lunes, 12 de diciembre de 2022

Un tímido y peculiar Ícaro


 Sé que soy peculiar, y eso lo digo tras analizarme en profundidad, comparándome con el resto de varones caucásicos de mi generación y de mi entorno geográfico y socio cultural, y confirmando que tengo muchas más particularidades que mi querido bigote bicolor, y mi propensión a emitir un felino gruñido al alcanzar el orgasmo.

 No discuto la intensidad que rige mi vida, mi emoción y mi conducta, ni me avergüenzo de ella, aunque muchos me han llamado intenso pensando que al hacerlo me estaban ofendiendo. No ofende quien quiere, sino quien puede y el hecho de sentir como siento y expresarme como me expreso son las armas de las que me dotaron los hados para enfrentar el destino, y no debilidades. Aunque mucho imbécil crea que ser sensible es sinónimo de ser débil

Releyendo por casualidad un texto escrito hace más de 11 años, me he encontrado con que hace mucho tiempo ya que comencé a levantar esclusas para que el caudal de emociones que desborda siempre el cauce de las contenidas en mi pecho no reventara la presa, y hace muchos años ya que utilizaba la escritura como catarsis y como remedio a mis males del alma. Estos párrafos que ahora os comparto formaron parte del texto original que después dulcifiqué y retoqué hasta convertirlo en el que publiqué, pero que hoy no necesita pasar por la prudente censura a la que someto aquello que nace del corazón antes de mostrarlo públicamente, por lo que los leeréis tal cual fueron escritos en un principio y quizás os resulten más interesantes. 

En aquel texto decía algo así de profético, pues todo terminó de la peor de las maneras con las que se puede terminar una relación:

"Trato de ser lo mejor para ti pero todo me sale mal y solo puedo ofrecerte un corazón lleno de tiritas y de gasas. Lucho por hacerte feliz pero me siento como el payaso que no hace reír a nadie y se vuela la cabeza en su rulot. Sé que en ocasiones he sido ingrato, te he fallado y te he desilusionado y me arde el alma pensando que ha habido momentos en los que te has sentido sola. Siempre he sido el sombrero que dibuja la serpiente tras tragarse al elefante, aunque quisiera por un día ser el niño con las respuestas adecuadas, el cabello rizado y un planeta que regar.  No quiero separarme de ti, aunque se fusione el núcleo del planeta y la luna se llene de chalés adosados con parcela de 500m2 y garaje para dos coches. Estaré aquí, contigo, el día que decidas que ya es suficiente, y la noche en la que todo se torne oscuro. Estaré a tu lado mientras te vayas porque aunque quizás yo me marche antes, siempre estaré donde estés tu. Estaré muy calladito, apartándote el pelo de la frente mientras encuentras las palabras adecuadas para decirme adiós sin terminar de romperme el alma, aunque algo me dice que no tendrás el menor reparo en destrozarme la vida."

Siempre he sido un tipo muy romántico y he buscado las palabras más hermosas para tratar de darle sentido a mi vuelo, pero el ardiente sol de la tracción y la mentira, y los abrasadores rayos del celestial horno donde se cocinan las ilusiones perdidas, han fundido la cera de mis alas una vez tras otra y ahora tengo miedo a volar. Pero estoy dispuesto a construirme otras alas y a volver a lanzarme al vacío intentando alcanzar el cielo donde se encuentre ese sentimiento que hace poco  he descubierto por fin en su esplendor y que ansío. Y si me mato en la caída, que se le va a hacer, al menos habré muerto luchando por lo que amo.

En esas texto que hoy he releído también he podido apreciar con cierta satisfacción y con mucho cariño que entonces El principito ya estaba muy presente en mi literatura. Y es que ese libro me acompaña desde que siendo un niño lo leí por primera vez y supe que marcaría el devenir de mi existencia.

Si quiero avanzar de verdad tengo que comenzar a enfrentar los temores y a confiar en mis posibilidades, y a creer en que llegará el día en el que podré ser feliz junto a aquella que sostiene el hilo rojo que une nuestras almas.

No puedo evitar terminar de escribir esta entrada sin recomendaros que leáis El principito si no lo habéis leído ya, y si lo habéis hecho, os invito a que volváis a leerlo aplicando a la lectura vuestro bagaje existencial y vuestro aprendizaje vital. Veréis como ahora os resulta aún más enriquecedor.

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