miércoles, 2 de diciembre de 2015

Sin red

En una entrada que publiqué en octubre de 2012 con el título "Frío" y que más tarde  trasladé a mi libro de relatos "Historias para según qué días" con el mismo título y acompañada por una ilustración de ese genio pequeñito que es Estela Labajo Duque, escribí: "Soy el equilibrista de nieve que camina sin red por la cuerda floja de todo lo que no quiero y de tantas cosas que querría decirle y no puedo."
El funambulismo es una de las expresiones artísticas que mejor expresan de forma metafórica las emociones de la vida y la forma de afrontar cada momento.
Hablando con la artista Cristina Calleja, a quien podemos ver en la foto que encabeza la entrada y de quien me llena de orgullo el que forme parte de mi entorno social y personal, he tratado de explicarla que verla en acción me despierta muchas sensaciones y me inspira infinidad de textos.
Es sorprendente ver a alguien en apariencia tan frágil y delicado, sortear el peligro y vencer a la ley de la gravedad sin el menor problema.
Es una lección de vida.
Cuando piensas que puedes caer al vacío, que no vas a tener la fuerza suficiente para agarrarte a la salvación y cuando al mirar hacia abajo y ver que no hay red te desesperas, recuerdas a Cristina en el trapecio o agarrada a las telas y encuentras el estímulo que te hace intentar ese movimiento que te permitirá sostenerte y mantenerte a salvo.
Todo tiene sus procesos y hay que saber que para poder alcanzar ese grado de supervivencia tan elegante y hermoso hay que practicar mucho y sobre todo hay que decidirse a perder el miedo o al menos a ignorarlo y no permitir que te atenace los músculos ni el alma.
Yo trato de emular a Cristina cada vez que me siento ante un teclado dispuesto a vaciarme las entrañas y a bucear en los rincones más oscuros de mi alma. 
Al escribir según qué textos, trepo hasta un trapecio situado a miles de metros sobre el suelo y a simple vista no hay red pero si me fijo bien veo que hay una red segura y mullida, tejida con los brazos y el cariño de tanta gente dispuesta a detener mi caída que no puedo evitar emocionarme.
Si consiguiese trasladar esa seguridad a mi día a día las cosas serían muy diferentes pero prometo intentar hacerlo y como Cristina y las artistas de su disciplina, conseguiré superarme trabajando duro, aunque cueste y dé miedo.


 

domingo, 29 de noviembre de 2015

Como se quiere a un gato.

Ayer noche, durante el concierto que ofrecieron mis amigos de "Los pichas rondilleros", por asociación de ideas y al escuchar una versión de otro tema que canta Don Joaquín Sabina (gran poeta urbano), me vino un nuevo recuerdo a la cabeza.
En esa evocación, rememoré de golpe y sin anestesia alguna, el momento en el que la mujer con la sonrisa más bonita del mundo (que tuvo la deferencia de regalarme una relación que duró más de un año)pocas semanas antes de dejarme, me dijo citando la letra de la canción que encabeza esta entrada: "antes de que me quieras, como se quiere a un gato, será mejor terminar con esto".
Creo que ni el autor de la letra ni ella, tuvieron en cuenta que el amor que se siente por un animal, es algo absolutamente puro y carente del más mínimo interés.
Ahora me doy cuenta de lo mucho que la quise, aunque como siempre y para mi desgracia me doy cuenta de estas cosas a toro pasado.
Cómo dice siempre un gran amigo: "a toro pasado y cojones vistos, macho seguro".
Siempre he convivido con animales domésticos (tigres y leones los tenía prohibidos en casa, pues aunque como cantaba Torrebruno: "todos quieren ser los campeones", despejarían el podio comiéndose al resto de medallistas) y desde bien pequeño me he criado con perros en el hogar.
Mi relación con los felinos comenzó hace relativamente poco tiempo, al perder por circunstancias completamente ajenas a mi voluntad a la perrita que convivia conmigo.
"Gatete" llegó a mi siendo un cachorrrito y me lo entregaron como regalo de cumpleaños,dentro de una caja de botellas de vino. Podéis imaginar mi sorpresa al tirar de sacacorchos y encontrarme con aquella criaturita.
Desde entonces (hace ya casi cuatro años) "Gatete" me ha enseñado mucho sobre el mundo felino pero sobre todo y por encima de todo me ha robado el corazón, con su afecto desmedido.

