jueves, 23 de septiembre de 2021

De búsquedas e inesperados encuentros


 En el vídeo que encabeza la entrada, las elegantes y maravillosas voces de Pablo Acebal y Rocio Torio nos deleitan el oído con la canción de Blow, Oceans of time. Y el gran hacer de Fran, bajista del grupo y artista tras la cámara y en el montaje y edición del hermoso videoclip grabado para ilustrar el tema compuesto por el propio Pablo con letra de Marola Varela, su compañera en los Showers Singers, nos deleita la vista.

No me canso de ver este video, de escuchar a Pablo con Rocio ni de pedir a Pablo, buen amigo y mejor persona, que me cante este tema cada vez que nos reunimos en fiestas y celebraciones. 

Esta canción que tanto me gusta es mucho más que una canción para mi. Obviamente es un homenaje a la famosa novela, Drácula, del irlandés Bram Stoker, cuando el desafortunado, sediento de la sangre que da vida y enamorado príncipe maldito,  le dice a Mina, "he cruzado océanos de tiempo para encontrarte", pero es también algo que sorprendentemente he tenido la fortuna de experimentar en mis propias carnes. He tenido que gastar dos de mis siete vidas para encontrarla y curiosamente la encontré cuando había dejado de buscarla.  Y lo cierto es que aunque apenas nos conocemos, sé que la voy a seguir queriendo el resto de mis vidas.. Y que un día, conseguiré ser su AMIGO. 

Mis lectores más asiduos estaréis cansado de mis desengaños amorosos, mis continuos fracasos sentimentales y mi persistente búsqueda de esa persona que simboliza el ideal de amor, el sentimiento más noble en estado puro y la belleza del alma, que es la más importante de entre las bellezas, sin duda. He tenido la suerte de vivir historias de amor con mujeres de todo tipo y condición, y he tenido la suerte de enamorarme una vez tras otra, o de creerme enamorado confundiendo necesidad, cariño y deseo con amor. He sufrido y he creído morirme cada vez que las circunstancias me abofeteaban el rostro con el guante de la realidad  y he maldecido a los hados y al puto angelote del arco y las flechas con cada decepción y con cada certeza de que me había vuelto a equivocar. Unas veces dolió más, otras dolió menos, pero siempre me hizo daño y siempre pensé que ya no buscaría más. Pero que os voy a contar...para mi rendirse nunca es una opción.

Y ahora resulta que cuando no la estaba buscando va y aparece. El destino no es caprichoso, es un auténtico hijo de puta, porque además me ha permitido llegar hasta ella para demostrarme que no basta con encontrarla, que una vez encontrada tengo que conseguir que me acepte y esa es una segunda parte de la historia que no acostumbran a escribir en las novelas, donde cuando el amante encuentra a su amada, siempre termina conquistándola. 

Pero me da igual. Me basta con saber que no es un producto de mi romántica imaginación, que no es una ilusión ni un sueño, que realmente existe y que en efecto, personifica todo aquello que simboliza lo más hermoso de la condición humana. El que un día llegue hasta ella o no ya es algo secundario y no voy a consentir que me rompa el alma. La pista de baile está llena de bailarinas y siempre habrá con quien danzar, aunque mataría por sacarla a bailar una pieza interminable, pero bueno...la vida da muchas vueltas, como un vals. Espero que la vida no vuelva a pisarme. Y si me pisa otra vez sé que no dolerá ni la mitad de lo que me han dolido otros desafortunados cambios de ritmo. Me consuela y me llena el haber tenido la suerte de mirarla directamente a los ojos, de escucharla reír y de haber compartido con ella noches de wasaps y complicidad a distancia.

Qué le voy a hacer...a veces soy un tipo con suerte y no soy capaz de darme cuenta de ello. Pero ya no soy un niño. Ya le dedico a las cosas la importancia que realmente tienen. Y este encuentro marcará una antes y un después en mi trayectoria existencial. 

Y le daré gracias a Dios.

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