domingo, 3 de junio de 2018

Las perras clon V¿ES?



Esta preciosidad que posa para mi objetivo cual dama de la escena antes de recoger un Oscar se llama Bora. Bora es una cocker spaniel canela que en enero cumplira ocho años y tras una intervención para extirparla algún tumor que se había presentado por sorpresa con el consiguiente susto para todos los que la queremos, está estupenda.
Llegó a este hogar una mañana de Reyes como regalo para mi madre,dentro de una enorme caja con respiraderos. Y con un lacito rojo al cuello. Mi madre enloqueció de contenta al verla y se emocionó al cogerla en brazos, pues poco tiempo antes, había tenido entre sus brazos acompañandola en sus últimos latidos a Kora, la cocker spaniel canela que durante 16 años aportó cariño y alegría a la familia en los momentos más duros. Kora llegó a nuestro hogar para llenar el enorme vacío que dejo Bola, otra cocker spaniel canela como todas ellas, que vivió con nosotros durante poco más de trece años y cuyos tumores no pudimos extirpar a tiempo, pero en estos años los veterinarios han perfeccionado los tratamientos para la previsión y la cura del cancer de los perros y gracias al cielo, Bora aún nos acompañará muchos años más.
Bora ha sabido ganarse el corazón de todos los que la conocen, tanto humanos como perros, gatos y demás cuadrúpedos. Su clase y su buena educación natural la definen como animal.
Es una perrita muy cariñosa y muy especial. Era el ojito derecho de mi padre y aún recuerdo aquellas navidades en las que él me acompañó a buscarla. Desde el primer momento se entendieron fenomenal y supieron que iban a formar parte de la misma manada. Mi padre la educó con el mismo cariño y la misma corrección con los que educó a sus cinco hijos y Bora supo no defraudarle, cosa que yo particularmente no fui capaz de conseguir. Bora lleva cuatro años echando de menos a mi padre cada día, de hecho, la única vez que la hemos visto perder los nervios y enfrentarse ladrando y gruñendo a alguien, fue cuando los operarios de la funeraria vinieron a llevarse el cadaver de mi padre, quien también y como regalo del destino, murió en casa en los brazos de mi madre. Bora comparte nuestro luto y nuestro dolor por su pérdida, pero sé de buena tinta que se ha volcado en cuidar y mimar a mi madre. Y en lamer amorosamente  las lágrimas que muchas noches siguen resbalando por sus mejillas.
Si me pongo a sumar, aún siendo de letras puras, puedo certificar que llevo treinta y siete años viendo una cocker spaniel canela en casa de mis padres. Y de alguna manera, eso me hace feliz. 
Muchas veces bromeo con la clonación y la continuidad y cuando la saga Star Wars estrenó el episodio Las guerras clon, yo no pude evitar reírme y pensar en las perras clon y en el inmenso cariño que he recibido de ellas.
Aquellos que nunca han convivido con un animal seguramente no sepan de que hablo, pero el cariño que te dan estas supuestas especies inferiores es absolutamente sincero y desinteresado. Ya podíamos aprender nosotros a ser tan puros como ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué cara más graciosa!!! jajaja Es para achuchar sus orejitas!!
Zeroide