El príncipe patoso
Obra de Juan Pizarro Nogués para la compañía Katakrok
teatro.
Personajes:
Duende Serafín
Bruja Lucera
Gallina Josefina
Príncipe Patoso
Princesa casadera
Narrador
Narrador-Hace muchos muchos años, antes de la crisis, de la
declaración unilateral de independencia y del cambio climático, antes siquiera
de que se inventara el puré de patata, vivió en un país muy lejano un príncipe
llamado Patoso.
Patoso era un tipo encantador, pero todo le salía mal.
Patoso- ¡¡Que desgracia más inmensa…todo me sale mal!!
Narrador-Y así era. Era tan patoso el pobre, que los
habitantes de su reino siempre se reían de él, porque entre otras cosas, las
princesas casaderas se burlaban de sus meteduras de pata, de su forma de
pronunciar las erres y de sus constantes fracasos.
Princesa casadera- Ay príncipe patoso ¿podrías volver a
repetirme lo que me dijiste anoche, a la luz de la luna?
Patoso- (Bastante cursi él) por supuesto amada mía: Tu
Rostro Refulge como una Redonda estrella en el firmamento, Reflejando sobre las
aguas del Río el brillo Resplandeciente de los ojos más hermosos.
Princesa casadera- jijijijijijijijijiji (imitándolo) “reflejando sobre las aguas del río
el brillo resplandeciente de jijijijijijj”
Patoso- amada mia, no os Riáis
Princesa casadera- ¿qué no que?
Patoso- Os ruego que no os riáis
Princesa casadera- jijijijijijijijijji (imitándolo one more
time) “os ruego que no os riáis” jijijijiji
Patoso- amada mía…besadme (tropieza y se cae).
Princesa casadera- hay que ver, que patoso eres príncipe
patoso. ¿Cómo voy a casarme con un hombre tan patoso?
Patoso- ¿por amor?
Princesa casadera-Uy por amor dice el tonto…el amor es un
invento de los poetas, una broma de los juglares. El amor no existe.
Patoso- No digáis eso señora, el amor si existe, yo os amo
con locura.
Princesa casadera- Así te va, Patoso, estás tan empeñado en
casarte que no te das cuenta de lo patoso que eres.
Patoso- ¿Patoso?
Princesa Casadera-Si hijo, patoso, eres el príncipe de los
patosos,
Patoso- ¿Patoso yo? ¿patoso yo? (se vuelve a tropezar)
Princesa casadera- jijijijijijijijiji (saliendo de escena)
si consigues demostrarme que existe el amor y haces que me enamore de ti, me
casaré contigo.
Patosa- Esperad señora (Da un traspies con los nervios)
Princesa casadera – (en off)
¡¡Que patoso es el pobre!!
Patoso- (triste) Soy un pobre desgraciado. La princesa no me
quiere porque soy un patoso que no sabe ni hablar. La vida no tiene sentido,
prefiero morir a vivir sin ella.
Narrador: En ese momento, entre grandes artificios, un
duende bondadoso que escuchó los lamentos del príncipe apareció de la nada.
Duende- No llores más, príncipe patoso. Es un desgaste
energético demasiado grande.
Patoso- Cómo no voy a llorar, si estoy enfermo de amor y mi
amada Casadera se burla de mi. No valgo para nada, nadie me quiere.
Duende- No digas eso, hay que pensar en positivo y canalizar
esa amargura tuya, después ya solucionaremos el resto de los problemas.
Patoso- ¿Qué se puede hacer? Si Casadera no cree en el amor
y yo no encuentro la forma de hacerla ver lo que siento.
Duende- Hay una manera, pero es muy peligrosa y se requiere
gran valor.
Patoso- Estoy dispuesto a lo que sea (exagerando) pues no
imagino la vida sin despertarme a su lado cada mañana.
Duende- En primer lugar trata de ser menos cursi hijo mío,
que te pones muy ñoño. Te contaré un secreto: Casadera tiene un despertar
horroroso y hasta el segundo café no está para nadie.
