domingo, 30 de octubre de 2011

Ironías de la vida

Como por ejemplo que todo cobre sentido cuando ya nada lo tiene.
Que me plante en medio del camino para hacer dedo, a ver si alguien me puede acercar hasta el sitio más lejano de todo esto y de mi mismo.
Que me des fuego con esas dos llamas inmensas y  me haya olvidado el tabaco en el bolsillo trasero de una noche que no se va a repetir.
Que seas la "bien pagá" y me haya quedado sin saldo en la cuenta de tu amor, y los bancos no dan crédito.
Yo tampoco doy crédito...la verdad.
Que uno se descubra cepillando el pelo de la mentira más peluda de la historia de las mentiras gordas peludas.
Que me quede sin palabras, sin aliento, sin recursos y sin lágrimas.
Que empiecen a aburrirme los soliloquios y termine mandándome callar y pidiendo la última, Manolo, que mañana te la pago.
Que abra la puerta con sigilo, sin hacer el menor ruido, porque nadie va a despertarse ni va a preguntarme que horas son estas de llegar.
Me resulta tan irónico descubrir que soy el que quería ser, que me taladra el silencio, que me persiguen las sombras y me ponen la zancadilla todas las canciones de amor.
Que en aquella ocasión, realmente me importó una mierda aquel cazador disparando a la madre de Bambi, yo lloré porque lloraban todos los niños del cine.
Que E.T. siempre me pareció un mierdas carente del más mínimo encanto y que  Drew Barrymore apuntaba maneras y de alguna manera yo ya sabia que terminaria siendo una adicta a las emociones fuertes...y a todo lo demás.
Pero me he despistado, porque resulta que apesto a humo y cada vez que intento poner ojitos termino haciendo el más espantoso de los ridículos, y las mujeres me preguntan si me encuentro bien.
¡¡Que coño me voy a encontrar bien!!
 Me encuentro como el ojete.
Pero tampoco te lo voy a decir porque me queda muy mal la ropa de triste y la gente prefiere que te pongas colores cuando sales de casa.
Que joderse, como son las cosas.
Creo que si rebusco puedo encontrar en algún armario mi viejo traje de bufón, y si no lo encuentro, puedo pedir prestado uno a mi corte de bufones.
Que sea pacifista y que lo que más me apetezca en la vida sea patearle el culo hasta que se me caigan las uñas de los pies.
Y que cojones...voy a tener que hacerlo.



















miércoles, 26 de octubre de 2011

Frio






La cama está helada.
Trato de compensarlo subiendo la calefacción pero hay una especie de escudo anticalor en mi dormitorio.
Creo que este condenado frío sale de mi interior, se nutre de mi propio ser.
No puedo dormir.
La almohada es de hielo y encogido bajo el edredón me siento como un gatito abandonado en medio de un pinar.
Me abrazo a mi mismo, pero no sirve porque solo consigo tener más frío.
Respiro y el vaho empaña los cristales de la ventana.
Pruebo a cantar, a rezar a maldecir y a mandar la vida al carajo.
Pruebo a barrer los recuerdos y los deseos, los escondo debajo de la alfombra, los tamizo, los arrojo por el fregadero pero siempre terminan volviendo para congelarlo todo.
Me abrigo con sus ojos, pensando que será más que suficiente y al final resulta que lo único que hago es tropezarme...y hacerla tropezar.
Soy el equilibrista de nieve que camina sin red por la cuerda floja de todo lo que no quiero y de tantas cosas que querría decirle y no puedo.
Abajo hay un jardín de estalactitas.
El sol no termina de salir, y me prometieron que saldría, me convencieron de que si miraba fijamente al horizonte todo sería mucho más fácil, pero el sol no sale.
Golpeo el suelo con las plantas de los pies, salto, enciendo cerillas entre los dientes.
Lloro cristalitos blancos con los que hacer un collar y unos pendientes a juego.
No consigo entrar en calor, aunque me coja de la mano, aunque me bese en los labios, aunque me grite su rechazo una y otra vez, aunque me diga que me quiere con la boquita pequeña.
Solo me sirve esto.






























sábado, 15 de octubre de 2011

Bajo la almohada

Duermo con una pistola bajo la almohada, para dispararte en sueños, para vaciarte un cargador de reproches entre los ojos.
Duermo acariciando sus formas labradas, imaginando lo hermoso que sería volarte la conciencia y desperdigar tus errores por toda la habitación.
Y los míos, los míos también.
Los míos sobre todo, porqué tengo siete carromatos blancos cargados hasta los topes y no se que hacer con ellos.
Una hoguera que se levante hasta el más allá del cielo, hasta donde no podamos ni imaginar, hasta donde no ha querido ir nadie.
Que ardan con todo, que se consuman con los malos recuerdos y con los buenos, y con los que no he podido posicionar.
Duermo con una pistola debajo de la almohada porque quizá nunca más volveré a dormir con nadie, ni tan siquiera contigo, ni tan siquiera con todas las ellas.
La noche avanza entre niebla y sobresaltos.
Los molestos ruiditos que producen los xilófagos que viven entre mis uñas no me dejan dormir, o quizás tampoco es eso.
Un día llegará el viento cargado de vida nueva y entonces enterrare mi pistola, como en la canción de Dylan.
Mamma put my guns on the graund...















miércoles, 12 de octubre de 2011

Tantas cosas

Por ejemplo una puesta de sol desde la ventana de tu habitación.
Un segundo de calma.
Un instante junto a ti, así sin más, sin necesidad de mirarnos a los ojos, sin necesidad de acariciarnos, ni de decirnos otras cosas.
Una lágrima en la ocasión más difícil.
Una carrera absurda por el pasillo de mi vida, donde se agolpan los trastos viejos, los muebles que nadie quiso y la bicicleta que me llevó hasta tu sonrisa.
Un abrazo distante pero sincero.
Pelos negros en el jersey blanco y algún día pelos blancos en el sudario negro.
La mejor de las conversaciones en el peor de los momentos.
Humo, pitillos compartidos, caladas frescas.
Tortilla de patatas y pescado y arroz enrollados en un alga.
Una copa de vino de la botella que te reservabas para el día en el que consiguieras ser absolutamente feliz.
Un mensaje en el móvil cuando todo está perdido y la noche es más negra que nunca y los monstruos que viven en el armario se me juegan a los chinos.
Un disgusto...o dos.
Media docena de buenos consejos, de esos que ni tu misma has escuchado nunca.
Una cuerda donde tender la ropa húmeda y mi alma empapada.
Un café, dos cafés, tres cafés.
La seña de duples y la de tres reyes.
Un paseo por la playa, un concierto, un detalle del paisaje más hermoso.
Un hombro donde apoyarme y llorar hasta quedarme exhausto y después seguir llorando un ratito más.
Un poquito de ayuda, un montón de recuerdos.
Esperanza.
Por favor, no digas que no tienes nada que ofrecerme.

domingo, 9 de octubre de 2011

La canción más bonita



 La canción más bonita la cantaba un tipo muy alto vestido de negro.
Cuando mi corazón reconoció el primer acorde decidió que era el momento de pegarse una ducha, de vomitar el vino o de hacer cualquier cosa en cualquier otro sitio.
La luz de la sala se volvió tan espesa, tan densa, que los contornos de todo dejaron de existir y solo estábamos la música, las penas, tu y yo.
La canción más bonita la he bailado contigo, que tuviste la delicadeza de derrumbarte en el acto, para que no se escuchara el ruido que produjo mi alma al reventar en pedazos.
Apoyaste la cabeza en mi pecho ¿o fue al revés? y muy despacito empujaste mis pies con los tuyos, y entonces sucedió el milagro.
La canción más bonita volvió a ser la canción más bonita, cuando todo estaba perdido, cuando los buitres se jugaban los despojos al mus, cuando desde el punto más lejano acudió un escuadrón de recuerdos, cuando el suelo se volvió etéreo bajo nosotros.
Cuatro minutos de negras y corcheas, doscientos cuarenta segundos latiendo entre los dos.
Y en ese momento comenzaste a llorar y yo, que creía tener la exclusiva del llanto me encontré consolándote, porque he sido tan estúpido de acariciar mi dolor sin pensar en el tuyo, que también es inmenso.
Lo sentí tanto, tanto. Lo sentí tan profundo que entendí tu tristeza como parte del antídoto y la dejé fluir.
Y fluyó arrastrando a su paso cada resto de lodo.
La canción más bonita la he bailado contigo, y bailando descubrí lo difícil que es apartarte el cabello del rostro y evitar que se empape.
Lloramos los dos, mientras el tipo alto vestido de negro entonaba la última estrofa.
Tu llorabas por lo que hemos perdido, yo lloraba al descubrir que has sido capaz de curarme de todo.
Entonces se terminó la canción más bonita del mundo.
Aplaudimos, nos secamos las lágrimas y sonreímos por fin.

viernes, 7 de octubre de 2011

El alquimista





¿Qué pasa?

Me da bastante rabia y me enfado.

Trato de ser yo, pero tengo un alquimista alojado detrás de los ojos, donde no llego con las pinzas, que se entretiene transformando en lágrimas todos mis intentos por ser el que era.

