En ocasiones me quedo sentado en silencio pensando en ella y los recuerdos cortan como navajas de barbero.
La sangre cae despacito poniéndolo todo perdido y no puedo evitar preguntarme que cojones pasó, para que aquello que relucía hasta fundirme las corneas, se terminara oxidando.
Supongo que las historias de amor tienen fecha de caducidad, como los yogures del Alimerca.
Supongo que hay noches en las que uno no debería quedarse en casa.
Supongo que hay mujeres que no entienden a la primera las caídas de ojos y los folios en blanco como el puto SOS que son.
Me paso la vida rellenando botellas con mensajes absurdos, y con cada marea mi playa se llena de irónicos vidrios recubiertos de coral.
En ocasiones me quedo sentado en silencio maldiciendo su cintura, su mirada, su discurso ambiguo, su llanto embustero y su puto afán por pasar la carne una y otra vez por la picadora, hasta hacer de aquel romance un faraónico filete ruso.
Y de aquellas noches una colección limitada de películas para adultos.
Nada más.
Porque todo lo demás se fue al carajo el día que decidió buscar una cerveza más fresca en otra nevera.
Y me veo relegado a preguntarme si hago bien en volver a rellenar las cámaras.
El caso es que ahora, que me encuentro vislumbrando el vaso medio lleno de nuevo, me da miedo que venga otro hijo de puta y lo apure de un trago.
Pero claro, tampoco vamos a quedarnos aquí esperando a ver si asoma la patita por debajo de la puerta.
Y tampoco vamos a tocar la campana de la barra libre, otra vez.
No se si sentirme dichoso o contratar una póliza que lo cubra todo, si existe tal póliza.
Que cubra lo que quede de sonrisas, por si vuelven a mutarse en monosílabos.
Lo que quede de aventura, por si decidimos ser normales.
Que cubra los silencios que se generan cuando levantamos demasiado la voz y solo sabemos despedirnos a gritos.
No estoy muy puesto en seguros, ni muy seguro en mi puesto.
Me dan ganas de arrojar el fusil y abandonar la posición.
Aunque tampoco estoy en posición de abandonar nada.
Puede que lo que tenga que hacer es seguir aquí preguntándome que coño es lo que tengo que hacer.
O salir corriendo, quemar el móvil y tratar de encaramarme a los tacones de la mujer que me roba el sueño.
Y dejarme llevar sin sopesar las consecuencias.
Y tatuarme de una vez a Peter Pan atrapado en un tintero.
Y esperar a que decida que esta noche es la perfecta para dormir conmigo, sin que yo se lo pida, sin que la insista, sin que se sienta presionada.
Seguiré despierto, con el teléfono a mano, por si me echa de menos y pretende algo más que un mensaje de texto.
domingo, 25 de marzo de 2012
viernes, 23 de marzo de 2012
Barbecho
Mi colega se ha cortado las rastas a escondidas, el solito, con sus tijeras de andar por casa, frente al espejo del cuarto de baño.
Supongo que se le escapó alguna lágrima o algún recuerdo o algún deseo, pero eso no me lo va a contar, ni falta que hace, porque ese momento es solo suyo.
Hace exactamente ocho años que me corté las mías, eran tan solo dos, y una de ellas adherida, pero eran mis rastas.
Mi colega piensa que ya ha vivido lo suficiente y que los años le han dado un ultimátum.
Que gilipollez.
Porqué es la clase de persona que te levanta cualquier lunes gris.
Un animal social, un trocito de película de los setenta.
Mi amigo vuela cometas porque al dejar resbalar el sedal entre las manos está proyectando su propio yo, que no es ni más ni menos que un alma que se resiste a permanecer anclada en una realidad que se le queda pequeña.
Claro que si...suelta carrete.
Vespas, cometas, rastas...
Al carajo con lo convencional, que la vida no son formalismos.
Ahora lo ves todo de color Violeta, violeta, violeta. Y es un color precioso.
Te queda mucho por hacer y me apunto.Me apunto a cualquier sueño que te apetezca porque nos forjamos con sueños y con cervezas oportunas y fresquitas.
Me apunto a los buenos ratos.
Me apunto a los ratitos de dudas y de miedo también, que para eso estamos los colegas.
En el fondo los dos sabemos que hay algo acojonante que está escondidico por ahí, esperando.
Tómatelo con calma.
Termoescud, guantes de invierno y parca.
Un perro pulgoso en el cófano.
La última caña en el bar donde aún te sirva la camarera más dócil.
Y la certeza de saber que la mujer que te aguarda es aquella que elegiste de entre todas las mujeres donde podías elegir.
Bien hecho...muchacho.
Pero no se te ocurra olvidar que fue ella la que te eligió a ti, no te engañes.
Te lo digo yo, que siempre fui el sobrante de los equipos del patio del colegio.Entiendo de esto.
Mientras ellos soñaban con ser Butragueños yo embestía molinos, gobernaba el Pequod y descendía al centro de la tierra.
Pasa del colesterol, cambia la bujía y prepara la mochila.
Nos vamos a vivir.