 Obviamente su amor es correspondido, pues soy víctima constante de sus caídas de ojos y de su ronroneo al oído.
Ya he escrito que entre otras cosas el año pasado perdí la vergüenza a demostrar mis sentimientos y a decirle a quien quiero, lo que siento en cada momento.
Puede que si hace unos años hubiera aprendido a expresar este tipo de interioridades y a liberar el cauce emocional, la chica con la sonrisa más bonita del mundo habría descubierto que si, que la quería como se quiere a un gato pero que yo a mi gato lo quiero con una intensidad y una fuerza brutal y siempre me tendrá a su lado para lo que haga falta y me esforzaré en que se sienta seguro y querido cada día.
La vida da muchas vueltas, quizás con el tiempo aquella chica vuelva a sonreirme o quizás no pero en el fondo, ya sé que el amor siempre tiende a ser cuantificado.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Señor Juez

Cuando encuentren esta carta yo ya me habré ido.
Únicamente escribo esta misiva para exonerar de cualquier responsabilidad a las personas que habitan esta casa. Mi muerte es tan solo decisión mía y yo he sido quien libremente he saltado desde el balcón.
Hoy es un buen día para morir, hay un sol precioso que parece invitarme a despedirme de todo esto con algo de luz.
Mi vida se ha convertido en tal infierno que ya no me interesa seguir viviendo.
Durante nuestro noviazgo, ella siempre fue una fuente de amor y cariño incondicional, cosa que me llevó a desposarme con el absoluto convencimiento de que era la mujer de mi vida y con quien podría alcanzar la felicidad.
Craso error.
Con el tiempo comenzaron los insultos y los desprecios, al principio en privado pero paulatinamente  se convirtió en algo tan normal, que ni siquiera se molestaba en hacerlo en la intimidad.
Comenzó a minarme la autoestima con desmedida crueldad el día que me despidieron del trabajo.
"Poco hombre", "mierdecilla" o "fracasado" son algunos de los apelativos cariñosos que me dedicaba sin importarla quien escuchase los calificativos.
Después llegó la desaparición por completo del contacto físico y sus continuas y repetidas ausencias del hogar sin dar ningún tipo de explicación.
Cuando comencé a preguntar donde pasaba las horas, su repuesta fue "con un hombre de verdad" y aquello terminó de precipitar los acontecimientos.
Tenemos dos hijos de corta edad y no se priva de contarles entre risas lo particularmente estúpido y lo  frustrado que es su padre.
No voy a mentir, he barajado diversas opciones para solucionar este problema. Cuando la hablé de acudir a un asesor matrimonial me escupió literalmente en la cara y al hablarla de divorcio me aseguró que al estar yo en paro y al ser ella la madre de los pequeños y contar con un medio de vida digno, cualquier juez no dudaría en entregarla la custodia de los niños sin pestañear siquiera.
Además tanto el piso cómo el coche y lo poco que tenemos en el banco pasarían a formar parte de su propiedad al hacerse cargo de los menores.
Pensé incluso en lo sencillo que sería matarla pero yo no soy así y no quiero dejar a mis niños sin madre.
Prefiero que todo termine ya, a vivir encerrado en una cárcel y con la peor de las condenas que sería la tortura continua de mi conciencia.
Francamente no entiendo que ha sucedido y que la ha llevado a convertirse en el monstruo en el que se ha convertido.
Esto es muy triste pues uno no se sienta con los amigos a hablar de cuanto le humilla su mujer constantemente. En la sociedad en la que vivimos se somete al hombre a un juicio rápido en cuanto se habla de diferencias matrimoniales y generalmente se le condena de antemano.
Es cierto que hay muchísimo salvaje que maltrata a la mujer pero también hay muchas mujeres que maltratan a sus parejas, aunque este maltrato no implique moratones en la cara.
Espero que cuando mis hijos sean adultos, se hayan erradicado por completo este tipo de conductas y si fracasa el amor, al menos que no fracase el respeto.
Celebro haber comprado un ático en el edificio aunque por tener una buena  terraza y unas excelentes vistas pagué casi cien mil euros más.
Los niños lo disfrutarán.




Este relato lo he escrito tras haber leído ( y aprobado) el comentario de un amigo y lector habitual del blog, que me ha pedido que considere que en justicia habría de escribir algo para denunciar también los malos tratos a los hombres, que aunque en menor proporción y de diferente forma, también existen.
Sé que hay hombres que viven maltratados por sus parejas y que sufren en silencio (la mayoría de las ocasiones) el desprecio y el escarnio de aquellas de quienes se enamoraron.
No quisiera entrar a posicionarme sobre lo que es más o menos duro, o más o menos doloroso.
Cualquier tipo de violencia de género, venga de quien venga, es una lacra que hay que erradicar y eso solo se podrá hacer educando en la igualdad y en el respeto, a las nuevas generaciones.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Tampoco es para echarse a temblar.

Eso lo tengo más que claro. No entiendo cómo ha reaccionado así.
Tan solo la he dicho un par de verdades pero no la he puesto la mano encima, aunque con ganas me he quedado.
¿Qué se ha asustado? Más me asustan a mi otras cosas y no voy por la vida montando esos numeritos.
Esta misma mañana me ha tocado comerme los cojones en el curro y agachar la cabeza ante el encargado que me ha echado una bronca absolutamente injustificada. Él no curra ni la mitad que yo pero cómo es el ojito derecho del jefe nadie le reprocha nada y todos los meses se mete sus buenos dos mil euros por chulearse delante de nosotros y hacer un par de llamadas y un par de informes, como mucho.
Por si no estaba yo lo bastante jodido después del palizón que le metieron ayer a mi equipo, encima me encuentro con un día así.
Menos mal que por lo menos cuando terminó el partido, cosimos a pedradas los buses de la afición contraria, instalando un nuevo sistema de ventilación para ayudar a ventilar ese olor a cerdo. Seguro que a ellos no les molesta tanto su olor cómo a nosotros pero fijo que los chóferes nos lo agradecen.
Cuando he salido de currar he ido a la taberna del Paco como cada día a tomar una birra relajante y a esperar a que ella viniese a buscarme. A la media hora mas o menos se ha presentado allí con su carita de niña buena y un chaleco negro ajustado y con la cremallera abierta que aunque lleve debajo una camiseta y no se la viesen las tetas, era demasiado provocativo para mi gusto.
Está muy buena, no nos vamos a engañar pero no quiero que se luzca delante de todos los tíos del barrio, ella es mía. 
En cuanto se ha tomado su cerveza la he cogido de la mano y la he sacado de allí. Me estaba encabronando una barbaridad tanta miradita babosa de los chavales de la esquina y si no nos llegamos a ir, habría tenido que soltar un par de cabezazos para marcar claramente mi ganado y que los cuatreros supiesen que no voy a consentir que nadie se acerque a echar el lazo sobre ella.
Nada más salir la he notado molesta y cuando la he ido a comer la boca, me ha quitado la cara, la muy zorra. A mi , a un tío por el que muchas mujeres pagarían sin problema.¿Quien coño se ha creído que es ella?
Al doblar la primera esquina la he tenido casi que arrastrar para que entrase conmigo en el callejón.
En este callejón hemos pasado muchas horas cuando éramos más canis y no teníamos sitio donde poder estar solos para nuestras cosas y hoy no la apetecía entrar.
No entiendo porqué estaba llorando ¿de qué se queja?.
La llevo por ahí conmigo cuando salgo, la pago las birras como los caballeros de antaño y en cuanto al sexo no creo que pueda decir nada. No soy el Richard Guere ese en Prety Woman pero tampoco ando mal de panoja y tengo mis detalles con ella. Vale que no la puedo comprar todos los trapitos que a ella seguro que la gustarían pero el otro día, sin ser su cumple ni nada la regalé una camiseta bien chula y de marca. Si eso no es amor es que no lo entiende.
Ahora me dice que no la gusta cómo la trato, que no soy un objeto de su propiedad y que no la respeto ¿pero está tonta o que coño la pasa?
Es mía, lo es  desde aquella fiesta en la que en que en vez de enrollarme con su amiga que estaba mazo de buenorra la pedí salir a ella, dándola la alegría de su vida. 
Me dijo que si en el acto. Eso yo lo tenía bien claro, está muy buena pero ni siquiera gana pasta, se pasa el día estudiando y en la facultad, menudo coñazo de tía, que me parece a mi que para ser enfermera con tener un poco de cuidado y poner atención en el hospital es más que suficiente.
Ahora todas quieren ser más que nosotros y plantarnos su títulos en la jeta pero bien que la ha venido que yo curre desde los dieciocho, que tenga carro para irla a buscar a la facul y para llevarla a la playa de Santander en verano, que si tuviéramos que ir con la paga que la dan sus viejos lo llevaríamos claro. 
Yo soy un hombre que se viste por los pies.Pago religiosamente mi alquiler con el sudor de mi frente y me independicé para poder ofrecerla una casa donde pasar tiempo conmigo y no tener que follar en un callejón, en un parque o en el portal de casa de sus padres.
Está muy de moda lo de la violencia de género y se pasan el día metiendo a las chicas pájaros en la cabeza. A ver si se van a creer que son todas unas princesas y que los tíos somos su único problema. Si de siempre el hombre se ha ocupado de la mujer, la ha defendido, la ha hecho la reina de la casa y la ha dado esos hijos que tanto las apetece tener y que aunque lo diga el refranero, no vienen con un pan debajo del brazo, hay que currar mucho para poner un plato en la mesa, pagar los pañales, la leche en polvo, los cuadernos, el colegio y todas esas mierdas.
Me dice que está harta de que la maltrate. No tiene ni puta idea de lo que es el maltrato ¿o se piensa que es una negrita en una plantación y yo el capataz?
Solo la he dado un par de bofetadas en una ocasión y fue porque la vi tonteando con un pijo de su universidad. Aunque ella me lo negase y se pusiera a llorar yo conozco perfectamente a las mujeres y eso de tomarse un café entre clase y clase lo entiendo perfectamente. Hoy un café, mañana un cubata y pasado vaya usted a saber.
¿Pues no me ha dejado la muy zorra? Cuando me ha dicho que ya no aguantaba más y que me fuera a tomar por culo me han entrado tantas ganas de darla una hostia bien dada que cuando se me ha levantado el brazo de forma automática se ha puesto a temblar.
En ese momento han entrado dos maderos que debían de estar buscando camellos o algo de eso y al verme con el brazo levantado y a ella temblando se me han llevado palante sin atender a razones.
Para más cojones ella ha denunciado, la habrá comido la olla el psicólogo de la comisaria o quien haya sido, igual la ha convencido una mujer policía. Mujer y policía, menuda combinación.
El caso es que no soy un delincuente y aunque me tengan aquí unas horas tendrán que soltarme porque no he hecho nada y ya le he explicado al madero de turno que lo que ha pasado tampoco es para echarse a temblar. Tan valientes que se creen ellas.
La putada es que mañana es sábado y hay fiesta en casa del Serpa, todos irán con sus guarras y yo tendré que ir solo pero bueno, seguro que alguna se lleva a una amiga y fijo que con el rollo de que me ha dejado mi tía doy penita y ligo.
La vida da muchas vueltas. 