Lo siento dentro, con su bata blanca, sus guantes de goma, su pelo alborotado, escaso en la frente y eterno sobre los hombros.

No para de reír y de gritar cosas absurdas, como "es lo que te toca" o "inténtalo de nuevo".

Ha montado su laboratorio muy cerquita del cerebro y anda trasteando con mis recuerdos, descolocándolo todo y mezclando los hermosos con los más horribles.

Me aprieto muy fuerte las sienes, pero las lágrimas siguen ahí, no cesan.

He probado a pasar la noche debajo del chorro caliente de la esperanza, pero según se va acercando el amanecer, la esperanza se torna más y más gélida y siento tanto frío que tengo que arroparme con un edredón de súplicas.

Me está convirtiendo en un fantasma gris que se cuela en otras vidas en busca de consuelo.

Llevo tanto tiempo en esta sala de espera que me se de memoria todas las revistas y quiero salir, quiero salir.

No se quien da la vez, pero se me ha colado una señora bastante antipática con una bata horrorosa.

Vaya...por un momento ha vuelto Juan, pero era solo para decirme que se va a entretener por el camino, que vaya tirando, que me alcanza luego.

Y no quiero caminar solo.

También quiero gritar, quiero saber donde cojones se esconde el sol cuando se esconde, para que me haga un huequecito.

En un rincón de donde sea, abrazándome las rodillas y supurando pena, hasta que me limpie por completo de esta enfermedad que es sentirse despojado de todo.

Solo me quedas tu, con lo tuyo, para recordarme quien he sido toda mi vida.

Voy a dejar un rastro de besos, por si me pierdo y no se volver, así solo tengo que ir recogiendo los que he derrochado hasta que llegue otra vez al punto de partida.

Allí estarán la tortuga y la liebre, preparadas para salir corriendo, calentando motores como poligoneras

Juda Ben Hur y Messala se han ido de cañas después de la carrera. Ben Hur empuja la silla de ruedas con gesto resignado y Messala no para de manosearle el culo a las camareras.

Me voy situando poco a poco donde sabía que me iba a tocar estar, pero desde aquí no se ve nada.

Tan solo quiero encontrar un motivo que me devuelva la alegría, por supuesto al margen de ella, que sin saberlo consigue que me apetezca sonreír.

Pero ella no cuenta.

Regla número uno, ya os lo dije ayer.

Llegará un día en el que el alquimista cometa un error y abra la puerta sin haber mirado antes quien llamaba, y entonces le voy a arrancar las entrañas y me voy a hacer con ellas unos zapatos de gamuza azul, un carcaj para cien flechas y un preservativo infalible.

Estaré ahí, cabronazo, con las manos llenas de serpientes. No podrás correr, ni esconderte de lo que te deseo.

Las lágrimas comienzan a fluir al contrario, inundando su puta guarida y en el momento en el que el caudal llegué a afixiarlo, se que gritara "lo siento", pero ya será demasiado tarde, porque soy tan humano que no se perdonar, ni quiero.



































miércoles, 5 de octubre de 2011

Reglas

Se sentó con los pies colgando justo, justo, donde termina la luna.
Como es muy pequeñito, no se atreve a abrir los ojos, porque le dan miedo las alturas, porqué le da miedo darse cuenta de que todo se ha estrellado contra el suelo, ahí abajo.
Entonces, decide romper con el pasado y ponerse nuevas reglas, porqué es necesario ceñirse a unas normas, porqué es necesario estar sujeto al arnés de la razón, que aprieta muy fuerte con correas de cuero y llanto.
La regla numero uno es hacer justo lo contrario de lo que ella le diga, pero como esa es una regla que estableció ella misma, por lógica no puede cumplirla.
La número dos es tratar de explicarla de la manera más natural, que por encima de la luna, de otras lunas y de otros muchachos pequeñitos, él, estará ahí siempre, pase lo que pase y sufra quien sufra.
La número tres es no desviar la atención, porqué es muy peligroso, porqué si desvía la atención, se pierde, o se puede caer.
La regla número cuatro habla de querer hacía adentro, como en una implosión, de tal forma que cuando estallé todo, solo se lleve por delante su propio corazón, en silencio, sin hacer el más mínimo ruido.
Que nadie sepa cuanto ama, que nadie entienda cuanto ha amado, que nadie pueda señalar con el dedo el rastro que dejó todo cuando consiguió emerger.
Tiembla, porque la luna acaba de estremecerse y ha estado a punto de venirse abajo.
Rápido...necesita más reglas, que se muere el principio de una vida mejor.
Regla número cuatro bis: apurar hasta el último trago cada copa de vino que amanezca en sus pechos, porque siempre será la última.
La número cinco no piensa cumplirla, pero está más que dispuesto a acatar el castigo por ello.
La número seis es bastante sencilla, siempre, dibujar en la arena cada palabra, antes de abrir la boca, para que cuando ella pregunte ¿qué has dicho?, cuando vaya a responder, ya se las haya llevado una ola.
La número siete es no dedicarla poemas, ni canciones, ni lágrimas, ni lugares especiales, ni muertos, ni suspiros, ni animales disecados, ni suspiros disecados, ni lágrimas muertas.
Es fácil.
Abre un ojo, ahora tiene menos miedo y se atreve a echar un vistazo rápido.
Ahí abajo está ardiendo un planeta.
Qué más da todo.
La regla número ocho es volver a ser el que fue, para que nada cambie, o cambiar completamente para que todo siga como está.
El fin justifica los medios, y los medios casi siempre, son los lugares más visitados.
Regla número nueve: no muerdas las manos que te oprimen la traquea, porque podrías envenenarte.
Necesita una más para que su mundo se llene de pájaros, de putas mariposas, de fiestas en la playa, de auroras boreales que se recargan por detrás, con un bote de gas azul.
Necesita una última regla para escanciar los años venideros.
La regla número diez es la que lo arreglará todo cuando todo sea tan insoportable que le apetezca masticar despacio los dolores y las penas.
Regla número diez: abre el otro ojo y mira a Dios a la cara.
De esa forma, el muchacho pequeñito se ha transformado en un gigante con las pupilas en do menor, y los cabellos de gónadas y almizcle.
Camina arrasando a su paso cada recuerdo doloroso y creando sin saberlo, un universo de ego.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Dulces sueños



El niño rubio que llora se quedó dormido debajo de un millón de plumas sintéticas.

Mientras, la mano amiga y cálida, llena de responsabilidades, de inseguridades, de bufidos y de amor, le acaricia la cabeza.

El niño rubio que llora, sueña con un mundo lleno de pieles rojas, de dulzainas, de botellas de Chivas, de muchachitas pequeñas colgadas de un trapecio, de títeres y de voces aterciopeladas que se mueven por el aire y que entran por las ventanas de las casas.

El arco iris es de importación y se sirve con mucho hielo. La luna, está llena de gaviotas con las alas extendidas y al levantar el vuelo todas a la vez, nos permiten ver la realidad...la luna siempre ha sido negra, como los niños que pasan hambre con la tripa hinchada, como los dientes de los mendigos, como la pena que se acuesta junto al niño rubio que llora.

El niño rubio que llora se siente menos solo porque a lo lejos escucha maullidos y decide comprar una recortada y atracar un estanco de whiskas.

Sueña también, con un pez delator, que le susurra al oído donde ha escondido sus huevos el esturión, quien ha vaciado el cofre del tesoro y a que hora termina de trabajar la sardina, para ir a recogerla.

El pez chivato, se pasea por el fondo del estanque con una caja de cartón en la cabeza, señalando con el dedo a los culpables de todas las cosas.

Lo mejor que puede hacer el niño rubio que llora es sacar la cabeza del agua.

La noche es perfecta ahí fuera, el cielo está estrellado de inmensos ojos verdes y al ver caer una sonrisa profident, pide un deseo.

Alguien ha puesto a girar un disco de no puedo quererte así en la gramola que hay junto a la mitad de su vida.

Le apetece bailar y se agarra a un clavo ardiendo que lleva el compás maravillosamente y le hace dar vueltas y más vueltas.

Todo es una mezcla de luz y de toxinas.

La fragancia de ella que se aloja en la almohada, los pies descalzos que abandonan el lecho sin hacer ruido y se marchan a dormir al otro lado de una pared de espuma y sal.

Le hubiera gustado tanto escucharla cantar canciones de madre, verla parir las ideas más bellas y azotarla el trasero pequeñito con un cinturón de tabús y religiones, que está a puntito de despertarse y volver al participio pasado.

Pero aunque todo pasa y todo queda, como decía aquel señor, lo nuestro es pasar de todo.

Se da la vuelta y relincha, orinando hierba fresca en lo alto de una cima que se viene abajo y se promete a si mismo que estará siempre dormido, para soñar que es un elfo cobarde escondido en el bosque, aterrado ante la sola idea de entrar en combate con el Nazgull.

Hace un pequeño agujerito en la membrana del mundo y por él, puede ver como se viste la mujer más hermosa que jamás ha dejado de soñar. Y es muy chiquitita, y se está quedando muy flaca, y no sabe que ponerse.

Al niño rubio que llora se le enfría la sopa, porque tiene la manía de apoyarse el plato en el pecho mientras ojea unas sonrisas despreocupado de todo.