Supongo que se le escapó alguna lágrima o algún recuerdo o algún deseo, pero eso no me lo va a contar, ni falta que hace, porque ese momento es solo suyo.
Hace exactamente ocho años que me corté las mías, eran tan solo dos, y una de ellas adherida, pero eran mis rastas.
Mi colega piensa que ya ha vivido lo suficiente y que los años le han dado un ultimátum.
Que gilipollez.
Porqué es la clase de persona que te levanta cualquier lunes gris.
Un animal social, un trocito de película de los setenta.
Mi amigo vuela cometas porque al dejar resbalar el sedal entre las manos está proyectando su propio yo, que no es ni más ni menos que un alma que se resiste a permanecer anclada en una realidad que se le queda pequeña.
Claro que si...suelta carrete.
Vespas, cometas, rastas...
Al carajo con lo convencional, que la vida no son formalismos.
Ahora lo ves todo de color Violeta, violeta, violeta. Y es un color precioso.
Te queda mucho por hacer y me apunto.Me apunto a cualquier sueño que te apetezca porque nos forjamos con sueños y con cervezas oportunas y fresquitas.
Me apunto a los buenos ratos.
Me apunto a los ratitos de dudas y de miedo también, que para eso estamos los colegas.
En el fondo los dos sabemos que hay algo acojonante que está escondidico por ahí, esperando.
Tómatelo con calma.
Termoescud, guantes de invierno y parca.
Un perro pulgoso en el cófano.
La última caña en el bar donde aún te sirva la camarera más dócil.
Y la certeza de saber que la mujer que te aguarda es aquella que elegiste de entre todas las mujeres donde podías elegir.
Bien hecho...muchacho.
Pero no se te ocurra olvidar que fue ella la que te eligió a ti, no te engañes.
Te lo digo yo, que siempre fui el sobrante de los equipos del patio del colegio.Entiendo de esto.
Mientras ellos soñaban con ser Butragueños yo embestía molinos, gobernaba el Pequod y descendía al centro de la tierra.
Pasa del colesterol, cambia la bujía y prepara la mochila.
Nos vamos a vivir.
jueves, 22 de marzo de 2012
Salta
desde lo más alto de tus prejuicios y libérate de todo lo que te impide ser humano.
Cómo un estilismo de Lady Gaga, llevamos adheridos al cabello trozos de carne y sangre procedente de absurdas delimitaciones territoriales, de estúpidas confrontaciones económicas.
Yo no soy más blanco, ni más negro, ni mi Dios es mejor que el de nadie, ni más justo, ni concede la parcela mejor en el paraíso de los embusteros.
Soy un animal capaz de hacer pinza con el dedo gordo de la mano, pero se me han olvidado las nociones básicas de la manada.
Inherente al ser humano es también el amor, no solo la envidia, la avaricia y el odio.
Que vergüenza ver como nos zancadilleamos unos a otros, como enterrados en el fango hasta las rodillas, nos sacudimos garrotazos de petróleo y caladeros, de gaseoductos y banderas.
En mi nombre se generan dramas a diario, yo no he pedido eso.
Por eso quiero saltar y que en la caída hasta el mullido colchón de abrazos se vayan desprendiendo todas esas mierdas que me han regalado al nacer.
"Europeo", "caucásico", "clase media", "católico", son todo términos no necesarios.
Soy un hombre dispuesto a comulgar con todos los hombres, dispuesto a repartir lo poco que quede en igualdad de condiciones, porque es muy jodido disfrutar algo entre cadáveres hambriento.
"Deuda pública", "crisis", "rescate", vocabulario funesto acuñado por los mismos que se visten con las pieles de los indígenas y se abanican con las placentas de los que no bailan a su son.
Hoy deciden que mis derechos son inalienables y mañana se harán un "turulo" con la carta magna para esnifar sonriendo lo que quede de justicia.
Tratan de impedir que salte ofreciendo caramelos venenosos con forma de vacaciones en Punta Cana, de tarjetas plasticosas y viviendas que son prisiones.
Ya no puedes sentarte a descansar en un banco, ahora el banco te exprime, te despoja del descanso y se nutre y engorda como una garrapata, con las sangre de los trabajadores.
Quiero un hermoso avatar que cabalgue los océanos buscando un pedacito de tierra emergida en cualquier parte, donde aún no haya que cuadrarse y saludar al señor oscuro de la miseria.
Tenemos que despertar de esta pesadilla inducida.
Mi trinchera está en el teclado y en las tablas de la escena.
Dispuesto a saltar, dispuesto a luchar.
Cómo un estilismo de Lady Gaga, llevamos adheridos al cabello trozos de carne y sangre procedente de absurdas delimitaciones territoriales, de estúpidas confrontaciones económicas.
Yo no soy más blanco, ni más negro, ni mi Dios es mejor que el de nadie, ni más justo, ni concede la parcela mejor en el paraíso de los embusteros.
Soy un animal capaz de hacer pinza con el dedo gordo de la mano, pero se me han olvidado las nociones básicas de la manada.
