viernes, 17 de junio de 2022

Despierta


 El pequeño príncipe se prepara para afrontar el inesperado peligro al  adentrarse de lleno en una lluvia de meteoritos. Sujeta con fuerza los mandos de su nave, se cala el gorro de aviador y tras colocarse bien las gafas y respirar hondo, decide que este no será su fin. Ha sorteado peligros mucho mayores con acierto y fortuna y aunque no se siente tan fuerte como en el pasado, sonríe al imaginar sus restos adheridos a una de esas enormes moles de roca espacial compartiendo órbita junto a la silueta de una boa digiriendo a un elefante. La vida en ocasiones puede ser muy graciosa si se contempla con el alma despierta y la ilusión renovada.

Y es que un nuevo príncipe ha despertado. 

En sus viajes buscando las respuestas a preguntas que lo atormentaban había aprendido mucho y había descubierto lo peligroso de la ignorancia, de no atreverse a preguntar, de no buscar explicaciones, de no aceptar las verdades aunque dolieran mucho, pues como escribió aquel poeta español, "lo falso a lo verdadero lleva ventaja infinita, la mentira es más bonita y yo siempre la prefiero". Las verdades en ocasiones son menos hermosas al presentarse vestidas de realidad y no de artificio, y duelen.

Aquella rosa que crecía en el jardín de su pequeño planeta le había explicado la más importante de las verdades, le había dado la respuesta precisa a la pregunta que se repetía desde hacía mucho tiempo cada mañana al despertar. Le había aclarado que era eso del amor. El amor.

Una impresionante mole de piedra estuvo a punto de chocar contra él, pero en un acertado giro sabe esquivar una muerte segura y tras la salvadora pirueta endereza el morro y sigue adelante. Adelante. Ni un paso atrás. Aún tiene mucho mundo que descubrir. Y que amar.

La rosa le había mirado a los ojos y le había sonreído con cariño al notar que la verdad le dolía. Por unos segundos se vio tentada de abrazarlo y consolar su alma herida, pero no quiso atravesarle el corazón con una de sus espinas. Bastante herido lo tenía ya y seguramente aquel pinchazo fuera la última herida que podría soportar sin desangrarse.

El pequeño príncipe había subido muy triste al avión tras la conversación con su rosa. Ya sabe lo que es el amor, ya entiende la realidad de esa palabra, la realidad del sentimiento y la verdad de sus consecuencias. Y se quiso morir porque supo que como él deseaba con todas sus fuerzas, nadie lo amará jamás. 

Se había dormido en su tristeza, había sucumbido al desaliento y se había abandonado a la amargura, pero aquel sueño estuvo a punto de costarle la vida y lo introdujo de lleno en esa lluvia de asteroides que ahora trata de sortear. Y solo él podrá salir de aquello. 

Él. 

Aferrado con decisión a la palanca comprende que si no sujeta con firmeza los mandos y no enfrenta con decisión la oscuridad del cosmos, nunca llegará a ser quien quiere ser y nunca recibirá el beso soñado de los labios oportunos.

Otro arriesgado giro de 180 grados y de nuevo esquiva una muerte segura. Deja escapar un rugido de satisfacción y sonríe de oreja  a oreja. Es curioso...cuando se siente plenamente satisfecho, ruge y cuando se cree feliz ronronea. Quizás el creador del cosmos había introducido en su cadena de ADN una secuencia felina y por eso siente esa especial atracción por los gatos.

No va a rendirse, no permitirá que nadie le arrebate sus sueños. Un nuevo príncipe ha despertado y gracias a los hados el haber leído tanto desde que era muy pequeño lo ha ayudado en este renacer. Al igual que Atreyu salvo a Artax de sucumbir ahogado en el pantano de la tristeza, el recuerdo de la historia más real y más hermosa que había vivido nunca, lo salva de dormirse para siempre arropado por la colcha del llanto.

Consigue salir airoso de  aquella mortal tormenta de meteoros y decide que nunca volverá a dormirse en la amargura. Que pase lo que pase y le pese a quien le pese seguirá adelante. Que rendirse jamás será una opción y que se entregará a si mismo todo ese amor que le inunda el alma, que le desborda el corazón y que si no lo disfruta el mismo, podrá reventar las paredes de la presa de su pecho. Y va a disfrutarlo, a aceptarlo y a regalárselo antes de que se termine pudriendo. Y si un día encuentra a la persona adecuada estará encantado de compartirlo con ella. Pero no antes.

