jueves, 28 de febrero de 2019

Los ojos de su padre


Esta es la natural y necesaria evolución del texto "Allá en el sur" que publiqué presa de la emoción al descubrir el estilo de novela "gótica sureña". No he podido evitar comletarlo y darle la forma que me pedia el cuerpo. Espero que os guste ver que los  relatos también tienen vida propia.




Mathew se dispuso a recorrer a pie los más de dos kilómetros que separan la plantación de su padre de la del coronel Steuvesant, porque la yegua apaloossa torda que le había traído desde Alabama su tío Jeremías como regalo de bodas había muerto desangrada aquella mañana en el parto, al dar a luz a un potro de dos cabezas. El grotesco recién nacido apenas vivió unos segundos, el tiempo justo para clavar sus cuatro ojos en el animal que lo había llevado en su vientre y que había sufrido un mortal desgarro al sacarlo al exterior. Las dos criaturas murieron atadas por el cordón umbilical.
El joven heredero de la plantación más productiva de Tennessee iba a comprar el mejor semental de la yeguada del viejo coronel: un alazán negro como la noche y poderoso como las tormentas que azotaban los campos de algodón con la llegada del verano. Aunque volvería montado sobre su compra, el camino de ida lo haría andando en solitario. Los habitantes del estado sabían que desde que terminara la guerra, cabía la posibilidad de encontrarse con alguno de esos negros rencorosos y sedientos de sangre que malvivían en los caminos desde que el norte los hizo libres y, que deambulaban de un lado a otro en busca de algún viajero desprevenido al que asaltar y asesinar tras despojarlo de sus pertenencias, para devolverle al hombre blanco los años de humillación y servidumbre.
Los negros que habían permanecido junto a su familia por fidelidad o por otros motivos que se escapaban a la comprensión de los nuevos libertos por decreto, trabajaban ya en los campos de algodón. Muchos saludaron con la mano al joven señor al verlo pasar. Mathew reparó en el gesto de desprecio que le dedicó Moira, una atractiva esclava senegalesa que hasta su embarazo había trabajado como empleada doméstica en la mansión y que su padre devolvió al algodón cuando no quiso explicar que había hecho con el fruto de su deshonra, pues nadie llegó a verlo nunca.
Al perder de vista los límites de la propiedad de su padre, Mathew se santiguó encomendándose a su ángel de la guarda, pero de poco le serviría aquella medida de celestial precaución. Sabedor de la poca utilidad de las plegarias, se enfundó el revólver que su padre, el difunto Martín Willians, caído en Richmond al frente de la unidad de caballeros voluntarios que mandó cargar contra las tropas de Grant, le regalara cuando los patriotas de La Confederación decidieron defender sus costumbres, sus singularidades culturales y su economía latifundista, frente al usurpador Yanqui que pretendía imponer unas libertades y un progreso, que nadie ─en los trece estados que juraron resistir bajo el gobierno del presidente Davis─ quería.

