miércoles, 9 de agosto de 2023

Sangre


 Antes de terminar con el trabajo, Laertes se concedió un pequeño descanso. Si bien es cierto que quien lo contrató insistió en que hiciera sufrir lo más posible al objetivo, el rubio asesino de bigote bicolor se concedió ciertas licencias a la hora de cumplir con el encargo, y más allá de haberse ganado con creces los doce mil quinientos euros acordados y recibidos en billetes de cincuenta dentro de un sobre cerrado enviado por mensajería a la dirección postal en la que se enviaban sus pagos , había disfrutado. Estaba disfrutando.

Puede que lo de arrancarle con los alicates una a una las uñas de los dedos de manos y pies, evitando con agua fría y sales que la víctima perdiera el conocimiento por el intenso dolor, había sido algo excesivo, pero nada comparado con el arduo trabajo de cutter realizado a lo largo de la espalda, el pecho, el vientre y el escroto del miserable, quien sabedor del final que lo esperaba, llevaba horas suplicando una muerte rápida. O al menos eso es lo que Laertes interpretó de los sonidos que apreció tras la mordaza, y de las lágrimas que no paraban de brotar derramándose incesables por las mejillas del hombre atado de pies y manos que aún respiraba tumbado sobre la camilla de tortura reservada a los encargos especiales.

Cuando recibió la documentación sobre el trabajo y dedicó unos días a seguir y a estudiar a su blanco, Laertes supo que disfrutaría con esta misión. En ocasiones como esta amaba su trabajo y se sentía muy orgulloso de él. De alguna manera podría decirse que cumplía con una necesaria labor social. El ex agente de operaciones especiales llegaba donde la timorata y politizada justicia española no conseguía llegar, y al recibir la llamada de aquel padre desesperado que vio como el asesino de su hija y de sus dos nietecitos era puesto en libertad tras haber cumplido apenas cuatro años de condena, supo que al ajusticiar, descuartizar y deshacerse del cadáver de aquella escoria humana, contribuiría a hacer del suyo un país mejor. 

Según las evidencias aportadas por los agentes de la unidad de homicidios de la Guardia Civil que habían llevado aquel caso, el desalmado que ahora sollozaba presa del pánico y del dolor, no atendió a las suplicas de su difunta esposa y pese a todos los esfuerzos de esta, degolló a los niños delante de ella antes de atravesarla el pecho de parte a parte en más de cinco  ocasiones causándola heridas incompatibles con la vida. 

Una buena defensa, unas absurdas circunstancias atenuantes, la influencia del siempre poderoso caballero que es Don dinero y los contactos adecuados, lo permitieron volver a las calles a compartir vinos y chistes asquerosos con sus amigotes y con otra gentuza de su ralea. Pero se acabó. Ese nueve de agosto la ira de Dios cayó sobre el pecador que agradeció entre lágrimas escuchar a Laertes montar junto a su oído derecho la Pietro Beretta de 9mm introduciendo al hacerlo una bala en la recámara.

El disparo, con silenciador por si las moscas, atravesó el cráneo y el cerebro derramando sangre, trocitos de hueso y restos de masa encefálica sobre los plásticos que forraban paredes, techo y suelo de la sala de torturas. Lo demás fue tan solo labor de limpieza y desinfección, como el trabajo realizado.

Una vez se hubo deshecho de los restos, Lertes encendió un pitillo con su viejo y fiable mechero de gasolina y se sirvió un escocés con mucho hielo y cola light en copa de balón.

Un día mas. La vida pasa y pesa, pero sobre todo pesa sobre quienes no son conscientes de que todo acto conlleva una consecuencia.


domingo, 6 de agosto de 2023

Prescripción facultativa


 A veces  la felicidad y el amor van cogiditos de la mano y sorprende con que facilidad una cosa lleva a la otra y la otra a la una cuando recibes un beso, una mirada , una sonrisa o una caricia de la persona adecuada.

Resulta que no hay mejor tratamiento para los momentos de angustia o de amargura que esas píldoras de felicidad que te suministra quien puede sanar al tiempo tu corazón, tu alma, tu espíritu y tu ilusión, en lo que tarda en posar sus labios sobre los tuyos, en dedicarte una sonrisa radiante y luminosa o en guiñarte un ojo mientras te acaricia la mejilla.

La felicidad, como la fama, es efímera y como la inspiración, es también caprichosa y traicionera. Llega de pronto haciéndote creer que la respuesta a tus oraciones se ha vestido del momento perfecto, y se marcha sin mirar atrás, dejándote completamente extasiado con el recuerdo de lo que ha sido, y con el deseo de que permanezca siempre o por lo menos de que regrese, aunque sea solo un ratito. Pero tan solo se administra en pequeñas pildoritas, seguramente para evitar adicciones o una peligrosa sobredosis.