 A lo lejos ve brillar el sol y su luz le recuerda un pasado mejor, pero no tan bueno como el que está dispuesto a construirse. Los ojos del príncipe brillan con fuerza y solo entonces sabe que su luz le pertenece a él y solo a él. 

domingo, 5 de junio de 2022

Modo Umbral


 Parte de la labor de un escritor que quiere medrar y darse a conocer entre el público,además de tratar de mejorar y superarse cada día, es la de asistir a Ferias del libro y  a distintos actos literarios. Suseya ediciones, editorial con la que he publicado las dos primeras entregas de mi trilogía de novela negra, Crímenes de temporada, y con la que publicaré en unos meses Temporada de caza, la última entrega, es una editorial muy activa en cuanto a este tipo de eventos y me ha invitado a firmar ejemplares de Temporada de setas y de Temporada de sustos en sus casetas o stands en diversas Ferias del libro a lo largo de la geografía española. 

Recuerdo que tras presentar mi primer libro, Historias para según qué días, fui invitado por Cuatro y el gato, la editorial que lo publicó, a firmar ejemplares en el stand de firmas de la Feria del libro de Valladolid, y en aquella ocasión pude compartir espacio con el televisivo y encantador Cristian Gálvez, que firmaba ejemplares de su libro sobre Leonardo Davinci. Desde la organización de la Feria del libro de Valladolid se decidió que podríamos estar a gusto compartiendo horario y espacio. Y en efecto ambos nos encontramos muy cómodos en aquel stand de firmas y nos divertimos charlando entre dedicatoria y dedicatoria,  y comentando lo estimulante y enriquecedor de conversar con lectores desconocidos que adquieren tu obra con interés y curiosidad. Obviamente él tenía un tirón muy grande y atrajo a multitud de lectores y curiosos y yo, ejercí mi papel de escritor primerizo e ilusionado, que acariciaba de refilón las mieles de la fama. En cualquier caso fue mi primera participación como escritor en una feria del libro y fue algo muy especial.

Ayer acudí a la cita de mi editorial para firmar ejemplares de las novelas en su caseta de la feria del libro de mi ciudad y pasé un rato francamente agradable. Firmé ejemplares de las dos entregas a conocidos y desconocidos que se acercaron hasta allí durante las dos horas de firmas que anunciaba la convocatoria en carteles y en redes sociales y disfruté muchísimo hablando con los que se detuvieron a adquirir ejemplares o simplemente a charlar conmigo.

A veces lo de ponerse en modo Umbral es algo muy bonito.



lunes, 30 de mayo de 2022

Feminista


 Una vez más este artista de Talavera, este impresionante letrista y acertado prestidigitador de la palabra, ha compuesto una canción con aquello que me toca la fibra, sacudiendo mi alma con cada estrofa y evidenciando una realidad que me asquea y me descompone.

Tengo tres hermanas y mi familia es un matriarcado en el que mi madre se vio obligada a coger la batuta y a dirigir una orquesta en la que muchas veces las distintas secciones tocan a ritmos distintos y a intensidades diferentes, por lo que debe dirigir con acierto para que al interpretar esta partitura que es vivir, no se desvirtúe la línea melódica. Estoy seguro de que el día que abandone el atril y salude  despidiendo el recital recibirá una infinita ovación de un entusiasmado público puesto en pie.

Mi padre me educó en el respeto y jamás me dio a entender que yo podía ser mejor que una mujer por el mero hecho de ser hombre. Es cierto que tengo cuarenta y siete años y he crecido en una sociedad abiertamente machista, y que desde que era niño he vivido en un entorno sociológico difícil para la igualdad. Pero no me avergüenza decir que pese a todo lo heredado de mis circunstancias y de las influencias externas que contaminaban mi evolución, la mujer siempre ha sido para mi el pilar fundamental sobre el que cimentar mi vida. Y no hablo solo de factores románticos o emocionales, sino también de camaradería e increíble amistad, de apoyo y de admiración. Admiro a tantas y tantas mujeres que me han demostrado su impresionante valía y su fuerza pese a todo, que sería muy estúpido si no reconociese lo obvio. Las mujeres que han marcado mi vida y la marcan a fecha de hoy me han educado y me educan en eso que acostumbro a escribir de que rendirse no es una opción. Ellas jamás han tirado la toalla y no dejan de superar escollos, de avanzar nadando contra corriente y de ganar un asalto tras otro a ese púgil sin corazón que se calza unos guantes con pesos y afiladas cuchillas para infringir el mayor daño posible, que es el de la sinrazón y el de la injusticia. En igualdad de condiciones y si el árbitro fuera correcto ya estaría mordiendo la lona y ellas se ceñirían el cinturón de campeonas entre los aplausos y los vítores de la grada.

