Así se titula el libro de Corrado Augias (sobre aquel artista tan especial que fue Modigliani) que cierta personita me regaló el día del libro.
Es una edición en italiano y ella, sabedora de que quiero practicar y no olvidar este idioma y además, siendo una apasionada de la vida y obra de este artista, eligió el libro perfecto.
Modigliani llevó una vida muy dura en París, donde se trasladó para crear y compartir experiencias con grandes de su época como Toluse Lutrec o Picasso, ahí es nada.
Hombre de innegable magnetismo y atractivo, tuvo una serie de romances que terminaron en su matrimonio con una jovencísima estudiante parisina, de familia burguesa acomodada.
Impresiona leer que a la muerte del artista, su joven esposa, embarazada de su segundo hijo se quitó la vida.
No se puede dudar que esta pareja vivió una impresionante historia de amor y eso que Modigliani se destrozó la salud a base de alcohol y excesos y en ocasiones (según mi apreciación de lo leido en su biografia) estando evadido mentalmente y refugiado en los efluvios del alcohol, ninguneó e incluso ignoró a su amada.
Pero hay algo que está por encima de los malos momentos en la vida de una pareja y eso es el amor.
Me he obcecado durante años en encontrar el amor en diferentes mujeres con escaso éxito puesto que aunque en todas hallé algo que me transportaba a otro mundo y me mantenía en éxtasis, a la larga se fue apagando la llama.
Creo que no es necesario llevar las cosas al extremo como hizo Modiagliani pero desde luego no hay que ponerle límites a los sentimientos.
En ocasiones las cosas se presentarán difíciles en la pareja apareciendo diferencias de opinión, de necesidades vitales o de gustos y aficiones.
Todo eso es algo superfluo si hay amor verdadero y aunque asusta el saber que puedan surgir enfrentamientos y momentos desagradables, quedará solapado por algo que te hace volver una y otra vez a los brazos de la persona amada y que aún tratando de identificar exactamente lo que es y buscando ponerle nombre, no das con la definición exacta.
Modigliani simboliza lo más intenso de la vida. Modigliani vivió, amó y murió fiel a su necesidad creativa y navegó por los océanos más peligrosos y bajo las peores tormentas, pero nunca echó el ancla ni se quedó varado junto a un arrecife o en un puerto seguro.
No pretendo dar lecciones sobre nada y menos sobre el amor.
Lo único que he aprendido de la vida de este artista son dos cosas que espero interiorizar y no olvidar nunca: A)Los excesos se terminan pagando siempre y pueden destruir tu vida innecesariamente. B) Nadie puede decirte quien está hecho o no para ti y quien será tu pareja perfecta o por el contrario quien te hará sufrir.
Aún tengo que caerme y levantarme muchas veces y estoy dispuesto a ello, siempre y cuando no olvide ponerme el casco.
Vivir es disfrutar pero también sufrir y asumir riesgos.
No creo en los escritores malditos, siempre he renegado de ese concepto y considero un absurdo el tener que destrozarse la mente y la razón para crear la obra adecuada pues si no nace directamente de uno mismo, forzarla es impostar y adulterar lo escrito y de alguna manera es matar la sinceridad.
En fin...creo que me impresiona demasiado lo que leo. Eso es lo maravilloso de leer y este es una adicción de la que espero no tener que desengancharme nunca, de hecho cuando por circunstancias no he podido acceder a libros o bucear en blogs he experimentado un auténtico "mono".
viernes, 24 de abril de 2015
lunes, 20 de abril de 2015
Batallando con la vida.
Hace ya mucho tiempo escribí una entrada en este blog, que luego se llevó al libro de relatos que publiqué bajo el nombre "Historias para según qué días".
Aquella entrada se llamaba "Vínculos" y hablaba de lo sorprendente e intenso que es el vínculo entre una madre y sus hijos.