Ese director del equipo de especialistas que es Dios, rige y coordina con acierto el inmenso hospital que es el universo y cuando revisa tu historial médico y encuentra síntomas preocupantes, no duda en prescribirte la medicación adecuada para que resistas lo suficiente, para que no te rindas, para que apuestes por un poco más, por un nuevo esfuerzo, por otra intentona.

Delega la administración de los fármacos que con letra tan difícil de entender como precisa ha escrito en una de las recetas del talonario de tu fe y de tu esperanza, en la persona adecuada, en aquella que ejerce como personal sanitario de urgencias salvándote la vida, y que merece por ello un interminable aplauso desde el balcón de tu pecho. 

Porque todo termina llegando, incluso lo bueno, y es sorprendente ver lo efectivo de esa asistencia médica que precedida del estruendo de las sirenas que son los latidos de un corazón enamorado, y de las luces que desprenden las pupilas de los ojos que te miran con ternura, llega a tiempo de desfibrilar el músculo dolorido, maltrecho y enfermo.

Puede que lo de haberme hecho una transfusión de versos ABBA positivo, tenga algo que ver con este festival de metáforas. O puede que tan solo busque la manera de describir aquello que desborda el caudal de mi emoción.

Vaya usted a saber. En cualquier caso es curioso lo que emana de mi interior cuando me siento a escribir mojando la pluma en el tintero del alma. Y es que creo que no sé hacerlo de otra forma.

domingo, 30 de julio de 2023

Declaraciones


 Ayer tuve la ocasión de volver a ver sobre las tablas de un escenario a un elenco de actores representando el libreto inmortal que escribió Fernando de Rojas hace más de quinientos años, y más allá de apreciaciones personales sobre la dramaturgia y la escenografía de esta versión, pude ratificar que esta obra esconde la declaración de amor más hermosa y potente de cuantas he leído, y que de hecho he adaptado, versionado y utilizado en alguna ocasión en estos últimos años.

Calixto, presa de amor y deseo por Melibea, dice a su criado Sempronio, "Melibeo soy, a Melibea adoro, en Melibea creo y a Melibea amo", y realmente creo que con estas palabras describe a la perfección lo impresionante del sentimiento que puede despertar en tu corazón una persona.

Cuando se ama con tanta intensidad realmente sientes que más allá de sus mirada, de su sonrisa, de sus besos y de sus caricias todo lo demás no importa y no merece la pena, y te sientes absolutamente poseído por su esencia y entregado en cuerpo y alma a su realidad, a su presencia y a su capricho.

Puede que con los años, las experiencias, los fracasos, las decepciones, la perdida de ilusiones y esa fijación que tiene el destino con ponerme palos en las ruedas y hacérmelo difícil, haya aprendido a conservar en el interior de mi pecho el germen del sentimiento más hermoso, esa semilla que ELLA plantó en mi pecho y que pese a todas las adversidades y dificultades creció embelleciendo el jardín de mi alma. 

Puede que dentro de quinientos años alguien recurra a mis palabras para describir ese huracán de pasión y ese torbellino de emociones que lo sacude por dentro y lo lleva a un universo donde solamente la existencia tiene sentido para prescribir en los labios de la persona amada las píldoras de felicidad que apaciguan su mal.

Puede que dentro de quinientos años no resulte un problema ni sea motivo de vergüenza ser un romántico empedernido entregado por completo al fuego que todo lo quema.

De momento seguiré ocultándome de las saetas empapadas en curare y esgrimiendo mi pluma como única arma para plantarle cara al fatun.

De momento seguiré siendo yo, pase lo que pase y le pese a quien le pese.


martes, 18 de julio de 2023

Raíces profundas


 Que nacen desde ese corazón que necesita una nana como respirar para que el fruto crezca sano y prospere. Y aquí os dejo esta preciosidad de nana que precisamente lleva por título Nana para el corazón.

Descubrí a estos artistas el pasado sábado en uno de los conciertos que la diputación provincial organiza en los castillos de esta tierra mía. Y con su talento, su arte y su maravilloso directo me ganaron para la causa.

Es curioso, nunca los había escuchado antes. Solo sabía que los producía un artista al que aprecio mucho, Diego Galaz. Diego es burgalés, como los componentes de este grupo, y además de una gran persona es un músico talentoso, innovador en lo tradicional y virtuoso en la evolución, como los integrantes de este grupo, por lo que si él andaba de por medio ya de por si era señal de calidad cuando menos.