Cuando los hijos del coronel descubrieron el cadáver de Mathew unas horas después, los ladrones le habían arrebatado cuanto de valor y de utilidad llevaba encima. El cuerpo presentaba varias heridas de bala y de machete. Además, y para espanto de los dos jóvenes hermanos que encontraron su cuerpo, los asaltantes le habían arrancado el corazón lo que no dejaba lugar a dudas de que el crimen fue obra de una conocida partida de criminales compuesta por salvajes entregados a rituales de vudú. El joven caballero debió haber vendido muy cara su piel, pues junto a él yacían los cuerpos de tres negros alcanzados por sus disparos.
El diablo se había cobrado sus almas a cambio de una libertad que tan solo les sirvió para vagar como los animales que eran sin pertenecer a ningún sitio, sin poder construir su futuro en una tierra de blancos y sin haber conseguido hacer realidad esa patraña de que todos los hombres son iguales.
En el sur siempre sabremos quienes son los verdaderos hijos de Dios y quienes bajaron de los árboles para servir al hombre blanco, aunque pretendan confundirnos con su aspecto de simios parlantes.
Cuando la noticia del asesinato del joven señor llegó a la plantación de su familia, todos se impresionaron por lo injusto y lo triste de los acontecimientos. La viuda de Mathew no podía siquiera aceptarlo y nadie era capaz de consolarla en su inmensa pena. Los gemelos de cinco años, a los que ella y Mathew educaban para que un día se pusieran al frente de los negocios familiares se abrazaron llorando al cadáver de su padre y solo consiguieron separarlos de él cuando el reverendo O`Malley les convenció de que los sirvientes tendrían que adecentarlo para el entierro, puesto que debía subir con sus mejores galas para presentarse ante Dios en el paraíso.
Lo que nadie sabía es que otra mujer también lloraba su muerte. Moira era una esclava de nacimiento que se había criado en los barracones de la plantación y que desde muy niña había servido a la familia Williams. La joven belleza negra se enamoró del amo y se ofreció a él cuando este alcanzó la edad de poder satisfacer a una mujer. La pasión de aquel momento derivó en una descomunal barriga que fue la comidilla de todos los esclavos de la plantación pues ninguno de los negros asumió aquel embarazo.
El niño que engendró en ella Mathew había nacido muerto y nadie supo nunca que el pequeño cuerpo enterrado bajo el espantapájaros del este habría mirado al mundo con los azules ojos de su padre, pese a tener la piel negra como su madre.
Moira se inició en los arcanos y en los rituales oscuros de su gente para devolverle la vida a su pequeño y tras ofrecerle su alma deshonrada a Belcebú y sacrificar una res en su honor, consiguió que el maligno aceptase el trato.
Cuando la partida de libertos sorprendió al joven señor caminando solo y decidió asaltarlo, el líder del grupo ordenó que no hubiese piedad con aquel hombre y que una vez hubiese caído lo dejasen a solas con su cuerpo
Mientras extraía el corazón de aquel señorito blanco que un día disfrutó del amor y la pasión de una de las esclavas de la plantación donde Satanás decidió devolverle a la vida, los ojos azules del jefe de la partida se clavaron en los de su padre, que aún vivía cuando comenzó a abrirle el pecho con su cuchillo consagrado al ángel caído.

miércoles, 13 de febrero de 2019

Pena capital



El gobernador del estado no se dignó a llamar para interrumpir la ejecución y, a las 11,30 horas el reo Smith, condenado por un tribunal popular a morir en la silla eléctrica se frio sin haber pedido perdón por sus crímenes y tras haber rechazado la visita del sacerdote. Del otro lado del cristal de seguridad, los chicos de la prensa y los familiares de las víctimas aplaudieron durante los interminables segundos de convulsiones y estertores.
Los periodistas de Nueva Orleans, en un alarde de ingenio, bautizaron a John Smith con el sobrenombre de “El bluesman asesino”, dado que como demostraron los agentes del F.B.I. cometió todos sus crímenes con la cuarta cuerda de una guitarra Fender Telecaster edición especial de 1978. La cuerda que se encontró en la guantera del Mustang descapotable con el que el ajusticiado realizaba sus desplazamientos, fue presentada como prueba A y considerada arma del crimen sin ninguna duda por parte de los agentes que llevaron la investigación. Al parecer, seducía a las víctimas, siempre mujeres rubias, casadas y sobre todo muy atractivas de conocida promiscuidad, para luego llevarlas a una cabaña en los pantanos, mantener relaciones sexuales con ellas y estrangularlas al poco de quedarse dormidas.
Los psiquiatras forenses que participaron en la causa y desmontaron la única estrategia de defensa que presentó su mediocre abogado de oficio dictaminaron que pese a un terrible trauma que sufrió dos años antes, el asesino confeso era un hombre psicológicamente sano, en plena posesión de sus facultades mentales y con perfecto conocimiento de sus actos, distinguiendo sin el menor atisbo de duda entre el bien y el mal, por lo que no se lo podía diagnosticar la psicopatía que la opinión ciudadana le había achacado al aparecer las primeras víctimas siguiendo un mismo patrón. Todas aparecieron desnudas, estranguladas y con una L mayúscula grabada con una afiladísima navaja de barbero en el pecho izquierdo. Según confesó el cantante de blues detenido y juzgado por los crímenes, la L era la inicial de un personaje de Hamlet con el que se sentía muy identificado cuyo nombre había utilizado como pseudónimo en la grabación del único LP que pudo colocar en el mercado gracias a la gentileza de su padre, quien hubo de recurrir a sus muchos contactos y hacer uso de parte de la fortuna familiar para darle a su hijo la oportunidad de escuchar sus blues en emisoras locales. Laertes llegó a encaramarse al “top ten” de ventas durante el primer mes en el que su disco salió al mercado. El torturado bluesman se definía a si mismo como el eterno aspirante a músico, pero nunca pasó de ahí, de eterno aspirante. Su frustración y la traición de su esposa al vivir un idilio al poco tiempo de la boda con el contrabajista de su banda, a quien Laertes consideraba su mejor amigo, lo llevaron a cometer los asesinatos que dieron con él en la silla eléctrica.
Lo más curioso del caso es que jamás intento nada contra la que fue su mujer y el que fue su amigo. Al preguntarle por ello en la vista pública, el Sr Smith simplemente dijo que en la vida todo se transforma y tatareó el estribillo de la canción del conocido cantautor argentino Jorge Drexler, “cada uno da lo que recibe. Luego recibe lo que da. Todo se transforma”.
En el momento en el que el alcaide de la prisión federal procedió a ejecutar al preso, los cientos de activistas contra la pena capital que se habían concentrado frente a los muros del presidio entonaron un espiritual a ritmo de jazz y rezaron por su alma.
Si Dios hubiese querido salvar su alma inmortal seguramente le habría librado de haber conocido a aquella rubia adúltera de expresión inocente o de haber introducido en su vida a aquel fenómeno del contrabajo con el que entabló una amistad que creyó sincera desde el primer acorde que tocaron juntos. Pero la vida da muchas vueltas y los caminos del señor son inescrutables.
John Smith, más conocido como Laertes, “el bluesman asesino”, castigó con la muerte a todas aquellas mujeres que cedieron a la tentación de pasar una noche con el atractivo y melancólico cantante, mancillando los votos sacramentales del matrimonio y deshonrando a sus maridos. Para él, aquello era justicia y no se arrepentía lo más mínimo de haberlas ajusticiado, al igual que comprendía, aceptaba y casi hasta agradecía que se le ajusticiase a él. Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da.
El único error que cometió Laertes fue el de arrojar los cadáveres a los pantanos, creyendo que los caimanes darían buena cuenta de ellos haciendo desaparecer así los cuerpo. Al parecer los caimanes eran unos exquisitos y exigentes gourmets y no gustaban de la carne de las infieles. Son animales muy empáticos e intuitivos y no soportan el olor de la podredumbre del corazón de una mujer.