La vida es un continuo aprendizaje y aún hoy a mis cuarenta primaveras me sigue sorprendiendo e impresionando sobremanera ese caudal de amor que sienten y derrochan las madres.
Aunque todo se las ponga en contra, aunque pierdan a sus compañeros en la vida o se comiencen a encontrar mal de salud o de ánimo, una madre siempre va a hacer lo imposible para garantizar la felicidad de sus cachorros.
Ponen por detrás su propia felicidad y se concentran en conseguir la de aquellos que parieron entre molestas y dolorosas contracciones.
Pensar en aquel parto en el que llegué como jugador nuevo a esta partida, es de las pocas ocasiones en las que me alegro de no haber salido ni muy alto ni muy grande, era un niño normalito, muy inquieto pero normalito. De hecho me hizo gracia saber en su día que mi madre se puso de parto en el cine viendo una peli de risa, que premonitorio.
Supongo que como hijos solo tenemos la opción de tratar de hacérselo lo más sencillo posible y devolver parte de ese amor con el que se nos ha ido pavimentando el camino.
A la hora de batallar con la vida, de enfrentarse a los problemas y los miedos, el amor, en cualquiera de sus variantes se puede ajustar al torso como una de esas cotas de malla élficas que te protegen de todo menos de las llamas del dragón y los mordiscos del nazgul.
Es envidiable esa habilidad propia de las madres para conseguir encontrar fuerza y energía donde apenas queda.
Ya lo escribí antaño y vuelvo a hacerlo hoy convencido de que es una gran verdad: La madre es el único tesoro que tenemos los pobres. Además es de las pocas cosas por las que no tenemos que tributar ni hay que declarar como artículo de lujo.
Se que todas las madres que conozco darían la vida por sus hijos y yo, como la mayoría de los hijos que conozco, mataría por mi madre.
sábado, 11 de abril de 2015
Impresionado y admirado.
La primera vez que lo vi, hace ya más de un año, quedé completamente impresionado por la belleza y la fuerza de sus versos y por lo terriblemente triste que debía de sentirse este poeta cuando lo escribió.
Ahora he comprendido que es un poema que habla de algo tan esperanzador, como que a través de su amor por ella encontró una forma de vivir con su trastorno de manera más normal y que de alguna manera incluso el estar enamorado atenuó en parte sus obsesiones. Luego el amor es una medicina estupenda a veces, aunque no es un tratamiento definitivo contra nada, si no un paliativo que funciona si crees que puede funcionar, casi como un placebo.
Vale, ella se terminó marchando, esas cosas pasan a menudo, pero seguro que si vuelve a enamorarse descubrirá que de nuevo es capaz de ponerle freno a lo que le desespera.
Este joven poeta declama sus versos con auténtico sentimiento y al que no le encoja el corazón, es que o no lo tiene o lo tiene solo para bombear sangre.
Siempre he afirmado que la poesía se me resiste, para mi desgracia. He escrito varios poemas, pero nunca de esta sensibilidad ni de esta belleza.
La literatura comprende un abanico muy grande dentro de los campos de la creatividad pero creo que escribir algo así, tiene que ser realmente gratificante.
Lo que está más que claro es que no hay nada que pueda acallar esa necesidad de crear y aunque desde luego hay escritores con verdaderos problemas físicos o psicológicos, cuando tienes esa pulsión dentro de ti, terminarás sabiendo sacártela fuera y compartiéndola con aquel que quiera leerte.
Gracias a Dios ya no tengo limitaciones físicas para escribir y las psicológicas hace meses que me permitieron volver a sentarme ante el teclado con mayor o menor fortuna, pero desde luego me considero muy afortunado por poder sacarme de dentro tantas y tantas cosas.
Hay emociones y sentimientos que si no los saco a que vean la luz, se me terminarán pudriendo en el alma.
Por eso llevo tantos años escribiendo y por eso abrí este blog, por salud.
ved este video si no lo habéis visto ya y seguro que a partir de que termine vais a comprender muchas cosas, entre ellas el porqué soy tan prolífico.
