jueves, 31 de diciembre de 2015

Ya se va

y de la que se va, se lleva con esta que escribo hoy, un total de 115 entradas. Sin duda ha sido mi año más prolífico desde que abrí este blog en el 2008.
Hoy voy a utilizar este blog para desear a todos sus lectores el mejor 2016 posible.
Puede que el 2015 haya sido un año perfecto para algunos de vosotros, cosa que celebro aunque no pueda decir lo mismo.
El año donde sucedieron  los  grandes cataclismos que fragmentaron mi existencia fue el pasado 2014 pero en el 2015 no solo terminó de afianzarse mi nefasta rachita, también y por encima de cualquier otra cosa, he tomado conciencia plena de todo lo sucedido y he abandonado esa ignorancia vital que me hacia creer que tan solo eran espejismos o pesadillas. No han sido malos sueños ni efectos ópticos,  han sido experiencias desgraciadamente reales.
De todas formas paso de ponerme en "modo plañidera on". No voy a volver a quejarme, no puedo ni debo hacerlo, al contrario, voy a recuperar mi alegría natural y mi optimismo porque tengo muchos motivos por los que sentirme afortunado y estar agradecido pero me voy a conceder la licencia de comenzar a hacerlo a partir de las doce de esta noche, entrando ya en el nuevo año.
He aprendido que quiero mucho a la gente que quiero y que tengo mucho dentro que pelea por salir, ya sea en mis textos o en forma de lágrimas. Como les comentaba a unos buenos amigos hoy, esas lágrimas son tan solo las emociones a presión luchando por salir. Puede que la famosa "labilidad" que se me diagnosticó tras despertar del coma en el que entré a raíz del accidente, tan solo sea el nombre médico para ese enorme caudal de emociones que me inunda y al que me cuesta poner límites.
En cualquier caso estoy aprendiendo mucho y aunque mi querida Blancanieves siga dormidita en su cama del hospital,el día en el que vuelva a hablar con ella la diré que incluso de los sucesos más duros se pueden extraer  diamantes y con el más grande y el más hermoso de los muchos diamantes que he sacado de todo lo vivido, encargaré que le hagan un collar, porque no tendría ningún sentido regalarle un anillo, ese tipo de accesorios sirven popularmente para sellar cosas que van más allá de la pura amistad y que incluso en ocasiones la destruye.
Volveré, como dijo el general Mc Arthur al abandonar el pacífico en la segunda guerra mundial.
Recuperaré mi esencia y mi personalidad aunque ya estarán acompañadas de lo aprendido en este tiempo.
Conseguiré con esfuerzo y toda la ilusión ser un digno hijo de mi padre, el mejor ejemplo que he tenido jamás.
Trataré de compensar la confianza de tantos y tantos amigos y de tantas personas que apostaron por mi, sin conocerme apenas.
El año va a arrancar con ciertas dificultades para mí pero no pienso rendirme nunca.
Os lo iré contando a través de este blog pero voy a tratar también de darle el uso más conveniente, que es el de ejercitar mi estilo al escribir y plasmar en él mis experimentos literarios.
Muy feliz año para todos, tan feliz como nos lo permitan los hados.


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