sábado, 9 de febrero de 2019

Humano de compañia



Y es que si hay algo que tengo más que claro es que mi gato es mucho mejor persona que muchas personas que he conocido.
No me atrevo a decir que Gatete es mi gato, más bien yo soy su humano de compañía. O su discípulo amado. Puede que incluso me haya convertido en su alumno más aventajado. Porque tenemos mucho que aprender de los gatos, muchísimo.
Un refrán árabe dice que Dios inventó al gato para que el hombre pudiese acariciar al león. Y estoy completamente de acuerdo. Me he criado junto a animales y desde que era un niño he vivido con perros en casa. Aun a fecha de hoy convivo con Gatete y con Bora, una perrita cocker. Amo a los perros, pero los gatos tienen una dignidad especial, un algo que los hace diferentes al resto de esas especies que en nuestro desmesurado orgullo, los humanos hemos dedcidido denominar mascotas.
Mascotas por los cojones. Un gato nunca será la mascota de nadie.  Un gato es un felino. De pequeño tamaño, pero un felino al fin y al cabo y creo que los felinos si fueron creados a imagen y semejanza del hacedor de este eterno cabaret que es el mundo.
Los gatos son inteligentes, duros, dignos, soberbios, territoriales y al mismo tiempo seres adorables, pero solo cuando ellos quieren, sin hipocresia, sin maldad, sin prejuicios.
Me ha concedido el honor de ser su humanito de compañía y sé que me quiere. Yo le adoro y juntos somos muy felices. Nos quedan muchos años para compartir este juego que es la vida y sé que tendremos buenos momentos, malos momentos y momentos mejores.
No soy un "animalista al uso". Me apasionan los animales y en mi casa se me enseño a respetarlos y a quererlos. Pero soy un animal omnívoro, como de todo y en ocasiones he tenido que matar insectos dañinos, roedores peligrosos y alguna víbora. Y no me he flagelado pro ello. Los animales también matan cuando se sienten amenazados, para comer y para defender a sus manadas. Y lo hacen eso si, dando la cara y jugándose el tipo, no de lejos , con ayuda de artefactos de muerte o a traición como los seres humanos.
Tenemos muchísimo que aprender de los animales, no seamos tan prepotentes. Como aclaro en el próximo libro que publicaré con la editorial Cuatro y el gato, no somos la especie superior, por mucho que nos guste decirlo.
Recordad lo que canta Drexler, "cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da". Menuda especie superior la nuestra, que destruye su ecosistema y esquilma los recursos naturales, permitiéndose el lujo de erradicar una especie animal tras otra. No en mi nombre.

jueves, 7 de febrero de 2019

Se acerca el invierno

Y me encontrará en lo alto del muro junto a la guardia de la noche, dispuesto a cruzar la espada con el cada vez más numeroso ejército salvaje y con cuanto caminante blanco pretenda acabar con mi reino.
Me educaron para la paz y me transmitieron unos valores que por desgracia la sociedad ha condenado al olvido. Y eso ha convertido la vida de mi pueblo en una auténtica locura donde el "todo vale" y el "sálvese quien pueda" prima por encima de todo.
Mi padre fue un hombre sabio que no necesitó posicionarse con ninguna casa y que me enseñó la importancia de los libros, del saber y de la cultura para convertirme en una persona digna de ser llamada así. Me invitó a viajar, a conocer mundo, a comparar y a aprender de otras culturas y otras civilizaciones. Y lo hice. Por lo que formé con experiencias mi criterio y me reafirmé en lo mucho que me gusta mi tierra y en lo increíblemente especial que es mi pueblo, capaz de las mayores hazañas y de los mejores gestos, pero también de las más atroces crueldades y de las mayores felonías.
Nací con la democracia, en un país regido por una monarquía parlamentaria donde los ciudadanos podían elegir a aquellos que condujeran la nave por el mar angosto. Y ahora, por primera vez en mucho tiempo, siento vergüenza de en lo que se ha convertido el legado de mis mayores. Aquel que intrigó y maniobró para arrebatar el trono de hierro a su legítimo ocupante, ha decidido poner en venta el país y se ha sometido a las exigencias de aquellos que no dudarán en defecar sobre las tumbas de quienes con su sangre construyeron este reino.
Puede que ya no seamos una "unidad de destino en lo universal", como dijo aquel, pero lo que está más que claro es que seguimos siendo un crisol de culturas y bebemos de la herencia de todos los pueblos que se asentaron en esta piel de toro.
Se me enseñó el respeto como el fundamental de los valores y por él me rijo. Respeto todas las creencias, todas las ideas políticas y todas las condiciones sociales y sexuales. Jamás he querido imponer mi verdad ni he creído que fuera absoluta. Me presto al diálogo y a atender argumentos sólidos que puedan hacerme cambiar de idea si se me demuestra estar equivocado.
Y aunque sé que seguramente este texto me pueda costar la amistad y el cariño de muchos de mis seres cercanos, a los cuarenta y cuatro años he decidido posicionarme y poner mi hoja al servicio de una casa, que representa mis ideales y los valores que creo son necesarios para conducirnos con exactitud.
Obviamente en esta casa también hay ladrones, corruptos y mercachifles, traidores y desleales, pero cada vez son menos y muchos de ellos ya han sido apresados, juzgados y encerrados en prisión, donde pagarán sus culpas.
En todas las casas hay miembros que merecen el ostracismo o la cicuta y que dañan el buen nombre de quienes se unieron en pos de un futuro mejor, pero eso no justifica tratar de imponer los erróneo con asquerosos juegos de tronos.
Hay otras casas que convencen al pueblo levantando sus mesnadas con discursos demagogos y fáciles, con promesas imposibles o con pésimos augurios y erróneos vaticinios de lo que habrá de pasar si no se pone nuestro destino en sus manos. Casas que arremeten contra la casta de los poderosos, deseando formar parte de ella y evidenciando a la primera de cambio su poco orgullo al venderse al mejor postor, levantando palacios como aquellos que criticaban antaño y renegando de su origen. 
Hay que tener cuidado, los extremos son los caminos más peligrosos, pero cada vez los más transitados.
Cerraré filas junto a aquellos que defiendan el muro y trataré de salvaguardar la historia y la riqueza cultural de mi pueblo.
Toca posicionarse. Yo ya lo he hecho.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Acuse de recibo

