miércoles, 18 de mayo de 2022

Cuando sobran las palabras


Nacho cierra los ojos y sonríe al pensar que hay cosas que no necesitan ser dichas, que se sienten, se intuyen, se disfrutan y se viven. Verbalizarlas es a veces una pérdida de tiempo.  Se da la vuelta y la observa dormir, está preciosa, es preciosa. Suponía que despertar a su lado sería un impresionante regalo, pero jamás pensó que el destino iba a obsequiarlo con semejante presente. La vida no deja de sorprenderlo y eso es lo que hace que vivir sea a veces un poquito menos difícil, pese a todo.

Ahora es cuando comienza a creer en si mismo, cuando pese a sus reticencias iniciales decide abandonar el miedo a todo, recuperar la confianza que tuvo un día en si mismo, y aceptar que pase lo que pase y le pese a quien le pese, es suficiente y merece ser feliz. Sin poder evitarlo acaricia con ternura el rostro  de la mujer que duerme junto a él y está a punto de despertarla. La siente rebullir y girarse para colocarse boca a bajo y continuar disfrutando del merecido descanso. 

Una vez Nacho leyó que según un psicólogo el orgasmo equivalía en cuanto a efecto relajante y sedante al consumo de dos Valiums de un gramo. Unas horas antes de que Nacho abriera los ojos y disfrutara del momento de introspección que lo llevó a creer que realmente es suficiente, habían caído en el sueño tras disfrutar del amor en su forma más placentera y extenuante. Esos Valiums tan sabrosos como reponedores no tardaron en hacer su efecto y aún desnudos y abrazados se abandonaron a los caprichos del inconsciente y siguieron disfrutando del amor esta vez en su onírica representación. Cada cerebro construyó sus imágenes y cada organismo se acomodó en su temporal desconexión para recobrar fuerzas. Duermen juntos, sueñan por separado pero sus sueños se construyen con la misma argamasa. Ambos sueñan con el comienzo de un camino, con el deseo de cruzar la  meta cogidos de la mano, con el cosquilleo de esas mariposas que revolotean en el interior de su pecho y que les acarician el alma. Nacho despertó sobresaltado al creer que todo, incluso la noche junto a ella formaba parte de una realidad ficticia construida por su corazón remendado y su mente dañada, pero cuando sintió junto a él el cuerpo desnudo de la mujer que amaba y pudo escuchar su respiración y ver su rostro abandonado al sueño, recobró la calma y decidió concederse el tiempo necesario para comenzar a creer en él y en una merecida felicidad que debería aceptar sin recelos y trabajar sin descanso para poder compartirla con ella sin fisuras y sin temor.

Ella despertó y abrió los ojos iluminando el dormitorio. Con ella amaneció la vida y el mundo se llenó de sol. Sonrió embelleciendo la mañana y al ver a Nacho observándola embobado, se giró, le acarició el rostro con delicadeza y lo atrajo hasta sus labios. Entonces se entregaron de nuevo al momento más sublime  "vaciando entre besos y caricias una caja de Valiums".


jueves, 12 de mayo de 2022

¿La decisión acertada?


 Laertes acaricia con dulzura y temor la empuñadura de su arma mientras vuelve a plantearse si apoyar el cañón en su sien, apretar el gatillo y terminar con todo de una vez. La eficaz, fiable y resistente Pietro Beretta de 9mm, que lo ha acompañado en tantos y tantos trabajos durante los últimos siete años, hoy se le presenta como el billete de ida al planeta de los sueños donde por culpa de su extrema sensibilidad que hizo de él una persona diferente siempre quiso instalarse y, aunque en su credo particular rendirse nunca sería una opción, el rubio asesino de bigote bicolor no considera lo que se está planteando hacer como una rendición, sino como una última batalla en la que pase lo que pase saldrá victorioso.

En su último trabajo tuvo que tomar una decisión que jamás habría querido tomar y, poco después de ejecutar a su objetivo y cumplir así con lo acordado a cambio de una suculenta suma en una cuenta corriente en un paraíso fiscal, no le quedó otro remedio que exponerse a cara descubierta ante una cámara de seguridad que inevitablemente registró al detalle su identidad, y cuya grabación sin duda ya estará en manos de las fuerzas de la ley.