Inherente al ser humano es también el amor, no solo la envidia, la avaricia y el odio.
Que vergüenza ver como nos zancadilleamos unos a otros, como enterrados en el fango hasta las rodillas, nos sacudimos garrotazos de petróleo y caladeros, de gaseoductos y banderas.
En mi nombre se generan dramas a diario, yo no he pedido eso.
Por eso quiero saltar y que en la caída hasta el mullido colchón de abrazos se vayan desprendiendo todas esas mierdas que me han regalado al nacer.
"Europeo", "caucásico", "clase media", "católico", son todo términos no necesarios.
Soy un hombre dispuesto a comulgar con todos los hombres, dispuesto a repartir lo poco que quede en igualdad de condiciones, porque es muy jodido disfrutar algo entre cadáveres hambriento.
"Deuda pública", "crisis", "rescate", vocabulario funesto acuñado por los mismos que se visten con las pieles de los indígenas y se abanican con las placentas de los que no bailan a su son.
Hoy deciden que mis derechos son inalienables y mañana se harán un "turulo" con la carta magna para esnifar sonriendo lo que quede de justicia.
Tratan de impedir que salte ofreciendo caramelos venenosos con forma de vacaciones en Punta Cana, de tarjetas plasticosas y viviendas que son prisiones.
Ya no puedes sentarte a descansar en un banco, ahora el banco te exprime, te despoja del descanso y se nutre y engorda como una garrapata, con las sangre de los trabajadores.
Quiero un hermoso avatar que cabalgue los océanos buscando un pedacito de tierra emergida en cualquier parte, donde aún no haya que cuadrarse y saludar al señor oscuro de la miseria.
Tenemos que despertar de esta pesadilla inducida.
Mi trinchera está en el teclado y en las tablas de la escena.
Dispuesto a saltar, dispuesto a luchar.
sábado, 17 de marzo de 2012
Alma de fado
Tomó el tranvía junto al Panteón y ya no quiso bajar nunca.
Duerme en un rinconcito, detrás del último asiento y los conductores le permiten hacer del vagón su hogar, porque en el fondo todos le entienden...incluso le tienen cariño.
Los turistas lo consideran una rareza más de las muchas rarezas que se dan en Lisboa y cada día hay más monedas en el cuenco del hombre del pelo amarillo.
Se cuentan muchas historias sobre él: Hay quien dice que enloqueció al darse cuenta de que había dejado escapar al amor de su vida. Otros hablan de un delito en algún país muy lejano, o muy cercano y se rumorea que la sangre derramada le persiguió hasta los escalones del tranvía y que tiene miedo a abandonar su refugio, porqué estará esperándolo en la acera.
Nadie sabe que en realidad, tiene alma de fado y venas de guitarra.
Recorre Lisboa una y otra vez cada día, de la mañana a la noche porque en realidad, él es Lisboa.
Es todos y cada uno de los lisboetas.
Sueña en el "barrio alto" y reposa las digestiones de su conciencia en el mirador de "Portas del sol".
Llora en los Jerónimos y vomita en Santa Apolonia.
No hay nada que le invite a cambiar su recorrido.
Se enternece cada enero recordando revoluciones floreadas, saluda desde el cristal a Pessoa y a Camoes y orina su duermevela en la "Plaza del comercio".
Solo el hombre del pelo amarillo conoce la verdadera historia.
Caminó durante años tratando de escapar del recuerdo más doloroso y sus pies cansados le llevaron hasta aquella ciudad, cuna de mezclas y de navegantes ilustres.
Reventó los nudillos contra el mentón del olvido y se sentó desolado con el rostro entre las manos.
Entonces abrió los ojos y lo vio todo claro.
Sería Lisboa.
Y aquí esta, estación tras estación, año tras año, vida tras vida.
Tararea fados mientras se afeita con cuidado de no cortarse en las curvas y sonríe a las señoras japonesas que le observan con recelo.
Alguien dijo de Lisboa que es como una "faca na corazao", como una navaja en el corazón.
Y es cierto.
Él está herido de muerte y agoniza sonriendo en cada viaje del tranvía.
Duerme en un rinconcito, detrás del último asiento y los conductores le permiten hacer del vagón su hogar, porque en el fondo todos le entienden...incluso le tienen cariño.
Los turistas lo consideran una rareza más de las muchas rarezas que se dan en Lisboa y cada día hay más monedas en el cuenco del hombre del pelo amarillo.
Se cuentan muchas historias sobre él: Hay quien dice que enloqueció al darse cuenta de que había dejado escapar al amor de su vida. Otros hablan de un delito en algún país muy lejano, o muy cercano y se rumorea que la sangre derramada le persiguió hasta los escalones del tranvía y que tiene miedo a abandonar su refugio, porqué estará esperándolo en la acera.
Nadie sabe que en realidad, tiene alma de fado y venas de guitarra.
Recorre Lisboa una y otra vez cada día, de la mañana a la noche porque en realidad, él es Lisboa.
Es todos y cada uno de los lisboetas.
Sueña en el "barrio alto" y reposa las digestiones de su conciencia en el mirador de "Portas del sol".
