sábado, 17 de abril de 2021

La vida es cine (De sueños y personas bonitas).


 Desde luego he de reconocer que soy una persona verdaderamente afortunada en muchos sentidos. Más allá de haber superado las circunstancias adversas a lo largo de mi vida, y de poder sentarme ante un teclado o ante un folio en blanco y darle rienda suelta a mis emociones para convertirlas en palabras y devolver lo recibido participando del bucle existencial, no dejo de sorprenderme ante lo que los hados cruzan en mi camino.

El director y guionista divino que se sentó a escribir el guion de la película de la que decidió hacerme protagonista tras haber realizado el oportuno casting y descartar a otros actores aspirantes al papel, no reparó en gastos ni en efectos especiales, llenando el metraje de ángeles, de sueños y de personas bonitas. Esta superproducción tenía un metraje tan extenso que decidió hacer un corte y convertirla en una miniserie de dos temporadas estrechamente ligadas, pero separadas por un determinante punto de inflexión que sobrecogió a los espectadores generando curiosidad y expectativas ante las aventuras de mi personaje. No pertenece a un género definido. En ocasiones este biopic es una divertida comedia, en otras una inquietante obra del cine de suspense y siempre, siempre, una muy romántica cinta de ciencia ficción y fantasía. Rodada a todo color, la banda sonora es fundamental y se cuidan mucho los temas principales que permanecerán en la memoria del público asistente después de que funda en negro, aparezcan los títulos de crédito y comiencen a abandonar la sala.

Un buen número de estupendas actrices forman parte de este proyecto encarnando a las más terribles villanas y, a los ángeles más adorables. Ambas temporadas tienen momentos muy eróticos y aunque se consiguió escapar de la censura que podía haber convertido este proyecto en algo vulgar o en mera pornografía, el director y el encargado de montaje supieron cortar y empalmar las cintas de tal forma que cada escena subida de tono tuviese su atmósfera adecuada y su porqué.

Los asistentes a la proyección reirán, llorarán, sufrirán y se alegrarán con las diferentes escenas y estoy seguro de que los más sagaces identificarán sin problemas las diferentes subtramas y los giros de guion. Muchos disfrutarán al reconocer en la pantalla a los actores más importantes para la evolución de mi personaje y unos cuantos abandonarán sus localidades hartos del bucle en el que el prota entra una y otra vez y parece no tener fin. Mi personaje conoce chica, se enamora, consigue compartir unos capítulos con ella para luego ver como por unos motivos o por otros se rompe el amor, sufre hasta lo indecible, y cree morir. Pero cuando todo parece perdido y la película amenaza con volverse aburrida, el director introduce un primer plano de una chica bonita en un autobús, en la barra de un bar o en las escaleras de la catedral, y de nuevo el protagonista siente renacer la sensación más maravillosa del mundo y se entrega con ilusión y esperanza a una nueva historia de amor. 

Sueños y fantasía. En efecto este puede catalogarse por la crítica especializada como un inequívoco film fantástico o de ciencia ficción, eso sí, con una enorme influencia del cine de  los Monty Python aliñado con diálogos más propios de las mejores obras de Woody Allen, pero sustentado siempre por los sueños, sus interpretación y la búsqueda de lo que lleva a alcanzarlos.

Y mi personaje no es tonto, aunque a veces pueda dar esa impresión. Y quiere alcanzar sus sueños y descubrir a que sabe la felicidad.

Quiero agradecer a los productores  la confianza depositada en mi. Agradecer también a todo el equipo su entrega y dedicación para que esta película llegue al lugar que le corresponde (sobre todo a maquilladores y estilistas) y si un día subo a recoger la estatuilla, le agradeceré a mis padres el haberme dado siempre la oportunidad de construirme un futuro y de haber contribuido a mi desarrollo como persona, enseñándome que todo, todo, está en los libros.

Esten atentos a sus pantallas. Próximo estreno sin cortes publicitarios.


miércoles, 14 de abril de 2021

La literatura salva vidas



Ese es el nombre elegido para la charla coloquio que ofreceré el próximo jueves día 22 de abril en el salón de plenos del Ayuntamiento de Renedo de Esgueva dentro de las actividades que el municipio ofrecerá para conmemorar el día del libro.

Esta charla girará entorno a la explicación que me dio el equipo de neurología del hospital Rio Hortega de Valladolid, para aclararme cómo había sido posible que superarse la lesión cerebral Axonal difusa, una de las lesiones más graves y con mayor índice de muerte directa y un gran porcentaje de supervivientes con graves secuelas neurológicas.

Según los médicos que me trataron, al igual que un deportista entrena sus músculos y está mejor preparado físicamente para superar lesiones físicas, quien lee y escribe a diario ejercita su cerebro dotándolo de mayor facilidad para superar lesiones cerebrales.

Me harto de decir que más allá de publicar libros o de ganar premios, algo dentro de mi me dijo que sería escritor desde que comencé a leer y a devorar un libro tras otro.

En esta foto tomada en la Feria del Libro de Valladolid del año 2012 poso junto a Cristhian Gálvez, una mente inquieta con el que compartí stand de firmas y una muy interesante conversación sobre la literatura y la necesidad vital de escribir, en esa edición de la Feria.

