domingo, 4 de abril de 2021

Dudar es muy humano.


Hay  cartas que no necesitan de un destinatario concreto, porque se escriben con la sana intención de que lleguen a todos los lectores posibles. Y esta es una de ellas.



Valladolid 4/04/2021                               Juan Pizarro Nogués



A ti que la estás leyendo,


puede que no nos conozcamos, puede que sí. Puede que te haya sorprendido recibir esta carta o puede que te de absolutamente igual leerla, pero puestos a matar la tarde del domingo mediante aquello que encuentras a través de las redes sociales trasteando con el teléfono tumbado en el sofá del salón, o sentado en el vagón de un tren o en tu asiento del autobús de línea sin nada mejor que hacer, espero que por lo menos te resulte entretenida.

No voy a contarte ningún secreto, ni el truco para ser feliz (sinceramente si lo conociese buscaría un medio con mucho más alcance para difundirlo, aunque el noventa por ciento de la gente pensase que estoy como una cabra o que no es realmente cierto), tampoco voy a darte consejos, pienso que todos sabemos equivocarnos solos. Voy a hacerte una pregunta que a mi personalmente me tiene bastante preocupado: ¿lo estamos haciendo bien?

Supongo que lo primero que pensarás es ¿qué? y lo segundo es que algo no debo estar haciendo bien el fulano que escribe esta carta  si necesita que le resuelvan sus dudas planteándolas a través de una entrada de su blog. 

Con respecto a ese primer pensamiento, la respuesta es existir. Me tortura no saber si vinimos al universo con una función concreta y si como especie estamos cumpliendo el objetivo para el que fuimos creados. Otra cosa es que como individuos lo hagamos mejor o peor pues sé que cada persona es un mundo y que a grandes rasgos todos estamos llenos de defectos y debilidades, por lo que créeme, no voy a juzgarte, bastante tengo con juzgarme a mi mismo y te aseguro que acostumbro a hacerlo con severidad.

Por lo que he ido observando y aprendiendo a través de libros, revistas científicas, documentales y películas, cada especie animal y vegetal tienen una razón de ser y la naturaleza extrae de ellas aquello por lo que aún permanece. Incluso aquellas cuyo único fin es servir de alimento a otras especies cumplen con el cometido generación tras generación. ¿Y el ser humano? ¿Cuál es nuestro fin? ¿Cuál es nuestra utilidad? Somos la cúspide de la creación y de la evolución. Nosotros nos alimentamos y nos servimos del resto de las especies y no hay un depredador que parezca creado para controlarnos o exterminarnos llegado el caso. Hemos desarrollado nuestra inteligencia hasta creernos dioses y jugar a crear vida, dominar los elementos y atribuirnos la potestad de matar sin encontrar oposición ni barrera, de eliminar cuanto nos estorbe aunque al hacerlo estemos debilitando el equilibrio en el cosmos, y de arrasar incluso nuestro medio a pesar de que lo necesitamos para subsistir. Me sobrecoge pensar que el hecho de que ya seamos capaces de colonizar otros planetas nos lleve a perder el miedo a terminar con este en el que habitamos.

Personalmente creo que no lo estamos haciendo bien, que si hubiésemos dedicado nuestro afán de conocimiento y nuestra capacidad de desarrollo a cuidar de la naturaleza y del resto de las especies con las que compartimos globo terráqueo otro gallo nos estaría cantando ahora mismo.

No voy a entrar a decir que esta pandemia universal que ahora nos tiene contra las cuerdas recibiendo un golpe tras otro, sea un justo castigo por nuestra soberbia, ni el medio por el que la naturaleza se defiende del ser humano, quien ha resultado ser el peor virus de cuantos se conocen. Pero sí que voy a dejar abierta una reflexión al respecto, que creo que todos deberíamos hacernos, algo no debemos de estar haciendo bien como colectivo. 

Nuestros científicos no dejan de prevenirnos y de avisarnos de que los excesos y los abusos nos están pasando factura y pueden llevarnos a la extinción, pero preferimos mirar para otro lado y seguir agotando la arena de la clepsidra. Hemos perdido mucho a lo largo de los milenios que llevamos aquí, entre ello el miedo a las consecuencias de nuestros actos.

Sé que como individuo tampoco soy perfecto y que algunos de mis actos también están perjudicando a mi hábitat, a mis congéneres y a otras especies animales y vegetales. Pero te prometo que estoy intentando ser la mejor persona que pueda llegar a ser y encontrar el objetivo por el que se me ha permitido ocupar tiempo y espacio dentro de el cosmos.

Quizás algún día consiga aportar algo a mi especie o a otras especies y eso justificará el oxígeno consumido y el anhídrido carbónico emitido. Piensa, querido desconocido, conocido, amigo, enemigo, familiar o lo que seas, qué es lo que puedes hacer para justificar el que tú respiras y trata de hacerlo. Probablemente si todos nos empeñamos en ser útiles y productivos para la vida, consigamos que esto funcione un poquito mejor.

Hala, te dejo que ya te he robado demasiado tiempo y ya sabes, "triste es de pedir, pero más triste es de robar",

Sí he conseguido removerte un poco por dentro y agitar tus ideas me doy por más que satisfecho. Solo te pido que antes de hacer algo que sabes que no será  bueno `para el universo, te lo pienses un poquito y de paso, busques la opción que pueda aportar algo a los demás, por poco que sea o por ridículo que parezca.

Quedo a la espera de tu respuesta.

Recibe un cordial saludo.

  Juan


PD: Y sí, seguramente tienes razón, algo no debo de estar haciendo bien para plantear estas dudas a través de una entrada de mi blog y esperar que alguien me ilumine.

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