domingo, 25 de abril de 2021

Diente de León

 


Este poema nació en una red social, se alimentó de realidades y de sueños y tomó forma al encontrar  la planta asterácea que lo da nombre en las primeras imágenes del videoclip de uno de mis poetas urbanos preferidos. Ese Diente de León soy yo, es la rima que al soplar se desvanece y se enreda en los cabellos de mi ángel. Con el mayor de los respetos a los amigos poetas, aquí os dejo este canto a la sorpresa. Y al amor imposible.



Cómo no creer en Dios cuando me ha enviado un ángel,

cómo no aceptar su infinita sabiduría,

 al transformarlo en mujer y permitirme abrazarlo,

cómo ignorar las señales si soplé un diente de león y me concedió el deseo,

de encontrar la sonrisa oculta en un pasado confuso.

Por eso desde ahora ya no temo,

creo en Él, creo en la vida y creo en ella,

soy creyente de la fuerza de un abrazo voluntario,

de los besos contenidos por el recato y la duda.

Tengo un ángel espontáneo pero tímido y callado,

que me encontró en los caminos entre perros y sembrados,

y me regaló sonrisas para conjurar los males,

de una vida disoluta atestada de fracasos.

Este angel se desplaza en bicicleta

y confunde mis creencias cuando me mira a los ojos,

cuando me abraza de pronto, cuando agradece mis gestos,

ha hecho del beso un futuro que se atasca en el presente,

 y se nutre del pasado,

de cada roce una vida compartida entre citas imposibles, despedidas y pretextos,

del suspiro un nuevo idioma que me enseña el ser alado.

Y yo trato de expresarlo con un verso y un relato,

entre carreras absurdas para llegar a su lado,

asumiendo lo posible del abandono inmediato,

y convierto en literario el amor inoculado.

 

2 comentarios:

Yoquesè dijo...

Que tú "ángel"...siga besándote,pero no olvides que "los angeles" también necesitan abrazos algunas veces,para poder seguir besando!.

lacantudo dijo...

Mi ángel aún no me ha besado. Ni yo a él/ella. No regalo mis besos sin saber primero si realmente serán algo más que un intercambio de saliva.
Otra cosa son los abrazos. El abrazo sincero me resulta una verdadera demostración de cariño y algo realmente necesario y que se puede compartir sin esperar nada más.
En cualquier caso lo que tenga que ser, será.