Cristhian escribió un interesante e ingenioso libro sobre Leonardo Da vinci, uno de esos seres humanos que entrenó su cerebro diariamente hasta el día de su muerte.

La literatura salva vidas, no os quepa la menor duda. Y sobre ello hablaré el próximo día 22 a las 12 horas en Renedo de Esgueva, por si os apetece pasaros y comprobar la veracidad de mi afirmación

La entrada será libre y gratuita hasta completar aforo, limitado por las restricciones propias de los protocolos de seguridad frente a la Covid 19.  


 

sábado, 10 de abril de 2021

¿A morir?


 Por desgracia hay muchos, demasiados, que aún siguen confundiendo la expresión y aunque creen "querer a morir" a su pareja, realmente la quieren a matar.

Ese "la quiero a morir" de la canción, habla de la fuerza del sentimiento que genera en tu interior la persona a la que amas, un sentimiento y una emoción tales, que te llevan a pensar que vas a morir de amor, que es tanto y tan fuerte lo que sientes por ella que realmente crees que tu corazón no va a poder resistirlo y se va a quebrar de repente, deteniéndose y dejando de latir. Y eso cuando el que sientes es un amor correspondido. Cuando no lo es, el dolor es muchísimo mayor y realmente te sientes morir y lo que es peor, la vida sin ella deja de interesarte y no tiene el menor aliciente, pues todo carece de sentido si no lo puedes compartir con la persona amada.

Esto es parte del amor verdadero, del hermoso sentimiento que te sobrecoge y te atenaza, permitiéndote a un tiempo ser la persona más feliz del universo conocido y también la más vulnerable y débil, al tener la certeza de que si ese amor desaparece ya nada merecerá la pena. 

La mayoría, la inmensa mayoría de los días, da mucho miedo abrir un periódico o poner el telediario, pues es tristemente cotidiano encontrarse con la noticia de que una persona ha terminado con la vida de otra escudándose en lo mucho que la quería. Incluso a veces y alcanzando el sumun de la sinrazón y de la crueldad, terminan también con las vidas de los hijos nacidos de ese amor. Eso, queridos amigos ( y queridas amigas, porque de todo hay, aunque no en igual proporción, ni mucho menos) no es amor, es enajenación, trastorno o simplemente la más grande de las miserias de las muchísimas que es capaz de desarrollar el ser humano. El "si no eres mía/o no lo serás de nadie" es el móvil más antiguo del crimen. El desengaño amoroso, los celos, eso tan mediterráneo de "limpiar" con sangre el honor, o simplemente la venganza al no aceptar el abandono, se han llevado por delante miles y miles de vida a lo largo y ancho del planeta, así que por favor, que nadie confunda semejante barbaridad con  amar. La rosa de El principito nos enseñó la diferencia entre querer y amar, y amar, es querer sin posesión, sin interés y sin egoísmo, Te amo es te quiero libre y, creo que el 99,9% de los artífices de estos crímenes "pasionales", no han leído las aventuras del joven príncipe sideral o si lo han leído, no han entendido una mierda.

He tenido la suerte y la desgracia de conocer el amor en todas sus vertientes. He disfrutado hasta perder la cabeza al sentirme enamorado y en mas de una ocasión he empapado mi almohada, al saber que aquella a la que amaba había decidido que lo nuestro terminó (o al menos lo suyo, o lo que sentía por mi). Se le rompió el amor y a mi se me rompió el alma, pero en virtud del hermoso sentimiento que me había hecho disfrutar, jamás podía siquiera imaginarla sufriendo y mucho menos muriendo a mis manos. Es más, el fantasear con mi propia muerte era algo mucho más terapéutico, dentro del dolor del momento. Incluso aquella que traicionó sus votos, pisoteó su promesa de amor eterno, y se decidió por la traición y la lujuria, puede caminar por las calles más oscuras con absoluta y total tranquilidad, pues yo realmente sé lo que es amar. Ese "hasta que la muerte nos separe" nunca se refirió a que si uno de los dos decide separarse, encontrará la muerte a manos del otro. Por favor, a ver si ponemos un poquito de atención y entendemos bien las cosas.

No sé de qué forma podemos acabar de una vez por todas y para siempre con esa despreciable afición a tirar de navaja, de escopeta, de barra de hierro o simplemente de puños para arreglar lo que la razón, la paciencia y los labios no supieron arreglar.

Para empezar deberíamos educar a nuestros jóvenes en la pérdida, la frustración y el abandono, para que sepan enfrentar estas situaciones sin perder el juicio y entregarse a sus instintos más primitivos.

Por otro lado deberíamos aprender a ejercer de censores morales evitando a una infancia y una juventud ya demasiado confundidas, crecer escuchando canciones en las que se hace continua elegía a la violencia extrema como medio acertado para solucionar los problemas de pareja. Y por favor, inculquemos en nuestros menores la afición por la literatura, el hábito por la lectura y el afán de conocimiento. No les privemos de las grandes verdades universales que jamás encontraran en un videojuego, en un post de redes sociales, en la letra de la canción de moda, o en una película de serie B.

