Viene y va, como un monstruo furtivo que escudriña desde las sombras,
marchitando a su paso cualquier forma de vida,
y corro a mirar dentro de mi,
porque temo que se esconda entre el dolor y la rabia.
Viene, y al arañarme las entrañas me hace gritar y llorar,
y cuando se marcha, me arrojo a la desesperación de saber que va a regresar,
esperando desnudo de valor y de sueños,
dormitando a ratitos en un colchón de nubes negras.
Es el amor y el desamor a la vez,
es la certeza de un momento terrible,
es la alimaña que se nutre de vidas,
es el nada de la palabra todo.
No quiero vivir alimentando sus larvas,
sino enfrentarlo de una vez por todas,
y hacerme una capa con su piel de lodo,
y un collar con sus dientes de azufre.
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