Cuando era un adolescente, no veia el momento de perder la virginidad y como una mona en celo me pasaba el día persiguiendo la ocasión y soñando con aquello de lo que los chicos más mayores hablaban a todas horas.
¿Y el amor? Amor...solo utilizaba esa palabra cuando hablaba con chicas y buscaba un sinónimo más dulce que sustituyese al verbo follar.
Poco a poco fui comprendiendo en que consistia esto. El acto carnal llegó el día que menos me lo esperaba y doy fe de que aquella mujer que me estrenó en el mundo del placer adulto, no me amaba y no me hizo el amor. Me folló. Si me hubiese amado de verdad las cosas habrían sido muy distintas y mi corazón no tendría su muesca número tres. Antes ya me lo habían roto un par de veces.
Disfruté tanto físicamente como psicológicamente pues sin darme cuenta apenas, había alcanzado un sueño recurrente.
Depues de aquella primera vez vinieron otras muchas y sin afán de alardear ni de presumir de nada, descubrí un placer muy intenso y muy particular con un buen número de mujeres. Algunas maravillosas, otras menos, pero siempre como un acto deseado por ambas partes.
Hace ya más de cuatro añitos que cambié de década y pasé a la famosa y temida "cuarentena".
Puede que con los años y las experiencias vividas, divorcio incluido, por fin haya madurado (todo es posible) y para mi sorpresa he llegado a un punto en el que casi disfruto más de un beso que de un coito, siempre que el beso que reciba sea una expresión de amor y de ternura. No lo sé. Igual debería hablarlo con mi psicóloga. Pero es cierto que aunque no alcance el orgasmo con un beso, lo que si alcanzo es un estado emocional que realmente me supone un extasis particular.
Además lo mejor de todo es que muchos de los besos más deliciosos no tienen porqué ser la antesala de contactos más íntimos.
De los besos de cariño de una amiga o de los de amor de una madre e incluso de esos besos tan especiales con los que mi gato me lija el rostro, llegó al mismo lugar, al mismo estado de satisfacción. Si bien es cierto que cuando mi chica me besa y me acaricia y nos dejamos llevar por el cariño y el deseo, se cierra un círculo divino.
Siempre he sido tímido.Aunque muchos no lo crean. Me cuesta mucho demostrar mis sentimientos en público y me cohibe la presencia de gente cuando me besan. Y no digo nada para atreverme yo a ser el que de el primer paso buscando los labios, la frente,el cuello o las mejillas de una mujer. Hasta para dar un beso inocente de cariño de amigo verdadero, lo paso mal si hay público.
Tengo muchos besos que dar. No quiero que se me pudran dentro.Pero cada uno de ellos transmitira una emoción, un sentimiento. Ninguno estará vacío de contenido ni de significado.
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