Es nuestra responsabilidad y no debemos ignorarla. La técnica de la avestruz solo es propia de los cobardes y de algunos políticos.

Predicar con el ejemplo es la mejor de las técnicas y tenemos que aprender a transmitir a los más pequeños que el amor es algo hermoso y doloroso también, pero que nadie tiene que matar ni que morir en nombre de un sentimiento.

Y eso es todo amigos.

martes, 6 de abril de 2021

A vuestra entera disposición.


 El próximo sábado 24 de abril a las 19 horas, estaré en la feria del libro de la localidad vallisoletana de Arroyo de la Encomienda, para charlar con el público asistente sobre literatura y muy especialmente sobre mi literatura, y lo que me lleva a no poder parar de escribir y de leer,. Conducirá la charla la bibliotecaria de la biblioteca municipal de Arroyo, Mayca, mujer muy leída y con mucho criterio, quien establecerá los parámetros de la conversación.

El aforo estará limitado por las medidas de seguridad frente a la Covid 19 y se respetarán todos los protocolos establecidos para evitar contagios.

No obstante, será un agradable momento de "cercanía" con lectores y amigos y estaré encantado de firmar y dedicar ejemplares de #Temporadadesetas, primera entrega de la trilogía #Crimenesdetemporada, cuyo segundo volumen, #Temporadadesustos ya está en proceso editorial, de nuevo con Suseya ediciones, quien lo  publicará en breve y se presentará en Simancas, en el lugar donde comienza el caso que lleva al inspector Pinacho y a su compañera, la subinspectora Nogueira por diferentes provincias de España. #Temporadadecaza, el tercer volumen que cierra el ciclo, ya está bastante avanzado, pero trataré de contenerme y darle tiempo a los lectores para que disfruten con calma de los dos primeros.

En cualquier stand de la Feria del Libro de Arroyo podrán adquirirse ejemplares de la novela que abre esta trilogía y que nos presenta a Iván Pinacho, mi alter ego con placa y pistola, bigote bicolor y carácter confiado y enamoradizo.

Prometo contestar todas las preguntas que el público quiera plantearme y orientar en la medida de lo posible sobre esta trilogía a los lectores.

Recomiendo estar allí con algo de tiempo para ocupar los asientos hasta completar aforo.


domingo, 4 de abril de 2021

Dudar es muy humano.


Hay  cartas que no necesitan de un destinatario concreto, porque se escriben con la sana intención de que lleguen a todos los lectores posibles. Y esta es una de ellas.



Valladolid 4/04/2021                               Juan Pizarro Nogués



A ti que la estás leyendo,


puede que no nos conozcamos, puede que sí. Puede que te haya sorprendido recibir esta carta o puede que te de absolutamente igual leerla, pero puestos a matar la tarde del domingo mediante aquello que encuentras a través de las redes sociales trasteando con el teléfono tumbado en el sofá del salón, o sentado en el vagón de un tren o en tu asiento del autobús de línea sin nada mejor que hacer, espero que por lo menos te resulte entretenida.

No voy a contarte ningún secreto, ni el truco para ser feliz (sinceramente si lo conociese buscaría un medio con mucho más alcance para difundirlo, aunque el noventa por ciento de la gente pensase que estoy como una cabra o que no es realmente cierto), tampoco voy a darte consejos, pienso que todos sabemos equivocarnos solos. Voy a hacerte una pregunta que a mi personalmente me tiene bastante preocupado: ¿lo estamos haciendo bien?

Supongo que lo primero que pensarás es ¿qué? y lo segundo es que algo no debo estar haciendo bien el fulano que escribe esta carta  si necesita que le resuelvan sus dudas planteándolas a través de una entrada de su blog. 

Con respecto a ese primer pensamiento, la respuesta es existir. Me tortura no saber si vinimos al universo con una función concreta y si como especie estamos cumpliendo el objetivo para el que fuimos creados. Otra cosa es que como individuos lo hagamos mejor o peor pues sé que cada persona es un mundo y que a grandes rasgos todos estamos llenos de defectos y debilidades, por lo que créeme, no voy a juzgarte, bastante tengo con juzgarme a mi mismo y te aseguro que acostumbro a hacerlo con severidad.

Por lo que he ido observando y aprendiendo a través de libros, revistas científicas, documentales y películas, cada especie animal y vegetal tienen una razón de ser y la naturaleza extrae de ellas aquello por lo que aún permanece. Incluso aquellas cuyo único fin es servir de alimento a otras especies cumplen con el cometido generación tras generación. ¿Y el ser humano? ¿Cuál es nuestro fin? ¿Cuál es nuestra utilidad? Somos la cúspide de la creación y de la evolución. Nosotros nos alimentamos y nos servimos del resto de las especies y no hay un depredador que parezca creado para controlarnos o exterminarnos llegado el caso. Hemos desarrollado nuestra inteligencia hasta creernos dioses y jugar a crear vida, dominar los elementos y atribuirnos la potestad de matar sin encontrar oposición ni barrera, de eliminar cuanto nos estorbe aunque al hacerlo estemos debilitando el equilibrio en el cosmos, y de arrasar incluso nuestro medio a pesar de que lo necesitamos para subsistir. Me sobrecoge pensar que el hecho de que ya seamos capaces de colonizar otros planetas nos lleve a perder el miedo a terminar con este en el que habitamos.