Pero no volverá a pasar, basta con no tener que sorbela de la cuchara de palo.

Es tan placentero dormir, como copular despacito con una estatua de bronce.

Al niño rubio que llora le ha sonado el despertador de la realidad y todo se vuelve otra vez tan cercano, que no hay manera de que se levante y vaya a la trinchera.

La mañana en que su padre le llevó a conocer el hielo, el ya sabia perfectamente que olia a mujer.







lunes, 26 de septiembre de 2011

Sonrisas de conejo.

Comienzas a andar, con la mirada fija en un punto que sorprendentemente, se ve cada vez más lejano.
Pero no importa.
Un pitillo en los labios, una herida en el pecho, mil recuerdos en los ojos.
Caminas.
La gente pasa a tu lado,como en un videoclip de los ochenta, alienizada e indiferente.
Te cruzas con todo tipo de personas y con un montón de seres humanos que son de todo menos personas.
Te cruzas con un vampiro, con una madre, con un señor de Cuenca.
Te cruzas con alguien que en una ocasión lo fue todo, pero prefieres ignorar su falsa placidez, su alma traidora, su voz grave, su música suave y sus manos de mentiras.
Sigues caminando mientras aprietas los puños hasta que los nudillos se tornan blancos, casi inertes.
Pateas una lata.
Un perro te sigue, esperando a que lo acaricies, o a que le cuentes por que han pintado en tus ojos, la flor del lirio real.
¡¡Ay campanero!!
¿Por qué será?
Las nubes pasan rápidas en un cielo lleno de cometas en llamas.
Los ángeles, como en el anuncio del desodorante, se van desplomando sobre los coches, sobre los toldos de las terrazas, sobre las niñas con gafas de pasta.
Uno de ellos cae sobre un enorme sofá blanco lleno de luz y calor.
Te tumbas junto a él y te desmayas cada vez que te pierdes en los ojos más verdes y más llenos de amor.
Pero tienes que levantarte y seguir andando en busca de tu propio infierno, porque ese paraíso no es para ti, no es más que otra ilusión.
El ángel te despide con la mano y se levanta a poner una lavadora. Tu sonríes porque jamás hubieras imaginado que los ángeles roncaran.
Sigues caminando, hasta llegar al bordillo del mundo y te das cuenta de que ella está muy lejos, al otro lado de la calle.
Los camiones embisten constantemente y no te atreves a cruzar.
Hay un conejo muerto en la calzada.
Te sientas a esperar y te enciendes otro pitillo, mientras te preguntas que coño estás haciendo allí, porqué te toca hacerte mayor así y cuando leches va a reponer "Barrio Sésamo".
Ahora solo hay mierda en horario infantil y claro, estamos criando hermosos mojones fornidos y lustrosos.
Te llega un mensaje al móvil, lo sabes porque ha sonado una musiquita de lágrimas ascendentes, gravedad cero y gotitas en el aire.
-Hola...t mndo enrgias.
-Hola, x favr, n djes d hacrlo.
El cigarro se ha consumido en tu boca hasta quemarte los labios, naciendo una ampolla sobre las ampollas de sus besos.
Pruebas a ponerte trocitos muy pequeños de papel higiénico, como cuando te cortas al afeitarte, luego pruebas a meter la boca en agua caliente con sal,que lo cura todo menos el dolor del pecho.
Al secarte te das cuenta de que tienes el bigote de dos colores y la gente te va a preguntar si te has teñido.
¿Por qué coño te importa tanto lo que piense la gente?
A lo mejor es porque siempre has sabido que no eras como ellos...y te gustaría ser normal.
Vas a cruzar, estás decidido. Bueno, no. Bueno si, que cojones, total ¿qué más puedes perder?
Te levantas y cierras los ojos, comienzas poniendo un pie delante del otro, extiendes los brazos y empiezas a sentir que estás vivo mientras las enormes moles de acero pasan a doscientos por hora junto a ti, arañándote los tobillos y oscureciéndote el cabello con su hollín de vidas sucias.
Pasas junto al conejo, puedes oler su muerte, tan simpática. Abres los ojos y lo miras y el abre también los suyos y te sonríe, y te dice en voz muy bajita: "vamos...que ya llegas".
Y en efecto, has llegado al otro lado.
Y en el otro lado resulta que te espera un montón de gente que te quiere y que te lleva al cine y te invitan a sentarte y descansar.
Y jamás, jamás habrías imaginado lo bien que puedes llegar a sentirte siendo realmente tu.
Te das cuenta de que no eres pequeñito y miserable, sino grande y especial.
Y ya no quieres seguir caminando.
Te preguntas en que parte del camino se ha quedado el ángel y si algún día te armarás de valor, y volverás a buscarlo.

martes, 13 de septiembre de 2011

Cerrando etapas.

Pues ya está.
La falda limpia y doblada en una maleta de cartón, la guitarra en su funda, aguardando callada su próxima escapada.
Los títeres en su cofre, la nariz de clown polvorienta de los caminos relegada a un cajoncito de la caravana.
Muchos kilómetros, demasiados quizás.
Muchas horas de viaje, muchos ratos montando y desmontando, preparando el show y despidiendonos de los paisanos.
Muchos vinos, muchos gazpachos, mucho jamón.
Ratos de lectura a la sombra de un buen árbol, noches de gaitas, mañanas de resaca.
Entrevistas en la radio, la voz amiga de Eva, la formalidad de Diego.
-¿A qué tu eres Juan?-
¡¡Premio señora!!!
-Os sigo por la radio.
-Lamento defraudarla, soy más bajito en persona.
Los niños que rodean la caravana desde que aparecemos por la calle mayor del pueblo, como un feroz escuadrón de bicicletas, armados con cientos de preguntas y risas nerviosas.
"Sola", que se escapa y hay que salir corriendo, no vaya a ser que algún perrillo la haga suya, figurense, que número. Yo que me escapo y hay que salir corriendo no vaya a ser que algún perrillo me haga suyo, figurense que número.
Viejos amigos, nuevos amigos, algún que otro momento de nostalgia.
-Tranquila mamá, estamos bien.
-Me da mucho miedo la carretera
-A mi me da más miedo la vida.
Una niña en Nicaragua que se mete en internet y contempla las fotos de esos señores extraños que andan pidiendo títeres en su nombre, allá en la madre patria.
Tensión, nervios, discusiones, hoy me enfado yo, mañana te enfadas tu, pasado se enfada él.
No puedo más...si puedo más, si puedes más, tenemos que poder.
De repente sale el sol y todo es tan bonito y tan fácil que te llena de energía y te preparas para lo que pueda venir.
El patoso de turno, la maruja de turno, el que te mira como a un apestado, la señora que te regala unos chorizos, el alcalde que te abraza al despedirse, el niño que corre tras la caravana diciendo adiós.
Todos vienen con nosotros.
Las noches de tormenta, sintiendo la lluvia golpear con fuerza en la caravana y nosotros a la luz de una vela, con una copa en la mano, en medio de la nada, preguntándonos si será esto la libertad.
Ríos, pozas, lagos, neoprenos, gafas, aletas.
Suso, chuchi, Luis, Marta, amigos que vienen a compartir unos días de ruta y nos dejan un poquito más vacíos, pero mucho más llenos.
Los días que solo tienes ganas de llorar, los que te ríes por cualquier cosa.
Te haces un poquito más adulto cada día y al final vuelves a casa con más distancia en los ojos.
Muchos aplausos, muchas sonrisas.
Muchas gracias a todos por creer en nosotros.
El año que viene, puede que más y mejor.











sábado, 3 de septiembre de 2011

Baraka

Diego ha embarcado con el resto de su unidad en el vuelo de las Fuerzas aéreas Españolas, que con escala en Egipto, lo trasladará hasta Afganistan.
Su misión durante los próximos seis meses, será la de asegurar una vía de comunicaciones para el libre paso de convoyes.
Vivimos una época, en la que las guerras geopolíticas y geoeconómicas son el pan nuestro de cada día.
Miles de soldados están muriendo en los lugares más recónditos del planeta, para asegurar la cuenta corriente de unos cuantos hijos de puta, que deciden en que punto exacto, una familia será bombardeada, un niño perderá las piernas o un fiel soldado plantará la bandera en la cota más alta, el punto más caliente o la frontera más convulsa.
Lo que estos hijos de mala madre prefieren ignorar, es que en cada misión, hay profesionales, valientes militares que eligieron por vocación la defensa de su país y que ahora no son más que la carne de cañón, barata y prescindible que ciertos individuos utilizan para jugar a su Monopoly particular.
Diego ha dejado en España a su mujer y a dos niños pequeños.
Es su trabajo, para eso se ha preparado, para eso ha pasado años duros de formación y para eso se levanta cada mañana...o eso creía él
Lejos del noble sentimiento de proteger a sus conciudadanos de posibles peligros, los capullos que dirigen el mundo, que son los hijos y los nietos de otros capullos que en su momento dirigieron el mundo, mueven en secreto los hilos para que hombres valientes y resignados como Diego, planten la barriga en tierra detrás de una duna y fijen el blanco en pos de unos cuantos barriles de petróleo, de un gaseoducto o de una mina de litio.
Hoy en día, los ignorantes cargan tintas contra los soldados, al igual que aquellos gilipollas que escupían a los muchachos que volvían del Vietnam, llenos de traumas, de tics nerviosos y de agente naranja.
Yo me descubro ante quienes son capaces de cumplir con su misión, como los viejos Tercios de Flandes, codo con codo, aguantando el temporal, a sabiendas de que quienes deciden su destino, desconocen que ellos, con pundonor, cierran filas con los suyos y por lo bajito, se cagan en la madre que parió al imbécil que les metió en aquel charco.
Los árabes llaman "Baraka" a la suerte o a la protección divina que salvaguarda a ciertas personas.
Yo deseo que esa Baraka, te proteja y te traiga a casa sano y salvo, que vele por tu integridad moral y que te libre de hacer nada con lo que tus principios no estén de acuerdo.
Sé qué tendrás cuidado, el valor, como a todo soldado español desde hace cientos de años, se te supone.