Este texto me ha supuesto introducirme en la mente de uno de tantos hombres que no han entendido nada de la vida ni mucho menos de la mujer y tratar de expresarme como si lo pensase en primera persona alguien al que han pillado a tiempo y han llevado a calabozos.
Hoy es el día contra la violencia de género.
Me da mucha vergüenza que en mi país y en los tiempos que corren muera una mujer por semana, víctima de este tipo de violencia.
Lo triste es que aún hay muchas personas que piensan como el protagonista de mi relato.
Esperemos que la sociedad consiga abrirles los ojos.
Con todo mi cariño y mi respeto al género femenino.
Fuerza y honor.



 


domingo, 22 de noviembre de 2015

Atracón de recuerdos

Esto de la neurología es un no parar de llevarse sorpresas.
Aquel 14 de abril del año pasado, perdí la memoria y los médicos me dijeron que no me preocupase que la iría recuperando poco a poco.
Al resetearme a las bravas, el disco duro de mi cerebro eliminó o cambió de sitio muchísimas carpetas de recuerdos, excepto aquellas que contienen los recuerdos más desagradables y más intensos.
La neuróloga que me revisa cada equis tiempo me ha explicado que precisamente los recuerdos dolorosos al igual que los conocimientos adquiridos a fuerza de estudio y empeño, son los que antes se recuperan (para mi sorpresa sigo hablando inglés e italiano pero no consigo recordar con detalle mi primer beso) y que justo los recuerdos amables y los triviales son los que más tardan en volver.
A veces una cosa lleva a otra y de repente me encuentro con recuerdos de mi vida que me sorprenden gratamente y con otros que me asustan un poco y llegan a cabrearme, pues no me termino de identificar con ese yo de antaño que a veces me resulta bastante gilipollas.
Si pudiese hacerlo no dudaría en cambiar comportamientos del pasado, subsanar errores que en su momento no me lo parecieron pero que en el presente arrastran consecuencias.
He recordado también por asociación de ideas muchas historias de amor o de lo que yo creí que era amor.
En ese terreno siempre he sido igual de estúpido que en muchos otros y he mantenido mi nefasta estrategia de mirar hacia otro lado cuando las cosas se ponían difíciles y surgían problemas o simplemente no quería ver la realidad.
Ahora la veo y me empeño en mantenerla la mirada, ya no voy a apartar la vista aunque me duela y me ciegue el brillo de muchas cosas.
Desde que era un niñatillo identifiqué todo lo que deseaba encontrar en una mujer en cierta persona que lee asiduamente este blog y que siempre ha estado a mi lado, en los momentos buenos y en los malos.
Me ha costado muchos años darme cuenta de que nunca pasará de lo platónico y de que además, me cierro yo mismo las puertas que debería abrir de par en par para que pase la persona adecuada y se ponga cómoda para el resto de mis días. Además sin desearlo también estoy lastrando su vida, pues si lo que quiero es que esa persona sea completamente feliz, debo darla toda la libertad que se merece y quedarme con lo bueno de su inmenso cariño y su  incondicional amistad. Cómo canta Pablo Milanés "la prefiero compartida antes que vaciar mi vida".
Digamos que con los recuerdos me está llegando también algo de inteligencia emocional, debe de estar de oferta o haber un dos por uno.
Al igual que escribí que quisiera ser un buen escritor, que con ser escritor no me vale, también quiero ser una buena persona, con ser persona tampoco me vale.
Creo que me va a costar mucho más lo primero que lo segundo pues para ser un buen escritor tendré que trabajar mucho y para ser una buena persona tan solo tendré que esforzarme en no hacer a los demás lo que no me gustaría que me hiciesen a mi.
Si todo el mundo funcionase con este principio las cosas serían muy diferentes pero imagino que todos deberían proponerse lo mismo que me he propuesto yo y aunque nunca he sido particularmente "malo" ni negativo para los demás, me ha costado cuarenta y un años plantearme esa idoneidad de acciones.
He de perdonar a muchos y pedir perdón a muchos más.
Puede que se deba a esa tan fastidiosa "labilidad" pero ahora la mayoría de las veces que me siento ante el teclado termino con la lagrimilla colgandera.
Fijo que algún amigo me va a forrar a collejas para que espabile y me deje de tanto drama.
En "Colgado de la cuerda oportuna", la novela que estoy escribiendo sobre la guerra de secesión americana, he repartido sentimientos y actitudes entre muchos personajes para poder actuar a través de ellos cómo quisiera actuar en la vida real y aunque suene estúpido, al escribirles situaciones límite y dejar que reaccionen ante ellas me sirve de catarsis y de campo de pruebas.
Tengo la suerte de poder plantearme muchas cosas a través de lo que escribo.
Del mismo modo que un pintor plasma su mundo en un lienzo, un compositor le da forma musical a través de corcheas y semi corcheas yo puedo escribirme hipotéticas reacciones ante sucesos que aún no han llegado a ocurrir y que espero que algunos no lleguen nunca.
Adoro el realismo mágico de Macondo y manteniendo las distancias, a veces creo mis universos tan reales como mágicos, donde soy feliz.





