Desde luego he de reconocer que soy una persona verdaderamente afortunada en muchos sentidos. Más allá de haber superado las circunstancias adversas a lo largo de mi vida, y de poder sentarme ante un teclado o ante un folio en blanco y darle rienda suelta a mis emociones para convertirlas en palabras y devolver lo recibido participando del bucle existencial, no dejo de sorprenderme ante lo que los hados cruzan en mi camino.
El director y guionista divino que se sentó a escribir el guion de la película de la que decidió hacerme protagonista tras haber realizado el oportuno casting y descartar a otros actores aspirantes al papel, no reparó en gastos ni en efectos especiales, llenando el metraje de ángeles, de sueños y de personas bonitas. Esta superproducción tenía un metraje tan extenso que decidió hacer un corte y convertirla en una miniserie de dos temporadas estrechamente ligadas, pero separadas por un determinante punto de inflexión que sobrecogió a los espectadores generando curiosidad y expectativas ante las aventuras de mi personaje. No pertenece a un género definido. En ocasiones este biopic es una divertida comedia, en otras una inquietante obra del cine de suspense y siempre, siempre, una muy romántica cinta de ciencia ficción y fantasía. Rodada a todo color, la banda sonora es fundamental y se cuidan mucho los temas principales que permanecerán en la memoria del público asistente después de que funda en negro, aparezcan los títulos de crédito y comiencen a abandonar la sala.
Un buen número de estupendas actrices forman parte de este proyecto encarnando a las más terribles villanas y, a los ángeles más adorables. Ambas temporadas tienen momentos muy eróticos y aunque se consiguió escapar de la censura que podía haber convertido este proyecto en algo vulgar o en mera pornografía, el director y el encargado de montaje supieron cortar y empalmar las cintas de tal forma que cada escena subida de tono tuviese su atmósfera adecuada y su porqué.
Los asistentes a la proyección reirán, llorarán, sufrirán y se alegrarán con las diferentes escenas y estoy seguro de que los más sagaces identificarán sin problemas las diferentes subtramas y los giros de guion. Muchos disfrutarán al reconocer en la pantalla a los actores más importantes para la evolución de mi personaje y unos cuantos abandonarán sus localidades hartos del bucle en el que el prota entra una y otra vez y parece no tener fin. Mi personaje conoce chica, se enamora, consigue compartir unos capítulos con ella para luego ver como por unos motivos o por otros se rompe el amor, sufre hasta lo indecible, y cree morir. Pero cuando todo parece perdido y la película amenaza con volverse aburrida, el director introduce un primer plano de una chica bonita en un autobús, en la barra de un bar o en las escaleras de la catedral, y de nuevo el protagonista siente renacer la sensación más maravillosa del mundo y se entrega con ilusión y esperanza a una nueva historia de amor.
Sueños y fantasía. En efecto este puede catalogarse por la crítica especializada como un inequívoco film fantástico o de ciencia ficción, eso sí, con una enorme influencia del cine de los Monty Python aliñado con diálogos más propios de las mejores obras de Woody Allen, pero sustentado siempre por los sueños, sus interpretación y la búsqueda de lo que lleva a alcanzarlos.
Y mi personaje no es tonto, aunque a veces pueda dar esa impresión. Y quiere alcanzar sus sueños y descubrir a que sabe la felicidad.
Quiero agradecer a los productores la confianza depositada en mi. Agradecer también a todo el equipo su entrega y dedicación para que esta película llegue al lugar que le corresponde (sobre todo a maquilladores y estilistas) y si un día subo a recoger la estatuilla, le agradeceré a mis padres el haberme dado siempre la oportunidad de construirme un futuro y de haber contribuido a mi desarrollo como persona, enseñándome que todo, todo, está en los libros.
Esten atentos a sus pantallas. Próximo estreno sin cortes publicitarios.