Aquella mañana Diana Casperson redactora del informativo
nacional del canal Fox, abandonó la oficina del director de informativos dando
un portazo. Diana odiaba los reportajes sensacionalistas en los que la
obligaban a jugarse el tipo o a pasar por situaciones extremadamente desagradables
y la última ocurrencia de los jefes del canal era que realizase un repor sobre
la proliferación de ratas en el subsuelo de la ciudad y los peligros aparejados
por el crecimiento de la colonia de roedores. Debería bajar al subsuelo con
Michael, su cámara y con John, el técnico de iluminación y sonido. Hubiera
preferido bajar con un escuadrón de Marines pero los medios del canal aunque
impresionantes, siguen siendo limitados.
Los tres periodistas descendieron por la escalerilla que
terminaba a ras del hueco para la tapadera de la alcantarilla que retiró
amablemente el agente de la unidad de subsuelo de la Policía Metropolitana que
les facilitó el acceso tras presentarle los correspondientes permisos.
El sistema de cloacas de Nueva York era una inmensa red de
galerías y túneles que se extendía por casi medio centenar de kilómetros bajo
la ciudad y que estaba sometido al mantenimiento y las esporádicas revisiones
del personal del servicio de limpieza municipal. La Unidad de Subsuelo de la Policía Metropolitana
realizaba tareas de reconocimiento y seguridad en aquel desagradable lugar y se
cuidaba de que aquellos túneles y pasadizos no fuesen utilizados por
delincuentes comunes, narcotraficantes o incluso por terroristas para moverse
con libertad de cara a cometer sus fechorías. La iluminación era bastante pobre.
Unas bombillas en los techos y repartidas estratégicamente para evitar la
oscuridad total ahorrando la mayor cantidad posible de dinero al presupuesto
municipal alumbraban tenuemente aquel entramado de estrechos pasillos junto al
caudaloso rio de aguas fecales.
No tardaron mucho en descubrir un gran número de ratas que
entre grititos nerviosos por su presencia se acercaron a curiosear. Eran
roedores de gran tamaño, larga cola y poderosos incisivos. El mordisco de una
de aquellas ratas podía transmitir docenas de enfermedades al Ser humano.
Diana tragó saliva y se colocó entre los cientos de ratas y
el objetivo de la cámara dispuesta a terminar lo antes posible el trabajo y
salir de allí. En el momento en el que John encendió los focos las ratas
salieron corriendo con gran algarabía. El equipo de periodistas siguió a los
roedores y cuando encontraron la ocasión de grabar con un buen ángulo y con
planos decentes Diana comenzó de nuevo. Las ratas volvieron a salir corriendo
cuando a Michael se le cayó una batería al suelo, revotando sobre el cemento
con algo de estrépito.
En aquel momento Diana observó con curiosidad que una enorme
rata gris se había quedado allí sin moverse del sitio mientras el resto del grupo
escapaba enloquecido. Aquella rata permaneció frente a ellos con la boca
abierta y olisqueando con intensidad el aire. Diana le pidió a Michael que la
hiciese un buen primer plano por si no volvían a arrinconar al grupo y tenían
que tirar de aquellas imágenes para montar el reportaje. Obedeciendo a Diana , Michael comenzó a grabar cuando
sucedió algo que le sorprendió sobremanera. Otra gran rata gris se acercó
prudentemente hasta la que se había quedado allí. Esta rata portaba un palo en
la boca asomando entre los dientes y cuando llegó junto a la rata que estaba
grabando el cámara de la Fox, esta mordió también un extremo del palo que le
acercó aquel miembro de su manada y sorprendentemente ambas comenzaron a
caminar abandonando el lugar.Aquella rata que se había quedado allí debía de
ser ciega y siguiendo algún tipo de costumbre en casos como aquel, se quedó en
el mismo sitio hasta que acudieron en su busca y la ayudaron a volver con el
grupo.
Aquellas imágenes sin duda pasarían a la historia de la televisión
y puede que llegaran a optar al premio de periodismo de la National Geografic.
Diana, Michael y John regresaron al exterior con la
sensación de que algo había cambiado en su interior. Incluso los animales más
odiados por el hombre se rigen por nobles normas de comportamiento.Cuando se
emitió e reportaje con la crónica de Diana sobre el subsuelo de la ciudad,
numerosos investigadores de la fauna newyorkina, coparon la centralita del
canal solicitando hablar con algún miembro del equipo que lo había realizado.
Desde aquel día incluso yo mismo miro a las ratas de otra
manera.