Esto es lo
que me tocó por dejarme convencer por el primero de entre nosotros. Hubo un
tiempo en el que estaba a la derecha del padre y mis alas eran de blanco plumón,
mi espada de fuego y me pasaba el día tocando la lira.
Pero la lealtad al líder de mi especie me llevó a la más dura de las caídas.
Ahora sufro
el destierro en el peor de los infiernos, que en contra de lo que algunos piensan
no es la imposibilidad de la razón, sino un lugar siniestro donde el presidente
de la comunidad compensa la gratuidad de la calefacción central con el más
miserable y triste de los vecindarios.Por mucho que Dante lo describiese jodídamente organizado en su "Divina comedia", el infierno es un caos de diccionario.
Antes, los
humanos me rezaban invitándome a ocupar cualquiera de las cuatro esquinitas de
sus camas y ahora llaman al exorcista de guardia o a seguridad, para que me expulsen a base de latinajos y
manguerazos de agua bendita y he pasado de ser una dulce compañía a un indeseable
ocupa. Me han cambiado la espada por un engorroso tridente y ya no toco ni las
palmas. Pero he decidido pensar en positivo y no volver a quejarme. De hecho,
ya me he afiliado a Stop Desahucios para que no se atrevan a echarme nunca más
y si lo intentan, que lo sepa la opinión pública y se les caiga la cara de vergüenza.
Lucifer me
ha destinado a España y era de lógica pues en este país de Cánovas y Sagasta,
de Madrid y Barsa y de fachas y rojos, ángel o demonio es una normal
diatriba. En España nunca me faltará el trabajo. Aquí entre corruptos,
terroristas, maltratadores, ladrones, sinvergüenzas varios y personajes de la
prensa rosa, tampoco me va a faltar diversión por los siglos de los siglos. Legiones de demonios han solicitado ocupar una
de las muchas almas que quedaron vacías y para entrar a vivir tras la lógica
crisis que sucedió al boom de la construcción, pero la Iglesia Católica no está
por conceder alegremente las licencias de ocupación y ahora son todos problemas,
papeles y pasar de un despacho a otro. Jodida burocracia espiritual.
Debí haberme
abstenido en aquella sesión de investidura celestial, me hubiese ahorrado
muchos problemas pero como siempre; me gustaban demasiado las causas perdidas y
me pasó factura el haberle dicho a Dios padre eso del “No es no, Señor y Dios padre. ¿Qué parte del no, no ha
entendido?”
No hace mucho quería ser un ángel negro y hay que tener cuidado con lo que se desea.
Pero a estas alturas de la existencia, que me quiten lo "bailao", lo bebido y lo "rezao"