Llora en los Jerónimos y vomita en Santa Apolonia.
No hay nada que le invite a cambiar su recorrido.
Se enternece cada enero recordando revoluciones floreadas, saluda desde el cristal a Pessoa y a Camoes y orina su duermevela en la "Plaza del comercio".
Solo el hombre del pelo amarillo conoce la verdadera historia.
Caminó durante años tratando de escapar del recuerdo más doloroso y sus pies cansados le llevaron hasta aquella ciudad, cuna de mezclas y de navegantes ilustres.
Reventó los nudillos contra el mentón del olvido y se sentó desolado con el rostro entre las manos.
Entonces abrió los ojos y lo vio todo claro.
Sería Lisboa.
Y aquí esta, estación tras estación, año tras año, vida tras vida.
Tararea fados mientras se afeita con cuidado de no cortarse en las curvas y sonríe a las señoras japonesas que le observan con recelo.
Alguien dijo de Lisboa que es como una "faca na corazao", como una navaja en el corazón.
Y es cierto.
Él está herido de muerte y agoniza sonriendo en cada viaje del tranvía.
viernes, 16 de marzo de 2012
No se que me gusta más
si esperar a que te decidas a besarme, o la sensación tan maravillosa de acercarme de repente a tus labios y llevarme lo mejor de la cosecha.
Sentirte tan cerca que saltan chispas con la fricción y la ropa se volatiliza como por arte de magia.
Se fusionan los núcleos.
Y se me crea un conflicto horroroso, porque es jodidamente difícil decirte que te quiero cuando tengo la lengua ocupada en otros menesteres.
Y además, en ese punto del combate, las palabras bonitas se empapan de fluidos y pierden credibilidad.
Cualquier postura es la mejor de todas y la mejor de todas viene siendo aquella que me permite mirarte a los ojos mientras me abro un hueco en lo más hondo de tu ser.
No quiero perder detalle.
No quiero perderme en detalles superfluos.
Amar a una mujer ha sido siempre el mejor de los errores que he cometido a lo largo de toda una vida llena de errores.
Deberíamos inventar un nuevo género cinematográfico. Al igual que hay "cine de terror", debería haber "cine de error".
Rodar una peli en el preciso instante en el que te da un vuelco el alma y eres absolutamente consciente de que la has vuelto a cagar.
Pero estamos tan concentrados en desabrochar sostenes, que cualquiera sale corriendo a por la cámara.
Tengo setecientos millones de terminaciones nerviosas en cada poro de mi piel y todas entran en Defcon 1 cada vez que me susurras un deseo.
Nacido para querer, y entrenado por un monje Saolin en las artes amatorias.
Seré lo que quieras que sea durante el tiempo que necesites y de la manera que mejor te convenga.
Me hice un zumo con los tabues y la moral y con trocitos de "eso no se hace" y "ahí no se toca".
Me da igual el hambre que tengas, yo nunca me sacio.
Jamás.
Seguro que un montón de mojigatos y de personas confundidas y de personas con la absurda costumbre de ponerle rostro y nombre a cada uno de mis devaneos en este blog, van a montar en cólera, pero como dijo Red Butler en "Lo que el viento se llevó": Francamente querida, me la suda. O algo así.
Me debo a mis sentimientos y al volcán que vive latente en mi cabeza.
Me debo a la necesidad de escribir lo de puta madre que se siente uno cuando hace el amor con una mujer preciosa, o con un hombre simpático.
O con una mujer simpática y un hombre precioso y un pequeño monito vestido con uniforme de botones y gorrito con barbuquejo.
Me toca sobremanera los cojones haber tenido que poner un filtro de seguridad en los comentarios porque haya quien quiera apropiarse de cada linea que huele a un recuerdo.
Y no voy a justificar la esencia de lo que desde hace dos décadas ha sido mi playa y mi refugio.
Hoy, mis dedos saltan y golpean y convergen lujuriosos en la barra espaciadora.
Mañana le cantaré a la muerte y pasado me reiré de los viajes a la luna.
Y que más da.
Besar, gemir, matar, robar,dormir,beber, follar, llorar...todos, menos amar, son verbos.
Amar es una realidad.
Sentirse amado una delicia.
Escribirlo un desahogo.
Sentirte tan cerca que saltan chispas con la fricción y la ropa se volatiliza como por arte de magia.
Se fusionan los núcleos.
Y se me crea un conflicto horroroso, porque es jodidamente difícil decirte que te quiero cuando tengo la lengua ocupada en otros menesteres.
Y además, en ese punto del combate, las palabras bonitas se empapan de fluidos y pierden credibilidad.
Cualquier postura es la mejor de todas y la mejor de todas viene siendo aquella que me permite mirarte a los ojos mientras me abro un hueco en lo más hondo de tu ser.
No quiero perder detalle.
No quiero perderme en detalles superfluos.
Amar a una mujer ha sido siempre el mejor de los errores que he cometido a lo largo de toda una vida llena de errores.
Deberíamos inventar un nuevo género cinematográfico. Al igual que hay "cine de terror", debería haber "cine de error".
