Es capaz de poner el mundo cabeza abajo con un par de trazos.
Pintar del color oportuno el momento más triste y convertirlo en una cama suspendida entre nubes.
Trata de elegir el tono para que todo sea mejor y se esfuerza en no estar quieta...tampoco puede, ella es así.
Ahora la plaza está llena y se siente un poco más tranquila.
Hay talleres, charlas, conferencias...asambleas.
Despliega un enorme lienzo donde entramos todos y hace hueco en él para todos aquellos que están por venir.
Con lo pequeñita que es, hay que ver que corazón más grande.
Se sienta a dibujar una sociedad en la que la injusticia es algo así como un animal mitológico, la corrupción, la avaricia, el abuso de poder, la discriminación...todo apartado a una especie de bestiario imaginario, como los de Tolkien.
Dibuja despacito, repasando cada trazo antes de plasmarlo, tarareando algo de Silvio, o de ACDC.
Esta tan concentrada que no se da cuenta de que los cuervos rodean la plaza.
No escucha los graznidos que brotan desde el interior de los furgones.
Las piernas cruzadas, posición de Loto.
Un lápiz en cada oreja y otros muchos desperdigados a su alrededor.
Imagina consignas con forma de gaviota, redecora abrazos en tonos sepia y sus personajes siempre, siempre sonríen.
Comienzan las carreras, los cuervos se despliegan amenazantes, batiendo bien fuerte las alas, amedrentando a los soñadores.
Pero ella como si nada.
Quizás por eso odio a los cuervos, porque ella era feliz allá donde estaba, en el mundo ideal que vive en su pecho y en su cabecita, y la han traído de vuelta.
Levanta los ojos al ver una bota negra pisoteando un lápiz rojo.
Tiene tiempo para pensar en que es una hermosa combinación de colores.
Después se indigna y se pone en pie.
Los ojos brillan sobre un colchón de pecas, se fue la mirada tranquila y en su lugar asoma la rabia del que sabe que es suficiente y que el valiente ha sido valiente hasta que el cobarde ha querido.
El cuervo es consciente de quien es ella y por eso no se atreve a descargar el golpe, porque es inútil golpear una ola...al final te engullirá.
Formamos junto a ella, los que decimos basta ya, los que estamos cansados de pagar con nuestras lágrimas las vacaciones de tanto hijo de puta, los que podemos recibir el golpe en su lugar...y devolverlo.Los que tampoco tenemos miedo. Los que no sabemos dibujar, pero entregamos una carta directa a la conciencia cada vez que nos empujan.
Cada vez somos más y ellos más negros.
Entonces ella avanza y él cuervo no sabe que hacer, solicita órdenes al jefe de la bandada, asustado al ver refulgir la mirada de una muchachita que apenas levanta un palmo.
Yo cierro los puños y aprieto los dientes, el corazón me late como si corriera en mi una manada de caballos salvajes.
No os atreváis, porque seremos tantos los que os devolvamos vuestra cosecha que no tendréis a donde ir ni donde esconderos.
Ella sigue avanzando, ellos ven su luz y se repliegan.
Ilumina toda la plaza, toda la ciudad, todo el planeta.
Ilumina millones de almas y en todos los continentes se van encendiendo otras como ella.
Los cuervos pierden las pupilas en la carrera y se golpean entre ellos.
Ha terminado.
Sencillamente vuelve a sentarse, recoje los pedazos de los lápices y retorna a su dibujo.
Entonces me doy cuenta de lo bonita que es su calma.
Y solo puedo admirar su presencia.
2 comentarios:
Jo que bonitooooooooo. Sonrisota tengo. Graciasss Juan, es precioso!! No tengo palabras! no tengo palabras!
Si que tienes.
;)
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