Personalmente creo que no lo estamos haciendo bien, que si hubiésemos dedicado nuestro afán de conocimiento y nuestra capacidad de desarrollo a cuidar de la naturaleza y del resto de las especies con las que compartimos globo terráqueo otro gallo nos estaría cantando ahora mismo.

No voy a entrar a decir que esta pandemia universal que ahora nos tiene contra las cuerdas recibiendo un golpe tras otro, sea un justo castigo por nuestra soberbia, ni el medio por el que la naturaleza se defiende del ser humano, quien ha resultado ser el peor virus de cuantos se conocen. Pero sí que voy a dejar abierta una reflexión al respecto, que creo que todos deberíamos hacernos, algo no debemos de estar haciendo bien como colectivo. 

Nuestros científicos no dejan de prevenirnos y de avisarnos de que los excesos y los abusos nos están pasando factura y pueden llevarnos a la extinción, pero preferimos mirar para otro lado y seguir agotando la arena de la clepsidra. Hemos perdido mucho a lo largo de los milenios que llevamos aquí, entre ello el miedo a las consecuencias de nuestros actos.

Sé que como individuo tampoco soy perfecto y que algunos de mis actos también están perjudicando a mi hábitat, a mis congéneres y a otras especies animales y vegetales. Pero te prometo que estoy intentando ser la mejor persona que pueda llegar a ser y encontrar el objetivo por el que se me ha permitido ocupar tiempo y espacio dentro de el cosmos.

Quizás algún día consiga aportar algo a mi especie o a otras especies y eso justificará el oxígeno consumido y el anhídrido carbónico emitido. Piensa, querido desconocido, conocido, amigo, enemigo, familiar o lo que seas, qué es lo que puedes hacer para justificar el que tú respiras y trata de hacerlo. Probablemente si todos nos empeñamos en ser útiles y productivos para la vida, consigamos que esto funcione un poquito mejor.

Hala, te dejo que ya te he robado demasiado tiempo y ya sabes, "triste es de pedir, pero más triste es de robar",

Sí he conseguido removerte un poco por dentro y agitar tus ideas me doy por más que satisfecho. Solo te pido que antes de hacer algo que sabes que no será  bueno `para el universo, te lo pienses un poquito y de paso, busques la opción que pueda aportar algo a los demás, por poco que sea o por ridículo que parezca.

Quedo a la espera de tu respuesta.

Recibe un cordial saludo.

  Juan


PD: Y sí, seguramente tienes razón, algo no debo de estar haciendo bien para plantear estas dudas a través de una entrada de mi blog y esperar que alguien me ilumine.

viernes, 26 de marzo de 2021

En su mundo


 Relato inspirado por la obra homónima de la artista bogotana afincada en Valladolid, Sandra Gamboa.


Laertes lleva más de dos horas tumbado en el sofá del salón de casa sin hacer el menor ruido, pensando en cómo solucionaría su problema con Germán, el abusón de primero de BUP, que se había empeñado en amargarles la vida a él y a sus amigos cuando salen al recreo en el patio del colegio.

Todo comenzó un par de semanas antes, cuando al volver a clase tras las vacaciones de navidad, Germán le echó el ojo al balón nuevo de su amigo Rafa, "el Topillo" (los compañeros de séptimo C lo llaman así dada la tremenda miopía que sufre y que le obliga a llevar gafas desde quinto) un Tango del Madrid firmado por Raul y por Iker Casillas que le trajeron los Reyes por mediación del padre de Rafa, que es periodista deportivo en El Norte de Castilla. Germán, al que los niños del cole llaman Conan por su tamaño y su fuerza, se encaprichó del balón y trató de llevárselo ignorando las súplicas del Topillo, pero tuvo que desistir cuando este se lo dijo al hermano Josué, el jesuita que controla el patio durante los recreos. El hermano Josué amenazó a Germán con expulsarlo del cole tres días y con llamar a sus padres si no devolvía el balón y se disculpaba con Rafael. Germán accedió de malos modos a devolver el esférico objeto del deseo, pero se negó a estrechar la mano de Rafael en un intento por hacer las paces. Cuando el hermano Josué no miraba, Conan le dijo a Rafael que lo esperaría a la salida, y le explicaría como funcionan las cosas en la calle y, aquel día Marcos y Laertes acompañaron a Rafael hasta casa saliendo por la puerta pequeña que da a la plaza grande donde está el colegio de chicas con las que los mayores han iniciado un fructífero acercamiento.

Desde aquella funesta mañana los tres  son objeto de todo tipo de insultos, desprecios y empujones por parte del abusón y sus amigos, y también desde aquella funesta mañana, Rafael no ha vuelto a llevar al colegio el balón más chulo con el que Laertes ha jugado nunca. Aunque bien es cierto que su interés por el futbol es mínimo, comparado con otros deportes como el Karate, al que lo apuntaron sus padres en el gimnasio de al lado de casa y que lleva practicando ya tres años los lunes miércoles y viernes de siete a nueve. Laertes es cinturón marrón y ha ganado unas cuantas medallas en Kumite. Se le da bastante bien y los maestros del gimnasio dicen que es una promesa del Karate vallisoletano.