Todas las personas tenemos el mismo derecho a intentar ser felices, a esforzarnos para medrar y a conseguirlo atendiendo únicamente a nuestra valía y a nuestros méritos, y no a si se sangra y se  sufre  una vez al mes, o a si nos afeitamos el rostro y nos golpeamos el pecho cuando apuramos de un trago el contenido de un vaso de chupito.

Y por descontado nadie tiene el menor derecho a reclamar lo que no le pertenece por mucho que lo desee, a tomar posesión por la fuerza de lo anhelado y a destrozar la belleza con el pisotón de la egoísta y condenable barbarie. Ningún ser humano que se precie de tal puede imponer su voluntad a otro por la fuerza y someter corazones o cuerpos escudándose en derechos inexistentes auto atribuidos por la mentira y el descaro. No seré yo el que lo consienta y quien mucho menos vaya a sumarme a la desfachatez de creerme con derecho a ello.

Pues si...aunque aún cometa errores que me señalen como el hombre torpe que puedo llegar a ser, me esfuerzo en aprender a hacerlo mejor y me declaro feminista porque busco la igualdad, quiero la igualdad y sueño con ella. Porque mis amigas y las mujeres que amo valen tanto como yo (y en muchas ocasiones mucho más) y porque merecen disfrutar como mínimo de las mismas oportunidades y los mismos derechos.

Y ahora el que quiera que me critique por enarbolar una bandera que no debemos dejar que caiga al suelo en este campo de batalla. Porque pueden criticar, insultar o reírse que francamente, me importa un bledo. 

jueves, 26 de mayo de 2022

Un tipo encantador


 Los vecinos del tirador, abatido por la policía  en el edificio de los más famosos grandes almacenes de la ciudad tras haber ejecutado a una veintena de personas entre clientes guardias de seguridad y distintos  empleados del centro comercial, no dudan en definir al autor de la matanza como un tipo encantador del que nunca habrían sospechado que fuera capaz de algo así. Y realmente era un tipo encantador, pero algo hizo que se le cruzaran los cables y cuando el profesional de la psiquiatría que lo trataba equivocó el cable a cortar, confundiendo el verde de la esperanza con el negro de las ilusiones perdidas, la bomba en su cerebro comenzó la cuenta atrás y horas después de la última sesión en la que trataba de superar con ayuda profesional sus traumas, y avanzar en la vida, estalló generando una salvaje y demoledora onda expansiva que se llevó por delante el futuro y los sueños de cuantos tuvieron la desgracia de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

El autor de la matanza se había arreglado aquella mañana, se había puesto guapo por si ellas llegaban a ver vídeos o fotos de lo que se avecinaba y decidió que el azul, que resaltaba sus ojos y lo favorecía en gran medida, era el color ideal para vestir su cadaver. Porque iba a morir. De eso no tenía la menor duda. Y esperaba que las mujeres que más había amado y con las que fracasar le resulto demoledor, lo echaran de menos al velo muerto. Sopesó sus opciones y comprendió que aquella mañana terminaría todo y que pasara lo que pasara y le pesara a quien le pesara, la sociedad comprendería que conceder la oportunidad necesaria a quien la merece es algo que debería aprobarse por mayoría en el congreso de los diputados y convertirse en ley. En su torturado cerebro y en su roto corazón había fracasado como ser humano y ya nada tenía sentido. Ni su vida ni las de aquellos que se conformaban con la mediocridad de una realidad cotidiana en la que despreciar al derrotado aspirante a triunfador,  y agachar la cabeza sin abandonar el rebaño, eran la más aplaudidas actitudes.