Creo que esta es una de las pocas cosas que no se pueden pedir por Amazon. Todavía.
He tenido que sacar de mi vida unos cuantos demonios que se me enviaron por error y a cotrarembolso. Además de resultar carísimos y dejar en números rojos las cuentas de mi felicidad, mi auto estima y mi esperanza, perdí un tiempo precioso al no haber marcado con una X la casilla adecuada para recibir el ángel deseado y al no completar correctamente la solicitud, me enviaron una y otra vez ángeles caídos, con todo lo que eso conlleva.
Pero ya he conseguido darme cuenta de mi error y por fin he rellenado en condiciones la ficha del pedido. Y los hados te enviaron a mi un día, de repente. Firmé el acuse de recibo con un placentero beso en los labios y acepté el envío confirmando la satisfacción con el producto recibido. De excelente calidad.
Llevo años esperándote, he rezado muchas noches para tenerte a mi lado y me desesperaba al ver que con cada solicitud recibía seres demoníacos que se alimentaban de mi y devoraban cuanto había de puro en mi ser para arrastrarme a los infiernos donde habitaban. Pero tu eres realmente buena, pura y generosa. El resto de los mortales no pueden verte como yo veo. o no quieren hacerlo y eso es algo que agradezco, porque si vieran tus verdadera condición, tratarían de arrebatarme lo que tanto tiempo he deseado.
No enviaron un manual de instrucciones. No sé muy bien como cuidar de ti ni que es lo que debo hacer para tenerte siempre con el alma a tope de batería y en las mejores condiciones. No hay un libro para el usuario, así que voy a intentarlo de la única manera que entiendo que debería hacerlo, queriéndote y agradeciendo cada segundo que paso contigo.
Voy a cuidarte y me esmeraré en hacerte feliz. Soy muy cabezota, cuando me propongo algo nunca tiro la toalla y creo que lo conseguiré. He fracasado en demasiadas ocasiones y he cometido muchísimos errores, pero ahora que por fin me han enviado el ángel que necesitaba a mi lado, no pienso cagarla. 
Le he dado vacaciones a mi ego y he reservado una suite de lujo en este resort que es la vida en común tal y como yo la entiendo.
Pasa y ponte cómoda. Hay bombones en la mesilla y una cesta con frutas de temporada.
Si me dan a elegir, me quedaré siempre contigo. Ahora rezo para que no seas una muestra, sino el artículo definitivoo.