Todo ha terminado. Fue el profesional más capacitado y más reconocido, y todos y cada uno de sus trabajos fueron autenticas obras de arte en el mundo de la muerte por encargo, pero al no haber querido violar uno de sus valores más sagrados y eliminar a un bebé para poder abrirse camino, tomó la decisión de arriesgar su identidad y permitir que el mundo descubriera quien se esconde tras los distintos crímenes que a pesar de recibir ese nombre asociado al mal, han ayudado a sanear el mundo, y a limpiar de la peor escoria esta sociedad podrida que encumbra a las personas sin corazón y sin escrúpulos, disfrazándolos de triunfadores.

Aquel bebé, que dormía en el cochecito que su madre inconscientemente cruzó en su única vía de escape impidiendo su huida a menos que lo atropellase con su todo terreno de última generación, no sabía que la diosa fortuna lo acababa de bendecir, regalándole una oportunidad para crecer y equivocarse, para enamorarse y fracasar, para formarse y triunfar, para batirse y desarmar a cuanto adversario decidiera cruzarle el destino. Que con la rápida decisión del profesional asesino de ojos azules había adquirido un boleto para esta tómbola que es vivir.

Laertes sonrió al montar el arma e introducir al hacerlo una bala en la recámara. Su último disparo. Todo sería lo último. Lamentó no poder recibir un último beso de la boca que le secuestró el alma.

Encendió un último cigarrillo con su viejo mechero de gasolina y se sirvió un último whisky escocés con hielo. Todo estaba consumado. Jugueteó con el arma cambiándosela de mano, pues al ser ambidiestro dejaría al azar la mano con la que apretaría el gatillo. Se colocó  el cañón de la pistola en la sien, pensó en la única mujer a la que había querido más que a su vida, sonrió dejando escapar una lágrima que resbaló por la mejilla hasta detenerse en el lado más claro de su particular bigote y apretó el gatillo.

Y después solo vino la nada.

viernes, 6 de mayo de 2022

Un juguete de los dioses.

Lucio sabe que aquello no quedará en el olvido, que los soldados cuyos cuerpos yacen en las calles de la pequeña aldea no tardarán en ser echados de menos por los hombres de la vecina guarnición y que cuando envíen a un destacamento en su búsqueda y encuentren los cadáveres, la noticia del crimen correrá como la pólvora. Cuando le comunicaron el traslado a Judea pensaba que viajar hasta allí para prestar servicio durante sus últimos años en la legión era una recompensa por los años de duras campañas contra los bárbaros del norte. Que equivocado estaba. Su padre ya le explicó que la muerte no entiende de fronteras ni de enseñas y que un soldado lo es siempre y siempre debe estar preparado para empuñar la espada y para hundirla en el pecho del enemigo, por mucho que sonría y por muy amable que parezca su aspecto. Está cansado de matar, cansado de verse en la obligación de derramar sangre y de limpiar la hoja de su gladio.

El camino que conduce a Jerusalem nada tiene que ver con las amplias calzadas de su tierra y aunque Roma ya está dejando huella en aquella parte de Asia, todavía hay mucho por hacer. Pero pese a todo, parece que en unas horas llegará a la capital de Judea siguiendo aquel tosco sendero. Entonces podrá ponerse a salvo en el campamento de la legión a la que debe relevar la suya, o lo que quede de ella. No sabe cuantas embarcaciones habrán naufragado además de aquella en la que el viajaba y si los hombres de las otras naves y sus oficiales ya habrán entrado en Jerusalem. En cualquier caso deberá presentarse ante el oficial al mando del acuartelamiento y explicar los sucedido para que se obre en consecuencia. Aquellos soldados judíos a los que había dado muerte estaban cometiendo una verdadera matanza entre los pequeños de la aldea, y los cuerpos de varios niños de pocos meses atravesados por sus cuchillos, y el de los adultos que habían tratado de impedir aquello, eran la prueba evidente de que algo muy extraño sucedía allí.

País de locos. Bárbaros de piel morena y negros cabellos cuya crueldad  nada tenía que envidiar a la de  los rubios salvajes que había conocido y dado muerte en Germanía y  Britania.

