lunes, 24 de mayo de 2021

Darte mi amor


 Escuchar ayer en directo esta impresionante versión del tema de Blow, "To give you my love", interpretada por ellos mismos con la colaboración especial de Miguel Vaquero, quien aportó su voz y su talento para hacer de esta canción algo así de especial y potente, como no podía ser de otra forma, me llevó a escribir un relato. Espero que os guste.


Un romántico

El rubio asesino de bigote bicolor leyó en algún sitio que la luna, testigo mudo de millones de declaraciones de amor, se encuentra saturada de miradas perdidas y de besos que no llegaron a darse. Y tras superar su dolor, Laertes se ha propuesto no colaborar en la saturación del satélite con basura emocional.

Se siente vacío, siente que por el enorme agujero de su herido corazón, se escapan los restos de todo el amor que tenía para ofrecer, y va a contener la fuga. Se aplica una espesa pomada que tapona el orificio, en la que ha mezclado y emulsionado esperanza, ilusión, amor, cariño y futuro y, la extiende por la dolorida zona abierta.

Ha hecho muchas cosas mal, ha sido un verdadero desastre y se ha expuesto sobremanera al capricho de ese puto angelote ciego, al que no entiende porqué le dejan jugar con un arco y unas flechas. Pero ya está.

Durante toda su vida se ha entregado a ese peligroso juego de compartir con otra persona lo más hermoso que encontró en su camino, y siempre terminó perdiéndolo y esforzándose en buscar nuevos motivos para sonreír, para besar a la mujer adecuada y para dormir satisfecho al saber que su corazón no estaba solo, que alguien velaba por él y que en lo más oscuro de la noche, allí donde los monstruos se juegan sus despojos a la carta más alta, una mano amiga le transmitiría el consuelo adecuado y la paz que tanto necesita.

Hoy sabe que esa paz no vendrá de otra persona, por bonita y especial que piense que pueda ser. Esa paz y ese consuelo solo puede conseguirlos él por sus medios, como ha conseguido otras tantas cosas cuando todo parecía perdido y nadie apostó una moneda por él.

Y sin embargo siente que de nuevo, tiene mucho amor que dar. Y de nuevo quiere recibir amor, pase lo que pase y le pese a quien le pese.

Después de darse una reponedora ducha fría escoge la ropa de trabajo que lo permitirá pasar desapercibido en su nueva misión. Unos vaqueros oscuros, una camiseta negra de pico y una chaqueta de cuero del mismo color, bajo la que oculta la funda sobaquera en la que porta su Pietro Beretta de nueve milímetros, le dan cierto aspecto juvenil que complementa con unas cómodas y prácticas zapatillas de deporte también negras, aunque con bandas blancas para aportar un toque de color a su indumentaria, escogiendo como cinturón, en un alarde de buen gusto, un ceñidor blanco a juego con las bandas de las zapatillas. Comprueba que su arma tiene el cargador completo y una bala en la recámara, guarda otro cargador de repuesto en el bolsillo interior de la chaqueta, elige una mascarilla negra con unas simpáticas palabras bordadas en blanco para cumplir con los protocolos sanitarios de cara a la pandemia que hace ya más de un año se apoderó de la vida sobre la tierra, se aplica un poco de su colonia favorita en el cuello y en las muñecas y tras hacerse con las llaves del coche, se encamina al lugar adecuado donde  acabar con la vida de su objetivo.

Como es su costumbre, pone un disco en el equipo del vehículo para acompañar el trayecto y ayudarle a dar a su trabajo cierto toque de normalidad y, de repente, la canción To give you my love de los Blow, acompañados esta vez por Miguel Vaquero, otro talentoso cantante vallisoletano, se apodera del coche. Y de su cabeza.

Laertes es un asesino a sueldo, un profesional de la muerte, pero tiene mucho amor que dar y el amor y la muerte siempre se han repartido a partes iguales la razón de su existencia.

Hace tiempo que conoció a una persona muy especial a la que terminó perdiendo la pista, pero al reencontrarse de nuevo, ha descubierto que  esa mujer es quizás el ángel que necesita para realizar un verdadero intercambio de amor, de felicidad y de futuro.

Mientras dispara un único proyectil al corazón de su objetivo tras asegurarse de que como había calculado, estaban solos y alejados de cualquier mirada indiscreta, Laertes sigue pensando en ella. Puede que hoy la llame, que le diga que necesita verla, que tiene algo que regalarle. Y si consigue reunirse con ella le entregue lo que tan solo unos días antes pensó que jamás volvería a compartir con nadie. Su corazón.

Recoge el casquillo expulsado por el arma al realizar el disparo, se asegura de que el cuerpo que yace en el suelo desangrándose no tiene pulso y, por  si acaso, (cosas más raras se han visto) efectúa otro disparo en la cabeza que ratifica que ya está todo el pescado vendido y que en el más allá, en su próxima reencarnación o donde sea que termine el alma del difunto, se lo pensará dos veces antes de mezclarse con según qué gente y de comerciar con según que sustancias. 

Al regresar a la seguridad de su casa, Laertes vuelve a poner la misma canción que lo acompañó en su camino poco más de hora y media antes. Si es que en el fondo siempre ha sido un romántico.

Busca su número entre los contactos del teléfono y la llama.


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