viernes, 20 de noviembre de 2015

Hasta cierto punto

Una vez más estoy de acuerdo con Manolo Garcia, pero hasta cierto punto.
Sentir es mejor que pensar, sobre todo si piensas demasiado y entras en bucles peligrosos pero sentir en exceso también puede ser muy peligroso, mucho.
Cómo humano que soy, estoy sujeto a mis sentimientos y en la mayoría de las ocasiones los sentimientos me atan más que los pensamientos. Craso error, uno puede equivocarse al pensar pero también puede hacerlo al sentir y con desastrosas consecuencias.
Agua y aceite. Aunque mezcles sentimientos con pensamientos, los sentimientos se mantendrán en la superficie y será lo primero que se vaya al achicar la inundación en el alma.
Aún no he aprendido cómo lastrar algunos sentimientos para que se queden en el fondo y no tiendan a emerger, con el peligro que eso conlleva.
Pensar es algo a lo que no estaba acostumbrado , solía vivir deprisa y mirar hacia otro lado, hacia cualquier punto donde no viese problemas y quizás ahora pienso demasiado y le doy millones de vueltas a todo, como si con ese centrifugado mental fuera a conseguir algo.
A sentir si que estaba acostumbrado y he sentido mucho y no quisiera dejar de hacerlo.
No todos los sentimientos han sido hermosos, ni mucho menos. No soy un tipo dado a sentir ira  y odio, siempre he tendido a tratar de ignorar esos sentimientos e incluso a eliminarlos antes de que llegasen a florecer pero ahora también forman parte de mi realidad cotidiana. Maldigo lo humano que hay en mi. Maldigo la facilidad de muchas personas para causar dolor y destruir las ilusiones de los demás.
Puede que no esté en mi mejor momento emocional, puede que el haber sentido tanto miedo y tanto dolor me hayan causado una herida que aunque con el tiempo llegue a cicatrizar, me molestará con los cambios  climatológicos y con la humedad, sobre todo si esa humedad viene de un torrente de lágrimas.
Quizás lo más intenso que he sentido en estos últimos tiempos, aparte de la muerte de mi padre, haya sido un profundo agradecimiento hacia mis seres queridos por haber estado a mi lado.
Pero no todo es de color de rosa y aunque algunos lo piensen, no vivo en los mundos de Yupi.
En ocasiones se me mezclan sentimientos y pensamientos y me descubro pensando y sintiendo que no me gusta mi vida, que me he encontrado con demasiadas cosas terribles seguidas y que en ocasiones estaría mejor dormidito o en standby. 
Aún disfruto al sentir el aire fresco en el rostro las mañanas soleadas, aún disfruto de un buen vino con un amigo, de una buena conversación, de un buen libro, de una cación bonita y de encontrar algo especial en determinadas personas pero siento que he perdido parte de mi esencia primigenia. Igual eso es la madurez, vaya usted a saber.
Imagino que todo esto a muchos de vosotros os parecerá una soberana estupidez y haréis cola para darme collejas pero muy a mi pesar, estoy confuso.
Siempre he sido un tipo muy positivo y tremendamente optimista, de naturaleza alegre y sociable y con una seguridad en mi mismo que me ha llevado a cometer demasiados errores.
A fecha de hoy me estoy centrando en escribir y en aprender a hacerlo lo mejor posible. 
Corro el peligro de convertirme en uno de esos hikikomoris japoneses que no salen de sus habitaciones y viven conectados a la red y atrapados por sus ordenadores. 
Es cierto que he cambiado de ocio y aunque sigo haciéndolo gustoso, he cambiado muchas horas de alterne con los colegas, por horas ante el teclado, escribiendo o leyendo. Aún no me he enganchado a "Gran hermano" o a "Sálvame" ni creo que lo haga, teniendo libros a mano.
Leo un libro detrás de otro, eso no es nada nuevo, lo que si que es nuevo, es la envidia que se me mezcla con el placer al abrir cada uno de ellos y enfrentarme a sus páginas.
Mucha gente me considera escritor. He publicado un libro de relatos, estoy a punto de publicar una novela, trabajo duro en otra que tengo muy avanzada, escribo relatos, cuentos y textos en este y otros blogs practicamente a diario y aunque he ganado algunos premios literarios, cada día soy más consciente de mis carencias y limitaciones, también en lo literario.
No me vale con convertirme en escritor, quisiera ser un buen escritor.
Supongo que esa habilidad es cómo el ritmo o el oído musical, o naces con ello o es muy difícil adquirirlo. 
Trabajo mi mente a más no poder y trato de absorber lo que puedo de los grandes autores que llenan mis estanterías pero cada día me siento más frustrado, pues aunque me bullen las ideas para miles de historias y  la necesidad de contarlas y de transmitir es superior a mis fuerzas, me parece que no termino de dar con la forma adecuada, de depurar el estilo y de encontrar ese "Santo Grial" de la literatura mediante el que al beber un trago del cáliz, alguna de mis obras se convierta en inmortal.
De todas maneras me ratifico en que es mejor sentir que pensar, sobre todo si aquello que sientes te despierta pensamientos lúcidos y bellos.