El sol brilla con fuerza y el calor comienza a hacerse insoportable. Lucio trata de soportar lo duro del camino sin abandonarse a la desesperación y avanza con la necesidad de ponerse a salvo junto a los suyos. 

Encontrar rostros amigos y civilizados será una bendición de los dioses y descansar sabiendo que mil lanzas romanas velan por su seguridad le permitirá dormir y reponer fuerzas para volver a formar junto a sus compañeros y enfrentar lo que Marte quiera que enfrente. La vida no deja de sorprenderlo y de evidenciar que los mortales no son  más que un mero juguete en mano de los caprichosos dioses.


 

lunes, 2 de mayo de 2022

Y seguido


 Que difícil es saber conservar aquello que tienes y que no quieres perder. 

Joder...que difícil es hacer bien las cosas, y que difícil es vivir acorde a tus principios y a tus valores cuando sabes que aunque no quieras hacerlo bajo ningún concepto, terminarás haciendo daño a alguien. Y haciéndote daño a ti mismo.

En ocasiones el destino es un ente demoniaco y se entretiene poniéndote en las más duras encrucijadas emocionales. Supongo que le va el morbo y el rollito cruel, pero con cada jugada maquiavélica en la que me obliga a darle la vuelta al alma, consigue que simplemente me entren ganas de mandarlo a la mierda y erigirme en el dueño de ese futuro incierto que supuestamente le pertenece. Y sufro.

Te hace elegir entre aquello que nunca quisieras perder y aquello que encontraste cuando creías haberlo perdido todo. Y al final pierdes de nuevo, si, aunque recuperes lo que habías permitido que se extraviase de la forma más estúpida. Pierdes un trocito de corazón al tener que tomar la decisión más complicada y sabes que ese trocito es irrecuperable y que supone el pago por la tan soñada y deseada felicidad al lado de esa persona que enriquecerá tu vida y hará que todo, hasta lo más complejo, cobre sentido.

Intentas avanzar por el camino de baldosas amarillas y descubres que eres la perfecta argamasa del espantapájaros, el hombre de hojalata y el león cobarde, persiguiendo un beso de Dorothy, mientras Totó te muerde los tobillos y la bruja del oeste se descojona de tus problemas y se prueba unos zapatos de oferta que ha encontrado en las rebajas durante el último aquelarre al que fue con sus amigotas.

¿Hay algo bajo el arcoíris? 

Sí que lo hay, y mira tu por donde, lo que se escondía bajo el arcoíris era un enorme punto y seguido. Llevaba  mucho tiempo buscándolo y en la incesante búsqueda al final casi me pierdo a mi mismo. Menos mal que encontré un sol radiante atrapado en el interior de unos hermosos ojos, y su luz me guía y me ilumina, aunque me perdí durante un pestañeo y me di de bruces contra un precioso y enorme corazón vestido de fiesta y a punto estuve de perderme por completo. Pero lo que tengo lo mantengo a base de amor y fe.

Y de literatura (propia y ajena).

El sentido de mi vida se escondía tras ese sol y esos ojos, y aunque casi lo pierdo aún lo mantengo y creo que sabré mantenerlo siempre. Creo. Desde luego voy a intentarlo con todas mis ganas y ya sabéis...rendirse nunca es una opción.

martes, 26 de abril de 2022

Con los ojos cerrados


 Pues no. Vivir no es fácil ni con los ojos cerrados y es mucho mejor que alguien se atreva a prevenirte de lo difícil que será todo, y trate de avisarte de que toda decisión conlleva una consecuencia, de que cada acción lleva aparejada una reacción y de que construirás el futuro a base de decisiones y es mejor que frenes, que te detengas a pensar, que sopeses bien el resultado de tus actos y que abras bien los ojos.

Como canta Rayden en este hermosísimo tema que encabeza el texto, los cerramos cuando besamos, lloramos y soñamos, y le pone música a esa gran verdad de  que si hablamos de mirar los ojos son de quien te los hace brillar. Quizás es por eso que yo no cierro los ojos cuando beso, ni cuando lloro. La estupidez y la arrogancia me los cerraron para siempre durante unos minutos hasta que la perseverancia de un médico agarrado a su desfibrilador consiguió que tuviera la oportunidad de volver a abrirlos una semana después de que sus compañeros alimentaran mis pulmones mediante tubos y mantuvieran los latidos de este corazón reventado y lleno de parches conectado a una máquina que nadie quiso ni se atrevió a apagar. Y no dejo de agradecerlo.

Para mi los ojos han sido siempre la antesala de la verdad y el lugar donde deleitarme con lo que habría de llegar. He encontrado muchos ojos traidores y embusteros y muchos ojos llenos de ganas y de vida. El destino quiso que descubriera unos increíbles ojos del color del sol que me devolvieron la fe y la esperanza, pero que tras haber iluminado mi camino se ciñeron a las circunstancias de la tormenta más dura y decidieron mirar hacia otro lado, y de nuevo mi horizonte se lleno de grandes nubarrones. Y cuando pensé que volvería a perderme en medio de la más triste tormenta, de repente me rescató una muy sonriente mirada y me cubrió con su manto y secó mis cabellos. Y de nuevo la vida pareció un lugar amable y cálido.

He recuperado la ilusión y la fuerza, he vuelto a creer en mi y he decidido que el pago de mi deuda con los hados lo realizaré previniendo a los más jóvenes de las tretas del Fatum, de las zancadillas del porvenir y de los socavones en ese peligroso asfalto por el que circulamos todos con mayor o menor fortuna y acierto en la conducción. Y una vez más encuentro en los ojos y en las miradas el sentido de todo. Cuando un estudiante me escucha clavando en mi sus ojos para no perder detalle, cuando una alumna de las que se sientan en las últimas filas empatiza con mi dolor a través de sus pupilas, parece que por fin he encontrado aquello que buscaba y que se me ha aceptado la forma de pago. Y podré saldar mi deuda porque siempre pago mis deudas y siempre cumplo mis promesas.

Y soy yo el que previene, el que avisa y el que suplica que por favor vivan con los ojos bien abiertos y traten de sostener la mirada al futuro, que el pestañeo no les aparte del camino elegido y de que besen, amen, lloren, sueñen y vivan con los ojos bien abiertos.

viernes, 15 de abril de 2022

In dubio pro reo


 —¡En pie!–ordena el alguacil en la sala anunciando la entrada del  celestial magistrado y pidiendo que los asistentes a la vista muestren el debido respeto a la autoridad legal –Preside la sesión su señoría Fatum Iustus, juez del tribunal supremo del destino, cuyo veredicto será inapelable.

El reo traga saliva y nota como una gruesa gota de sudor frío resbala por su mejilla hasta detenerse en el peculiar bigote bicolor. Cuando el togado personaje ocupa su lugar presidiendo la sala, él hace lo propio sentándose en la bancada reservada a los acusados y cruza una mirada con la atractiva mujer que desde la primera fila le guiña un ojo de complicidad y le dedica una de sus hermosas sonrisas.

—En esta causa se juzgara la demanda interpuesta por el mundo contra el acusado, Don Laertes Fenix, de oficio escritor , de pasado convulso y de futuro incierto, quien ha renunciado a ser asistido por un abogado y se ocupara él mismo de su propia defensa. Se le acusa de haber errado en distintas ocasiones poniendo en peligro su propia integridad emocional y física y de haber reincidido en el contrabando desmedido de emociones sin adulterar en redes sociales y blogs, sin atender a la seguridad de otros usuarios y consumidores, con el consiguiente perjuicio que pudiera ocasionar a quienes adquirieran su producto. El acusado puede comenzar con su defensa. Tiene la palabra.

—Con la venía, señoría. En primer lugar quiero explicar ante este tribunal que he renunciado a la asistencia de un letrado del turno de oficio, pues el que fue mi mejor abogado y aquel de quien aprendí cuanto sé, ha prometido asesorarme desde el lugar que ocupa a la derecha del padre, por lo que en ocasiones y con la venía del tribunal él será quien hable por mi boca.

—Proceda pues –concede el juez Iustus.