Lo de hoy ha sido la gota que ha colmado el vaso, Germán les ha cogido el balón a unos niños de sexto y le ha pegado un balonazo tremendo a Rafael en toda la cara. El golpe ha sido tal, que las gafas del Topillo han salido volando y cuando estaban en el suelo uno de los amigos de Conan ha fingido no darse cuenta, y las ha pisado rompiendo los dos cristales. Ante la denuncia de los compañeros de Rafael, el hermano Josué ha aplicado el derecho a la presunción de inocencia y de nada le han servido las acusaciones y testimonios de los presentes, pues un Germán nada sobreactuado y reamente creíble, se ha metido por completo en su papel encarnando a un desolado compañero de juegos que al despejar un balón que se dirigía con peligro a al área pequeña ha alcanzado al niño de las gafas en toda la cara. Solo le ha faltado llorar al explicar al jesuita que él no tiene la culpa de pegarle tan fuerte al balón y de que el gafotas se haya cruzado en su trayectoria. Y en cuanto a lo de las gafas había sido algo normal, pues ya había sonado el timbre y los chicos del patio corrían a formar filas junto a la puerta del patio y, en el caos, el compañero no pudo evitar pisar unas gafas que no deberían estar en el suelo.

Cuando el hermano Josué ha disuelto el corro de acusados y acusadores y se ha marchado a controlar la vuelta a las clases, Germán se ha girado y con una impresionante sangre fría y una mirada demoníaca le ha dicho a Rafael: "Te jodes, llorica. Y esto es solo el principio. Tus colegas y tú vais a suplicar que os cambien de cole".

Pero Laertes no va a consentirlo. Va a conseguir que expulsen definitivamente a Germán, que Rafael vuelva a traer el balón del Madrid y que por supuesto no les pase absolutamente nada ni a él ni a sus amigos.

Al principio había pensado en esperar a Germán en el pasillo pequeño de los baños y darle una lección al abusón, sin ruidos innecesarios, sin testigos y sin piedad, pero descartó la idea ante la posibilidad de que algún niño con urgencias fisiológicas pudiera presenciar la acción y diera parte de ello. Tras mucho cavilar, Laertes llegó a la conclusión de que él no sería la mano ejecutora. Si su plan salía bien, el hermano Josué se ocuparía de expulsar a Germán y para ello trazó un plan tan simple como efectivo.

Por medio de un amigo en primero de BUP se había hecho con el horario de la clase del abusón y aprovecharía que mañana a primera hora este tenía Educación física para colarse en el vestuario y hacerse con uno de sus libros de texto de la mochila. Los alumnos del cole tienen la obligación de llevar los libros con el nombre y apellidos escritos en mayúsculas en la primera página para evitar pérdidas y sustracciones y al estar German y su clase en el gimnasio, no habría testigos del hurto. Una vez se hiciera con el libro se dirigiría con rapidez a la capilla para robar el Cáliz del sagrario y profanarlo orinando dentro y dejándolo después junto a la puerta de la capilla, en la que escribiría imitando la letra de Germán, "me meo en Dios". Luego abandonaría el libro robado a Conan en el suelo junto a las escaleras de acceso a la pequeña capilla donde se oficiaba misa todos los martes.

Si todo salía bien, los jesuitas aplicarían al malévolo alumno como mínimo un severo correctivo físico y lo expulsarían del centro, tras abrirle expediente disciplinario.

Laertes escuchó a su madre llamarlo para ir a merendar y tras contestar que iría enseguida, que se había despistado porque estaba relajado en su mundo pensando en sus cosas, se levantó y sonriendo de medio lado acudió a recoger su bocadillo de Nocilla.

A la mañana siguiente y mientras entregaba a su tutor el justificante falso en el que se lo excusaba de la ausencia a primera hora por haber tendido que ir a hacerse análisis, escuchó los bofetones que el hermano Josué le pegaba a Conan tratando de conseguir una confesión ante el terrible sacrilegio y la abominable afrenta a Dios padre, confesión que no sería necesaria, pues habían encontrado el libro con su nombre y desde luego esa forma de escribir la D mayúscula como la de su apellido, Dámaso, era inconfundible.

De nada le sirvieron a Conan los llantos y las protestas, jamás volvió al colegio y Laertes escuchó al año siguiente en el patio a uno de los amigos del expulsado contar que no lo admitieron en ningún otro colegio privado de Valladolid, y que tras pasar unos meses en un instituto de los más problemáticos de la ciudad, comenzó a meterse en líos con gente peligrosa y acababa de ingresar en el Zambrana, el correccional para menores, que es la antesala de la cárcel.

Desde entonces cada vez que Laertes se tumba a relajarse en su mundo, el mal tiembla.


jueves, 25 de marzo de 2021

Burundanga


 Laertes comprueba  que ha cerrado bien la puerta de la casa de Jezabel y no puede evitar que le vengan a la cabeza recuerdos de otros tiempos más agradables, más felices y desde luego mucho más amables. Pero esta noche no ha venido a descorchar botellas ni a hacer el amor. Esta noche ha venido a matarla.