Patoso- (incrédulo) ¿Sí? ¡¡Quien lo hubiera imaginado!! Si
es todo dulzura…bueno, menos cuando se ríe de mi.
Duende- Que por lo que veo es cada vez más frecuente.
Patoso- Pues ahora que lo dices…
Duende- Bueno, venga, a lo que estamos.
Si
quieres demostrarle a Casadera que el amor existe y casarte con ella (aunque yo
recomiendo una convivencia previa) deberás encontrar a la Bruja Lucera, la
bruja más malvada que existe en todo el universo y convencerla para que te
entregué el secreto del amor verdadero, que ni se pide ni se da, ni se paga con
dinero.
Patoso- Pero eso
suena muy peligroso!!
Duende- Toma claro. A ver si te has pensado tu que puedes
enamorar a una mujer como Casadera invitándola al cine, o a unas cañas.
Patoso- Entonces vayamos en busca de la bruja Lucera.
Duende- Vamos, pero cuidado con la pared…demasiado tarde
(patoso se choca de nuevo)
Salen de escena.
Bruja Lucera- Odio ir a trabajar…me hubiera quedado en la
cama hasta las tres, con lo agustito que se está, pero claro…no me queda otra,
ala…todo el día a hacer pócimas y hechizos y a aguantar a los clientes. Estoy
que muerdo.
Duende- Hemos llegado.
Patoso- Cielo santo…es horrorosa y da bastante miedito.
Duende- No permitas que te asuste, si no demuestras gran
valor, te arrancará el corazón y se hará una hamburguesa con el.
Patoso- Jope…que femenina.
Bruja- ¿Quién osa importunarme a estas horas del día?
Duende- Vamos chaval, que no se diga, concéntrate en la
respiración.
Patoso- Perdonad señora Lucera, mi nombre es Príncipe Patoso
y he venido hasta aquí, para solicitaros el secreto del amor verdadero.
Bruja Lucera- ¿El que ni se pide ni se da, ni se paga con
dinero?
Patoso- Ese.
Bruja Lucera- ¿Y que me darás a cambio?
Patoso- En mi palacio tengo enormes riquezas, oro, joyas,
Sal Maldon , especias de oriente y vino de la ribera del Duero.
Bruja Lucera- no me interesa nada de eso…pero hay algo que
si me podría venir bien.
Patoso- Pídeme lo que desees.
Bruja Lucera- Quiero que me traigas una pluma de la gallina
Josefina. La gallina mágica que vive lejos, muy lejos, muy lejos de aquí, a
veinte minutos andando, Pero si coges el
8 te pones allí en tres paradas.
Patoso-¿ Y me la dará así por las buenas?
Bruja Lucera- Uy por las buenas dice (maligna) solo te la
dará, si adivinas su acertijo, pero tienes que saber que nadie, nadie, pero
nadie nadie, ha adivinado jamás el acertijo de la gallina Josefina.
Patoso- No temas bruja, estoy muy motivado.
Duende- Y eso es lo que cuenta.
Patoso- voy pues, a ver a la gallina.
(desaparecen todos de escena y aparece la gallina)
Gallina- (cantando) es una lata, el trabajar, todos los días
me tengo que levantar, aparte de eso, gracias a Dios…(suena un timbre) ay…quien
vendrá a importunarme ahora, seguro que es algún pesado que viene a por una
pluma.
Patoso- Buenas tardes señora Josefina, perdone usted que la
moleste, pero es que necesito la receta del amor verdadero y solo me la darán
si entrego a cambio una de sus plumas.
Gallina- Bueno muchacho, pues ala, al lío, como todos los
que vienen. Tendrás que adivinar un acertijo, o de lo contrario, ni plumas ni
nada.
Patoso- estoy dispuesto.
Gallina- Tiene ojos de gato, pero no es un gato. Tiene patas
de gato pero no es un gato, cuerpo de gato pero no es un gato, maúlla, pero no
es un gato. ¿qué es?
Patoso- Dios mío, ojos de gato, patas de gato, maúlla, pero
no es un gato. Estoy perdido, nunca conseguiré la pluma. A no ser. (al público)
¿Alguien querría ayudarme? Por favor, estoy desesperado.