—Se me enseñó a amar, se me educó en el respeto y en la igualdad entre todas las criaturas de Dios, venenosas víboras, traicioneros escorpiones y adorables felinos incluidas, y jamás pretendí con mis palabras ni con mis escritos despreciar a ningún espécimen de cuantas especies abundan en la creación, fuera del género que fuera.

También se me alentó a poner por escrito cuanto necesitase compartir mi alma y se me instruyó en el noble arte literario, ayudándome a  hacer de esta necesidad vital un medio de vida, un diario de mi existencia y la indispensable catarsis mediante la cual sobrevivir al corazón defectuoso debido a su alta sensibilidad y a las secuelas de cuantas heridas se me infringieron en el alma, que late cada día acompasando su ritmo con cada beso y con cada caricia que el destino ha tenido a bien concederme, y que desde hace poco tiempo a esta parte, son de la mayor calidad a la que un simple mortal como yo podría aspirar. No se me previno de la terrible maldad a la que habría de enfrentarme, ni de la envidia y el rencor  que quienes han interpuesto la demanda albergaban en sus almas, y es por ello, por lo que he sido preso y expuesto al escarnio público–. El reo hace una pequeña pausa y vuelve a girarse para mirar a los ojos de la mujer amada y buscar en su sonrisa la fuerza necesaria para terminar su exposición. —Me declaro inocente de los cargos de los que se me acusa y en todo caso solo podría declararme culpable de haber confundido en exceso mis sentimientos, y de haber creído amar cuando en realidad aún no conocía el significado de  ese verbo. De haber puesto estos sentimientos por escrito y de haberlos compartido públicamente a través de distintas publicaciones físicas y virtuales, de haber podido crear adictos a la droga más potente que es aquella cuya ingesta actúa sobre el alma, y de haber sentido en cada palabra, de haberme vaciado en negro sobre blanco y edulcorado en exceso mis metáforas, con el consiguiente perjuicio para los posibles consumidores diabéticos. Pero –finaliza con rotundidad–no voy a renunciar a aquello que me hace sentir realmente vivo, ni a aquella a la que durante mis dos últimas vidas estuve buscando y por fin encontré. Sea pues lo que el tribunal sentencie, y si he de ser ajusticiado en la via pública para servir de escarmiento a otros corazones sensibles, ruego a este tribunal que no se me venden los ojos durante el tormento y que se me permita clavar en las suyas mis pupilas azules y decirla con la mirada que la querré siempre, pase lo que pase y le pese a quien le pese.

—En virtud de que la acusación no ha presentado ninguna evidencia o prueba con la que sostener su demanda ante este juzgado de instrucción, la causa queda vista para sentencia. El acusado será devuelto a los calabozos de la amargura hasta que falle al respecto en un plazo no superior a tres suspiros–expresa el juez con voz serena y potente mientras golpea la mesa con su maza de ilusiones rotas–. Alguacil, el público puede abandonar la sala.

Dos custodios armados con flamígeras hojas acompañan al acusado a la puerta que comunica directamente con el pasillo que lleva hasta los citados calabozos, y este, antes de abandonar la sala vuelve a mirar a su amada, quien forzando una sonrisa pues sabe que alimentan el coraje del hombre que supo conquistar su inmenso corazón, lo besa en la distancia y le desea la mayor de las fortunas.

Sin perder un ápice de dignidad y con el corazón sanado y desbordante del amor que se le había vetado en el pasado, Laertes sonríe también y sus labios pronuncian un silencioso y comedido te quiero que solo ella puede apreciar. 

CONTINUARÁ


lunes, 11 de abril de 2022

Puro


 Mientras te desangras de ilusiones y maldices al destino juguetón,

la vida se divierte diseñando la jugada perfecta, 

 te reserva la mayor de las sorpresas, la sonrisa más bonita, la caricia más correcta,

consiguiendo que despojes de lamentos tu  dañado corazón.

Confundiste la estrategia y  el designio de los hados,

suplicando que te traten con clemencia y te construyan un futuro,

cuando estabas condenado a morir enamorado,

y a que iniciaras el viaje con un sentimiento puro.

Regresaste cuando nadie te esperaba, confundido y asustado,

pues la pálida señora se apiadó de los lamentos,

de aquellos que pese a todo te entendieron personaje de tus más  funestos cuentos,

y decidieron entonces que serias indultado.

Ella te ha redimido de todo, te ha curado de ti mismo,

ha llegado con sus besos de esperanza y sus labios sanadores,

para limpiar la maldad de aquellos días traidores,

y te ha tendido una mano desde el borde del abismo.

Cómo no vas a quererla si es lo que siempre has soñado,

cómo no abrirle las puertas de tu alma, tu ilusión,

adorando su presencia en este nuevo corazón,

donde nada es como antes y el círculo se ha cerrado.

Por fin te sientes seguro y no temes al mañana,

ahora puedes con el viento con la lluvia con el fuego,

y te has descubierto fuerte desde dentro de esta llama,

que en su boca crea el beso incandescente y verdadero.

sábado, 9 de abril de 2022

Recompensa del destino


 Kurdo, el rubio felino de bigote bicolor supo que era ella. No le cupo la menor duda, y esa verdad que lo cegó al instante fue tan poderosa que a un tiempo lo aterró y lo convirtió a la vez en el gato más feliz del mundo.

"De algo hay que morir", pensó echando cuentas al enamorarse por séptima vez. "Sin duda esta es la buena, la definitiva".

Esta última existencia que ahora ponía en juego se le antojó que sería la más feliz de todas, la más intensa, la más plena, la más real y la más satisfactoria, y se armó de valor para vivirla y disfrutarla como merecía.

Ricci era una preciosa gatita de ojos pícaros y sonrisa prodigiosa, de extremada sensibilidad y de alma plena, como él. Detrás de su hermosa apariencia física (pues Kurdo jamás había conocido una gata más bonita) se encontraba un corazón que albergaba toneladas de amor por compartir y  mil y una deliciosas sorpresas. Y Kurdo quería conocerla todas.

Ricci tenía el corazón herido. El último galán de las azoteas que había conocido y que había conseguido conquistarla con sus maullidos embusteros y nocturnos, no supo estar a la altura de una hembra como ella, y sabedor de que nunca sería capaz de dar lo que una gatita así necesitaba, se marchó buscando la felicidad en otro tejado y con otra minina y abandonándola junto a Baro, el cachorro de Ricci, que durante un tiempo creyó que aquel felino de afiladas uñas lo enseñaría a cazar, a desenvolverse en la vida y a protegerse de los ataques de las más despiadadas criaturas de la noche.

Kurdo se encontró con Ricci lamiéndose las heridas y disputándole a la vida un día más, y unas briznas de felicidad para compartir con Baro. 

El rubio felino de bigote bicolor reparó en la luz que desprendía la presencia de aquella ideal gatita y por un momento todo dejó de dolerle, pues él también agonizaba al desangrarse en emociones y al arrastrar la herida más grande que jamás le había causado un fracaso. Consiguió acercarse a ella, presentarse sin atemorizarla al mostrarle su mirada más franca y sus maullidos más sinceros y acertados. y prometiéndole regresar cuanto antes, no tardo en cazar lo necesario para compartir con la irresistible belleza felina y su cachorro una cena que pensó tan solo alimentaría su cuerpo, pero que por arte de la magia del destino comenzó a alimentarle también el espíritu.

—Mastica despacio–le aconsejó Ricci a su cachorro– en ocasiones la vida te sienta a una mesa llena de exquisiteces, pero has de contener tu instinto y no pretender saciarte de inmediato, sino aprender a saborear con tiempo y prudencia cada bocado.

Kurdo se maravilló del acierto del consejo pronunciado por aquella madre que evidenciaba con cada palabra y con cada gesto que su cachorro podría estar tranquilo mientras ella estuviera a su lado. Y supo que se había enamorado completamente de ella cuando observó como con la patita le acercó a Baro el último bocado para que se alimentase bien y recobrase fuerzas. 

Entonces Kurdo vio la luz y su pechó se colmó de cariño, de paz y de un firme y decidido deseo de morir o matar por ella y su cachorro si llegara el caso.