Entró en los grandes almacenes sonriendo y saludando educadamente a los dependientes que lo atendieron en distintas plantas y con particular cariño a los habituales  de las secciones de libros y música, en las que lo conocían bien por ser un buen cliente cone el que gustaban tratar y charlar de novela negra y jazz . Esperó a que uno de los guardias de seguridad armados con un revolver que seguramente nunca utilizaría terminara su turno y fuera a cambiarse y a dejar uniforme y armamento, para seguirlo disimuladamente hacía la zona de personal y, antes de que pudiera reaccionar, lo apuñaló repetidamente en el pecho con el cuchillo de cocina japonés de amplia hoja y filo tallado al carbono que había adquirido de oferta minutos antes, y que aguardaba su momento en el fondo de una de las bolsas que llevaba en su mano izquierda. Tras limpiar la sangre de la afilada herramienta de cocina la guardó de nuevo en la bolsa y desarmó al cadaver, comprobando los proyectiles del tambor del arma y los que llevaba en el porta munición del correaje del uniforme. Sin llamar la atención subió en uno de los ascensores hasta la planta donde se encontraba la sección de deportes y se dirigió al mostrador tras el que un dependiente ataviado con funcional y elegante ropa de camuflaje, y  haciendo gala de una formación especializada, ofrecía al público armas de caza de diferentes tipos y precios. Le pidió que le enseñara dos modelos de gran calibre, uno de ellos de repetición, y cuando tras preparar dos cajas de cartuchos para las armas elegidas el empleado se frotaba las manos pensando que haría la venta del día, el ocasional asesino de mirada tan azul como fría le voló la tapa de los sesos de un único y certero disparo  con el revolver que había ocultado en una de las bolsas de la compra junto al cuchillo japonés. A partir de ahí comenzó el festival de la muerte y no dudó en abrir fuego contra todo aquel que se cruzó en su camino.

Era un tipo encantador, si, pero a veces aquellos de los que jamás esperarías las acciones más crueles pueden enseñarte de que está hecho el cerebro humano, y la fragilidad de la pantalla que separa a los monstruos de los ángeles.

Y todo porque el exceso de fracasos en su vida había llegado al límite, y la presión había agrietado el delicado recipiente del alma permitiendo fugas en forma de frustración y dolor, de desesperación y ansiedad, de enajenación y temor. Ya no fracasaría más, ni con sus proyectos profesionales, ni con los emocionales, ni con los artísticos. El mundo no lo  recordaría como un fracasado y nadie volvería a señalarlo con el dedo ni a mirarlo con condescendencia. Ya no.

Los agentes de los grupos especiales de operaciones de la Policía nacional, los famosos GEO, que lo consiguieron abatir atrincherado tras el mostrador de atención al cliente de la planta principal, hicieron constar en su informe que mientras el tirador recibía  los distintos impactos de bala que terminaron con su vida, sonreía como si estuviera agradeciendo algo tan esperado como deseado.

La sociedad produce monstruos y una confundida y excesivamente exigente conciencia los alimenta.


miércoles, 18 de mayo de 2022

Cuando sobran las palabras


Nacho cierra los ojos y sonríe al pensar que hay cosas que no necesitan ser dichas, que se sienten, se intuyen, se disfrutan y se viven. Verbalizarlas es a veces una pérdida de tiempo.  Se da la vuelta y la observa dormir, está preciosa, es preciosa. Suponía que despertar a su lado sería un impresionante regalo, pero jamás pensó que el destino iba a obsequiarlo con semejante presente. La vida no deja de sorprenderlo y eso es lo que hace que vivir sea a veces un poquito menos difícil, pese a todo.

Ahora es cuando comienza a creer en si mismo, cuando pese a sus reticencias iniciales decide abandonar el miedo a todo, recuperar la confianza que tuvo un día en si mismo, y aceptar que pase lo que pase y le pese a quien le pese, es suficiente y merece ser feliz. Sin poder evitarlo acaricia con ternura el rostro  de la mujer que duerme junto a él y está a punto de despertarla. La siente rebullir y girarse para colocarse boca a bajo y continuar disfrutando del merecido descanso. 

Una vez Nacho leyó que según un psicólogo el orgasmo equivalía en cuanto a efecto relajante y sedante al consumo de dos Valiums de un gramo. Unas horas antes de que Nacho abriera los ojos y disfrutara del momento de introspección que lo llevó a creer que realmente es suficiente, habían caído en el sueño tras disfrutar del amor en su forma más placentera y extenuante. Esos Valiums tan sabrosos como reponedores no tardaron en hacer su efecto y aún desnudos y abrazados se abandonaron a los caprichos del inconsciente y siguieron disfrutando del amor esta vez en su onírica representación. Cada cerebro construyó sus imágenes y cada organismo se acomodó en su temporal desconexión para recobrar fuerzas. Duermen juntos, sueñan por separado pero sus sueños se construyen con la misma argamasa. Ambos sueñan con el comienzo de un camino, con el deseo de cruzar la  meta cogidos de la mano, con el cosquilleo de esas mariposas que revolotean en el interior de su pecho y que les acarician el alma. Nacho despertó sobresaltado al creer que todo, incluso la noche junto a ella formaba parte de una realidad ficticia construida por su corazón remendado y su mente dañada, pero cuando sintió junto a él el cuerpo desnudo de la mujer que amaba y pudo escuchar su respiración y ver su rostro abandonado al sueño, recobró la calma y decidió concederse el tiempo necesario para comenzar a creer en él y en una merecida felicidad que debería aceptar sin recelos y trabajar sin descanso para poder compartirla con ella sin fisuras y sin temor.

