lunes, 28 de diciembre de 2015

Por mí que no quede.



Eso es poco más o menos lo que se me grabó a fuego en el subconsciente de mi conversación con la poseedora de la sonrisa más bonita del mundo conocido y seguramente del mundo por conocer.
Y tuvo tantísima razón en todo lo que me dijo que he recordado esta canción en la que me aseguran que aunque  encuentre 3000 razones para llorar, hay al menos 1000 razones para reír (que no está nada mal) y la principal es como dice la letra de este tema,  que resurgí de mis cenizas cuando me dieron por muerto y cada vez debería importarme menos si soy grande o soy pequeño.
Por mi que no quede.
Este va a ser mi nuevo grito de guerra y me va a servir para mucho, en primer lugar para levantarme de cada una de las bofetadas que me vuelva a dar la vida y sobre todo para tratar de no derrumbarme ante todo lo difícil que aún tiene que presentarse.
Nadie dijo que fuera a ser fácil y en efecto, no lo está siendo, al revés, está siendo muy duro y muy difícil, pero que coño, no tengo el monopolio de la tristeza ni del sufrimiento y lo mínimo es esforzarme con todas las ganas para dejarme ya de tanto miedito y tanta vaina, que vale que es duro pero al menos tengo la oportunidad de intentar superar todo esto y demostrar a mi gente y demostrarme a mi mismo que ha merecido la pena.
Como he escrito unas cuantas veces ya, prefiero dar asco que dar pena. A ser posible no quisiera dar ninguna de las dos cosas.
Junto a mi amiga disfruté de una impresionante muestra de sonrisas enormes y preciosas además de muy terapéuticas, tanto, que como le dije a ella, esas sonrisas deberían ser patrimonio de la humanidad o al menos estar catalogadas por la OMS como vacuna contra la depresión.
A veces me siento incómodo con esta nueva personalidad donde prima lo emocional por encima de todo lo demás pero hablando con mi amiga lejos de agobiarme ante el aluvión de recuerdos y de emociones que acompañaban sus sonrisas, sus abrazos y su mirada franca y sincera, gocé como un niño en los autos de choque. Cada colisión  contra el pasado, formó parte de lo chulo del momento y lejos de esquivar esos choques frontales contra el ayer, dirigí el vehículo de mi memoria contra él, ayudado por la presencia de esta excepcional persona. 
De entre todos los cambios que estoy experimentando me quedo con el de tomar conciencia plena de la realidad de cada momento que vivo, cosa que antes apenas hacia por lo acelerado de mi vida y en esa nueva percepción incluyo algo tan impresionante como esa especie de rayos x emocionales que disparo con el alma y que me permite escanear el interior de la persona que tengo enfrente y admirar lo hermoso de su aura. Cuando conecto con este tipo de Seres humanos, me entran unas ganas locas de ser mejor persona o al menos todo lo buena persona que pueda ser si trabajo duro mis valores.
No puedo evitarlo, me dejo llevar y necesito escribir lo que siento en momentos como el que estoy tratando de reflejar ahora pero creo que aún no se han inventado las palabras adecuadas y si ya existen, no soy capaz de dar con ellas, seguro que me quedan grandes. 
Por mí que no quede, me levantaré las veces que haga falta, me esforzaré en dar todo lo que tengo dentro y aprenderé a hacerlo de la mejor de las maneras.
Esto y dejar de fumar no está nada mal como propósitos de año nuevo y de vida nueva.
Puede que trabajando con más ganas consiga en primer lugar pasar página a este capitulo en el que parece que me he quedado estancado y seguir escribiendo mi vida, estoy deseando que comiencen los capítulos donde el prota  es feliz.
Desde luego por escribir que no quede tampoco.


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