 

 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Tan lejos, tan cerca.

Debo de ser un auténtico profesional en alejar de mi todo lo que quiero.
Ya lo canta Bebe:"Era verdad que yo tenía ganas de verte, era de verdad que yo tenía ganas de quererte, a ti".
Supongo que es parte de este eterno proceso de aprendizaje que me hace caer desde lo alto de las ilusiones y que me enseña a no obcecarme en lo que no puede ser.
Es duro pero de todo se aprende.
No es que quiera demasiado, es que aún no he aprendido a hacerlo en condiciones.
Genaralmente asusto y confundo, trato de purgar mis defectos a base de textos, relatos, cuentos...historias en definitiva donde le paso un filtro a mis carencias y las maquillo para tratar de convencer a quien de otra forma no podría, pues ya me conoce lo suficiente y sabe de mi afán por dar con la historia de amor perfecta, aunque solo sea para poder escribirla, que ya estoy cansado de escribir fracasos.
La vida te ha llevado lejos, pero tan lejos, tan cerca, que al abrir los ojos cada mañana, maldigo al inventor de la distancia física.
Hoy por hoy, hay mil artilugios que nos acercan, como la radio o el ordenador, el siempre agradable y necesario papel donde garabatear una carta oportuna que establezca un puente entre los dos, o el tan minusvalorado teléfono móvil que a través de llamadas o mensajes minimiza ese millón de pasos que tendría que dar hasta llegar a ti.
Es un placer abrir los ojos y leer un mensaje en el teléfono, donde me das los buenos días y me llamas corazón pero sería infinitamente más placentero que me los susurrases al oído al despertar junto a mi.
De todas formas siempre he tratado de superar todo a fuerza de un malentendido romanticismo y esa no es la forma, a la vista está.
Creo que en efecto soy una persona muy romántica pero tras ese romanticismo que me desborda, escondo muchos defectos que son altamente incompatibles con una relación sana.
No se puede construir una vida tan solo con palabras bonitas, aunque ayudan a cimentar la construcción pero si no se aplica la argamasa necesaria de realidad y proyectos comunes, se termina yendo todo al carajo y se desmorona.
Sigo aprendiendo, quizás el método "ensayo-error" sea eficaz pero deja demasiadas cicatrices y corrompe la pureza de los sentimientos.
En cualquier caso me he concedido una tregua y un periodo de calma sentimental.
Necesito abituallamiento emocional y rearme energético. Sé que volveré a las andadas pero espero que al menos todos los fracasos hayan servido para algo y el día que las piezas del puzle encajen, termine con mi fantástica habilidad para alejar de mi a quienes apuestan por el caballo perderdor, tan necesitado de que alguien crea en él y de que dejen de golpearle con la fusta y de picar espuelas en su abdomen.
Algún día una mano amiga me alborotará las crines mientras me besa el cuello y me acaricia la frente.
Ese día no necesitaré escribir, tan solo tendré que vivir.