De alguna manera ella siempre supo con quien se jugaba los cuartos. Aunque no hiciera falta explicarle cual era su verdadero oficio, dos y dos son cuatro de toda la vida y Jezabel sabía sumar perfectamente.

Al principio de aquella relación tan animal y tan diferente, a ella le hizo gracia creer que su nuevo capricho, su nuevo juguete, su nueva víctima, era guardaespaldas de personalidades y autoridades políticas con permiso para portar armas, horarios intempestivos, desapariciones ocasionales sin dejar  rastro y exageradas medidas de seguridad y de discreción en todos sus actos y movimientos. No le importó en absoluto que durante días, tal vez semanas, Laertes no atendiera el teléfono ni diera señales de vida, porque luego regresaba con flores, regalos y varios ceros más en la cifra de su cuenta corriente.

Ella ocupaba esas ausencias con otros hombres, otros caprichos y otros vicios, pues de todo lo anteriormente citado tenía en abundancia. Pero cometió el único error que Laertes no podía perdonarle. Jezabel intentó chantajearlo al revolver entre sus pertenencias tras haberlo drogado con una de esas drogas sintéticas que anulan la voluntad, y que el asesino profesional más cualificado de España no esperaba ingerir disuelta en la copa de vino, que la que pensaba era su chica le ofreció antes de llevárselo a la cama y hacerle el amor como solo ella sabía. Al registrar su ropa, cuidadosamente doblada y colocada en una silla junto a al cama, encontró una unidad USB en la que Laertes guardaba la grabación extraída del teléfono de su última víctima y en la que se veía como el rubio asesino de bigote bicolor eliminaba uno a uno a todos los guardaespaldas del finado. Tras introducirla en el ordenador y asistir boquiabierta a aquel alarde de eficacia y sangre fría, la hermosa morenita de rasgos duros y lujuria tan insaciable como sus ansias de riqueza, sintió por un lado una excitación fuera de lo normal y por otro, que podía extorsionarlo para asegurarse un futuro sin volver a servir copas tras la barra de un bar. Hizo una copia y la almacenó en la memoria de su disco duro. Craso error.

Esta mañana Laertes despertó mareado y revuelto, sabedor de que algo extraño había sucedido. No le costó atar cabos. Fingió dejarse engatusar por Jezabel para echar un polvo glorioso y después de pegarse una ducha y vestirse, rechazó el café que le ofreció la erótica chantajista y se despidió de ella arguyendo que el deber lo reclamaba y que la llamaría en un par de días, tres a lo sumo.

Jezabel no tardó más de dos horas en enviarle un wasap pidiendo que la llamase en cuanto pudiera, pues tenía que contarle algo de vital transcendencia. Tras colgar el teléfono después de atender su requerimiento y escuchar sus condiciones, Laertes comenzó a diseñar el crimen. Echaría de menos aquellas adorables caderas y aquella complaciente boca, pero bueno...el mar por el que acostumbra a navegar  sufre superpoblación de peces y no le costará demasiado encontrar sustituta.

Entra en el dormitorio de Jezabel y la encuentra dormida, desnuda y  abrazada a la que supone es su nueva víctima, un maduro caballero, atractivo aun, cuyo traje italiano que evidencia un nada desdeñable poder adquisitivo lo espera perfectamente estirado en el galán de noche ubicado junto a la cama, al lado de donde también puede ver una botella vacía del mejor vino de la Ribera del Duero. Seguramente el exceso de alcohol y el desahogo carnal lo harán dormir como un bebé y no se enterará de absolutamente nada. Por un segundo duda si matarlo o si dejarle el marrón de explicarle a la policía porqué ha amanecido junto a un cadáver con restos de su semen en la vagina, la boca y el interior del ano. Se decanta por la segunda opción. Seguramente este señor podrá pagarse un buen abogado y se lo pensará dos veces la próxima vez antes de dejarse llevar por sus bajas pasiones.

Opta por la 9mm con silenciador y Jezabel recibe un único, efectivo  y preciso  balazo en el cráneo, mortal de necesidad. 

Antes de abandonar la vivienda con sigilo Laertes accede al ordenador de la difunta con la clave que ella misma le dio en su día con una excusa peregrina, para que pudiera realizarle una transferencia  bancaria. Comprueba que no se ha hecho ninguna copia del video de marras y procede a borrar la memoria del disco duro. 

Al doblar la esquina  de la céntrica calle vallisoletana donde se encuentra el edificio en el que tanto placer compartió en los últimos tres meses, escucha los primeros alaridos del caballero seducido por su ex que ha debido despertarse empapado por la sangre de Jezabel y se desgañita pidiendo auxilio. Mucho antes de que lleguen los primeros sanitarios y la primera unidad de la Policía Nacional, Laertes llega a su domicilio y se pone a salvo. 