Rodar una peli en el preciso instante en el que te da un vuelco el alma y eres absolutamente consciente de que la has vuelto a cagar.
Pero estamos tan concentrados en desabrochar sostenes, que cualquiera sale corriendo a por la cámara.
Tengo setecientos millones de terminaciones nerviosas en cada poro de mi piel y todas entran en Defcon 1 cada vez que me susurras un deseo.
Nacido para querer, y entrenado por un monje Saolin en las artes amatorias.
Seré lo que quieras que sea durante el tiempo que necesites y de la manera que mejor te convenga.
Me hice un zumo con los tabues y la moral y con trocitos de "eso no se hace" y "ahí no se toca".
Me da igual el hambre que tengas, yo nunca me sacio.
Jamás.
Seguro que un montón de mojigatos y de personas confundidas y de personas con la absurda costumbre de ponerle rostro y nombre a cada uno de mis devaneos en este blog, van a montar en cólera, pero como dijo Red Butler en "Lo que el viento se llevó": Francamente querida, me la suda. O algo así.
Me debo a mis sentimientos y al volcán que vive latente en mi cabeza.
Me debo a la necesidad de escribir lo de puta madre que se siente uno cuando hace el amor con una mujer preciosa, o con un hombre simpático.
O con una mujer simpática y un hombre precioso y un pequeño monito vestido con uniforme de botones y gorrito con barbuquejo.
Me toca sobremanera los cojones haber tenido que poner un filtro de seguridad en los comentarios porque haya quien quiera apropiarse de cada linea que huele a un recuerdo.
Y no voy a justificar la esencia de lo que desde hace dos décadas ha sido mi playa y mi refugio.
Hoy, mis dedos saltan y golpean y convergen lujuriosos en la barra espaciadora.
Mañana le cantaré a la muerte y pasado me reiré de los viajes a la luna.
Y que más da.
Besar, gemir, matar, robar,dormir,beber, follar, llorar...todos, menos amar, son verbos.
Amar es una realidad.
Sentirse amado una delicia.
Escribirlo un desahogo.
domingo, 11 de marzo de 2012
Corto de fichas
Pero me he jugado todo mi resto.
Soy principiante en esto y prefiero lanzar un "all-in", porque aunque tenga la mano franca estoy convencido de que alguien en la mesa se ma va a dar la vuelta y me voy a marchar a casa más pelado que un marine en día de permiso.
Tu ya estás en la cama.
Yo no se que hacer con todo esto.
Me gustaría estar sentado a los pies de tu "cunita", preguntando que tal va todo y acompasando mi respiración con la tuya, pero hasta eso es jodidamente complicado, por no decir imposible.
Lo cierto es que ni tan siquiera puedo enfadarme porque esto es lo que he firmado y estoy dispuesto a vivir con ello, aunque me gustaría que de vez en cuando el crupier levantara la carta que necesito.
No obstante me resultas increíblemente atractiva.
Todo.
Ahora soy "el bloguero" confundido que lo apuesta todo a un naipe, a una señal, a una jugada.
Me marco el farol inoportuno en la única partida donde admiten jugadores como yo.
Esta bien eso.
De todas formas:
Procura no hacer demasiado ruido el día que decidas reventarme los esquemas; yo abriré el paraguas por si los reproches me empapan el cuello de la camisa.
Si te digo que te quiero... mal; si no te lo digo, peor aún que lo peor que se me pueda venir a la cabeza, porque no solo te lo oculto a ti...seguramente lo termine marchitando.
Y con la de cosas que nos quedan por hacer todavía, sería un absurdo andar dejando que se marchiten las palabras bonitas.
No te vayas, ni te des la vuelta en la cama, ni me digas que el sofá se nos queda pequeño.
Simplemente trata de entenderme.
Y de quererme lo mejor que puedas.
Yo me acercaré a la barra y pediré otra, porque me apetece que sigas bailando. Estas muy guapa cuando bailas.
Como cantan los Extremo: "sigo preso, pero ahora el viento corre alrededor...por mis pecados sigo preso".
Sigue soplando.
Llévate los olores, y los miedos, despeiname y haz que la baraja entera flote muy alto y se desperdigue sobre los tejados de este Valladolid que en ocasiones nos regala un día tan bonito como el de ayer.
Concédeme un poquito de tu brisa, despójame de lo que me quede de ropa, haz que vuele la cama.
Mírame a los ojos.
Soy principiante en esto y prefiero lanzar un "all-in", porque aunque tenga la mano franca estoy convencido de que alguien en la mesa se ma va a dar la vuelta y me voy a marchar a casa más pelado que un marine en día de permiso.
Tu ya estás en la cama.
Yo no se que hacer con todo esto.
Me gustaría estar sentado a los pies de tu "cunita", preguntando que tal va todo y acompasando mi respiración con la tuya, pero hasta eso es jodidamente complicado, por no decir imposible.
Lo cierto es que ni tan siquiera puedo enfadarme porque esto es lo que he firmado y estoy dispuesto a vivir con ello, aunque me gustaría que de vez en cuando el crupier levantara la carta que necesito.