Cuando hubieron ultimado los restos de aquella primera cena compartida, Ricci lo invitó con la mirada a seguirlos a su refugio al otro lado del rio que cruzaba la ciudad, y Kurdo decidió también que la seguiría al fin del mundo. Y es que realmente el mundo que había conocido hasta que se encontró con ella en la noche, había dejado de existir y había dado paso a un impresionante universo de amor concentrado en la sonrisa más bella que había visto jamás. 

"Sea", pensó Kurdo. "Puede que el destino vuelva a golpearme y esta vez termine con mi historia definitivamente, pero al menos moriré sabiendo que he vencido, pues la recompensa más hermosa a una vida de sufrimiento me sonríe ronroneando y esta noche dormirá junto a mi".


jueves, 7 de abril de 2022

Emociones


 No pienso disculparme nunca más por sentir como siento y por compartir mis emociones en negro sobre blanco. Esto es lo que soy, esto es lo que hay. No tengo porqué justificar que en ocasiones se me hinche el corazón y solo quiera escribir y decir cosas hermosas, porque mojo la pluma en el tintero de la belleza más absoluta.

Ya he demostrado que también puedo cambiar el recipiente en mi escritorio y escribir con ese oscuro pigmento extraído de los momentos más dolorosos, y crear textos de extrema crueldad en los que literariamente descuartizo y consigo que sufran hasta la saciedad aquellos y aquellas (sí, voy a ser paritario porque en mis vidas el dolor y la crueldad que he padecido en muchas ocasiones también se presentaron con nombre de mujer y disfrazados de falsas caricias y besos impostores) por lo que aquellos que quieran tacharme de ñoño o de pastelososo, sinceramente se pueden ir a tomar por el culo cogiditos de la mano. Soy escritor y aunque alimente muchas de mis obras de fragmentos de realidad disimulados, también he sido y soy capaz de nutrirlas con fantasía y con imaginación, y combinarlos en la coctelera para crear relatos, poemas o novelas que si se sirven con hielo, una rodaja de limón y unos arándanos pueden resultar hasta agradables al trago y a la lectura. Aunque sé que si abuso de algún ingrediente también pueden resultar cocteles excesivamente indigestos.

Un día, cuando menos te los esperas y cuando más lo necesitas, el destino te cruza en el momento adecuado con la persona acertada y de repente la vida  deja de doler y te sonríe con una sonrisa increíble y unos labios deliciosos, y la rueda vuelve a girar porque han desaparecido los palos que te había colocado a mala leche el porvenir. Y en ese momento sientes la necesidad de gritar a pleno pulmón que eres suficiente, que te sientes capaz y válido, que por muy jodido que pueda ponerse todo siempre encontrarás la salida agarrado a la mano que te tiende la felicidad, y que pase lo que pase y le pese a quien le pese, no te rendirás y desde la ilusión y la esperanza te reconstruirás y seguirás adelante. Y si has nacido con esa enfermedad que es al mismo tiempo maldición y bendición y que hace de la catarsis literaria el necesario tratamiento ambulatorio, lo pondrás por escrito. Y ya puestos a ser borde, al que no le guste leer algo así que no lo lea, que no emponzoñe el momento con su desprecio y que se abstenga de desearme más desgracias porque ya vinieron demasiadas y a todas conseguí saltarlas o dejarlas atrás.

Ha sonado la campana y comienza un nuevo asalto, Me he ajustado los guantes, me he colocado el protector y he abandonado el rincón deseando hacerme con el título, por muchas hostias que tenga que encajar y mucha sangre que pueda derramar por el camino, porque el destino pega duro, te abre la ceja, te rompe los dientes y te machaca las costillas, pero a veces consigues levantarte antes de que el árbitro termine de contar y vuelves a lanzar tu mejor directo y tus ganchos más demoledores buscando recuperar terreno y poner contra las cuerdas al contrincante. Quizás me haga con el cinturón en mi categoría y llegue a saborear la victoria, o quizás no, pero si he de volver a morirme lo haré peleando, sonriendo y besando unos labios que saben a mañana.

Y eso es todo, amigos (y amigas, claro).


miércoles, 6 de abril de 2022

Es más que necesario


 A veces hay que detenerse a escuchar y a pensar con todos los sentidos, con los seis. A veces el destino se empeña en ponerte las cosas claras y señala con luminosos neones ciertas personas, ciertos momentos, ciertas circunstancias y ciertas verdades.

