, vamos. Intentemos pensar en positivo, respirar y todo eso. Gritemos lo que tengamos que gritar y no nos detengamos hasta que salgamos de aquí. Ya ajustaremos cuentas con el destino y ya nos explicarán los hados porqué nos ha tocado sufrir así. Por lo menos esto podremos enfrentarlo juntos. Y que sea lo qué Dios quiera. Si es posible que sea lo que queramos nosotros. Yo quiero verte feliz, no lo dudes. Claro, también me gustaría serlo yo. 
Hagamos un último esfuerzo. Rendirse no es una opción.