martes, 30 de agosto de 2011

Lo que me diferencia de un mono

Pues no son tantas cosas...la verdad.
El hecho de vivir en sociedad, me ha llevado a aletargar ciertas conductas que no obstante, aún continúan latentes y en ocasiones tratan de aflorar.
Mal que le pese a la Santa Madre Iglesia, el hombre no es más que un primate evolucionado y en algunos casos dotado de raciocinio.Obviamente, que un hombre tenga raciocinio, que Ramoncin sea un hombre y que por tanto, Ramoncin tenga raciocinio, no es un silogismo válido (este mismo silogismo se cae igualmente si sustituimos "Ramoncin" por Bush, algunos antidisturbios, los "cumbayas", todos los estarras y en general, esa clase de alimañas que pululan por el mundo).
Si me dejo llevar por mis pulsiones más primitivas, iría por la vida robándole los helados a los niños, los cupones a los ciegos, las mujeres a los amigos y la pértiga a los gondoleros, pero gracias a Dios, aún me sostengo.
Ayer tuve la desgracia de ver "El origen del planeta de los simios" (mi nota: puta mierda). En este film, se nos viene a decir que cuanto más inteligentes, peor...más animales somos.
No nos engañemos, no es cuestión únicamente de inteligencia.
Conozco muchas personas con retraso psicológico, que diferencian perfectamente lo que está bien de lo que está mal.
La aberración llega en el momento en el que las personas inteligentes, inventan justificaciones ficticias para ocultar que, a sabiendas de que lo que hacen está mal, lo han hecho porque les ha salido de los mismísimos.
La mega aberración llega cuando con sus santos cojones tratan encima de convencernos de ello.
Un ejemplo perfecto, es la reforma de la constitución española.
Hablando ayer con mi amigo Chuchi, lo equiparaba con un golpe de estado, ya que mediante esta reforma, pretenden suprimir las medidas Keynesianas alegremente, en nuestros morros y hacer después de su capa un sayo.
Creo que en la política española hay demasiados chimpancés con corbata y traje de rayas.
Lo peor de todo, es que a base de sobresaturarnos de información innecesaria, para desinformarnos de la realmente necesaria, han conseguido que muchas personas inteligentes se sienten junto a ellos en la misma rama, a comerse la banana.
Yo no me llego...que putada.
Miren ustedes:
hay mucha, mucha gente buena y cabal, que está sufriendo lo indecible ante los atropellos a los que les está sometiendo el sistema.
Ya está bien, coño.
Porque yo me sujeto y de la misma manera que no despiojo la espalda de mi vecino, no me lanzo desde un árbol sobre determinadas personas y las mato a golpes, aunque ganas, no me faltan.
Pero se está consiguiendo poco a poco una compleja situación, que es que aunque ahora estemos más formados, más preparados y hayamos trabajado mucho más los diferentes tipos de inteligencia, hemos empezado a involucionar.
Yo, particularmente, tengo sed de sangre.
Me gustaría como aquel mono de Kubrik, coger un enorme fémur y aplastarle el cráneo a más de uno.
Levantarlo y dejarlo caer con todas mis fuerzas sobre sus destrozados cráneos hasta que la tierra rezume fluidos y sexos triturados.
A veces llevo los ojos rojos, como el conde Drácula y mataría, mataría con mis propias manos, me abalanzaría sobre aquellos que me hacen daño y les arrancaría la traquea.
Y eso...no está bien.
Aún me sigo controlando, pero ya empiezo a notar ciertos síntomas que no me gustan nada.
Si ellos pueden ordenar el apaleamiento, la humillación, el robo e incluso la muerte de quienes no consideran más que moneda de cambio, nosotros podemos tomar la Bastilla una vez más, levantar adoquines en París, lanzar tuercas en los astilleros, quemar ruedas en las carreteras y cajeros en las ciudades, entrar a cuchillo en el parlamento al grito de" se sienten coño" o al de "hagan la conga, coño", plantar cara en "Casas viejas" y limpiar el mundo de escoria.
Somos más y más cabreados ( "perdón "indignados") y si esto sigue así, vamos a tener que plantearnos si merece la pena montar tiendas de campañas y talleres de convivencia, o si por el contrario va a ser más efectivo descargarnos manuales de guerrilla urbana.
Hoy en el día un niño de trece años te hace un cocktel molotov con los ojos cerrados y al terminar, encima te prepara un daikiry.
Yo estoy dispuesto a hacerme respetar y a tratar de preparar un mundo mejor, aunque eso suponga liberar el instinto más arcaico del hombre: la ira.
No nos durmamos, porque se aprovechan de nuestra pereza.
No nos callemos, porque se alimentan de nuestro silencio.
No transijamos, porque copulan con nuestra resignación.
Joder...hay que dejar de ver pelis de monos...a partir de ahora solo documentales de pescaditos y arrecifes de coral.








sábado, 27 de agosto de 2011

Ínfulas

Hay que ver...manda cojones.
Uno se levanta una mañana con tremenda indigestión de "pochas con verduras", a sabiendas de que cuando un tarro de legumbres en conserva lleva tres años caducado, es mejor no comérselo.
¿Pero quien dijo miedo?
Bolsas en los ojos, flojera de vientre y el deseo fervoroso de alcanzar el parnaso.
Supongo que así comenzaron Alberti, Dámaso, whitman y demás.
Mama...voy a ser poeta!!!
Te muerdes los carrillos como Galliano y como él, te lanzas a la espantajeria y a la mamarrachez (grande Joaquín Reyes) y te sientas ante el teclado convencido de que los dedos transmiten la magia que el cofre de tu creatividad ha liberado.
Y cuando terminas, te das cuenta de que eres el puto pitufo poeta.
El pitufo poeta fue el único que no se cepillo a la pitufina, que como no era tonta, después de traginarse a toda la comunidad menos a él, se largó a Formentera, a vivir en una cueva con el pitufo atleta, que será medio gilipollas pero es de los de cuatro sin sacarla y además prepara el estofado de ciervo que ni Arzak.
Mientras el pitufo poeta, que es gilipollas entero, sigue buscando la palabra que rime con pitufina, para poder pasar al segundo verso.
Y es que la poesía es una prolongación del ego, no nos engañemos. Para ser poeta de verdad, hay que tener más ego que Bianca Castaffiore.
Yo siempre he presumido de tener varios egos, con uno no me alcanza, pero se conoce que esto debe ser como lo de las vidas de los gatos, en cada ocasión que la realidad me ha puesto en mi sitio, he perdido un ego.
Así que nada, me voy a buscar al pitufo poeta, a ver si lo convenzo y me lo llevo de putas y lo emborracho, y después entre los dos, cogemos al pitufo atleta y le damos una buena mano de hostias y lo tiramos al pilón, que ya esta bien de ir por la vida sacando bola y apretando el culo.
Me vuelvo a la cama, a digerir lo que queda de las pochas.





Cuando el miedo te vence.

Viene y va, como un monstruo furtivo que escudriña desde las sombras,
marchitando a su paso cualquier forma de vida,
y corro a mirar dentro de mi,
porque temo que se esconda entre el dolor y la rabia.
Viene, y al arañarme las entrañas me hace gritar y llorar,
y cuando se marcha, me arrojo a la desesperación de saber que va a regresar,
esperando desnudo de valor y de sueños,
dormitando a ratitos en un colchón de nubes negras.
Es el amor y el desamor a la vez,
es la certeza de un momento terrible,
es la alimaña que se nutre de vidas,
es el nada de la palabra todo.
No quiero vivir alimentando sus larvas,
sino enfrentarlo de una vez por todas,
y hacerme una capa con su piel de lodo,
y un collar con sus dientes de azufre.




miércoles, 17 de agosto de 2011

Bancos de piedra.