Durante las charlas que estoy compartiendo con estudiantes de toda mi comunidad autónoma, les hablo desde mi verdad, desde mi experiencia vital, desde la más absoluta sinceridad y entre otras cosas, no me importa reconocerles que he sido el tipo más estúpido de mi provincia y que seguramente sea el fulano más enamoradizo del universo conocido. Y probablemente también del universo por conocer. Todo es posible.

Escuchando a Macaco siempre disfruto con los minutos musicales y con los minutos emocionales resultantes de la escucha de sus canciones y de lo que estas me aportan, que es mucho.

En una primera lectura de este tema no pude evitar asociarlo a mi realidad pasada, en concreto a esas ocasiones en las que me dijeron que me querían mientras me destrozaban la vida, me machacaban la autoestima y me convertían en una sombra descosida de mis zapatos que se quedaba en tierra mientras yo intentaba volar. Y es que puede que no fuera mentira, puede que me quisieran, pero desde luego no me quisieron bien.  A esa primera lectura le siguió otra en la que asociaba la letra de la canción con la realidad de personas muy queridas para mi, a las que desde luego no han sabido querer y han querido muy mal; y desde el cariño más sincero, y mi a veces torpe y poco afortunada empatía, he tratado de aportar cuanto he podido, consiguiendo en ocasiones el efecto contrario al deseado al pensar que mi cariño desmedido y esa jodida sensibilidad extrema que acompaña a cuanto digo o cuanto escribo, podría ser el tratamiento perfecto para las dolencias del alma, pero levantando sin desearlo un muro de seguridad entre corazones que deberían caminar de la mano.

En mi última interpretación de este tema, he llegado a la conclusión de que me debo el quererme bien y que si yo no soy capaz de quererme como necesito, seguramente nadie sepa o quiera hacerlo.

Tengo que dejar de buscar el ser suficiente para otras personas y trabajar en serlo para mi mismo. Y eso no es egoísmo. En absoluto. Es supervivencia. El verdadero amor hacía uno mismo se desnuda de pretensiones cuando se enfoca desde la necesidad de convertir el miedo en valentía, la ignorancia en acierto y la autocompasión en el empuje necesario para salir del pozo. Cuando identificamos nuestras carencias, nuestros errores y también nuestras habilidades, nuestras cualidades y nuestras necesidades.

Por eso os invito hoy a pasar un rato con vosotros mismos, a conoceros mejor y a ponerle nombre a aquello por lo que creáis que estar vivo merece la pena. Y hay muchas cosas que hacen que la vida sea algo realmente increíble. En mi caso pensaba que esas cosas siempre tenían nombre de mujer, pero puede que alguna se llame Juan, y voy a colocarla en el lugar que merece, voy a tratar de pulirla y abrillantarla para que cuando la persona adecuada la identifique y sepa que era exactamente lo que estaba buscando, se lleve el mejor artículo de la exposición.

No permitáis que os quieran mal, no consintáis su amor de saldo, corrupto, interesado y en muchas ocasiones envenenado al haber sobrepasado la fecha de caducidad. El verdadero amor no caduca, no envejece y no se corrompe. El verdadero amor puede mover el mundo, vuestro mundo, nuestras vidas.

Esto de ser una persona altamente sensible a veces suena a chiste, pero realmente es la más incómoda denominación de origen y en ocasiones es algo francamente difícil de sobrellevar. Hay quien desprecia la sensibilidad ajena, quien se ríe de ella y la convierte en un defecto o en un signo de debilidad, pero que nadie se confunda, ser sensible no es ser débil. Probablemente cuando me enfrente al miserable o al inmisericorde y traspase su pecho con el puñal de mi justa defensa, simplemente me dolerá el no haber podido encontrar una solución más dulce. Y en ese dolor, mientras clavo la hoja hasta la empuñadura mi corazón también sufra. Pero luego limpiaré la daga en la piel del enemigo derrotado y volveré a mis escritos, a mis ilusiones y a mis sueños.

Vivir es mucho más que sufrir y aunque la vida pase y pese, también te colma de alegrías.