viernes, 4 de noviembre de 2022

Dentro de mi


 He pasado unos días difíciles, o bueno, mejor dicho estoy pasando por ellos aún ya que aún no he salido del hoyo, pero me agarro fuerte a ese chaleco salvavidas que me ha arrojado desde cubierta el destino, al ver que una vez más corría el peligro de ahogarme en mi particular forma de entender y de enfrentar las circunstancias que rodean mi existencia.

Durante estos días de estrés emocional y de combate duro contra la adversidad que me exige realizar  un arduo y continuo  ejercicio de paciencia(algo de lo que siempre he carecido)para afrontar distintos asuntos para mi vitales, he sentido un particular dolor al haber visto como desaparecían las ganas de sentarme ante el teclado y de volcar en la pantalla del ordenador  distintas emociones y distintos sentimientos que una vez transformados en material para relatos o para alguna de las novelas en las que estoy trabajando ahora, ocupan la posición elegida y cobran la forma adecuada, aportando por un lado continuidad en mi trayectoria literaria y por otro esa necesaria catarsis de la que siempre digo que es para mí más que necesaria.

Es por eso que este blog es un buen indicador de mi creatividad y de mi estado de ánimo y es el perfecto campo de pruebas para experimentar con temáticas y personajes, con recursos y giros, con metáforas y analogías. 

Hace un par de días retomé la saga de relatos breves en los que Laertes, el asesino a sueldo de bigote bicolor y particulares valores morales, realiza los trabajos con los que se gana el pan, el tabaco y el whisky de malta. Y de paso le permití compartir un rato de pasión con Adán, la agente secreta aficionada a las armas blancas con la que ya le he escrito más de un encuentro.

Alguien me dijo que sí, que estaba bien escrito y que no dejaba de ser un texto para adultos, ya no solo por la temática propia del cine negro sino también por los párrafos más propios de novelas del estilo de las dichosas 50 sombras de Gray. 

Me dijo también que ella (es una lectora, como la mayor parte de quienes visitan este blog) prefiere leer textos que le aporten algo positivo. Que le gustan mucho algunas de mis entradas en las que comparto mis experiencias, mis batallas, mis éxitos en la superación personal y mi continuo afán por mejorar y orientar a quien se halle igual de perdido que yo.

Sé que no soy un escritor al uso. De hecho sé que más que original soy un poco confuso, porque salto con facilidad de unas temáticas a otras, de un género a otro, de la prosa a la poesía, de los momentos de pasión a los de dolor más intenso y de los fuegos artificiales de la esperanza y la ilusión, a los negros túneles de la desesperación y de la angustia.

Al igual que en mis lecturas diarias, a la hora de escribir también soy muy ecléctico y gusto de escribir de todo.

Pero lo que creo que nunca he querido ser es un escritor de textos de autoayuda para terceras personas. Jamás pretendo otra cosa que  describir mi realidad y mis emociones, mis sentimientos y mis pasiones, mis objetivos y mis batallas. Puede que sí, que esta sea una forma de autoayuda porque al escribir consigo ayudarme, y si de paso ayudo a algún lector que está atravesando una situación parecida, pues mejor, porque me encantaría servir de algo más que de distracción. Ojalá haya quien encuentre en alguna de las entradas de este blog un rayito de sol, un poquito de empatía, algo de apoyo. Ojalá alguien termine la lectura de alguno de mis textos sintiendo que se le ha cerrado una herida y que comienza a cicatrizar el alma, o simplemente sonriendo al pensar que al otro lado de la pantalla hay alguien que llora por la misma pena, que ríe con la misma gracia y que besa con las mismas ganas.

A la gente a la que quiero, a la que me importa de verdad, muchas veces les escribo en las conversaciones de wasap, o les digo de viva voz, "gracias por ser y estar, bendito verbo To be".

Hoy encabezo esta entrada con un delicioso tema de Ryden, artista que he utilizado bastante en el pasado y que escuchaba prácticamente a diario, pero que hace tiempo que me duele un poco escuchar porque asocio alguna de sus canciones a una persona increíble que transformó mi vida y me descubrió lo que significaba  amar y hacer el amor, ya que hasta que no lo hice con ella, solo había realizado una placentera gimnasia pasional. 

Estoy trabajando duro mis carencias, mis angustias, mis miedos y mis necesidades y he descubierto con la necesaria ayuda que me ha brindado la profesional de la psique a la que visito regularmente de un tiempo a esta parte, que YO también valgo, que YO también merezco ser feliz y que YO necesito quererme, necesito escucharme y concederme una nueva oportunidad. Que en efecto soy una persona de alta sensibilidad y que en efecto tengo que aprender a gestionar con acierto mis emociones y que el día que consiga quererme a mí mismo sin reservas, podré entregar mi corazón a la mujer que lo merezca.

Dentro de mi hay enterrado un cofre del tesoro y estoy juntando las piezas del plano que me llevará hasta él. Dentro de mí se encuentra la solución a todos mis problemas, las píldoras de felicidad necesarias para despertar cada día con una sonrisa y para avanzar por el camino correcto.

Creo que siempre que ha llovido ha escampado y que lo que no te mata te hace más fuerte, Y de verdad, paso de morirme otra vez, ni siquiera de amor. Lo de morirse es un coñazo y algo siempre muy inoportuno. Quizás dé con las coordenadas del plano que aún no he conseguido localizar y pueda encontrar ese cofre, abrirlo y disfrutar del mayor de los tesoros. Y ser feliz.

Pero eso ya es mi responsabilidad, y no la de nadie más (precisamente esa es una de las premisas con las que va a construir su presente y su futuro este nuevo yo que ahora despierta, porque el pasado francamente ya me importa lo justo).

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