martes, 29 de enero de 2019

Besos

Es curioso como aprende uno a disfrutar de las cosas más sencillas.
Cuando era un adolescente, no veia el momento de perder la virginidad y como una mona en celo me pasaba el día persiguiendo la ocasión y soñando con aquello de lo que los chicos más mayores hablaban a todas horas. 
¿Y el amor? Amor...solo utilizaba esa palabra cuando hablaba con chicas y buscaba un sinónimo más dulce que sustituyese al verbo follar.
Poco a poco fui comprendiendo en que consistia esto. El acto carnal llegó el día que menos me lo esperaba y doy fe de que aquella mujer que me estrenó en el mundo del placer adulto, no me amaba y no me hizo el amor. Me folló. Si me hubiese amado de verdad las cosas habrían sido muy distintas y mi corazón no tendría su muesca número tres. Antes ya me lo habían roto un par de veces.
Disfruté tanto físicamente como psicológicamente pues sin darme cuenta apenas, había alcanzado un sueño recurrente.
Depues de aquella primera vez vinieron otras muchas y sin afán de alardear ni de presumir de nada, descubrí un placer muy intenso y muy particular con un buen número de mujeres. Algunas maravillosas, otras menos, pero siempre como un acto deseado por ambas partes.
Hace ya más de cuatro añitos que cambié de década y pasé a la famosa y temida "cuarentena".
Puede que con los años y las experiencias vividas, divorcio incluido, por fin haya madurado (todo es posible) y para mi sorpresa he llegado a un punto en el que casi disfruto más de un beso que de un coito, siempre que el beso que reciba sea una expresión de amor y de ternura. No lo sé. Igual debería hablarlo con mi psicóloga. Pero es cierto que aunque no alcance el orgasmo con un beso, lo que si alcanzo es un estado emocional que realmente me supone un extasis particular.
Además lo mejor de todo es que muchos de los besos más deliciosos no tienen porqué ser la antesala de contactos más íntimos.
De los besos de cariño de una amiga o de los de amor de una madre e incluso de esos besos tan especiales con los que mi gato me lija el rostro, llegó al mismo lugar, al mismo estado de satisfacción. Si bien es cierto que cuando mi chica me besa y me acaricia y nos dejamos llevar por el cariño y el deseo, se cierra un círculo divino.
Siempre he sido tímido.Aunque muchos no lo crean. Me cuesta mucho demostrar mis sentimientos en público y me cohibe la presencia de gente cuando me besan. Y no digo nada para atreverme yo a ser el que de el primer paso buscando los labios, la frente,el cuello o las mejillas de una mujer. Hasta para dar un beso inocente de cariño de amigo verdadero, lo paso mal si hay público.
Tengo muchos besos que dar. No quiero que se me pudran dentro.Pero cada uno de ellos transmitira una emoción, un sentimiento. Ninguno estará vacío de contenido ni de significado.

sábado, 19 de enero de 2019

Dias de whisky y rosas rojas.