Desde luego la burundanga es un invento de demonio.

viernes, 19 de marzo de 2021

Cada día


 Hoy me pide la sociedad que recuerde a mi padre porque el 19 de marzo es su día. Pero yo lo recuerdo a diario, y a diario desde que falleció hace ya casi siete años, le digo lo que no supe decirle en vida: que le quiero mucho, que siento no haber estado a la altura de su educación, de su ejemplo y de sus valores y que trataré de conducirme según lo que se empeñó en  inculcarme.

En esta foto mi padre camina por el puerto de una población costera con mis dos hermanos mayores y conmigo (yo soy el elemento peligroso armado con una escopeta que toma posiciones desde su puesto de tirador instalado en una sillita de paseo). Con el tiempo mi madre y él sumaron dos nuevos elementos al clan familiar y llegaron mis hermanas Alejandra y Silvia para cerrar el círculo.

La vida pasa, muy despacio unas veces y demasiado rápido otras, pero hay cosas que siempre nos acompañarán y de alguna manera formarán parte de nosotros. Y entre esas cosas y en un lugar de honor, están nuestros seres queridos.

Mi padre nos enseñó la importancia del respeto, de comportarse con dignidad, de la palabra empeñada y de la cultura como signo de distinción. Mi padre trató de darnos la mejor educación y todos los medios para que encauzásemos nuestras vidas y llegásemos a ser personas válidas  y autosuficientes, capaces de afrontar todo lo que viniera unidos por ese importante vínculo de la sangre, vulgarmente conocido como familia.

No era mi mejor amigo, ni se obcecó en serlo. Era mi padre y siempre se comportó como tal, como maestro, guía, consejero, educador y figura de autoridad, pero también como cariñoso e inseparable  compañero en esta aventura existencial a la que me trajo un verano de hace ya bastantes añitos.

Me enseñó que todo está en los libros y me regaló el placer de la lectura y me descubrió la magia de la escritura. Siempre me apoyó en mi afán literario y me animó en mis aprendizaje como escritor. Él fue un lector insaciable y una pluma muy acertada.

Quizás el día que mejor  pude intuir que se sentía orgulloso de mí, fue el de la presentación de mi primer libro ante las autoridades, la prensa, la  familia y los amigos y lectores que se acercaron al lugar de la presentación abarrotando el espacio y aplaudiendo mis relatos.

Como misión principal en esta segunda oportunidad que se me concedió unos pocos meses antes de que mi padre nos dejase, quiero llegar a ser por lo menos la mitad de buena persona, de profesional, de íntegro y de culto que fue mi padre. Y para ello me agarro a su recuerdo y a su ejemplo.

Durante mucho tiempo he sentido que de alguna manera colaboré con su muerte, pues al sufrir de aneurismas de aorta y estar operado de ellas en varias ocasiones, no podía llevarse sobresaltos ni sustos o preocupaciones excesivas, y yo me estrellé con la moto una noche primaveral y permanecí en coma una semana, en la que a diario los médicos de la UCI le decían que seguramente no despertase o que de hacerlo, dada la gravedad de mi lesión cerebral, lo haría en pésimas condiciones. Pero desperté y allí estuvo él. Mis últimos recuerdos con mi padre, me llevan a días duros en los que volvió a aprender a caminar conmigo, a enseñarme a que tirar la toalla nunca es una opción y a alegrarse con mis triunfos cotidianos. El día que falleció desayuné con él, ya que para que me diera tiempo a acudir a mis sesiones de recuperación neuronal en el hospital, me preparó el desayuno. Yo me fui al centro médico y él se sentó a trabajar en su despacho, pues fue un formidable abogado que mantuvo su cabeza a pleno rendimiento hasta el último momento y la muerte lo visitó trabajando, permitiéndolo despedirse de mi madre y morir en sus brazos. Cuando regresé de mi recuperación, encontré el coche fúnebre en la puerta de casa y el cadáver de mi padre en su despacho, acompañado por mi madre que no ha dejado de llorarle desde entonces.

Hoy es el día del padre. Como ayer, como mañana y como todos los días del resto de mis vidas.

Siempre será el faro que alumbre mi camino. Su luz me protegerá  de naufragios inconscientes, puesto que como capitán, sigo dejando mucho que desear.



miércoles, 17 de marzo de 2021

¿Enamorado?


 Por favor, que alguien me lo explique.

Ya comienzo a peinar alguna cana, si bien es cierto que al ser tan rubio pasan desapercibidas, e incluso me dan un toque más nórdico. Pero que cojones...lo cierto es que ya tengo cuarenta y seis primaveras y hace tiempo que abandoné el rol de eterno adolescente con complejo de Peter Pan para cambiarlo por el de madurito inconformista, simpático y con inquietudes.

Llevo en esto del amor desde los catorce años, cuando besé a la primera chica y descubrí lo increíble de lo que me revolvía el alma y me llevaba a un estado emocional y sicológico absolutamente desconocido hasta entonces. Y para que hablar de lo físico...

De repente abandoné a don Emilio Salgari, Verne, Dumas y a Mark Twain y me entregué a lecturas donde sus protagonistas incorporaban al concepto aventura una nueva connotación, como es el caso de Isabel Allende o de inmortales como Shakespeare. Había descubierto el amor. Abandoné la costumbre de escribir cuentos donde valientes y esforzados guerreros se enfrentaban a toda clase de peligros y comencé a escribir mis primeros versos románticos y mis primeros textos donde las palabras corazón y beso se adueñaron de la esencia de lo escrito.

