Esta canción se ha ganado por derecho su lugar en la BSO de mis vidas y ocupa espacio junto a otras de Jorge Drexler, Kase O, René, Héroes del silencio, Dario Martín H, Blow, Fleet Foxes y Kurt Cobain.
El día que me de por grabar un disco con todas ellas, además de dejarme una pasta en royalties y derechos de autor, habré conseguido un CD perfecto. Al menos perfecto para mi.
En cualquier caso este tema, (que me lleva acompañando un par de años ya desde que lo descubrí), a fecha de hoy ha tomado un sentido muy especial y diferente. Lo escucho varias veces al día y se ha convertido en la canción recurrente que no puede faltar cuando me embarga la nostalgia y necesito sentir a cierta persona a mi lado. Firmaría haber escrito todas y cada una de las palabras de la letra de esta canción porque una vez más, René ("Residente", cantante y compositor de Calle13) ha buceado en el interior de mi alma tras sumergirse en ella y encontrar los sentimientos y las imágenes que me inspiran lo más hermoso a la hora de enfrentarme al teclado de ordenador o a un folio en blanco, y parece haber expoliado el cofre del tesoro oculto entre el pecio de mi corazón hundido tras la última tormenta.
Esta canción habla de ella, es ella, y cuando la escucho puedo verla a ella, sentirla junto a mi e incluso escucharla reír tímidamente sonrojándose con sinceridad al creer que en absoluto es la persona especial y maravillosa que asocio con la dueña de los ojos del color del sol a la que cantan Rene y Silvio.
Y es que sus ojos hacen magia, son magos, los abrió, y hoy el sol no hace falta. El sol está en receso porque la vitamina D me la podría dar ella con sus besos. La luna sale a caminar siguiendo sus pupilas, que es la ruta más hermosa de las del senderismo emocional.
Mis sueños son reales porque los sueño despierto cada vez que la escucho al otro lado del teléfono o puedo leer uno de sus oportunos y reponedores mensajes que me dan la vida, y me ayudan a enfrentar cualquier cosa que se me ponga delante. Mis sueños tienen nombre y apellido, pasado y descendencia, y una situación complicada que me sujeta a la hora de pedirle que forme parte de esta novela por entregas que es mi vida. Y no sé si algún día lo hará, pero desde luego mi novela ya cuenta con notas a pie de página donde explico el significado de cada metáfora, de cada acertada analogía, de cada frase bonita y aclaro que todas son un acrónimo de su nombre.
Abrió los ojos y el sol guardo su pincel porque ella pinta el paisaje mucho mejor que él.
Desde que llegó a mi vida me cuesta escribir relatos violentos, textos donde expresar lo peor de la condición humana y profundizar en Temporada de caza, el tercer volumen de mi trilogía Crímenes de temporada del que ya llevo más de 50 páginas escritas. De un tiempo a esta parte la novela avanza más despacio, pues solo acierto a escribir escenas románticas, y a llenar página tras página de momentos de complicidad, de silencios en los que los personajes se miran a los ojos y permanecen callados sentados en el banco de un parque, y en los que el inspector del grupo de homicidios del cuerpo nacional de policía, Iván Pinacho, se deleita disfrutando de los ojos del color del sol que tiene frente a lo suyos redimiéndolo de todas las muertes, de toda la crueldad, de todos los errores. Y no sé porqué ( ya que no está basado en hechos reales), tras unos minutos de callada contemplación se levanta, le aparta el cabello del rostro, retira la mascarilla y la besa en los labios con un beso eterno, cálido y dulce. ¿Lo véis?...es superior a mis fuerzas, no puedo evitarlo. Será mejor que deje de escribir por hoy.
Volveré, como MacArthur.
No hay comentarios:
Publicar un comentario