Ya ha hablado su majestad, aunque a la mayoría de la gente le importe tres cojones lo que tenga que decir alguien tan ajeno a ellos. Campechano, eso si.
Langostinos, lombarda, pularda, lechazo, tostón y merluza.
Cava.
Los niños buscando debajo de la chimenea, o en la caldera, por estimación... la factura.
Caritas sonrientes, chistes de cuñados, botellas de crema de orujo.
La baraja para el cinquillo, el continental o la escoba.
La versión navideña del tren de la bruja, que te golpea el careto en cada curva del circuito cerrado.
Navidad.
Los que están fuera casi siempre vuelven a casa cargaditos de ilusión y de buenos deseos. De besos y de abrazos, de anécdotas oportunas.
Algunos seguimos esperando mirando por la ventana, pero no vuelve nadie.
Se nos calienta el cava, se va a echar a perder si no brindamos rápido.
Felices fiestas y tal.
Las cosas siempre duelen más en navidad, pero puedes disimular cantando villancicos y pegándole ostias a la pandereta.
Sopa de almendras, tradición, recuerdos de la infancia.
Esta noche es nochebuena y mañana navidad, saca la bota María que me voy a emborrachar.
Hasta caerme de culo y perder lo que me quede de cabeza.
Me toca ser super feliz.
Es la noche.
Os deseo lo mejor.
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