La música de El nido nace de unas raíces profundas que riegan y cuidan a diario. Unas raíces de las que se sienten tremendamente orgullosos y que llevan por bandera a la hora de componer música y de tañer sus instrumentos, templar las voces y emocionar al público de sus conciertos.

Soy vallisoletano de "binacimiento". La vida me ha llevado por distintos lugares de España y del mundo y he amado, rezado y comido en distintas ciudades y distintos países a veces durante meses, a veces durante años, pero siempre he vuelto a mis orígenes.  En las dos ocasiones de las que tengo evidencias científicas he nacido en Valladolid, y la única vez que recuerdo haber muerto lo hice también en la ciudad del Pisuerga, un lugar para morir tan bueno como cualquier otro.

Desde muy jovencito toco (o agredo más bien) distintos instrumentos musicales y aunque he pasado por todos los estilos en mi afán de torturar a familiares y amigos con mis ejecuciones musicales (a pesar de mis limitaciones como instrumentista, clementemente no llegaron a pedir la ejecución, tan solo la cadena perpetua) nunca me llamó particularmente la atención la música castellana. Digamos que puestos a jugar con el folclore, preferí hacerlo con el de influencias celtas como el gallego (para espanto y tortura de los  perros del vecindario, toco la gaita) el vasco o el asturiano. Las jotas, los paloteos y la música tradicional castellana nunca me sedujeron, pero en el concierto de El Nido descubrí que algo dentro de mi se  agitaba y pugnaba por brotar. Y no era otra cosa que mis raíces reivindicando su espacio natural que de alguna manera se hacian eco de mi historia personal.

Jamás bailé una jota. Soy urbanita y aunque durante casi un año residí con la que fue mi única esposa en un pueblo de Valladolid, y ahora resido en una urbanización de otro pueblo del alfoz, podría decirse que cuando escucho dulzainas y tamboriles salgo corriendo en la dirección opuesta a la música. Pero el pasado sábado os aseguro que me entraron ganas de levantar los brazos y moverlos de lado a lado con una cedencia y un ritmo similares a los que imprimo a mi famoso "baile del teleñeco", ese baile que acostumbro a ejecutar cuando el alcohol me desinhibe o cuando estoy de un particular buen rollo.

Durante cuatro años la vida me llevó a tocar en una banda de gaitas acompañando con música al grupo de danzas tradicionales de la Casa de Galicia de Valladolid, y con ese grupo viajé además de por muchos enclaves españoles, por Francia y la Bélgica fronteriza tocando mi instrumento ataviado con el traje tradicional de gala de los músicos de Galicia. Quizás lo de ser rubio y tener los ojos azules acompañaba ese aire celtiña de las interpretaciones, pero he de reconocer que lo hice única y exclusivamente (como la mayoría de las cosas que hago), por una mujer. Ella era la profesora de canto y percusión tradicional en ese centro regional y una de las integrantes más reconocidas y aclamadas.

De haber sido vasca, seguramente habría acabado tocando el txistu o la txalaparta vestido de marinero bermeano, o de haber sido catalana tocando la gralla ataviado de payes, pero era natural de Pontedeume (A coruña), así que tocó aprender el conxuro de la queimada y falar un pouquiño do galego.

Y no es que tenga poca personalidad, es que tengo muchas y todas ellas supeditadas a mi terriblemente enamoradiza condición.

Pero una vez más me estoy yendo por las ramas.

El caso es que sin esperarlo y sin premeditación ni alevosía (aunque si con cierta nocturnidad) me encontré disfrutando de la música de mi tierra y regando con agua clara y fresca las raíces que me atan a los campos de Castilla.

He de decir también que Nacho Prada, el vocalista de esta formación de la que os hablo me despertó de inmediato muchas de las sensaciones que me embargan cuando escucho a Pucho, el cantante de Vetusta Morla, pues de alguna manera y salvando las distancias, compartía con él además del timbre de voz y la elegancia en el canto, letras llenas de metáforas y alegorías, de sensibilidad y belleza, y una simpatía casi excéntrica, pero cautivadora sobre el escenario.

Entré el el patio de armas del castillo de Tiedra como ciudadano del mundo y al abandonarlo crucé el puente sobre el foso como castellano de pro.

Hay que ver...de lo que es capaz la fuerza y la magia de la música.

Buscad El Nido en plataformas o haceros con sus discos. Os aseguro que os sorprenderán.

miércoles, 12 de julio de 2023

Ladran


 Pues cabalgamos.

Aunque les pese a los de siempre, aunque les joda a los mediocres, a los envidiosos y a los que desde un equivocado criterio disfrazado de razón pretendan desmontarme, cabalgo.

Y cuanto más cabalgo más ladridos tengo que escuchar, y más debo picar espuelas para alejarme de los mordiscos de colmillos infectados por la rabia que envenena el ego y corrompe la conciencia.

Pero no desmontaré ni tan siquiera para arrojar una piedra al animal sarnoso que lanza dentelladas contra los flancos de mi montura. Un día se morderá la lengua y perecerá envenenado retorciéndose entre atroces dolores y ahogándose con sus propios vómitos.

Nos soltaré las riendas ni sacaré los pies de los estribos. No detendré mi corcel mientras el animal resista, pues el camino es largo y la senda ardua.

No alimentar al troll fue la primera de las recomendaciones que aprendí en el curso de Social Media al enseñarnos como afrontar los ataques a través de las redes sociales. En ellas y ocultos tras un supuesto anonimato, los haters o mejor dicho y hablando en la lengua de Cervantes, los "odiadores", escupen su rabia, su frustración y sus celos contra quienes pretendemos hacer de la red un lugar de encuentro, una mesa de dialogo, un portal de información y un jardín de descanso.

Tengo la mala costumbre de dar la cara, aunque puedan rompérmela, pero lo que nunca podrán quebrar será mi dignidad ni mis principios. Mantengo lo dicho, mantengo lo escrito y esgrimo la pluma como el arma escogida para afrontar cada duelo que me lleva a luchar por mi honor o por el honor de mi dama en el campo de Marte.

Y no dejan de ladrar. A veces con estruendosos ladridos, a veces con ladridos imperceptibles pero igual de emponzoñados.

Ladran, pues cabalgamos.


domingo, 9 de julio de 2023

El séptimo arte y el arte de matar




Quizás debería tener cuidado con ciertas películas y evitarme aquellas que me revuelven por dentro y me llevan a momentos del pasado a los que sería mejor no regresar. Pero lo cierto es que soy un romántico empedernido y ese es uno de los síntomas que ayudan a reconocer la dolencia que me enferma el alma.

Ayer vi en compañía de una buena amiga, a la que he tomado mucho cariño, una película de título más que sugerente, "Almas perdidas". Ya me conocéis y aunque en la sinopsis pude leer que se trataba de un drama, di por sentado que a estas alturas de la vida, los supuestos dramas de las pelis románticas no serían no con mucho tan dolorosos como algunos de los experimentados en primera persona, por lo que me presté encantado a ocupar mi puesto en el tendido de sombra. Pero no me di cuenta de mi facilidad para saltar a la plaza como el típico espontaneo que se cree que el toreo es solo echarle un par de cojones y coger un capote. . 

Y una vez más esa arrogancia al esconderme tras el burladero de argumentos equivocados me llevo a sufrir una nueva cogida emocional. Y aunque la película me gustó, por un lado me dolió ser testigo del absurdo en las decisiones de la pareja protagonista y por otro me terminó  de confundir, llevándome a ocupar el puesto del astado que recibió la puntilla con esa odiosa frase que se rotula a traición sobre la pantalla en muchos filmes: To be continued.

Es la historia de una  joven pareja enamorada hasta las trancas o algo parecido. Pero muy de este tiempo, una pareja de las de ahora, de esas que anteponen sus ambiciones personales, laborales y de éxito, a construir un futuro codo con codo con la persona amada, renunciando pase lo que pase y le pese a quien le pese a ciertas cosas en las que uno de los dos se convertirá en un seguro perdedor.

Ella acepta una interesante oferta de empleo en una ciudad lejos de él y él se niega a viajar con ella y a instalarse a su lado. Ella no renuncia a su trabajo y ahí me clavaron la primera banderilla, al recordarme la frase de una mujer con la que compartí años de relación, vida, casa, viajes y supuesto proyecto de futuro, y que me dijo literalmente "no me pidas que elija entre mi trabajo y tú,  porque voy a elegir mi trabajo", y se marchó a trabajar a otra ciudad regresando a casa únicamente un día a la semana. Eso fue el principio del fin.  Yo no supe ni quise estar solo y busqué cariño en otros brazos y en otros labios. Mal. Porque lo que mal empieza mal acaba y ese cariño sustituto se tornó contra mi y me produjo una de las heridas más graves que he sufrido nunca. El karma existe y cada uno da lo que recibe y luego recibe lo que da.

Un poco más adelante en el metraje y en uno de esos gloriosos e intensos polvos de reconciliación, él le dice a ella que su hogar está a su lado. Y esa frase me abrió en canal pues no hace mucho le dije una de las mujeres que más he querido, y de la que me enamoré como un colegial apostando todo y cometiendo en mi confusión uno de los errores más grandes que he cometido, que mi hogar estaba entre sus brazos y, luego le escribí uno de los textos más hermosos que he escrito nunca y que llegué a colgar aquí, aunque al romperse el amor eliminé del blog todas las entradas que hablaban de nuestra historia, aunque soy incapaz de eliminarlos de mi corazón y de mi mente, porque de alguna manera nunca he dejado de quererla.