Ella despertó y abrió los ojos iluminando el dormitorio. Con ella amaneció la vida y el mundo se llenó de sol. Sonrió embelleciendo la mañana y al ver a Nacho observándola embobado, se giró, le acarició el rostro con delicadeza y lo atrajo hasta sus labios. Entonces se entregaron de nuevo al momento más sublime  "vaciando entre besos y caricias una caja de Valiums".


jueves, 12 de mayo de 2022

¿La decisión acertada?


 Laertes acaricia con dulzura y temor la empuñadura de su arma mientras vuelve a plantearse si apoyar el cañón en su sien, apretar el gatillo y terminar con todo de una vez. La eficaz, fiable y resistente Pietro Beretta de 9mm, que lo ha acompañado en tantos y tantos trabajos durante los últimos siete años, hoy se le presenta como el billete de ida al planeta de los sueños donde por culpa de su extrema sensibilidad que hizo de él una persona diferente siempre quiso instalarse y, aunque en su credo particular rendirse nunca sería una opción, el rubio asesino de bigote bicolor no considera lo que se está planteando hacer como una rendición, sino como una última batalla en la que pase lo que pase saldrá victorioso.

En su último trabajo tuvo que tomar una decisión que jamás habría querido tomar y, poco después de ejecutar a su objetivo y cumplir así con lo acordado a cambio de una suculenta suma en una cuenta corriente en un paraíso fiscal, no le quedó otro remedio que exponerse a cara descubierta ante una cámara de seguridad que inevitablemente registró al detalle su identidad, y cuya grabación sin duda ya estará en manos de las fuerzas de la ley.

Todo ha terminado. Fue el profesional más capacitado y más reconocido, y todos y cada uno de sus trabajos fueron autenticas obras de arte en el mundo de la muerte por encargo, pero al no haber querido violar uno de sus valores más sagrados y eliminar a un bebé para poder abrirse camino, tomó la decisión de arriesgar su identidad y permitir que el mundo descubriera quien se esconde tras los distintos crímenes que a pesar de recibir ese nombre asociado al mal, han ayudado a sanear el mundo, y a limpiar de la peor escoria esta sociedad podrida que encumbra a las personas sin corazón y sin escrúpulos, disfrazándolos de triunfadores.

Aquel bebé, que dormía en el cochecito que su madre inconscientemente cruzó en su única vía de escape impidiendo su huida a menos que lo atropellase con su todo terreno de última generación, no sabía que la diosa fortuna lo acababa de bendecir, regalándole una oportunidad para crecer y equivocarse, para enamorarse y fracasar, para formarse y triunfar, para batirse y desarmar a cuanto adversario decidiera cruzarle el destino. Que con la rápida decisión del profesional asesino de ojos azules había adquirido un boleto para esta tómbola que es vivir.

Laertes sonrió al montar el arma e introducir al hacerlo una bala en la recámara. Su último disparo. Todo sería lo último. Lamentó no poder recibir un último beso de la boca que le secuestró el alma.

Encendió un último cigarrillo con su viejo mechero de gasolina y se sirvió un último whisky escocés con hielo. Todo estaba consumado. Jugueteó con el arma cambiándosela de mano, pues al ser ambidiestro dejaría al azar la mano con la que apretaría el gatillo. Se colocó  el cañón de la pistola en la sien, pensó en la única mujer a la que había querido más que a su vida, sonrió dejando escapar una lágrima que resbaló por la mejilla hasta detenerse en el lado más claro de su particular bigote y apretó el gatillo.

Y después solo vino la nada.

viernes, 6 de mayo de 2022

Un juguete de los dioses.

