martes, 11 de mayo de 2021

¿Bailas?


 Me he hartado de parafrasear al genial Norman Mailer diciendo y escribiendo una y otra vez que "los tipos duros no bailan". Y me he hartado de esperar en la barra, y de sujetar las consumiciones mientras mis parejas y mis amigas bailaban y daban rienda suelta a su necesidad de expresar la libertad y la alegría por medio de rítmicos movimientos en las pistas de baile, o en cualquier rincón de una discoteca, una sala, un bar musical o incluso en el salón de casa.

Siempre he amado la música. Toco diferentes instrumentos (aunque no sea un virtuoso de ninguno) tengo ritmo (entre los instrumentos que toco se encuentran distintos instrumentos de percusión) canto, y en verdad se me van solos los pies cuando escucho una melodía, pero algo me lleva a contenerme y ha impedido siempre lanzarme a la pista de baile, y solo lo he hecho en ocasiones contadas, bien por haberme dopado con unos cuantos vinos o con un buen whisky de malta, o bien por haberme dejado arrastrar por las caderas adecuadas.

Y esta es otra de esas cosas que quiero mejorar en mi vida. Voy a aprender a renunciar a esa estúpida vergüenza (o timidez) que me lleva a pensar que todos los ojos del local estarán fijos en mis movimientos y a esa absurda idea de que si me muestro al son de la música como alguien natural, alegre y divertido, seré el objetivo de aquellos que creerán identificar en mi un blanco fácil para las burlas o las provocaciones.

El baile es algo atávico y desde que el ser humano comenzó a enseñorearse del planeta, las danzas eran parte importante de todos los rituales. Nuestros ancestros bailaban invocando a la lluvia, a la fertilidad, a la abundancia, e incluso al valor y a la destreza al cargar contra sus enemigos o al defender al clan.

Es curioso el que nosotros mismos castremos muchas posibilidades de disfrutar y nos privemos de ellas voluntariamente, sujetándonos a estúpidas escusas y a justificaciones banales. Pero solo hay que ver las sonrisas y observar los rostros de aquellos que bailan y permiten que la música se adueñe de sus movimientos.

Y por descontado debo aprender a eliminar todas las connotaciones machistas que me impiden dejarme llevar por la música. Bailar no es cosa de chicas y de afeminados, es cosa de personas sin perjuicios y con ganas de disfrutar, Y quiero unirme a ese club.

Puede que al principio me cueste abandonar ciertas rutinas, pues soy un animal de costumbres y ya comienzo a peinar canas, por lo que permitirme ciertas licencias no será demasiado fácil al principio, pero sé que una vez rompa con las poses de tiempos más limitados, todo fluirá.

Bueno, pues eso...que hoy solo quiero bailar. Y quizás un día llegar a ser la mejor pareja de baile para aquella que de forma felina (cual pantera de la selva o lince de la montaña) no puede contenerse al escuchar una canción y, con elegancia, elasticidad y una enorme sonrisa, regale sus movimientos más hermosos.


No hay comentarios: