sábado, 7 de diciembre de 2019

No en una hora, más bien en un ahora.

Porque en efecto, todo termina llegando, incluso lo bueno.
Anoche volviendo de Zamora, mi chica y mis amigos me preguntaron si me pasaba algo. Volvía muy callado disfrutando del sonido del silencio, cosa a la que no los tengo acostumbrados. He encontrado una belleza especial en ese silencio. Silencio que antes me aterraba y que he llenado con todo tipo de sonidos. Con lamentos, con quejas, con adorables maullidos, con deliciosos gemidos, con himnos y con soflamas, con estruendosos te quiero e insoportables adióses, con canciones de borracho. Ruido. Mucho ruido.
Pero ayer y sin apenas darme cuenta, algo se rompió dentro de mi. Algo cambió en mi alma y sé que para siempre. Ayer evolucioné y comprendí muchas cosas.
Me debo esta nueva mutación, os debo esta evolución.
He sido muy pesado. Me he fustigado con tanto drama y le he dado un especial protagonismo a lo doloroso. Al hacerlo, os he empachado con mi estofado de miserias maridado con las más amargas lágrimas. He llorado lo mucho que he perdido sin detenerme a celebrar lo ganado, que también ha sido mucho.
Hace relativamente poco, al reencontrarme con mi amiga Vero a quien hacía años que no veía y, al desplegar mi arsenal de lamentos culpando de todo al destino y a la mala suerte, al insistir en mi deterioro físico, emocional y espiritual, Vero, clavando su pupila en mi pupila azul me dijo:" Juan, ¿sabes que no eres especial?. Vero es una mujer formidable y un alma noble, por lo que medité mucho sobre esa pregunta que no encerraba otra cosa que su afán por ayudarme a despertar.
Ayer comprendí que no lo soy.
Me he empeñado en hacer un mundo de un vulgar accidente de moto, una condena de la muerte de mis seres queridos y una tortura del adiós del gato que compartió su tiempo con el mio.
Escribí hasta lo insoportable sobre los amigos que me la jugaron, sobre las mujeres traidoras que me rompieron el corazón. y sobre las crueles que abusaron de mi y me fustigaron con sus malos tratos.
Me dejé los dedos en el teclado del ordenador escribiendo un relato tras otros en los que vomitaba mis frustraciones y mis miedos. He pasado noches enteras creando alter egos para intentar convenceros de que Peter Pan y Laertes son los únicos culpables cuando realmente son yo, hablan por mi diciendo lo que yo no me atrevo a a decir y aplicando una supuesta justicia sin consecuencias en la temida realidad. Pero la realidad es un mono con una cuchilla de afeitar dando saltos de una lado a otro de forma incontrolable.
He querido dibujar con palabras a la mujer ideal que me haría feliz. He soñado poemas y relatos confundiendo a Campanillas y a andaluzas pelirrojas para no aceptar que realmente la que me iba a hacer feliz no era ni un hada ni una princesa. Ha sido una mujer con todas las letras. Un ser de carne y hueso. Una montañesa friolera y adorable con una voz preciosa que se preocupa por mi cojera y que no quiere príncipes azules, super héroes, ni niños cabezotas e irresponsables que se niegan a crecer. Lo único que esta mujer quiere y necesita de mi, es a mi.
Ya está.
Como nos explicó ayer Estíbaliz, Zamora no se ganó en una hora. Fueron más de siete meses de asedio. Mi fortaleza ha caído tras un asedio de más de cinco años y esta mañana me he despertado con la sensación de que rendir mi pecho a las tropas acampadas fuera,en los campos de Marte, era la mejor de las opciones. porque no son el enemigo, porque han venido a liberar a los sentimientos reprimidos y confusos, a las emociones silenciadas y a ese grito que luchaba por abandonar la mazmorra rompiendo los barrotes de mis cuerdas vocales para que todos escuchaseis que pese a todo, pase lo que pase y le pese a quien le pese, incluso al miedo disfrazado de mi mismo, soy feliz. 
Gracias.
Gracias a todos los que habéis llegado para enriquecer mi vida, para corregir mis muchos fallos con amor y dedicación editorial, para ponerle BSO a mi día a día y para regalarme versos en arte mayor, a los que habéis permanecido a mi lado pese a todo, y a quienes sé que jamás me abandonaréis. 
Quienes habéis dado un paso al lado y habéis decidido hacer mutis por el foro, adiós. Sed muy felices, pero lejos de mi. Prometo no ir a buscaros.
Esta tercera temporada de mi serie promete.


No hay comentarios: