En ocasiones quisiera ser un maniquí, para no tener corazón.
Y ya de paso para que la ropa me sentara estupendamente.
Fijar la mirada en no se que lugar muy muy lejano, poblado por más maniquies sin corazón y sin genitales, total, si no amas no los necesitas, lo demás es gimnasia.
Pero será mejor que siga siendo de carne y hueso, con mi corazoncito y mis atributos, esperando al visto bueno para quererte.
O para que te decidas a quererme.
Ahora no es el momento.
Renunciemos a los besos y a las miradas, a las caricias, a sudar a despojarnos de las mentiras y de la ropa.
Renunciemos a ser tu y yo y nadie más que tu y yo cuando debemos serlo.
Quisiera ser un maniquí para aprender a olvidarte, pero al tratar de permanecer absolutamente inmóvil solo consigo calambres en las piernas, en los hombros y en el alma.
El tiempo pasa muy despacio y yo seguiré esperándote en mi escaparate, a la vista de todos, desnudo de cualquier resto de ti.
Alguien me colgará del cuello un cartel con un precio. Puede que una mujer bonita lo pague.Puede que tu misma.
¿Estarás dispuesta a pagar lo que marque?
¿Estarás dispuesta a gastar tus sueños en mi?
Aquí me encontrarás, cuando decidas venir a buscarme.
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