Está sentada en un banco de piedra, junto al brezo, en el jardín abandonado donde todo ha crecido salvaje.
El aire es frío y arrastra las amarillentas hojas de un lado a otro, como el mar cuando juega con los barcos antes de engullirlos.
Está sola y llora.
Llora porque hoy ha sentido como se le rompía el corazón.
Llora porque la luna no brilla tanto como lo hizo ayer.
Llora porque camina sola, en vez de abrazada a su cintura.
Tanto margen le dio, que los márgenes se hicieron mundo y él descubrió que había vida más allá de ella.
Tanto amor le dio, que terminó por ahogar el amor que él sentía.
Tanto lo quiso y tan mal, que él aprendió que el amor muerde y duele y decidió despojarse de su boca.
Ahora ella sostiene su foto entre las manos, como una niña que ha recogido del suelo un pajarito herido.
Ahora es tarde para insuflarle su aliento, para acariciar sus alas rotas.
Ahora, no hay nadie más en ese banco y la respiración se acelera, hasta que cae la primera lágrima. Luego viene otra y después mil más, todas, como una estampida, todas, todas sus lágrimas.
No puede contenerlas, no quiere detener el éxtasis del dolor.
Duele y duele y duele y nota con exactitud el punto donde quema el pecho, porque quema de verdad, abrasa, pero no cauteriza la herida que sigue abierta y manando llanto.
Los ojos empiezan a escocer, la sal de las lágrimas erosiona la piel de las mejillas y un carro lleno de angustia aprovecha los surcos y recorre su cuerpo.
No tiene consuelo, porque esta vez sabe que no va a volver, que lo ha dejado partir, que se ha llevado toda la risa, todos los buenos momentos, todos los sueños y los planes, los proyectos y las aventuras, en un hatillo con remiendos de otras historias de amor.
Se siente estúpida añorando los ojos azules que hacía un tiempo habían dejado de interesarla.Se pregunta como será la vida sin él.
Le duele conocer la respuesta.
Del otro lado del muro de hiedra, él está sentado en el suelo, junto a una flor marchita.
No quería marcharse.
Siente como un puñal de hielo se le incrusta en la garganta antes de empezar a repetir su nombre como una letanía.
Se ha vuelto muy pequeñito, tanto que podría pisarse a si mismo si no pone cuidado.
Se sube los cuellos del gabán en un gesto que de alguna manera recuerda a sus caricias, cálidas y oportunas.
Que difícil ha sido partir, que terrible es no saber a donde.
Apenas unos pasos y ha caído desplomado, exhausto, herido de muerte al volver la cabeza y mirar hacia atrás y verla tratando de retenerle con las pupilas empapadas, levantando la mano en un último intento por detener el tiempo y volver a días mejores.
El mismo viento gélido que congela las lágrimas de ella, alborota los rubios cabellos de él.
Parece un personaje de Dickens, tan frágil, tan abandonado, tan desprovisto de ganas de vivir.
Trata de no pensar, de no sentir, de arrancarse su imagen de la memoria, pero la lleva impresa en cada centímetro de su piel.
Huele a ella, sabe a ella.
Tendrá que armarse de valor y colocar su recuerdo encima de la chimenea, donde pueda verlo cada noche al avivar las ascuas.
Tanto daño hace amar, que prefiere no olvidarla.
Tanto daño hace amar, que tendrá que vendarse las heridas con cientos de versos.
Enciende un cigarrillo que baila entre sus labios que tiemblan.
Aspira el humo queriendo ser humo también y desvanecerse, pero nada de eso pasa y sigue siendo quien es.
Se levanta despacito, a sabiendas de que va a empezar a caminar y no sabe exactamente que rumbo tomar.
Esta perdido sin ella.
Se mete las manos en los bolsillos y coloca un pie delante del otro.
Ella esta tiritando.
La noche ha caído sobre la ciudad y en el parque solo hay silencio, como el que se escucha en su alma.
Se levanta despacito, a sabiendas de que va a empezar a caminar y no sabe exactamente que rumbo tomar.
Está perdida sin él.
Se mete las manos en los bolsillos, hace mucho frío.
Coloca un pie delante del otro.












































































sábado, 23 de julio de 2011

37






Pues otro año más que se me ha escapado.





Recuerdo que siendo pequeñito (ahora no es que sea mucho más grande), una tarde volvía del cine con mi padre, de ver una peli de Indiana Jones.





Pregunte a mi padre cuantos años podría tener ese pedazo de héroe con látigo y sombrero y él me respondió que por el físico y demás, unos treinta y siete.





Tras meditar un poco, le dije a mi padre que a mi también me gustaría tener treinta y siete años, porque consideraba que entonces sería un hombre hecho y derecho, aún joven físicamente, pero con la vida formada y cierta sabiduría a mis espaldas.





Hoy cumplo treinta y siete, y solo me parezco a Indiana en que cada vez que piso la baldosa que no es, me disparan dardos empapados en curare y una bola enorme, de piedra o de mala suerte trata de aplastarme.



Soy un héroe de pacotilla, la verdad.



Me dan miedo las arañas y me tapo los ojos con un cojín cuando veo películas de terror.



La chica, casi siempre termina marchandose con el malo y yo me quedo sentadito en una playa, con un hilito de sangre escurriendome por la barbilla y tirándole piedras al mar.



El sombreo me queda enorme y parezco una setita.



De pequeñito, mi padre y el bueno de Indiana eran mis héroes y yo quería ser como ellos, ahora, con treinta y siete, me he dado cuenta de que Indiana es un fraude y de que mi padre, sin látigo y sin sombrero, es a quien de verdad quiero parecerme.



No tengo hijos y no creo que pueda tenerlos y me da rabia pensar si acaso, de haber tenido un chavea, dentro de unos años hubiera querido parecerse a mi.



En fin...



Hoy es mi cumpleaños y aprovecho para hacer un repaso de mi vida.



Una vez escribí que cuando quería hacerme daño, miraba hacia adentro y hacia un poco de introspección.



Ahora creo que he aprendido a dominar mis demonios y ya no me duele sumergirme en mi.



Espero poder cumplir otros treinta y siete y que vosotros estéis ahí, para felicitarme.



Besos y abrazos.





viernes, 15 de julio de 2011

El bastón de mando.



Uno, que se pasa los veranos a bordo de una caravana llena de títeres y de buenas intenciones, tiene la suerte de ir conociendo a mucha gente por los caminos.

Gente de todo tipo, gente buena (la mayoría) y mala gente y gente mezquina (que de todo hay en botica).

Entre la buena gente, unos cuantos alcaldes de pequeños pueblos castellanos, pueblos de cien o doscientas almas, con las calles sin asfaltar y el pilón lleno de agua cristalina y fría, donde puede que hace unas docenas de años fuera arrojado algún que otro comediante de escasa chispa o de piropo inoportuno a la moza más jaquetona, que por norma, suele estar aparejada con el labriego de manos más grandes y paciencia más escasa.

Yo por si acaso, solo le suelto requiebros a mi señora y en ocasiones a mis primas, que ya se sabe: "el primo a la prima se arrima y si es prima hermana, con más gana".

Decía que he conocido a un par de alcaldes de esos de los de antes, de los que no se metían en política para "forrarse", como dijo aquél ladilla, sino que sacrificando un buen puñado de horas al día, trataban de que su pueblo no desapareciera bajo el agua de un pantano, y de que los jóvenes no tuvieran que marcharse a buscar las lentejas en los altos hornos, o en los bajos, o en los medianos da igual, porque todos están lejos de la plaza y la plaza sin muchachos y muchachas, se convierte en un nuevo cementerio, encalado y triste, silencioso y frío.

Hay personas que al recoger el bastón de mando, no tratan de metérselo por el culo al vecino de lindes, ni se hacen con el una cerbatana para aguijonear a los del pueblo de al lado.

Hay alcaldes, que aplauden como niños al terminar la función y te abrazan y te invitan a un vinito y a un plato de jamón, mientras te explican que al margen de las ideologías y los partidos, están las personas.

Hace un par de noches, me tomé una copa con el alcalde de un pueblo serrano, que ya va por la treintena de años al frente de la casa consistorial y que después de cuarenta inviernos afiliado a un partido construido sobre buenas intenciones, les ha devuelto el carné, sugiriendo que se lo introdujeran donde la espalda pierde el nombre.

Todos le saludan mientras camina por las calles de su pueblo, los azules y los rojos, los indignados y los satisfechos, los gordos y los flacos, los que se visten a escondidas con las sayas de sus señoras y los que persiguen a pedradas a los gatos.

Trabaja y no cobra, y en los ratos libres se remanga el blusón y araña el terruño, como lo hizo su padre y antes de su padre su abuelo.

Y yo no puedo por menos que admirar a ese señor, que no necesita de sastres, ni de coches oficiales, ni visas oro, ni dietas, ni de noches de burdel sufragadas por el erario público.

Entonces surgen las preguntas: ¿en que se ha convertido la política? ¿ya no están a nuestro servicio alcaldes y diputados, presidentes y parlamentarios?

La respuesta es tan obvia que en las tiendas de campaña instaladas en todas las plazas de España, hasta los jóvenes "ninis" la conocen.

A lo mejor es que no son tan "ninis", a lo mejor es que estamos consintiendo que nos tomen el pelo, una centena de hijos de puta.

Yo quiero representantes como este señor del palillo en la boca y la mirada franca.

Yo quiero que miren por el interés de mi pueblo, y no por el de una agencia de calificación con sede en las Caimán.

Yo quiero que me arreglen el frontón, y que dejen en paz la era, con sus proyectos de adosados y campos de golf.