-Nunca pensé que fueras capaz de una traición como esta. Me has roto el corazón.
Antes de que las lágrimas comenzasen a manar incontrolables, Pablo optó por levantarse del sofá donde su ex pareja y él habían decidido poner las cartas boca arriba y fingiendo que necesitaba ir al baño, escapó con rapidez del abrazo peligroso y traidor que había comenzado a recibir.
-Pablo, sé que no  estás meando. Esto no es nada nuevo. Te conozco muy bien. Siempre que las cosas se te presentan distintas a como quieres que sean, sales corriendo y te escondes. Eres un cobarde. Vuelve ya, esto no va a terminar así. No puede terminar así.
Desde el baño se escuchó un sollozo malamente camuflado por el ruido de la cisterna. Pablo no quería salir del cuarto de baño. No podía enfrentarse a sus ojos, a su voz., a su expresión inocente. Encima. Encima de que lo había traicionado; de que se  había echado en otros brazos buscando aquello que al parecer él no podía darle. Encima tenía la poca vergüenza de llamarlo cobarde. A él. A él que se había enfrentado a todos y a todo por defender su amor.
-No quier salir. No quiero volver a verte. Será mejor que te vayas con Rita y con tus nuevos amigos.
-No seas niño pequeño, Pablo. ¿Tanto te jode que Rita y yo nos llevemos bien ahora?
-Rita fue mi novia antes que tu. De hecho la deje por ti, deberías tener algo más de clase y no ir ahora chupándole el culo solo porque sea íntima de tu nueva pareja.
-Perdona, Pablo, pero Rita y yo siempre nos llevamos bien. Recuerdo aquellas acampadas cuando aun éramos unos chavales con ilusión y ganas de cambiar el mundo. ¿Recuerdas que compartíamos tienda los tres y que nos pasábamos las noches de charla dentro de los sacos? Aquello si que fueron buenos tiempos .
-Mira, vete a la mierda- dijo Pablo apretando los puños por no descargar su ira contra la pared.
-¡Vaya, ya salió "Don Maduro"! Así poco vamos a solucionar. Y tú eras el que apostaba siempre por hablar las cosas, por argumentar, por el diálogo. Y ahora no eres capaz de entender como un adulto que lo nuestro se ha terminado. Que se nos rompió el amor de tanto usarlo. Que necesito avanzar y que no me gusta nada el cambio a peor que has pegado. Esto ya no tiene nada que ver con aquello que comenzamos con tanta pasión. Entoces era todo ardor, cariño y noches junto a la hoguera. Y ahora te has aburguesado y solo te apetece ver películas en el chalet y poner a parir a todo el mundo. No hace falta que te recuerde como has utilizado al bueno de Alberto y al resto de la pandilla. Por eso ya no nos hablan y me jode una barbaridad que solo por ser tu pareja me haya ganado su desprecio. Así que adiós, Pablo. Fue bonito mientras duró.
Pablo abrió la puerta del baño y volvió al salón dispuesto a liarse a puñetazos. Le importaba una mierda que aquello pudiese costarle una denuncia por violencia de género e incluso una orden de alejamiento. Pero al ver sus ojitos tiernos y la boquita de la que había escuchado las más dulces palabras en el pasado, se contuvo de emplear la fuerza.física.
-Los dos nos aprovechamos de toda la panda, no te equivoques. Tu siempre estuviste de acuerdo conmigo. Lo hicimos por nuestro futuro, por el futuro de nuestra  felicidad.
-Me dejé convencer por ti y por tus coleguitas de la facul. Yo no era como vosotros.
-Desde luego que si. Haz el favor de no poner esa carita de no haber roto nunca un plato. Eres la peor de las víboras. Eres una serpiente. Si Dios quiere probarás de tu misma medicina.
-¡Coño! Pero...¿tu no decías siempre que Dios no existe?
-Deja de darle la vuelta a las cosas de forma tan ladina.-gritó Pablo- Eres una mala puta. Vete de una vez con ese fósil decrépito con el que te estás acostando ahora. Y que te haga muy feliz, los dos o tres años de vida que le quedan.
-No te consiento que hables así de Manuela, dijo Íñigo antes de golpear a Pablo en la cabeza con la botella de whisky de la que se habían servido un par de generosas copas, como cuando estaban en la facultad. 
Sin comprobar siquiera si  Pablo estaba bien o no, abandonó la casa. Y su pasado junto a él. 
Todo termina mal. Si no no terminaría.