Lucio sabe que aquello no quedará en el olvido, que los soldados cuyos cuerpos yacen en las calles de la pequeña aldea no tardarán en ser echados de menos por los hombres de la vecina guarnición y que cuando envíen a un destacamento en su búsqueda y encuentren los cadáveres, la noticia del crimen correrá como la pólvora. Cuando le comunicaron el traslado a Judea pensaba que viajar hasta allí para prestar servicio durante sus últimos años en la legión era una recompensa por los años de duras campañas contra los bárbaros del norte. Que equivocado estaba. Su padre ya le explicó que la muerte no entiende de fronteras ni de enseñas y que un soldado lo es siempre y siempre debe estar preparado para empuñar la espada y para hundirla en el pecho del enemigo, por mucho que sonría y por muy amable que parezca su aspecto. Está cansado de matar, cansado de verse en la obligación de derramar sangre y de limpiar la hoja de su gladio.

El camino que conduce a Jerusalem nada tiene que ver con las amplias calzadas de su tierra y aunque Roma ya está dejando huella en aquella parte de Asia, todavía hay mucho por hacer. Pero pese a todo, parece que en unas horas llegará a la capital de Judea siguiendo aquel tosco sendero. Entonces podrá ponerse a salvo en el campamento de la legión a la que debe relevar la suya, o lo que quede de ella. No sabe cuantas embarcaciones habrán naufragado además de aquella en la que el viajaba y si los hombres de las otras naves y sus oficiales ya habrán entrado en Jerusalem. En cualquier caso deberá presentarse ante el oficial al mando del acuartelamiento y explicar los sucedido para que se obre en consecuencia. Aquellos soldados judíos a los que había dado muerte estaban cometiendo una verdadera matanza entre los pequeños de la aldea, y los cuerpos de varios niños de pocos meses atravesados por sus cuchillos, y el de los adultos que habían tratado de impedir aquello, eran la prueba evidente de que algo muy extraño sucedía allí.

País de locos. Bárbaros de piel morena y negros cabellos cuya crueldad  nada tenía que envidiar a la de  los rubios salvajes que había conocido y dado muerte en Germanía y  Britania.

El sol brilla con fuerza y el calor comienza a hacerse insoportable. Lucio trata de soportar lo duro del camino sin abandonarse a la desesperación y avanza con la necesidad de ponerse a salvo junto a los suyos. 

Encontrar rostros amigos y civilizados será una bendición de los dioses y descansar sabiendo que mil lanzas romanas velan por su seguridad le permitirá dormir y reponer fuerzas para volver a formar junto a sus compañeros y enfrentar lo que Marte quiera que enfrente. La vida no deja de sorprenderlo y de evidenciar que los mortales no son  más que un mero juguete en mano de los caprichosos dioses.


 

lunes, 2 de mayo de 2022

Y seguido


 Que difícil es saber conservar aquello que tienes y que no quieres perder. 

Joder...que difícil es hacer bien las cosas, y que difícil es vivir acorde a tus principios y a tus valores cuando sabes que aunque no quieras hacerlo bajo ningún concepto, terminarás haciendo daño a alguien. Y haciéndote daño a ti mismo.

En ocasiones el destino es un ente demoniaco y se entretiene poniéndote en las más duras encrucijadas emocionales. Supongo que le va el morbo y el rollito cruel, pero con cada jugada maquiavélica en la que me obliga a darle la vuelta al alma, consigue que simplemente me entren ganas de mandarlo a la mierda y erigirme en el dueño de ese futuro incierto que supuestamente le pertenece. Y sufro.

Te hace elegir entre aquello que nunca quisieras perder y aquello que encontraste cuando creías haberlo perdido todo. Y al final pierdes de nuevo, si, aunque recuperes lo que habías permitido que se extraviase de la forma más estúpida. Pierdes un trocito de corazón al tener que tomar la decisión más complicada y sabes que ese trocito es irrecuperable y que supone el pago por la tan soñada y deseada felicidad al lado de esa persona que enriquecerá tu vida y hará que todo, hasta lo más complejo, cobre sentido.

Intentas avanzar por el camino de baldosas amarillas y descubres que eres la perfecta argamasa del espantapájaros, el hombre de hojalata y el león cobarde, persiguiendo un beso de Dorothy, mientras Totó te muerde los tobillos y la bruja del oeste se descojona de tus problemas y se prueba unos zapatos de oferta que ha encontrado en las rebajas durante el último aquelarre al que fue con sus amigotas.

¿Hay algo bajo el arcoíris? 

Sí que lo hay, y mira tu por donde, lo que se escondía bajo el arcoíris era un enorme punto y seguido. Llevaba  mucho tiempo buscándolo y en la incesante búsqueda al final casi me pierdo a mi mismo. Menos mal que encontré un sol radiante atrapado en el interior de unos hermosos ojos, y su luz me guía y me ilumina, aunque me perdí durante un pestañeo y me di de bruces contra un precioso y enorme corazón vestido de fiesta y a punto estuve de perderme por completo. Pero lo que tengo lo mantengo a base de amor y fe.