Yo quiero que nazca un nuevo Machado, que cante a los campos de Castilla y que al doblar la última cuartilla manchada de versos, se tome un vino con el señor alcalde.


miércoles, 6 de julio de 2011

A cada cerdo, le llega su San Martín.



Vaya,

hacia tiempo que no me sentaba ante el teclado con los colmillos tan afilados.

Hoy me siento un Nosferatu de la red, dispuesto a hincarle el diente a esta cuadrilla de garrapatas sin alma, que gracias a la intervención de la Guardia Civil, se han presentado como lo que realmente son: unos ladrones y unos sinvergüenzas.

Existen muchas maneras de robar, no hay porque echarse al monte con un trabuco para ser un bandolero.

Estos miserables, se han permitido el lujo de ampararse en los derechos de los artistas para extorsionar a todo aquel que se le ha puesto por delante.

Son conocidas por todos nosotros mil y una situaciones esperpénticas en las que han reclamado su particular impuesto revolucionario en bodas, hospitales, conciertos benéficos, fiestas de fin de curso en colegios de primaria, peluquerías y un largo etcétera de momentos dignos de la tradicional picaresca española.

Bajo el pretendido afán de garantizar el cobro de los derechos de autor, estos hijos de puta han organizado un entramado empresarial paralelo, donde desviar los fondos y se han dedicado a forrar de tapices la cueva de Alí Babá.

Pero que estúpidos.

Acumulan decenas de denuncias de autores que no han visto un duro aunque sus creaciones hayan sido reproducidas en diferentes medios hasta la saciedad.

Y es normal, porque como de costumbre, el que no tiene padrino no se bautiza y casualmente, los únicos que han trincado pesetitas, han sido los colegas de la junta directiva y su camarilla de lameculos.

Lo del canon digital, fue algo que irritó a la sociedad española sobremanera.

No me voy a explayar aquí, explicando lo complejo y ridículo de semajante desfachatez, lo que si diré, es que por encima de la jetada que es el cobrar un dinero porque si, porque hoy es hoy como la caja roja de Nestlé, a mi particularmente me tocó mucho lo que no suena el que presupusieran que todo aquél que comprará un CD, era para delinquir.

Mira por donde, ya se ha visto quien es el verdadero delincuente.

Y es que a cada cerdo le llega su San Martín y en este momento, el matarife les está atando las patitas para subirlos a la mesa de matanza, mientras un paisano revisa el filo del cuchillo, largo y recto que les va a entrar por el cuello, justo debajo de la boca.

No veas como lo estoy disfrutando.

Vivimos en un país donde los chorizos engalanan sus cagaderos con cuadros de Miró y los piratas derrochan millones de euros en ostentosas sedes sociales.

Luego que nos indignamos.

Si es que esto es para tomar la Bastilla y hacer un merendero en el patio.

Lo peor de todo es que todavía tenemos que ver a gilipollas como Sabina, que es un gran cantautor y un genio de la palabra, pero un soberano estúpido que tira piedras contra su propio tejado al cerrar filas junto a esta caterva de maleantes.

En fin, voy a comprar una tarrina de cedesesy me voy a pasar la mañana haciendo el mal, con especial gustito y mala leche.

Señores de la SGAE, que os den lo que merecéis, vereis que risas.


miércoles, 29 de junio de 2011

Lo tuyo es puro teatro

Pues como pasa el tiempo.
Ha llovido mucho, cerca de seis años ya, desde que los productores aceptaron el libreto y se decidieron a apostar por este par de promesas de las tablas.
Cada uno en su camerino, nerviosos, calentando la voz y repasando texto.
Es difícil meterse en el personaje, a veces les da la risa y para un actor eso es una putada porque, si no transmiten con vehemencia los sentimientos oportunos en cada momento, el público lo nota.
Mucho método Stanislavsky, mucho trabajo actoral.
Se conocieron hace una veintena de años en la escuela de arte dramático. Dos jóvenes actores comprometidos con el sueño de la fama.
Fueron años duros, Mariano hacia payasos y cuentacuentos los fines de semana en cumpleaños y comuniones y Jose Luis recorría la linea 6 de metro durante horas, con su camiseta de rayas y la cara pintada de blanco.
Ahora todo es diferente.
Se han convertido en dos estrellas de la farándula.
Han actuado en las mejores salas: el parlamento, el senado, la ONU, la Unión Europea, EEUU.
Han conseguido llenar estadios y plazas de toros.
Se puede decir que han alcanzado el Parnaso.
José Luis está muy enfadado, el siempre fue el galán y Mariano el secundario cómico y ahora, por un absurdo capricho de los productores, las cosas han dado un giro de ciento ochenta grados.
Pero si Mariano tiene una dicción espantosa...
No puede entenderlo. ¿Qué ha salido mal?
Mariano, sin embargo, se frota las patitas en su camerino como una mosca posada en un gran y hermoso mojón.
Ha tenido que acostarse con alguno de los productores, si...¿y qué? José Luis también lo hizo en su momento, no puede venir ahora presumiendo de moral.
La farándula es muy dura, hay muchas puñaladas y como dicen por ahí "más cornadas da el hambre" y Mariano no volverá a pasar hambre, no volverá a alojarse en pensiones mugrientas plagadas de chinches, no volverá a su tierra como un fracasado, como una rubia de Iowa que marchó a Hollywood buscando el estrellato y regresó preñada de un guionista de tercera.
Mariano sabe lo que quiere y va a ir a por todas, además... Jose Luis y tuvo su momento, está "demodé", a nadie le convence ya su soniquete de actor de la posguerra, su exagerado maquillaje, su sonrisa forzada.
Es el momento del cambio, los que ponen la pasta saben que el público necesita de nuevas estrellas.
El público... ¡ah!, el maravilloso y estúpido público.
Quieren reír, quieren sentirse bien, quieren pasar un buen rato, olvidarse de sus miserias cotidianas.
Mariano se lo va a dar.
Se lo va a dar todo.
José Luis, sin embargo, reniega de aquellos que le encumbraron y ahora le dejan caer, pero la fama es efímera, lo sabe.
Rescatará del cajón los guantes blancos, el jersey de rayas y el bombín negro.
Volverá a pintarse la cara y volverá a caminar por los andenes con su maleta de cartón, esperando la próxima oportunidad.
El maravilloso mundo de la farándula.

lunes, 20 de junio de 2011

Desconchones.

Poco a poco, los recuerdos se van desprendiendo de mi memoria, como la pintura de las paredes de esta habitación.
Estoy enfermo, Alzheimer se llama este mal, que es doblemente traicionero, no solo por lo que olvida sino también por lo que inventa.
Releo las mismas páginas del libro una y otra vez, a sabiendas de que mañana, cuando me siente en el sillón de mimbre, volveré inexorablemente a empezar de nuevo.
Entre neblinas atisbo a recordar ciertos títulos que marcaron mi vida, y que cada día parecen más confusos y lejanos.
Ya solo me queda esperar, esperar a que me llegue el final, o a despertarme una mañana y no saber siquiera si he amado y a quien lo hice, o si he sido alguna vez un hombre bueno, o quizás, si en algún momento del pasado, me sentí plenamente vivo.
De pequeño, tumbado en la pradera, solía buscar formas en las nubes.
Ahora identifico recuerdos en los desconchones de la pared.
Siempre confusos, tristes y caducos.

jueves, 16 de junio de 2011

La luna se harta de anisetes.



La luna ya no va a la fragua, si acaso de deja caer con el pelo sucio y una bata espantosa por la tasca del Manolo, a tomarse unos anises y a recordar tiempos mejores.
La luna ha vendido su polisón de nardos por veinte miserables euros que no le alcanzan para nada.
Lo que pasa el que el niño ya no la mira, ya no la está mirando.
El niño ahora tiene cosas más importantes que hacer. Su casa se ha ido al carajo bajo las cadenas de un carro de combate Israelí, y la fragua de su padre saltó en pedazos, junto con el resto de los comercios y talleres bombardeados.
La luna se pone roja de rabia como hoy, o a lo mejor es de vergüenza, no lo se.
Enciende un pitillo en la barra, con dos ovarios, que para algo es la luna y a ella no va a venir nadie a decirla que a fumar a la calle.
Expulsa el humo con desidia, mientras piensa en aquellos salvajes sacrificando carneros en su honor, en las sacerdotisas que bailaban extasiadas bajo su luz.
Pide otro anís, pensando que es el último, o el penúltimo que coño, total, no espera nadie en casa.
Manolo sirve el "machaquito" con la mano izquierda, con la derecha arroja al suelo los restos de berberechos y las servilletas grasientas que hay sobre la barra.
-Lo que yo he sido, Manolo...
Manolo no quiere volver a lo de todas las noches y compasivamente dice
- Vamos señora, no beba usted más.
La luna escupe sin fijarse siquiera donde cae su gargajo de meteorito.
En la tierra, a una distancia más o menos de "a tomar por culo" de allí, unos cuantos nos sentamos en lo alto de un cerro en nuestras sillas playeras y abrimos una cervecita mientras pensamos en lo maravilloso del espectáculo.
Somos tan gilipollas que no nos damos cuenta de lo absurdo que es todo, y de que el planeta se lamenta, el sol amenaza con achicharrarnos a todos y la luna se ha vuelto una vieja borracha y mal maquillada, que no puede ocultar los rubores inoportunos.
Puede que en alguna parte, en alguna plaza, alguien este pensando en lo triste que es ver como la vida se pinta siempre del color más embustero.
"La luna se fue a la fragua, con su polisón de nardos, el niño la mira mira, el niño la está mirando", balbucea la luna mientras el bueno y paciente de Manolo la acompaña fuera del local, y sujeta su cabeza, una mano en la frente recogiendo el cabello y otra en la nuca, ayudandola a vomitar toda la mierda que se ha ido tragando.
Manolo es tan buena gente que aunque está hasta los mismísimos de orquestar esta debacle, aún no ha cerrado el bar, es decir, aún sigue siendo Dios.

miércoles, 1 de junio de 2011

Miro los pepinos de la patria mia...



