martes, 24 de agosto de 2021

Creyente


  Como canta Victor, este artista de voz privilegiada y corazón a juego con su talento, el protagonista de esta historia cree en el amor.

Tras un nuevo y doloroso desengaño, ha pasado una larga temporada renegando de ese sentimiento que le lleva jodiendo la vida desde que a los quince años besó a la primera chica, pero por mucho que pretenda esquivar las flechas del odioso angelito juguetón, siempre termina atravesándole el corazón y envenenándole el alma con las promesas de felicidad eterna con las que impregna las puntas de las mortíferas saetas . Y lo peor es que mientras el veneno se extiende poco a poco por todo sus órganos a través de la sangre, disfruta con los síntomas de la intoxicación, y se recrea en la toxina que le inocula  Cupido confundiendo su razón y sus sentidos Y es que todo veneno es mortal, dependiendo de la dosis. No duda en que un día morirá enamorado, con una sonrisa en la boca, con el pecho henchido y con una pequeña reserva de besos por compartir.

Podría decirse que nuestro enamoradizo amigo Leo (que así se llama), es un yonky del amor, y que su adicción le saldrá muy cara, pero bueno...de algo hay que morir.

Leo es un romántico empedernido, como no podía ser de otra forma, y también el hombre más pasional que he  conocido.

Por mucho que lo haya intentado no ha conseguido desengancharse y, aunque el síndrome de abstinencia ha sido duro y probó con distintos placebos y tratamientos en labios de una noche y en corazones de imitación, cuando el camello con alas le suministró una nueva dosis al hacer diana con su arco, volvió a poner los ojos en blanco, a desempolvar su vieja máquina de escribir y a encadenar un  verso tras otro para disfrutar del subidón en negro sobre blanco.

Leo es carne de cañón, reo del sentimiento y víctima de la esperanza. Pero me cae bien y trato de no juzgarlo. Puede que al fin haya aprendido a dosificar los chutes y a pasar el mono sin entregarse a los brazos equivocados. Creo que en esta ocasión el veneno inoculado es de primerísima calidad y quizás un amor de tanta pureza no le reviente el alma. La destinataria de todas las hermosas palabras que se negó a  volver a pronunciar es una mujer que sonríe con los ojos, que transmite confianza, que promete ternura y que destila pasión. Puede que mi toxicómano amigo muera feliz enganchado a ella. En cualquier caso les deseo lo mejor a ambos, lo merecen sin duda, se merecen sin duda, y bailarán esta pieza, pase lo que pase y le pese a quien le pese, aunque ella afirme que baila fatal. Solo tendrá que dejarse llevar. Conozco bien a Leo, antes de pisarla se cortaría los pies.

No hay comentarios: