jueves, 26 de septiembre de 2019

¿Solo un gato?

Hace mucho que no suelto los puños. Mi padre me enseñó que a nuca se le debe levantar la mano a una mujer y gracias al enorme respeto que guardo a la memoria de mi padre y a sus sabias enseñanzas, me mordí la lengua y me metí las manos en los bolsillos cuando una personajilla, conocedora del accidente de Gatete por las redes sociales, me espetó a bocajarro: "pero si es solo un gato".
Hoy Gatete descansa en paz. Ya se ha ido a hacer el gato lejos de este valle de lágrimas.
Leandro, el veterinario jefe de la clínica veterinaria La Flecha, no ha reparado en esfuerzos y en intentos para curarle. Pero la ciencia aún no tiene especialistas en milagros. Su lesión era grave y las consecuencias de esa rotura de columna, empezaron a dar la cara con problemas y males que comenzaban a hacer de la vida del minino un infierno. Y mi máxima era "Que el animal no sufra".
Tras gastar todos los cartuchos del armero y habernos quedado sin munición, lo mejor que podíamos hacer por él era ayudarle a largarse de aquí sin sufrir lo más mínimo, manteniendo su dignidad y lo que quedaba de su esencia.
Cómo podréis imaginar, queridos lectores, se me ha roto el alma al saber que esta noche no volvería a tenerlo a mi lado, ronroneando y lamiéndome el dorso de la mano con esa lengua lija suya tan maravillosa y exfoliante. 
Pero esto es parte del trato: nacemos, algunos crecemos en la medida de lo posible, otros se reproducen y todos morimos. 
Gatete ha sido un gato muy feliz. Ha disfrutado de cuantos placeres pude poner a su alcance y de cuantos se tomó por su cuenta aprovechando mis fingidos despistes, mis oportunas salidas y la ausencia de alambres y de concertinas en las vallas del jardín.
Siempre dije que si un día le pasara algo, sería por hacer el gato. Y ha sido un maestro en esta disciplina. Pero al final las cosas terminan pasando y como aprendí por experiencia hace cinco años, las cosas no solo les pasan a los demás.
Siempre fue un seductor y un tipo realmente encantador y siempre trajo de calle a todas mis parejas y a aquellas que no llegaron nunca a serlo. 
Desde luego, Gatete era un gato, pero también fue mucho más que un gato.
Gatete fue mi amigo, mi compañero y un miembro más de mi tribu de familiares y amigos.
Siempre le recordaré con el mayor de los cariños. Siempre lo tendré en el alféizar de esa pequeña ventana desde donde se colaba en mi corazón y que nunca cerraré esperando su regreso.
Vive en mi.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo! qué penita... :-( Gatete :-( Tú. Lo siento mucho.
Qué afortunados, tú y Gatete. Haber estado juntos tal como explicas, no tiene precio. Es lo más bonito de todo.
Me da penita...
Zeroide
:-(

lacantudo dijo...

Hola, Zeroide.
Gatete y yo compartimos muchas cosas durante los casi nueve años que vivimos juntos. Solo me separé de él durabte algún fin de semana en los que disfrutó de su soledad, durante unas navidades en un cortijo sevillano donde no pude llevarle, pero se quedó en casa de unos de mis mejores amigos, que lo cuidaron y quisieron como a uno más de su manada y durante el mes y medio que estuve ingresado a raiz de cierto accidente de moto y que él paso en casa de mi prima más querida con ella y con su gata,también fallecida hace poco.
Aún paso momentos duros, proque inconscientemente mi cerebro lo busca en las rutinas mañaneras y ayer mismo, que dormí en casa de mi chica, al despertarme le dije que iba a llamar a mi madre para pregunatr si Gatete había entrado ya de sus correrias nocturnas, como hacía siempre.
Se ha ido alguien muy especial, uno de los miembros más queridos de mi tribu. Pero era un tipo muy alegre y muy fiestero;ahora descansa en el jardín de casa y sé que no querá verme triste.
Un beso.