Después de  tragar saliva, disimular las lágrimas por  aquello de mantener el tipo , fumarme un pitillo , beber un trago de gintonic (lástima que lo hubiera preparado con ginebra sin alcohol) y sentarme de nuevo en el sofá a continuar con el visionado, se presentó de golpe ese momento en el que él se da cuenta de que al no haberla sabido mantener a su lado, la perderá en los brazos de otro, y el rejoneador escondido tras las páginas del guion de la película, me atravesó el lomo de parte a parte. Durante esas escenas se rebeló y vino a mi, la que quizás ha sido la historia  de amor que más ha marcado mi vida y que la sigue marcando, al perder por estúpido y favorecer que terminara en brazos de otro, a la mujer con la que descubrí el significado de muchas palabras, de muchas emociones y de muchos sentimientos y a la que querré el resto de mis vidas.

Y es que la vida es complicada, el destino se lo pasa pipa complicándola aún más y yo soy carne de matadero emocional ,y entro al trapo siempre que salgo al ruedo y me encuentro con una mujer capaz de despertarme fuego en el alma, mariposas en el estómago y versos en el corazón.

Pero como ya os he dicho muchas veces, el que nace lechón, muere cochino y renace más lechón que nunca. Y aunque Cupido me espere a porta gayola tras la salida de toriles, agacharé la testuz, cogeré fuerzas y volveré a embestir con todas la ganas creyendo que esta vez podré salir airoso y me ganaré el indulto del presidente entre vítores y pañuelos blancos. Imbécil de mi. Esos blancos pañuelos será únicamente el reconocimiento al matador que podrá cortarme las dos orejas. Y mucho me temo que también el rabo (que se le va a hacer, total, ya ha vivido lo suyo). 

jueves, 6 de julio de 2023

En mi universo paralelo


 En el que no puedo evitar jugar a ser el único Dios y así todo es mucho más sencillo y todos somos mucho más felices (yo incluido). 

Es mi universo, y allí las cosas funcionan siempre como yo quiero que funcionen. Todo es perfecto, las sonrisas iluminan las mañanas y las noches y, el sol solo se eclipsa cuando ELLA  me besa administrándome una de sus prodigiosas píldoras para mantenerme en pie,  o cuando se cubre todo el firmamento con la sombra de un abrazo cálido, sincero y reconfortante. Y nada sale mal, ni nada termina de repente entre lágrimas, sino siempre de la mejor de las maneras que soy capaz de imaginar y de escribirme. La luna sale a pasear siguiendo unas hermosas pupilas y en ocasiones baja a la fragua con su polisón de nardos, y brinda con aquel poeta que descubrió que la voluntad del blanco satélite plagado de cráteres en vez de volcanes como aquel que habito, contralaba la cordura de mi especie alterando su razón o expandiendo sus mentes, y también las mareas, bañando las playas con olas de esperanza. É convirtió su hallazgo en versos antes de caer bajo el fuego de la confusión de los hermanos enfrentados, regalándonos una eternidad de romances gitanos y de versos en Nueva York.

La única pega que encuentran aquellos que se rigen exclusivamente por la diosa cordura,  es que mi universo es paralelo y no real. 

Mi universo está situado poco más o menos en el punto medio entre el lugar que visualizo al cerrar los ojos y el lugar donde quisiera vivir junto a ELLA el resto de mis vidas, una detrás de otra, y en todas enamorados, satisfechos y felices sanando nuestras heridas y cauterizándolas con saliva, con caricias oportunas  y con copas de vino. Está lejos, muy lejos , y a salvo de catástrofes, de invasiones, de imposiciones y de crueldad. Al entrar hay un mostrador donde los alérgicos a los gatos pueden recoger tantos antihistamínicos como necesiten, pues los felinos proliferan  Por eso es imaginario, porque en la vida real los gatitos mueren abandonados, atropellados o perseguidos, todo es jodidamente complicado y el destino se entretiene poniéndonos palos en las ruedas y viéndonos tropezar (ya podía comprarse un libro bien gordo de sudokus y de sopas de letras). En este universo real y en ocasiones implacable, hay un verdadero Dios, existe, y se lo pasa genial con las personas como yo, como nosotros. Pero no le culpo por ello porque sus caminos son inescrutables y acostumbra a escribir recto con renglones torcidos.

Si me paro a pensar me doy cuenta de que en realidad no necesito ver para creer, sino creer para ver y no rendirme ante la oscuridad, ni desesperarme al no enfocar bien por culpa de las incómodas dioptrías emocionales que crecen alimentadas por  las ilusiones perdidas que todo lo destruyen.