No obstante me resultas increíblemente atractiva.
Todo.
Ahora soy "el bloguero" confundido que lo apuesta todo a un naipe, a una señal, a una jugada.
Me marco el farol inoportuno en la única partida donde admiten jugadores como yo.
Esta bien eso.
De todas formas:
Procura no hacer demasiado ruido el día que decidas reventarme los esquemas; yo abriré el paraguas por si los reproches me empapan el cuello de la camisa.
Si te digo que te quiero... mal; si no te lo digo, peor aún que lo peor que se me pueda venir a la cabeza, porque no solo te lo oculto a ti...seguramente lo termine marchitando.
Y con la de cosas que nos quedan por hacer todavía, sería un absurdo andar dejando que se marchiten las palabras bonitas.
No te vayas, ni te des la vuelta en la cama, ni me digas que el sofá se nos queda pequeño.
Simplemente trata de entenderme.
Y de quererme lo mejor que puedas.
Yo me acercaré a la barra y pediré otra, porque me apetece que sigas bailando. Estas muy guapa cuando bailas.
Como cantan los Extremo: "sigo preso, pero ahora el viento corre alrededor...por mis pecados sigo preso".
Sigue soplando.
Llévate los olores, y los miedos, despeiname y haz que la baraja entera flote muy alto y se desperdigue sobre los tejados de este Valladolid que en ocasiones nos regala un día tan bonito como el de ayer.
Concédeme un poquito de tu brisa, despójame de lo que me quede de ropa, haz que vuele la cama.
Mírame a los ojos.
miércoles, 7 de marzo de 2012
A un lado de la via
en medio de la nada.
Esperando el tren que me lleve hasta donde llevo años queriendo llegar.
Han pasado tantos...uno detrás de otro.
De todos los tamaños, de todos los colores.
Humeantes y ruidosos, repartiendo cortes de manga de carbonilla.
Y chinazos proyectados contra las vacas que pacen indolentes y tremendas, como espectadoras inertes de cada viaje perdido.
Me siento a un lado de la vía, con mi mochila llena de lo que me han permitido conservar.
Y quiero llegar hasta ti, pero te empeñas en negarme el billete.
Solo lo quiero de ida, de esa forma me aseguro no regresar al punto donde me encuentro, que viene siendo más o menos, una ciénaga espantosa en vaya usted a saber donde.
Si me agacho sobre la traviesa, escucho un ruido intermitente y lejano, y noto en cada latido las vibraciones que me recuerdan lo lejos que te encuentras.
Que jodido es tener las piernas tan cortas y saber que mis zancadas son como chistes al lado de los que se apresuran a tu encuentro.
Quiero que Sam la toque otra vez, porque no me canso de escucharla, pero el amigo pianista ha cogido su sombrero del perchero y se ha marchado contigo.
Y me habéis dejado solito...cabrones.
No me da miedo tratar de encaramarme al vagón del vagabundo.
Cualquier cosa, cualquier metáfora, cualquier oportunidad.
Quiero no perder este tren.
Es el mio, es el que tengo.
Quiero que se abra diez centímetros la puerta corredera y aparezca tu mano tendida y aferrarme a ella y correr y dar un salto y caer entre tus piernas y reírnos y retozar sobre decenas de neumáticos apilados de cualquier forma.
Pero contigo, contigo joder...¿ qué idioma hablas? ¿porqué no me comprendes?
¿Porqué tienes tanto, tanto miedo?
Supongo que será porque la vida puede ser un insecto nauseabundo, que te ha clavado su aguijón y aún te escuece.
Pero yo no voy a hacerte daño.
Solo te voy a querer.
De la mejor forma que pueda, de la mejor forma que sepa.
Aunque sea en la distancia.
Saca la cabeza de la tierra.
Esperando el tren que me lleve hasta donde llevo años queriendo llegar.
Han pasado tantos...uno detrás de otro.
De todos los tamaños, de todos los colores.
Humeantes y ruidosos, repartiendo cortes de manga de carbonilla.
Y chinazos proyectados contra las vacas que pacen indolentes y tremendas, como espectadoras inertes de cada viaje perdido.
Me siento a un lado de la vía, con mi mochila llena de lo que me han permitido conservar.
Y quiero llegar hasta ti, pero te empeñas en negarme el billete.
Solo lo quiero de ida, de esa forma me aseguro no regresar al punto donde me encuentro, que viene siendo más o menos, una ciénaga espantosa en vaya usted a saber donde.
Si me agacho sobre la traviesa, escucho un ruido intermitente y lejano, y noto en cada latido las vibraciones que me recuerdan lo lejos que te encuentras.
Que jodido es tener las piernas tan cortas y saber que mis zancadas son como chistes al lado de los que se apresuran a tu encuentro.
Quiero que Sam la toque otra vez, porque no me canso de escucharla, pero el amigo pianista ha cogido su sombrero del perchero y se ha marchado contigo.
Y me habéis dejado solito...cabrones.
