El pastoreo de ostras es una profesión con futuro, aunque ciertamente carece de toda emoción.
Te sientas con tu cayado en una roca junto a la piscifactoría y observas el silencioso devenir de los bivalvos.
Mi perro se muere del asco, ladrando a las gaviotas y soñando con perseguir carneros briosos y devolverlos al redil.
En ocasiones preparo la onda y practico la puntería contra una boya meteorológica.
No se mueve, ni salta, ni corre agazapado como el lobo, ni clava en los tuyos sus amarillentos ojos, desafiante, como el lobo.
Porque yo soy más de enfrentarme al lobo y sostenerle la mirada, pero eso es precisamente lo que me ha llevado a esta situación.
El lobo es una especie protegida, el pastor no.
Saco un rato la flauta y entono una melodía serena, melancólica, de esas que no hablan de amor.
Me dejaron bien claro los amos de la finca que no hablara de amor a las ostras, porque pueden perder las perlas.
Y es que yo siempre soñé con ser Miguel Hernández, pastor de cabras y poeta.
Y me he convertido en un pastor de ostras, relegado a cantar las excelencias del salitre depurado.
Es muy duro sentarme aquí cada mañana, con el alma llena de todo, con un saco de versos remendados.
Poderoso animal el lobo, que te muerde sin clavarte los dientes y te mata el ganado sin llegar a hacer sangre.
Mis ostras sin embargo, no me dicen nada.
Ni me miran.
No puedo sentir su aliento en la nuca, mientras un escalofrío me recorre el cuerpo preparando cada músculo para el enfrentamiento definitivo.
Abren un poco las valvas y filtran el agua de mar, recubriendo poco a poco sus durezas de nácar.
Yo vigilo solamente que el cielo no se desplome sobre ellas.
Y me guardo los poemas en un bolsillo en el pecho, junto al corazón.
Pero en el fondo no me importa, porque los tengo todos en la cabeza y llegará el día en que pueda recitarlos.
Sin miedo, porque el miedo mata.
Y paraliza.
Este es un oficio como otro cualquiera, aunque más triste.
Da igual...merece la pena.
2 comentarios:
Me encanta tu estilo escribiendo, me encanta tu blog, un besaco, Juan!
Poeta Bululú
muchas gracias.
viniendo de una poetisa es todo un cumplido.
Besos
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