En mi universo encuentro esas ilusiones que despisté por el camino o abandoné sobre la barra de un bar, sobre la cama de una mujer o sobre la tapa de un piano, y vuelven a tener sentido y futuro. A veces me retiro allí a descansar y me relajo ausente de las complicaciones de una realidad plagada de circunstancias difíciles o adversas. A veces prefiero que me llamen loco, iluso o ingenuo. Y es que a los locos nos verán bailando cuando todo esto se termine yendo a la mierda y el mundo tangible se resquebraje. Entonces habrá cola en la puerta de acceso a mi universo y muchos se sorprenderán al darse cuenta de que está restringido el derecho de admisión. Solo entrarán aquellas personas que yo considere buenas y necesarias, y en él habitan las buenas y necesarias personas que ya se marcharon del mundo real. 

Mi universo es mi casa. Si te digo que pases y te pongas cómodo, entiendo que no querrás ensuciarla ni desordenarla, sino compartir conmigo momentos de necesaria liberación y de eterna lectura del libro adecuado.

En mi universo cada edificio es una biblioteca y cada negocio una papelería; cada tormenta una tormenta de ideas, cada incendio un fuego de pasión, cada terremoto una fiesta y cada muerte una pausa.

En mi universo no tengo que ponerme gafas de sol para ocultar esta mirada azul y cuando comparto palabras azules los invitados las comprenden a la primera, aunque comiencen con R.

No hay miseria, no hay dolor, no hay traición y no hay aceitunas, pero a cambio tenemos todas las variedades de vino, todas las viandas elaboradas por los maestros artesanos que me hacen feliz en el mundo real, y todos los caprichos que pueda imaginar, que consideres imprescindibles y que te ayuden a sonreír.

En mi universo cada ruido es una nota musical y el estruendo es una sinfonía, las amenazas son poemas en versos de arte mayor y los golpes orgasmos terriblemente placenteros.

Un día os invitaré a venir. De momento os cuento como es, por si os apetece incluirlo en vuestro mapa de galaxias.

La cartografía de los sueños imposibles le dedica varias páginas y fotos a todo color.


jueves, 29 de junio de 2023

Herido


 La psicóloga que me está ayudando a trabajar la autoestima y el amor propio me pasó ayer el enlace al podcast de una compañera suya en la que esta explicaba lo necesario para que funcione bien una relación de pareja, y lo que generalmente hace que las relaciones no terminen de avanzar.

Dentro de esos aspectos que torpedean las relaciones de pareja y que nada tienen que ver con la ausencia de la necesaria admiración mutua, de la atracción y del respeto común, estaban las heridas que no han sanado aún las personas que han sufrido demasiado en anteriores relaciones a la que ahora comparten.

Más allá del desamor (o de la muerte del amor), se esconden la traición, la infidelidad (esto es tan solo uno de los muchos rostros de la traición) los malos tratos tanto físicos como sicológicos (mucho más habituales y duros, aunque no dejen marcas visibles en la piel) la falta de comunicación y la falta de confianza. Y algo muy importante y también muy común, la incompatibilidad de caracteres. No hay que irse a los tópicos de las evidentes diferencias entre personalidades que todos podemos apreciar a simple vista al conocer a una pareja, tan solo profundizar en algo mucho más importante y más profundo: la forma de vivir las emociones. 

Hay personas altamente sensibles, conocidas comúnmente como PAS que no consiguen que su pareja termine de comprender que no sufren tanto ni se llevan todo a lo emocional  por gusto, por capricho ni por llamar la atención; que simplemente viven con los sentimientos a flor de piel y eso puede ser algo increíblemente hermoso y placentero en los buenos momentos, pero despiadadamente cruel y doloroso en los malos. Y es muy triste tener que esconderse para que la persona con la que estás intentando construir un futuro no te vea llorar al emocionarte con una noticia de los informativos, con las páginas de un libro, con la letra de una canción o simplemente al ver a un pajarito alimentando a sus polluelos en el nido. 

Una amplia mayoría social confunde sensibilidad con debilidad y una amplia mayoría social considera que  aquellos que no pueden evitar hablar de sus sentimientos o compartir sus emociones en público son simplemente unos ñoños, unos cursis o cualquiera de los calificativos acostumbrados para criticar su condición(incluso aquellos que cuestionan tu hombría).