domingo, 15 de noviembre de 2015

Me han alcanzado

No con una de las balas que vomitaron en París sus kalasnikov, me han alcanzado con algo quizás más grave, con su sinrazón, disparada a bocajarro.
Al igual que uno de aquellos aviones se estrelló  aquel once de septiembre  contra mi pecho y algo estalló en mi alma el funesto once de marzo, la pasada noche sentí que mi espíritu no puede alojar más cicatrices.
¿Qué nos está pasando? ¿ En el nombre de qué Dios se puede actuar así? ¿Necesitamos crear dioses para cargarlos con nuestras aberraciones?
Acostumbro a decir que soy un "gatólico" convencido, pero al margen de coñitas fáciles he de decir que soy cristiano y no por cuestiones geográficas ni culturales, sé que si hubiera nacido en Laos y pudiese escoger una religión me decantaría por el cristianismo de igual forma (pensar así me ha costado 41 años y analizar muchos momentos jodidos)
Sé que no está de moda declararte creyente y que viste mucho más ponerte el traje de agnóstico, descreído, e incluso el de "estoy por encima de esas tonterías".
No pasa nada por decir que creo en Dios y que me gustan los principios morales y sociales del cristianismo, otra cosa es entrar en el terreno de la jerarquía eclesiástica y en el del sacerdocio.
Al fin y al cabo somos humanos y por naturaleza "imperfectos", por lo que no me extraña que haya manzanas podridas en el seno de la Iglesia, como en todos los cestos.
No creo que nadie vaya a acusarme de beatillo o de estúpido por no agarrarme a los principios científicos que resumen todo al empirismo, hay algo que se llama fe y que es una asignatura optativa, que computa los mismos créditos que cualquier otra de libre configuración.
En cualquier caso, jamás (y voy a escribir JAMAS con mayúsculas) quitaré una vida en nombre de la religión. Espero no tener que quitarla con ningún otro motivo. No podría vivir con ello.
Por eso no entiendo que alguien pueda matar en nombre de su Dios.
Seamos sinceros y reconozcamos que esto no tiene nada que ver con los principios del Islam, que en todo caso si alguien quiere justificar esta barbarie injustificable, puede bucear en argumentos económicos, geográficos (las delimitaciones fronterizas siempre han estado sujetas a las ansias de poder de gobernantes ,reyes, dictadores y demás) o simple y llanamente argumentos basados en la  venganza, el resentimiento y el odio.
Me sumo al dolor de los familiares y amigos de las víctimas de estos atentados, como me sumo al dolor de los exiliados, de los masacrados en todos los conflictos armados y de aquellos que sufren injusticias por todo el mundo, sean del tipo que sean.
Con todo lo lo que ha evolucionado la humanidad no hemos sido capaces de poner en cuarentena la avaricia, la envidia  y la crueldad y no hemos aprendido de nuestros errores.
Seguimos equivocándonos y tratando de justificarlo de cualquier forma.
J. P. Sartre dijo "que se pare el mundo, que me bajo" pero yo no me quiero bajar, yo quiero seguir el viaje si conseguimos encontrar el camino.
Tengo miedo a que esta escalada de terror nos lleve a terminar con el planeta.Eso seria además de horroroso, un acto brutal de egoísmo. No nos pertenece. Nos hemos inventado que somos la especie superior pero con todos mis respetos y sin querer faltar a nadie, eso es otra puta mentira.
Lo siento, quizás ahora pienso demasiado y me paso el día dándole vueltas a todo pero hay cosas que nos soy capaz de explicarme de forma racional y eso me jode una barbaridad y me entra una mala leche terrible.
Desde luego no creo que esto se vaya a solucionar poniendo la otra mejilla pero mucho menos aplicando la ley de Talión.
Espero que esos millones de personas mucho más inteligentes que yo que pululan por el mundo se expriman la cabeza y den con la solución a toda esta locura.
Yo solo puedo sentarme ante el teclado y pediros que tratéis de aprender de lo sucedido y de no dejaros llevar por el rencor.
Tanto que se habla de la memoria histórica y parece que nadie tiene y si alguien la conserva, la ignora.
Aprendamos de la historia, que hasta la fecha siempre ha sido cíclica y no volvamos a entrar en bucle.
Hoy te mato y te expolio, mañana me matas y me expolias, pasado te mato y te expolio...y así hasta el infinito.
Algo se podrá hacer, algo.
Hay que dar con ello.


 


viernes, 13 de noviembre de 2015

Cuando la risa es necesaria.