Y de literatura (propia y ajena).

El sentido de mi vida se escondía tras ese sol y esos ojos, y aunque casi lo pierdo aún lo mantengo y creo que sabré mantenerlo siempre. Creo. Desde luego voy a intentarlo con todas mis ganas y ya sabéis...rendirse nunca es una opción.

martes, 26 de abril de 2022

Con los ojos cerrados


 Pues no. Vivir no es fácil ni con los ojos cerrados y es mucho mejor que alguien se atreva a prevenirte de lo difícil que será todo, y trate de avisarte de que toda decisión conlleva una consecuencia, de que cada acción lleva aparejada una reacción y de que construirás el futuro a base de decisiones y es mejor que frenes, que te detengas a pensar, que sopeses bien el resultado de tus actos y que abras bien los ojos.

Como canta Rayden en este hermosísimo tema que encabeza el texto, los cerramos cuando besamos, lloramos y soñamos, y le pone música a esa gran verdad de  que si hablamos de mirar los ojos son de quien te los hace brillar. Quizás es por eso que yo no cierro los ojos cuando beso, ni cuando lloro. La estupidez y la arrogancia me los cerraron para siempre durante unos minutos hasta que la perseverancia de un médico agarrado a su desfibrilador consiguió que tuviera la oportunidad de volver a abrirlos una semana después de que sus compañeros alimentaran mis pulmones mediante tubos y mantuvieran los latidos de este corazón reventado y lleno de parches conectado a una máquina que nadie quiso ni se atrevió a apagar. Y no dejo de agradecerlo.

Para mi los ojos han sido siempre la antesala de la verdad y el lugar donde deleitarme con lo que habría de llegar. He encontrado muchos ojos traidores y embusteros y muchos ojos llenos de ganas y de vida. El destino quiso que descubriera unos increíbles ojos del color del sol que me devolvieron la fe y la esperanza, pero que tras haber iluminado mi camino se ciñeron a las circunstancias de la tormenta más dura y decidieron mirar hacia otro lado, y de nuevo mi horizonte se lleno de grandes nubarrones. Y cuando pensé que volvería a perderme en medio de la más triste tormenta, de repente me rescató una muy sonriente mirada y me cubrió con su manto y secó mis cabellos. Y de nuevo la vida pareció un lugar amable y cálido.

He recuperado la ilusión y la fuerza, he vuelto a creer en mi y he decidido que el pago de mi deuda con los hados lo realizaré previniendo a los más jóvenes de las tretas del Fatum, de las zancadillas del porvenir y de los socavones en ese peligroso asfalto por el que circulamos todos con mayor o menor fortuna y acierto en la conducción. Y una vez más encuentro en los ojos y en las miradas el sentido de todo. Cuando un estudiante me escucha clavando en mi sus ojos para no perder detalle, cuando una alumna de las que se sientan en las últimas filas empatiza con mi dolor a través de sus pupilas, parece que por fin he encontrado aquello que buscaba y que se me ha aceptado la forma de pago. Y podré saldar mi deuda porque siempre pago mis deudas y siempre cumplo mis promesas.

Y soy yo el que previene, el que avisa y el que suplica que por favor vivan con los ojos bien abiertos y traten de sostener la mirada al futuro, que el pestañeo no les aparte del camino elegido y de que besen, amen, lloren, sueñen y vivan con los ojos bien abiertos.

viernes, 15 de abril de 2022

In dubio pro reo


 —¡En pie!–ordena el alguacil en la sala anunciando la entrada del  celestial magistrado y pidiendo que los asistentes a la vista muestren el debido respeto a la autoridad legal –Preside la sesión su señoría Fatum Iustus, juez del tribunal supremo del destino, cuyo veredicto será inapelable.

El reo traga saliva y nota como una gruesa gota de sudor frío resbala por su mejilla hasta detenerse en el peculiar bigote bicolor. Cuando el togado personaje ocupa su lugar presidiendo la sala, él hace lo propio sentándose en la bancada reservada a los acusados y cruza una mirada con la atractiva mujer que desde la primera fila le guiña un ojo de complicidad y le dedica una de sus hermosas sonrisas.