Y esto lo he vivido. Al principio, cuando te abres y te muestras como eres ante la persona amada, esta lo encuentra dulce y tierno, casi hasta bonito. Pero a medida que pasa e tiempo suelen terminar cansándose de que la vida te duela y te cause heridas que no sangran y que no se cauterizan con un beso. Y entonces de un día para otro se rompe el amor y o bien buscan un estereotipo de persona más habitual y menos compleja, o bien simplemente ponen una cruz junto a tu nombre y te reciclan en el contenedor adecuado, generalmente el del olvido.


Es una putada, porque encontrar a una persona buena, generosa, inteligente, sincera y divertida no es algo en absoluto sencillo, y si encima complementas todo eso con atracción física y el necesario deseo sexual, hay que darse con un canto en los dientes, arrodillarse ante tus dioses y dar gracias al destino por haberte cruzado con ella, y conseguir no pegarte un tiro en la sien cuando descubres que una vez más, ha considerado que no eres suficiente, que te has quedado cerquita , pero no has conseguido entrar en su corazón o que quizás  si lo hiciste, pero debiste tropezar en una aurícula sin asfaltar y caíste estrepitosamente. Y nadie te ayudó a levantarte.

Y con el tiempo, mientras te lames las heridas, comprendes que ella no era tan mala, ni tu eras tan bobo, solamente que era muy difícil ese abrazo entre la mujer cactus y el hombre globo.

Y vas sumando cicatrices a los recuerdos de otras historias de amor y la vida pasa y pesa, llegando a ser insoportable el dolor al volver a descubrir a alguien que parece sentirse atraído por ti, por tu forma de ser y por tu forma de entender y vivir las cosas. Y aunque te vienes arriba y te lanzas de nuevo al combate, dentro de tu pecho sabes que seguramente será otra batalla perdida. Y te jode ser como eres, sentir como sientes, soñar como sueñas y amar como amas. Y comienzas a perder la fe. Y eso es añadir sal a las heridas y tu realidad se convierte en una herida de cuerpo entero.

Pero dentro de esa personalidad PAS, también se incluye una intensidad vital muy extraña que te lleva a ser optimista pese a todo, y a no tirar nunca la toalla, pase lo que pase y le pese a quien le pese. Y a creer que un día ELLA se dará cuenta de que te quiere y no querrá vivir sin ti. Y todo volverá a empezar.

miércoles, 21 de junio de 2023

A todo color

Ya son más de tres décadas las que llevo preguntándome en que consiste este sentimiento, y apenas ha pasado poco más de un año desde que descubrí el verdadero significado de lo que se conoce por hacer el amor. Hasta el día en que me fundí con ELLA tan solo había hecho gimnasia o había regalado mi ímpetu y mi coctel de ignorancia, atrevimiento, feromonas y hedonismo, pero no había subido al parnaso ni me había deleitado con el néctar de los dioses.

Ojalá tuviera la habilidad de Carlota Bucher (la artista cuyo video encabeza esta entrada) para diseñar el amor a todo color y plasmarlo sobre un lienzo o un cuaderno, pero ella es una mujer con verdadero talento y yo tan solo un tipo muy normal y muy confundido con demasiados traumas por superar y demasiados errores que corregir.

A veces he intentado interpretar las emociones y los sentimientos que tanto me han confundido trasladando mis dudas, mis inquietudes, mis ilusiones y mis carencias a los versos de un poema o a los párrafos de un relato. A veces he tratado de bucear en los corazones que se abrieron ante mi, y he estado a punto de perecer por falta de oxígeno al desorientarme entre mentiras piadosas, verdades a medias y envenenados te quiero. Me agarré a los salvavidas que me lanzaron los hados y conseguí salir a flote para continuar nadando contra corriente en este océano infestado de escualos que es la vida.

He creído estar enamorado en un pasado ya lejano, he sabido que nunca lo estuve en un presente continuo y he descubierto que alcancé el amor en un peligroso condicional, pero me he jurado que si amo de verdad y a conciencia, lo haré en gerundio, amando, disfrutando, riendo, soñando y viviendo. Y sufriendo, y muriendo de amor si es necesario.

El amor aún es un paraíso que me está vedado, y el destino decidió permitirme atisbar la grandeza del sentimiento más puro para retirarme después el acceso y vetar mis ansias, restringiendo el derecho de admisión, pero aunque no se me permita pasar a los reservados donde aguardan las más caprichosas musas descorchando botellas de champagne, buscaré el fallo en la seguridad del complejo y trataré de colarme. Ya he saboreado los sueños y he libado de sus labios. Y no voy a renunciar a volver a hacerlo.

Todo terminará llegando, incluso lo bueno. Creo que en esto consiste lo más hermoso de la vida, en amar y ser amado, y en comprender cuando se trata de amor y no de todo lo demás. Es muy fácil confundirse, pero aprender y acertar es mi responsabilidad. Y conseguiré hacerlo, pase lo que pase y le pese a quien le pese.