Para rellenar con carcajadas los desconchones en el alma.
Para cambiar el sentido de las lágrimas. Para purgarte por dentro. 
La risa es necesaria y más que recomendable porque si no encontramos un motivo para reír, por absurdo que sea, estamos perdidos.
El  Ser humano es capaz de pasar de la risa al llanto y del llanto a la risa con la misma facilidad y creo que por eso no termino de pedir el cambio de especie.
En ocasiones es muy complicado dar con la palabra adecuada, con la sonrisa oportuna y con el momento idóneo para hacer reír a alguien que está sufriendo pero esa es una meta que cuando se alcanza, sientes que el esfuerzo ha merecido tanto la pena que volverías de inmediato al punto de partida y te esforzarías de nuevo para recorrer el camino hasta esa curva en los labios de la persona a la que estás viendo sufrir.
Siempre me he considerado un tipo simpático, incluso algo graciosete y aunque ya comienzo a peinar canas y voy atesorando recuerdos dramáticos, no me resigno a perder el sentido del humor.
Lo realmente duro y triste es ver sufrir a las personas que quieres y no encontrar la forma de hacerlas sonreír aunque sea por unos segundos.
En mi lista de fracasos no quiero apuntar el haber fallado a quienes quiero, permitiendo que la desesperación y la tristeza les inunde sin al menos haber hecho lo humanamente posible por evitarles sufrimiento.
Vale que cuando alguien está realmente triste no lo vas a solucionar imitando a Chiquito de la calzada ni contando chistes de Arévalo pero si compaginas un abrazo sincero con ese intento de devolver la sonrisa que incluso a veces te lleva a perder momentaneamente la dignidad, seguramente el esfuerzo se vea recompensado por unos segundos y en los ojos de quien sufre verás algo de esperanza y de luz.
La dignidad, tan importante siempre y tan prescindible en ocasiones.
Que me sacudan mil tartazos en la cara, hasta que me vuelvan a romper la nariz si es necesario, con tal de ver sonreir a mi madre en uno de sus momentos de melancólica añoranza de mi padre.
Que un mono vestido de botones dé un concierto de platillos en mi oreja hasta dejarme sordo si con ello voy a ver como se ríe una amiga para la que la vida tiene la gracia justa.
Que todas las flores de los jardines más hermosos me echen agua en el rostro al acercarme a oler su fragancia.
Incluso estoy dispuesto a vencer mi timidez y mi miedo al ridículo, narrando mi operación de fimosis ante un estadio lleno de bellas señoritas a las que me aterraría tan solo el saludar por la calle, (bueno, esto ha sido una licencia poética) si así voy a ayudar a levantarse a quien ha vuelto a caer.
No sé porqué necesito ver felices a las personas que me rodean, igual es porque de esa manera yo también me sentiré un poco más feliz y eso no deja de ser un acto de egoísmo.
Desde hace varios años, he colgado en este blog textos escritos desde mi lado más jocoso, aunque de un tiempo a esta parte predominan otros muchos y muy diferentes estilos.
Quiero recuperar las ganas de reír a todas horas para de esa manera tratar de transmitir alegría a aquellos que lo necesitan.
La risa es necesaria, tanto o más que el llanto.
Todo en su justa medida y sin caer en el camino del exceso, que ultimamente está colapsado de tráfico al igual que los extremos, dejando los puntos medios despejaditos y muy transitables.
Seguiré la linea blanca, como Emilio Aragón.




lunes, 9 de noviembre de 2015

Blancanieves

Es curioso lo reales que pueden hacerse los cuentos.
Tuviste que morder la maldita manzana y no te culpo por ello, realmente resultaba muy apetecible pero desconocías las consecuencias de dar un solo bocado.
O quizás no.
El caso es que la mordiste y en el acto te desvaneciste, convirtiéndote en una preciosa víctima de los maleficios que la bruja de la vida te preparó, al envidiar tu belleza y la pureza de tu corazón.
Ahora duermes, duermes y no despiertas y parece que te has ido como Alicia, a través de tu propio espejo pero ese no es tu cuento amiga, tu cuento debe tener el más hermoso de los finales y el más feliz, con toneladas y toneladas de perdices.
Mentiría si no te dijera que estoy deseando que aparezca el príncipe azul capaz de despertarte con su beso, es triste pero por encima de todo quiero que aparezca alguien para que te bese, despiertes y vuelvas a cantar con los pájaros y los animalillos del bosque.
Sabes que me encantaría ser yo quien lo lograra,volviendo a sentir tus labios a través de los mios pero tan solo soy un pobre enanito.
Sé que no soy "Gruñón". Durante mucho tiempo creí ser "Feliz" pero por lo vivido en mi propio cuento, he descubierto que soy "Tímido", e incluso al paso que avanzan mis miedos y mis traumas puede que llegue a convertirme en "Mudito". En cualquier caso yo siempre seré un enanito, me llamen como me llamen y tu necesitas un príncipe de verdad.
Puedes hacer doblete en el mundo de la fantasía. Eres "Blancanieves" y "La bella durmiente", cualquiera de esos papeles los bordas pero te aseguro que el bosque donde se instaló este hospital se ha llenado de ciervos, conejitos y ardillas apesadumbradas, de reyes y reinas de otros cuentos que no terminan de entender porqué coño tuviste que morder la manzana que te ofreció la bruja y son muchos los habitantes del reino que están deseando verte abrir los ojos.
Yo ya no puedo irme "silbando a trabajar". No puedo agarrar mi pala y largarme a la puta mina, porqué no soy capaz de abandonar el bosque y aunque tú no me veas, estoy aquí.
Con mi tamaño es fácil no verme, soy un enanito que corre el peligro de ser pisoteado continuamente y muchas brujas y ogros se me están  rifando desde hace mucho tiempo ya.
Quiero crecer, quiero montar a caballo y recorrer todo el reino buscando al príncipe azul o en su defecto al mago que pueda sacarte de tu sueño en vida.
Ven Blancanieves, despierta y vuelve a nuestro lado.