Aquellos primeros labios fueron la antesala de mil y una noches sin dormir, de cientos de cartas de amor y de infinidad de ramos de flores. Creí haberme enamorado hasta las trancas de todas y cada una de las chicas que me dijeron "ojos azules tienes" y morí por amor y resucité docenas y docenas de veces. Y me fui haciendo mayor. Por desgracia no tardé demasiado en descubrir la cara oculta de esta redonda luna que agitaba mis mareas emocionales y pronto me enseñaron lo que era la infidelidad y cuanto podía doler. Lloré al pensar que todo aquello no era más que una impresionante mentira y me desesperé al no entender que alguien que te juraba amor eterno, fuera capaz de besar al día siguiente a un chico con el culo más duro, los músculos más trabajados y la moto más grande. Y presa de la rabia comencé a jugar al mismo juego aprovechándome de mi habilidad para el cortejo mediante las firmas y las dedicatorias en las carpetas de las niñas del colegio de enfrente primero, y de los SMS y los wasaps años más tarde. Lo mío era escribir el amor más que investigarlo y aprender a llevarlo a cabo. Pero aquello de la traición y la mentira no era mi estilo, y tan solo me llevó al desastre.

Amé y fui amado y traicioné y fui traicionado. Encontré en mi camino a todo tipo de mujeres llegando incluso a desposarme con una de las que mejor me vendieron la mentira y con más acierto me clavó el estoque. Y un así y todo no conseguí aprender ni interiorizar la realidad de esto del amor.

Soy de naturaleza enamoradiza. Esa frase la he repetido en centenares de ocasiones, pero creo que si hubiera sustituido "enamoradiza" por "enfermiza", la verdad de la sentencia no hubiera disminuido. he tenido la inmensa fortuna de haber creído amar a muchas y muy diferentes mujeres, la inmensa mayoría de ellas maravillosas. También a algunos ángeles negros camuflados de embusteros seres de luz. Y ahora descubro que me acostumbré a llamar amor a aquello que no era más que atracción y cariño, empatía, amistad y deseo.

Todas las canciones de amor hablaban de mi. Todas las películas y novelas "rosas" contaban mi historia y todos los versos de los más grandes poetas los firmé yo. Nunca he sido Brad Pitt, pero siempre he tenido mi público y he encadenado una relación sentimental tras otra. Prefiero un millón de veces hacer el amor que follar, follar es solo gimnasia y soy más de un buen libro o de una partida de mus que de correr en chándal.

Y el dolor más grande de todos los sufridos por este importante y herido músculo rojo cuya principal labor es la de bombear sangre, llegó muchos años después de haberme embarcado en esta aventura, al escuchar de la única mujer que lo único que ha querido de mi es a mi, que no se sentía realmente amada. Que no consideraba que yo estuviese enamorado de ella.

No puedo escudarme en los desengaños y las traiciones, no puedo ocultarme tras las malas experiencias. No debo justificarme con argumentos facilones. No he sabido hacerlo. Me creía un hombre ducho en la materia y experto en las artes amatorias, pero no solo no he estado a la altura de su amor y de su entrega, tampoco lo he estado a la de lo hermoso de lo que siento por ella y no lo he sabido dar forma. Pero las cosas nunca pasan porque sí, pasan porque tienen que pasar. Así que me quedo con el aprendizaje y me conjuro en silencio para que cuando el tiempo y los hados lo consideran oportuno, sepa expresar mis sentimientos con la energía necesaria y no solo con palabras bonitas, besos mecánicos y movimientos de cadera.

La vida me ha enseñado que de todo debemos aprender y que lo importante es corregir los errores del pasado y no volver a repetirlos.

Y en ello estoy. Sigo creyendo en el amor, pese a todo.


viernes, 12 de marzo de 2021

Costuras

 

Desde luego mi creador será un científico extraordinario, pero con la aguja y el hilo, es una auténtica vergüenza. Si no me hubiese cosido los miembros de forma tan bochornosa, no habría llamado la atención de todos los vecinos en cuanto puse un pie en la calle del pueblo. Y luego la estupidez esa de colocarme tornillos en las sienes para acoplar las dos mitades del cráneo donde introdujo el cerebro que robó del cementerio municipal. 

Soy un esperpento e incluso en los tiempos que corren, con tanto hípster y tanto gótico, punki y demás, no paso desapercibido en ninguna parte. Cometió el terrible error de ponerme el corazón de aquel suicida egocéntrico y vanidoso que se ahorcó por no haber sido seleccionado para entrar en operación triunfo y claro, en cuanto me miré en un espejo, me vinieron unas espantosas ganas de machacarle la cabeza y arrancarle la espina dorsal. Como soy un monstruo bueno, procuré que no sufriera y traté de anestesiarlo con un disco de Raphael. Casi lo conseguí, pero el muy imbécil se puso a tararear uno de los temas y a llevar el ritmo con los pies. También se los arranqué. 

Asco de aprendices.