No me da miedo tratar de encaramarme al vagón del vagabundo.
Cualquier cosa, cualquier metáfora, cualquier oportunidad.
Quiero no perder este tren.
Es el mio, es el que tengo.
Quiero que se abra diez centímetros la puerta corredera y aparezca tu mano tendida y aferrarme a ella y correr y dar un salto y caer entre tus piernas y reírnos y retozar sobre decenas de neumáticos apilados de cualquier forma.
Pero contigo, contigo joder...¿ qué idioma hablas? ¿porqué no me comprendes?
¿Porqué tienes tanto, tanto miedo?
Supongo que será porque la vida puede ser un insecto nauseabundo, que te ha clavado su aguijón y aún te escuece.
Pero yo no voy a hacerte daño.
Solo te voy a querer.
De la mejor forma que pueda, de la mejor forma que sepa.
Aunque sea en la distancia.
Saca la cabeza de la tierra.
sábado, 3 de marzo de 2012
Querida Campanilla
te echo mucho de menos.
me enseñaste a volar y, sin tu polvo de hadas mi vuelo es torpe y errático.
Me falta tu luz, como a lo largo de toda nuestra vida.
La tuya es una luz intermitente: hoy me alumbras, mañana no. Pasado mañana volverás a hacerlo.
Es una putada querernos tanto y no querernos lo suficiente.
Anoche volví a emborracharme con Garfio, el lloraba por lo suyo y yo, intenté no derramar ni una lágrima.
Pero es lo que tiene el "Grog" del bucanero...suelta la lengua y el corazón.
Y deja una resaca espantosa.
Esta mañana algo ocultó el sol y levanté la vista al cielo deseando que fueras tú, pero no era más que otra jodida nube.
Me duele la cabeza y me duele tu ausencia.
Me has empujado a ser mayor, pero por mucho que lo intente no soy capaz, porque aunque nos pese a los dos, siempre seré Peter.
Y tu siempre serás un hada.
Mi vida son vasos vacíos y rotos, noches en una cornisa junto al Big Ben, duelos a muerte con espadas de madera.
¿Donde se esconden tus ojos?
Quisiera volver a encontrar en ellos la mirada que tanto miedo me dio una vez.
Me acostumbraré al conformismo del recuerdo.
Sigo atrapado en el interior de un tintero y sigue sonando, una y otra vea, la canción más bonita del mundo.
Tuyo siempre.
Peter Pan.
me enseñaste a volar y, sin tu polvo de hadas mi vuelo es torpe y errático.
Me falta tu luz, como a lo largo de toda nuestra vida.
La tuya es una luz intermitente: hoy me alumbras, mañana no. Pasado mañana volverás a hacerlo.
Es una putada querernos tanto y no querernos lo suficiente.
Anoche volví a emborracharme con Garfio, el lloraba por lo suyo y yo, intenté no derramar ni una lágrima.
Pero es lo que tiene el "Grog" del bucanero...suelta la lengua y el corazón.
Y deja una resaca espantosa.
Esta mañana algo ocultó el sol y levanté la vista al cielo deseando que fueras tú, pero no era más que otra jodida nube.
Me duele la cabeza y me duele tu ausencia.
Me has empujado a ser mayor, pero por mucho que lo intente no soy capaz, porque aunque nos pese a los dos, siempre seré Peter.
Y tu siempre serás un hada.
Mi vida son vasos vacíos y rotos, noches en una cornisa junto al Big Ben, duelos a muerte con espadas de madera.
¿Donde se esconden tus ojos?
Quisiera volver a encontrar en ellos la mirada que tanto miedo me dio una vez.
Me acostumbraré al conformismo del recuerdo.
Sigo atrapado en el interior de un tintero y sigue sonando, una y otra vea, la canción más bonita del mundo.
Tuyo siempre.
Peter Pan.
jueves, 1 de marzo de 2012
Emocionado y agradecido.
Hoy la señorita Estela Labajo (ilustradora) y un seguro servidor de ustedes, presentamos nuestro primer libro: Historias para según qué días.
Para mi este libro, simboliza muchas, muchas cosas.
Representa el caer y levantarme, el dejar de lamerme las heriditas, el correr un "estúpido" velo sobre mis miserias.
Este libro nace con un "Juan" debajo del brazo.
En cada página, en cada relato, hay un trocito de las veces que no supe llorar y para llegar hasta el resultado final he sacrificado mi luto.
Solo hemos colocado una cita, perteneciente a la película "amores perros" y dice así: "Porque también somos lo que hemos perdido".
Y es cierto, pero somos también lo que vamos encontrando.
Yo te he encontrado a ti, a él, a ellos, a ellas, a ella.
Y mi mundo está repleto de personas maravillosas y de amigos sinceros y no puedo evitar emocionarme un poco al escribir este post.
Soy pobre como una rata, mi frigorífico está lleno de nada (de "nada", integral por supuesto, que me cuido) puede que este mes tenga que calentar la casa echando el vaho o a base de cariño.
No me importará leer a la luz de una vela y si quiero éscuchar música pondré a cantar a los monstruos del armario, porque ya no me asustan y los he disfrazado de coro rociero.
No me iré al caribe, ni siquiera a Cuenca, ni quiero irme.
Pero soy rico, inmensamente rico porque no me falta un abrazo, ni una sonrisa, ni una cerveza al sol con mis amigos.
No me falta una palabra de apoyo, ni un empujón oportuno.
Me dais cada día la gasolina para mi ruta por la vida, con mi vespita y un montón de chalados en sus locos cacharros.
Tengo ilusión, toda, toda me la he quedado yo.
Y toneladas de gratitud se agolpan por todos los rincones de mi casa.
Porque lejos de dejarme caer muchos os habéis encadenado conmigo al árbol más frondoso.
Y vuelvo a levantarme sonriendo porque se que os tengo ahí.
Emocionado y agradecido, solamente queda decir...gracias por vivir.
Gracias.
miércoles, 22 de febrero de 2012
El pastor de Ostras.
El pastoreo de ostras es una profesión con futuro, aunque ciertamente carece de toda emoción.
Te sientas con tu cayado en una roca junto a la piscifactoría y observas el silencioso devenir de los bivalvos.
Mi perro se muere del asco, ladrando a las gaviotas y soñando con perseguir carneros briosos y devolverlos al redil.
En ocasiones preparo la onda y practico la puntería contra una boya meteorológica.
No se mueve, ni salta, ni corre agazapado como el lobo, ni clava en los tuyos sus amarillentos ojos, desafiante, como el lobo.
Porque yo soy más de enfrentarme al lobo y sostenerle la mirada, pero eso es precisamente lo que me ha llevado a esta situación.
El lobo es una especie protegida, el pastor no.
Saco un rato la flauta y entono una melodía serena, melancólica, de esas que no hablan de amor.
Me dejaron bien claro los amos de la finca que no hablara de amor a las ostras, porque pueden perder las perlas.
Y es que yo siempre soñé con ser Miguel Hernández, pastor de cabras y poeta.
Y me he convertido en un pastor de ostras, relegado a cantar las excelencias del salitre depurado.
Es muy duro sentarme aquí cada mañana, con el alma llena de todo, con un saco de versos remendados.
Poderoso animal el lobo, que te muerde sin clavarte los dientes y te mata el ganado sin llegar a hacer sangre.
Mis ostras sin embargo, no me dicen nada.
Ni me miran.
No puedo sentir su aliento en la nuca, mientras un escalofrío me recorre el cuerpo preparando cada músculo para el enfrentamiento definitivo.
Abren un poco las valvas y filtran el agua de mar, recubriendo poco a poco sus durezas de nácar.
Yo vigilo solamente que el cielo no se desplome sobre ellas.
Y me guardo los poemas en un bolsillo en el pecho, junto al corazón.
Pero en el fondo no me importa, porque los tengo todos en la cabeza y llegará el día en que pueda recitarlos.
Sin miedo, porque el miedo mata.
Y paraliza.
Este es un oficio como otro cualquiera, aunque más triste.
Da igual...merece la pena.
Te sientas con tu cayado en una roca junto a la piscifactoría y observas el silencioso devenir de los bivalvos.
Mi perro se muere del asco, ladrando a las gaviotas y soñando con perseguir carneros briosos y devolverlos al redil.
En ocasiones preparo la onda y practico la puntería contra una boya meteorológica.
No se mueve, ni salta, ni corre agazapado como el lobo, ni clava en los tuyos sus amarillentos ojos, desafiante, como el lobo.
Porque yo soy más de enfrentarme al lobo y sostenerle la mirada, pero eso es precisamente lo que me ha llevado a esta situación.
El lobo es una especie protegida, el pastor no.
Saco un rato la flauta y entono una melodía serena, melancólica, de esas que no hablan de amor.
Me dejaron bien claro los amos de la finca que no hablara de amor a las ostras, porque pueden perder las perlas.
Y es que yo siempre soñé con ser Miguel Hernández, pastor de cabras y poeta.
Y me he convertido en un pastor de ostras, relegado a cantar las excelencias del salitre depurado.
Es muy duro sentarme aquí cada mañana, con el alma llena de todo, con un saco de versos remendados.
Poderoso animal el lobo, que te muerde sin clavarte los dientes y te mata el ganado sin llegar a hacer sangre.
Mis ostras sin embargo, no me dicen nada.
Ni me miran.
No puedo sentir su aliento en la nuca, mientras un escalofrío me recorre el cuerpo preparando cada músculo para el enfrentamiento definitivo.
Abren un poco las valvas y filtran el agua de mar, recubriendo poco a poco sus durezas de nácar.
Yo vigilo solamente que el cielo no se desplome sobre ellas.
Y me guardo los poemas en un bolsillo en el pecho, junto al corazón.
Pero en el fondo no me importa, porque los tengo todos en la cabeza y llegará el día en que pueda recitarlos.
Sin miedo, porque el miedo mata.
Y paraliza.
Este es un oficio como otro cualquiera, aunque más triste.
Da igual...merece la pena.
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