 

lunes, 19 de junio de 2023

El grito más esperado



Desde que abandonó su país escapando del ejército islámico de salvación, Khaled supo que un día habría de volver. Al embarcar en aquella barcaza junto a otros veinte pasajeros entre hombres, mujeres y niños, y alejarse a golpe de remo de las costas de Saidia, Khaled se esforzó en no volver la vista atrás, pues se le rompería el corazón. En Argelia tenía una vida feliz. Hijo de un hábil y próspero comerciante que supo hacer de las cosechas recogidas en los campos de cebada que cultivaban los hombres de su pueblo la principal fuente de ingresos de la región, se enriqueció al establecer una oportuna y gratificante línea comercial con China pocos años atrás. Apenas un par de meses antes de embarcar su padre le había cedido la explotación del negocio familiar y le había entregado las llaves de las puertas de un futuro mejor para su mujer y sus hijos, pero el misil que cayó sobré su vivienda les había arrebatado de golpe todas las oportunidades. Al conocer la muerte de su esposa y de sus dos pequeños, el apesadumbrado y torturado Khaled tomó un arma y disparó sobre los primeros soldados de ese ejército que en el nombre de un Ala que nada tenía que ver con el verdadero dios, había cercenado de un único tajo su felicidad y el sentido de su existencia. A partir del momento en el que decidió vengarse su vida se convirtió en un infierno peor aún de aquel al que le habían condenado al enterrar s sus seres queridos. Tuvo que huir de su pueblo, atravesar el país hasta la costa y entregarles a las mafias todo el dinero que había podido reunir al abandonar el lugar donde nació, para sufragar un puesto junto a otros seres humanos desesperados y obligados a escapar. El Mediterráneo los sirvió de húmeda y peligrosa frontera natural y los acogió generoso permitiéndoles cruzarlo en paz hasta alcanzar otras costas y tratar de construirse vidas nuevas. Durante el trayecto a golpe de remo, los víveres y el agua arrojados por los peligrosos delincuentes sobre la barca no tardaron en escasear, y a los pocos días las necesidades los obligaron a pelear por la supervivencia. Fue un viaje más que angustioso y vio morir de hambre a dos pequeños a los que los agrietados pechos de sus madres no pudieron alimentar. En situaciones así los hombres se despojan de su humanidad y permiten que aflore el animal que todos llevamos dentro. El agua y los últimos granos de cuscús de cebada verde se convirtieron en el oscuro objeto del deseo de tres hermanos que no tardaron en adueñarse de todo por la fuerza, llegando a degollar y a arrojar por la borda a las pocas personas que osaron enfrentarse a ellos. Cuando todo parecía perdido, el remero de proa exhalo un gritó que les apreció a todos el sonido más hermoso de la creación: ¡Tierra! Khaled divisó a lo lejos la costa de España y al igual que los hombres y mujeres que se turnaron los remos durante todo el trayecto reunió las pocas fuerzas que le quedaban y comenzó a remar con más fuerza.

Al irse acercando a la costa pudieron reconocer primero distintas embarcaciones de vela que parecían participar en algún tipo de regata y después lanchas motoras y motos de agua. Los hermanos que se habían adueñado de la embarcación temieron que una de esas lanchas que se veían a lo lejos perteneciera a la guardia costera y ordenaron detener el avance hasta que se hiciera de noche y acercarse hasta las playas camuflados por las sombras. Pero Khaled y otro hombre igual de valiente o de loco que él, decidieron realizar a nado las últimas millas y antes de que nadie pudiera impedirlo se lanzaron al agua y comenzaron a bracear hacía la costa. Durante horas nadaron sin parar en línea recta y cuando estaban ya próximos a las playas abarrotadas de bañistas y de personas disfrutando de las excelencias del clima y de cuanto podía ofrecer aquel paraíso en la tierra, la extenuación se apoderó de sus miembros. El hombre que hacía tiempo nadaba ya muy despacio alejándose poco a poco de Khaled no resistió el esfuerzo y terminó ahogándose, y la misma suerte habría corrido él de no haber sido por la providencial llagada de una embarcación de la Guardia Civil española desde la que le lanzaron un salvavidas, y cuya tripulación se esmeró en ayudarlo a subir a bordo antes de desfallecer. Después de beber un trago del agua que le ofrecieron sus salvadores, de tumbarse sobre una camilla que subieron a cubierta y antes de cerrar los ojos y entregarse a un sueño abarrotado de pesadillas en las que su mujer y sus hijos morían desmembrados una y otra vez, Khaled pudo escuchar unas palabras que no acertó a comprender: “Bienvenido a Marbella, quillo”.