—En esta causa se juzgara la demanda interpuesta por el mundo contra el acusado, Don Laertes Fenix, de oficio escritor , de pasado convulso y de futuro incierto, quien ha renunciado a ser asistido por un abogado y se ocupara él mismo de su propia defensa. Se le acusa de haber errado en distintas ocasiones poniendo en peligro su propia integridad emocional y física y de haber reincidido en el contrabando desmedido de emociones sin adulterar en redes sociales y blogs, sin atender a la seguridad de otros usuarios y consumidores, con el consiguiente perjuicio que pudiera ocasionar a quienes adquirieran su producto. El acusado puede comenzar con su defensa. Tiene la palabra.

—Con la venía, señoría. En primer lugar quiero explicar ante este tribunal que he renunciado a la asistencia de un letrado del turno de oficio, pues el que fue mi mejor abogado y aquel de quien aprendí cuanto sé, ha prometido asesorarme desde el lugar que ocupa a la derecha del padre, por lo que en ocasiones y con la venía del tribunal él será quien hable por mi boca.

—Proceda pues –concede el juez Iustus.

—Se me enseñó a amar, se me educó en el respeto y en la igualdad entre todas las criaturas de Dios, venenosas víboras, traicioneros escorpiones y adorables felinos incluidas, y jamás pretendí con mis palabras ni con mis escritos despreciar a ningún espécimen de cuantas especies abundan en la creación, fuera del género que fuera.

También se me alentó a poner por escrito cuanto necesitase compartir mi alma y se me instruyó en el noble arte literario, ayudándome a  hacer de esta necesidad vital un medio de vida, un diario de mi existencia y la indispensable catarsis mediante la cual sobrevivir al corazón defectuoso debido a su alta sensibilidad y a las secuelas de cuantas heridas se me infringieron en el alma, que late cada día acompasando su ritmo con cada beso y con cada caricia que el destino ha tenido a bien concederme, y que desde hace poco tiempo a esta parte, son de la mayor calidad a la que un simple mortal como yo podría aspirar. No se me previno de la terrible maldad a la que habría de enfrentarme, ni de la envidia y el rencor  que quienes han interpuesto la demanda albergaban en sus almas, y es por ello, por lo que he sido preso y expuesto al escarnio público–. El reo hace una pequeña pausa y vuelve a girarse para mirar a los ojos de la mujer amada y buscar en su sonrisa la fuerza necesaria para terminar su exposición. —Me declaro inocente de los cargos de los que se me acusa y en todo caso solo podría declararme culpable de haber confundido en exceso mis sentimientos, y de haber creído amar cuando en realidad aún no conocía el significado de  ese verbo. De haber puesto estos sentimientos por escrito y de haberlos compartido públicamente a través de distintas publicaciones físicas y virtuales, de haber podido crear adictos a la droga más potente que es aquella cuya ingesta actúa sobre el alma, y de haber sentido en cada palabra, de haberme vaciado en negro sobre blanco y edulcorado en exceso mis metáforas, con el consiguiente perjuicio para los posibles consumidores diabéticos. Pero –finaliza con rotundidad–no voy a renunciar a aquello que me hace sentir realmente vivo, ni a aquella a la que durante mis dos últimas vidas estuve buscando y por fin encontré. Sea pues lo que el tribunal sentencie, y si he de ser ajusticiado en la via pública para servir de escarmiento a otros corazones sensibles, ruego a este tribunal que no se me venden los ojos durante el tormento y que se me permita clavar en las suyas mis pupilas azules y decirla con la mirada que la querré siempre, pase lo que pase y le pese a quien le pese.

—En virtud de que la acusación no ha presentado ninguna evidencia o prueba con la que sostener su demanda ante este juzgado de instrucción, la causa queda vista para sentencia. El acusado será devuelto a los calabozos de la amargura hasta que falle al respecto en un plazo no superior a tres suspiros–expresa el juez con voz serena y potente mientras golpea la mesa con su maza de ilusiones rotas–. Alguacil, el público puede abandonar la sala.

Dos custodios armados con flamígeras hojas acompañan al acusado a la puerta que comunica directamente con el pasillo que lleva hasta los citados calabozos, y este, antes de abandonar la sala vuelve a mirar a su amada, quien forzando una sonrisa pues sabe que alimentan el coraje del hombre que supo conquistar su inmenso corazón, lo besa en la distancia y le desea la mayor de las fortunas.

Sin perder un ápice de dignidad y con el corazón sanado y desbordante del amor que se le había vetado en el pasado, Laertes sonríe también y sus labios pronuncian un silencioso y comedido te quiero que solo ella puede apreciar. 

CONTINUARÁ