Decía un amigo de la infancia que a los alemanes no les rulan bien las ideas en la cabeza, porque las tienen excesivamente cuadradas y se les quedan atoradas en las esquinitas.
Generalizar es de necios, pero es más de necios morir matando, en vez de pronunciar una excusa a tiempo.
La ministra germana que dio la rápida voz de alarma, cargando las tintas sobre la verde hortaliza española, se encontró con un gran dilema,dado que a ella siempre, desde que era adolescente, le encantaron los hermosos pepinos españoles.
Los descubrió por vez primera en Mallorca, en ´su viaje de fin de bachillerato con el colegio.
En aquella ocasión, no pudo resistirse y dio buena cuenta de tres de ellos (aunque según compañeras de clase, se avalanzaba golosa sobre todo pepino que veía).
Con la edad, se aficionó salvajemente a nuestros grandes y deliciosos pepino, porque aunque en Alemania también se encuentran, lo cierto es que son bastante sosos y no le satisfacían lo mismo.
Su marido la plantó a los pocos años de matrimonio, harto de que en cuanto surgía la oportunidad, la buena señora se desplazará a la vieja España, a hincharse de su manjar preferido.
Aquello era cuasi orgiástico, en la cama, con las carnes sueltas y el típico color cangrejo de los guiris que se pasean por nuestras playas sin broncearse con factor tres millones, la ministra se agarraba con glotonería a cuanto pepino español se acercara a su boca anhelante.
Por eso ahora, al reafirmarse en culpar de la muerte de varios ciudadanos europeos a sus hermosos amigos cilíndricos, no pudo evitar que una lágrima le resbalara por la mejilla.
No se preocupe señora, porque siempre habrá un caballero español dispuesta a satisfacer sus desmesuradas ansias por amarrarse a un buen pepino.

viernes, 27 de mayo de 2011

Javier Pascual Bailón



Hola Javier,
ayer me enteré de forma casual de tu muerte.
La vida en ocasiones, es una puta mierda, ya que abandona a aquellos que han sido rectos y honorables y permite a las alimañas seguir campando a sus anchas.
Fuiste mi profesor hace ya unos cuantos años, pero también y durante mucho más tiempo, has sido mi amigo.
Amigo desde el respeto y la distancia, no el típico colegueo del profe modernete al que se le llena la boca de tonterías "chachi-guays-como molo".
Fuiste un hombre sabio con el que poder hablar de literatura, de música, de filosofía...
La última vez que te vi, hace tan solo unos meses nos tomamos un par de vinos recordando viejos tiempos, tiempos en los que yo era un joven díscolo con desmesurada tendencia a repetir cursos y tu un paciente maestro que se obcecó en ayudarme e inculcar en mi dispersa conducta la tan necesaria fuerza de voluntad.
Siempre me apoyaste y cuando muchos quisieron verme caer, allí estuviste tu para sujetarme con tu aliento.
Gracias a tu persevereancia llegué a la universidad y gracias a tu perseverancia controlé la necesidad interior de emborronar cuartillas y comencé a ordenar aquello que quería decir.
Tantas charlas tomando café, en el bar de la esquina.
Gallego peleón, enamorado de su cultura y de su tierra, yo te grababa cintas de música celta y tú me hablabas de Castelao y de Rosalia.
Las cosas no salen nunca como nos gustaría que saliesen.
Al final de tus días perdiste a la mujer que amaste tanto tiempo y tu rostro, espejo de un alma enorme y generosa, transmitía el pesar de la ausencia de paz.
Las tertulias improvisadas dieron paso a lacónicos silencios delante de un vaso y aunque tratabas de disimular, se podía oler tu pena.
Al final un certero aneurisma disparado a tus arterias desde el arco firme de la desesperanza terminó para siempre con el dolor.
Me han contado que partiste en silencio, solo, en tu casa. Que te encontraron en el suelo, las gafas caídas a un lado.
Me hubiera gustado estar allí, para cogerte la mano mientras facturabas tus pecados y pasabas por el detector de metales.
Me hubiera gustado decirte, que fuiste para mi un ejemplo de persona prudente, amable y buena.
Hoy ya es demasiado tarde para eso, aunque me queda la certeza de que allá donde estés, seguro que tratarás de conducirte como lo hiciste en vida, con esa media sonrisa y un libro en la mano, dispuesto a ayudar a quien más lo necesite.
Hoy mi alma está un poco más rota y aunque casi no tengo sitio para más penas en el cofre, buscare un hueco para la tristeza que me está haciendo llorar por un amigo al que no volveré a ver.
Adiós Javier.
Y gracias.

viernes, 20 de mayo de 2011

Boicot a los ciudadanos




Y dale...
Por mucho que se empeñen en desinformar y en tratar de asustar al mundo, ciertos medios de comunicación van a tener que terminar envainandosela y además, cuando todo esto termine, serán los primeros perros que vendrán meneando la cola buscando su galletita.
No se como tienen la poca vergüenza de publicar titulares como este, aunque la guinda se la ha llevado la cadena "plural" INTERECONOMIA (INTERFELONIA), emitiendo una entrevista a un supuesto "joven indignado", que se encargó de echar por tierra la imagen de los ciudadanos acampados en SOL.
Hay que ver, que cosa más burra.
Ya están empezando a asustarse y todavía intentan desesperadamente tratar de asociarnos con grupúsculos radicales de extrema izquierda, con peligrosos "antisistema" e incluso, válgame Dios, con los cachorros de ETA.
Aunque no les guste, se van a tener que aguantar, porque esto no es un botellón, ni un festival rollo "Benicassim".
Esto es una revolución...pacífica, pero revolución al fin y al cabo.
Ala...a seguir lamiendo la mano de vuestro amo mientras pueda acariciaros el lomo.
Veremos que pasa cuando el amo os abandone en medio de la autovía, o cuando saque el palo, cabreado porque no habéis sabido guardar la casa.
Que enfermiza fijación en defender lo que está mal y en atacar a quienes quieren hacer de este mundo algo mejor.
Nos veremos en las calles.

martes, 17 de mayo de 2011

Más personas que plazas.



Tengo un amigo, un buen amigo que además de ser compañero farandulero, es sociólogo.
Él me informó sobre la pasada manifestación del 15M y me insistió en que lo acompañara y yo, tonto de mi, no le hice caso.
Siempre se te ocurre algo mejor que hacer, o algo menos trabajoso que salir a la calle a exigir que cese esta absurda manipulación de la sociedad por parte de políticos corruptos y banqueros sin escrúpulos.
Me arrepiento de no haberle acompañado, porque el pasado quince de mayo, ha comenzado a cambiar el mundo, nuestro mundo.
Pero sigue cambiando, esto ya no habrá quien lo pare y voy a ser testigo y partícipe de la patada en el trasero a muchos de los que expolian a diario nuestra vida y nuestra dignidad.
Basta ya de bipartidismos, de mismos perros con diferentes collares, de garrapatas sedientas de la sangre y la energía de los hombres y mujeres decentes de este país.
Basta ya de pagar con miseria y sufrimiento las poltronas de los asquerosos que deciden con un gesto de abanico que padre o que madre de familia va a tener que mendigar, que suplicar un trabajo miserable con un salario que no pagaría tan siquiera las cerillas con las que ellos se encienden los habanos.
Basta ya de ceder al adoctrinamiento de muchos medios de comunicación vendidos al demonio del interés.
Es la hora de levantar la cabeza con orgullo y gritar a los cuatro vientos que ya estamos cansados, que no necesitamos sus migajas, sino que aspiramos a disfrutar de nuestra parte de ese pastel que llevamos años cocinando a base de doblar la rodilla en los fogones y pagar el azúcar y el chocolate con el futuro de nuestros hijos.
Me descubro ante todos esos ciudadanos, de todas las edades, de todos las clases sociales, que acampados en una plaza han sido desalojados a la fuerza por los perros del pastor.
Hay más personas que plazas y más personas que perros.
Ayer expulsaron a cien, hoy serán miles los que ocupen su lugar.
Joderos romanos, porque yo también soy Espartaco, y mi mujer y mis hermanos, y mis padres y mis amigos y mis vecinos y todos nos levantaremos en contra de vuestra eterna gula.
No tenéis cruces para todos.
Esto es una revolución social en toda regla y ha llegado el momento de posicionarse a favor de la lógica y en contra de las desigualdades.
No va de política, no somos de un partido, somos de todos y de ninguno, a favor de aquellas personas con criterio y decisión, con verdadera capacidad de gobernar.
Queremos que el pueblo tome las riendas de una forma real, queremos una democracia auténtica donde no se manipule la decisión del ciudadano.
No sois nuestros amos, trabajais para nosotros, no sois nuestros jefes sino nuestros servidores.
Actuad como tal.
Esto ha comenzado a rodar y espero que lo siga haciendo de forma pacífica pero firme.
Contad conmigo, con mi indignación y con mi rabia, con mi voluntad de trabajar por el bien común.
Contad con mi respeto por todas las personas que sueñan con un mundo mejor.

