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domingo, 6 de agosto de 2023

Prescripción facultativa


 A veces  la felicidad y el amor van cogiditos de la mano y sorprende con que facilidad una cosa lleva a la otra y la otra a la una cuando recibes un beso, una mirada , una sonrisa o una caricia de la persona adecuada.

Resulta que no hay mejor tratamiento para los momentos de angustia o de amargura que esas píldoras de felicidad que te suministra quien puede sanar al tiempo tu corazón, tu alma, tu espíritu y tu ilusión, en lo que tarda en posar sus labios sobre los tuyos, en dedicarte una sonrisa radiante y luminosa o en guiñarte un ojo mientras te acaricia la mejilla.

La felicidad, como la fama, es efímera y como la inspiración, es también caprichosa y traicionera. Llega de pronto haciéndote creer que la respuesta a tus oraciones se ha vestido del momento perfecto, y se marcha sin mirar atrás, dejándote completamente extasiado con el recuerdo de lo que ha sido, y con el deseo de que permanezca siempre o por lo menos de que regrese, aunque sea solo un ratito. Pero tan solo se administra en pequeñas pildoritas, seguramente para evitar adicciones o una peligrosa sobredosis.

Ese director del equipo de especialistas que es Dios, rige y coordina con acierto el inmenso hospital que es el universo y cuando revisa tu historial médico y encuentra síntomas preocupantes, no duda en prescribirte la medicación adecuada para que resistas lo suficiente, para que no te rindas, para que apuestes por un poco más, por un nuevo esfuerzo, por otra intentona.

Delega la administración de los fármacos que con letra tan difícil de entender como precisa ha escrito en una de las recetas del talonario de tu fe y de tu esperanza, en la persona adecuada, en aquella que ejerce como personal sanitario de urgencias salvándote la vida, y que merece por ello un interminable aplauso desde el balcón de tu pecho. 

Porque todo termina llegando, incluso lo bueno, y es sorprendente ver lo efectivo de esa asistencia médica que precedida del estruendo de las sirenas que son los latidos de un corazón enamorado, y de las luces que desprenden las pupilas de los ojos que te miran con ternura, llega a tiempo de desfibrilar el músculo dolorido, maltrecho y enfermo.

Puede que lo de haberme hecho una transfusión de versos ABBA positivo, tenga algo que ver con este festival de metáforas. O puede que tan solo busque la manera de describir aquello que desborda el caudal de mi emoción.

Vaya usted a saber. En cualquier caso es curioso lo que emana de mi interior cuando me siento a escribir mojando la pluma en el tintero del alma. Y es que creo que no sé hacerlo de otra forma.