(si no lo saben que se lo chive un mayor: es la gata)
Patoso- Claro, la gata, porque tiene ojos de gato, patas de
gato y maúlla, pero no es un gato.Ya va siendo hora de que los humanos empecemos
a hablar con lenguaje inclusivo y aprendamos lo que es la paridad.
Gallina- En efecto, es la gata y como lo has adivinado, aquí
tienes una de mis plumas para conseguir el secreto del amor verdadero.
Patoso- Gracias Josefina, me has hecho un gran favor.
Gallina- De nada joven, la verdad es que ya estaba harta de
este acertijo y me apetecía cambiar, a partir de ahora pondré otro mucho más
difícil.
Patoso- Más difícil…madre mía, para todo hay que estudiar.
Gallina- Y ahora ala, largo que me está entrando un apretón
y creo que voy a poner un huevo.
Patoso- Adiós Josefina, muchas gracias.
Gallina- Adiós chavalote.
(sale la gallina de escena y entra la bruja)
Bruja Lucera- No me digas que lo has conseguido.
Patoso- Aquí la tienes.
Bruja Lucera- Genial, por fin podré hacerme la sopa de mis
sueños, con el caldo de la pluma y un montón de pasta. Es que si hay algo que
me gusta en este mundo, es la sopa.
Patoso- Me alegro mucho señora, pero ahora si no le importa,
me podría dar el secreto del amor verdadero, que ardo en deseos de acudir junto
a Casadera.
Bruja Lucera- Está bien príncipe patoso, allá va el secreto
del amor verdadero, pon atención porque solo te lo diré una vez: el amor
verdadero lo llevamos todos dentro, lo único que hay que hacer es encontrar a
la persona adecuada para dejarlo salir.
Patoso- ¿y ya está?
Bruja Lucera- pues si majo, ya está. Si quieres un consejo,
asegúrate de que tu princesa se haya tomado por lo menos un par de cafés antes
de darle la barrila.
(se va de escena)
Patoso- Jope…pues vaya.
Duende- No te desilusiones amigo, por ahí viene Casadera,
trata de hablar con ella.
Patoso- Allá voy.
(entra casadera)
Patoso- Amada mía. ¿Un cafetito?
Casadera- Uy que bien, Patoso, con las ganas que tenia de reírme…¿podrías
recitarme eso de “el perro de san roque no tiene rabo”?
Patoso- ¿Perdón? Yo he venido a hablaros de amor.
Casadera- Huy que turras es este muchacho, si yo lo único
que espero de los hombres es que me hagan reír, es para lo único que valen.
Patoso- Pero amada mía, el amor verdadero lo llevamos todos
dentro, lo único que hay que hacer es encontrar a la persona oportuna para
dejarlo salir.
Casadera- ¿Y tu eres la persona adecuada?
Patoso- Pues a lo mejor…quizas…puede…esto…si.
Casadera- Cuanto lo siento príncipe y te lo digo con todo mi
cariño, a lo mejor tu estás enamorado de una ilusión y yo no soy más que lo que
te gustaría encontrar en cualquier princesa, pero la princesa perfecta, la que
tu amas, no existe, así que adiós. Que tengas mucha suerte. Me voy a por un
café.
(se va de escena y entra el duende)
Duende- Vaya chasco, muchacho. ¿Ahora que vas a hacer?
Patoso-No lo sé, pero este reino es muy grande. Olvidaré a
Casadera, abriré una cafetería en el centro y buscaré a la mujer que me haga
feliz.
Duende- Sabes…creo que este es el principio de una gran
amistad. Vamos, te invito a una infusión relajante.
Narrador: Esto pasó hace muchos, muchos años, pero el
secreto del amor verdadero sigue siendo el mismo, todos llevamos dentro el
amor, lo único que tenemos que hacer, es esperar a que se presente la persona
adecuada y cuando la encontremos, permitid que ella misma lo descubra en
nosotros.
Y colorin, colorado…este cuento se ha acabado.