lunes, 16 de mayo de 2011

Garrapatas



Hay que caminar con cuidado por la vida, porque está llena de garrapatas.
Las hay de todos los tamaños y de todos los colores.
Huelen a limpio y ni siquiera te das cuenta de que se están alimentando de ti, hasta que un día empiezas a sentir que te faltan las fuerzas y te vas consumiendo.
La garrapata se hincha y saborea tu sangre y te da abrazos que son mordiscos porque no quiere soltarte.
Las hay en la política, en los bancos, en las oficinas, incluso están donde piensas que te encuentras a salvo.
Estad alerta, porque un día podéis amanecer secos.
Que jodios animalicos.
Y es que no hay manera de quitárselas de encima.Dicen que si un collar antiparásitos, que si una pipeta de insecticida que te puedes extender por la espalda, que si aceite de oliva.
A las garrapatas les gusta el aceite de oliva...y la albahaca y los piñones y los espárragos y joderte la vida.
Me agarro a la mano de mi mujer, que ve como me desangro y trato de ponerla a salvo y pido misericordia.
Las garrapatas no tienen conciencia, ni misericordia, ni piensan el daño que hacen y si lo piensan, les da igual.
Te sientas en una esquinita a llorar porque sabes que poco a poco vas muriendo, pero eso no supone nada, ni para ti, ni para la garrapata.
De todas formas se acabó.
Voy introduciendo los cartuchos en la recámara, uno a uno, despacito y sonriendo, porque estoy hasta los cojones de garrapatas y voy a empezar a pisotearlas o a volarles la cabeza.

lunes, 2 de mayo de 2011

IDIOTAS




Pues ya vuelvo a ser el de siempre...o peor.
Vivo rodeado de idiotas.
No se que está pasando en esta sociedad de mierda, pero mucha gente está perdiendo el norte.
Antaño ( y no hace tanto, leñe, que tengo treinta y seis años)había algo de honestidad en las personas y una especie de vergüenza torera, un no querer cagarla en exceso o algo de prudencia, no se.
Hoy en día cualquier mindundi se siente con pleno derecho para abrir la bocaza y ciscarse en la educación, los modales y el protocolo.
Por educación y por autoestima, uno piensa lo que va a decir antes de calentarse, sobre todo si lo que tiene que decir es algo hiriente o desagradable.
Desde hace un tiempo para acá, vengo escuchando que a "fulanito" hay que consentirle su falta de tacto porque "es muy sincero" o a menganito se le debe querer como es, porque siendo desagradable se protege del mundo.
¡¡Señores por Dios!!
Es muy fácil rebuznar y espantar moscas con la cola.
Lo verdadermente difícil es aguantarse las ganas de destrozar a una persona con dos frases bien hiladas o si me apuran, romperle el espinazo al "señor" que te falta al respeto de manera gratuita.
Nos guste o no, vivimos en sociedad y hay ciertas normas según las cuales evitamos el volver a portar faca a la cintura, o espada, sable, montante, pistola de perrillos o el Tan afamado AK47.
Es tarea muy ardua sujetarse y apretar los nudillos, pero los ejercicios de contención dignifican al ser humano.
No sirve de nada ampararse en traumas o supuestas virtudes para hacer daño a las personas con las que te vas cruzando en la vida, ya que todo, todo, vuelve.
Uno empieza a plantearse si esta educación que nos han trasmitido otras sociedades supuestamente mas avanzadas y basadas en la competitividad y la agresividad como método de ascenso social, no será el verdadero germen que destruirá a la raza humana.
A mi me enseñaron que si uno no quiere, dos no se pelean y que a enemigo que huye puente de plata y no se que de la otra mejilla y que el que se retrata perdura.
Empiezo a cansarme de la desfachatez de mis conciudadanos, que se aprovechan de las buenas personas y de las personas pacientes y de los que huyen de enfrentamientos banales.
La calle está llena de adoquines.
No se si lo habréis notado...pero se me están empezando a cargar los electrodos.
No quisiera tener que batirme, como los españoles de antaño, a los que bastaba un "vuestra merced" para tirar de toledana y desjarrete.
Eso se lo dejo a Alatriste.
Yo quiero que me traten como yo trato y que me respeten como yo respeto, porque en cada hombre y en cada mujer de este planeta vive un demonio con la boca enorme y llena de dientes afilados, que está en continua pugna y al que por el bien común, hay que reprimir.
Sino...nos convertiremos en lo que se espera de nosotros y eso terminará con todo.
Sinceramente y perdonadme la vulgaridad, hoy estoy hasta la picha de idiotas.

domingo, 1 de mayo de 2011

Madre



En un día como el de hoy, en el que los niños llevan a sus madres las manualidades que han hecho en clase y en el que los padres se meten en la cocina a fregar los platos y envían ramos de rosas, yo tenia que escribir a mi madre.
Mamá,
seguramente el día en el que te postraste en aquella camilla y pasaste las de Caín hasta que el doctor me convenció para salir a dar una vuelta, pensaste un futuro diferente para mi.
Aquí me tienes, sentado en un ordenador haciendo lo que más me gusta hacer, escribir.
Lo siento...dejé Derecho y aún estás esperando que te enseñe el título de Maestro.
Me perforé la lengua y la ceja, y la ternilla.
Me he tatuado el tobillo y la muñeca derecha y hace tiempo que renuncié a los pantalones de pinzas y las camisas Oxford.
Se que no soy el hijo que habías soñado y a ratos piensas que te he decepcionado.
Pero si supieras cuanto te quiero y lo presente que estás en mi vida, quizás podrías pasar por alto esas otras cosas que seguro te han afligido.
Me casé por amor, y no por la Iglesia, como a ti te habría gustado.
No te he dado nietos aún y no creo que te los de nunca (de hecho me lo han prohibido en Europa, Asia, África y cuarenta estados USA)pero eso es lo que menos me preocupa, porque ya tienes tres que te quieren con locura.
He sido tan irresponsable que en ocasiones te habrás preguntado si hacia las cosas por hacerte daño.
No mamá.
Siempre, incluso en mis peores momentos he recordado tus besos y tus miradas y tu sonrisa, y la forma que tienes de defenderme y excusar todos mis pecados delante de cualquiera que haya insinuado nada en contra de mi.
No hubiera podido imaginar una madre mejor.
Te he visto sufrir muchas veces y han sido muchas las noches en las que te oí llorar bajito, para no despertar a nadie.
Porque entre las virtudes que tenéis las madres, también está la de saber sufrir hacia adentro y sonreír con el alma rota.
He aprendido mucho de ti y en gran manera, mientras yo viva tu siempre vivirás, porque te llevo en cada gesto, en cada suspiro y en cada carcajada.
Lo que tengo de buena persona o de hombre de provecho o como quiera que se llame eso, es gracias a ti y a papá y eso no se estudia en ninguna universidad ni se aprende en ningún oficio.
Tengo tanto que agradecerte que no se por donde empezar.
La vida es dura y aunque tu siempre has querido protegernos, no nos queda más remedio que vivir. Y sufrir.
En cada envite, en cada momento triste o cuando todo se vuelve negro y llueve y hace frió y las ramas de los arboles se acercan para llevarme muy lejos, ahí está tu imagen poderosa y tranquilizadora que ilumina las tinieblas y espanta a los monstruitos.
Si supieras cuantas noches, siendo ya un adulto (o algo parecido) he llorado abrazado a una almohada, recordando lo seguro que estaba a tu lado, no te lo creerías.
Ya no soy aquel pequeñajo rubio y con pantalones cortos que salia corriendo del colegio para llegar cuanto antes a casa y estar contigo, pero estoy ahí, siempre.
La verdad es que sigo siendo pequeñajo...pero eso es otra historia.
Tengo cientos de recuerdos hermosos, miles, pero de entre todos quizás me quede con las noches en las que siendo un niño me acostabas y dejabas la puerta de la habitación abierta y te oía trastear en la cocina y hablar con papá.
Aquella sensación de seguridad y de amor solo he vuelto a sentirla cuando conocí a la que ahora es mi mujer y supongo que de alguna manera, todas estáis conectadas.
En fin mamá, para mi todos los días son el día de la madre y no hace falta ponerle una fecha al reconocimiento para vuestra labor, porque es algo eterno y universal.
Espero llegar a ser lo que alguna vez soñaste mientras tejías patucos azules.
A mi manera, en una caravana, en el escenario o desde las páginas de un libro siempre te voy a recordar y siempre te querré.
Un beso.
Juan.