Tengo demostrado que la literatura salva vidas y os aseguro que no es una frase hecha.
domingo, 5 de abril de 2015
Somos lo que hemos mamado
Me he dado cuenta de que hace ya tiempo adopté la costumbre de acompañar muchas entradas de este blog con videos musicales más o menos relacionados con el tema que trataba.
Logicamente tiraba de la música que escucho en casa, esté escribiendo o no.
Algunos temas tienen además un plus personal para mi, ya que son de grupos a los que me siento muy unido por motivos personales además de por su música, como es el caso de Cosmic Birds, XXL y algunos más cuyos componentes he tenido la suerte de conocer en persona.
Obviamente no es el caso de Black Crowes, pero me los descubrió hace ya muchos años un buen amigo murciano, guitarrista que tras haber pasado por diversas formaciones y estilos de lo más variados, haber estudiado arquitectura y vivido en diferentes ciudades del mundo, se ha convertido en Lutier y costruye sus propias guitarras.
El bueno de Cesar siempre vivió la música de una forma muy personal y eso le dio un estilo tan particular en todo, que se hizo querer desde el principio.
Además de su amistad, le agradezco mucho el haberme presentado a su hermano y a la que ahora es su cuñada, con quienes viví algunos de los mejores momentos de mi vida...y los que nos quedan.
Digamos que no tengo un estilo musical preferido o que soy muy ecléctico, como dicen aquellos que bucean en todas las aguas.
Siempre me gustó Sinatra, y cuando escuché uno de sus temas versionado por "Los pichas rondilleros", supe que sería la canción de mi vida.
Macaco fue mi seña de identidad durante mucho tiempo y de hecho hay amigos que aún me lo echan en cara.
"El Bicho" también me caló muy profundo y de la mano de mi amigo Rafulas, descubrí a los grandes del Hip-Hop nacional.
Por formación y herencia familiar soy un apasionado de la música clásica o "música culta" como me enseñaron a decir en la carrera que estudié, que no fue otra que "Educación musical" visto que el "Derecho" y yo no terminábamos de entendernos.
He tenido la suerte de crecer en una casa donde abundaban los libros y los discos y mis progenitores tenían un gusto exquisito tanto en una cosa como en la otra, por lo que entre lo mamado en casa y lo ofrecido por los amigos, me ha resultado muy difícil definirme musicalmente.
Lo bueno de todo esto es que disfruto lo mismo en un concierto de flamenco, de tangos, de Hip-Hop, de Rock o de Funki, aunque ya lo de bailar es otra historia.
Siempre puse como excusa aquella novela de Norman Mailer: "Los tipos duros no bailan" para tratar de enmascarar de forma creíble mi ausencia de gracilidad y armonía bailando.
No pasa nada, ritmo tengo, llevo años aporreando diversos instrumentos y como dice aquel "toco muchas cosas, ninguna bien, pero toco"
Vuelvo a citar a los amigos y como me dijo uno de ellos hablando de teatro: "en escena, lo que no suma, resta".
Creo que en la música todo suma siempre y el escuchar de todo aumenta la sensibilidad y si pones banda sonora a tu vida, la peli resulta mucho más interesante.
Cuando literatura y música se dan la mano uno puede disfrutar de cosas tan chulas como Annabel Lee de E. A. Poe, por Radio futura.
jueves, 2 de abril de 2015
Estás recordando el pasado y lo sabes.
Ayer mismo compré el último trabajo de Macaco en CD (sip...soy de los que se compran los discos y los libros en vez de piratearlos, rarito que es uno) y al escuchar esta versión del "Me olvidé de vivir" me saltó una alarma emocional en el acto.
No he podido evitar reconocer mi pasado reciente en este tema y me he dado cuenta de que lo que yo pensé que era una espiral de errores muy personal, resulta que es algo más viejo que la tos.
A ver si dejo de considerarme tan especialito y exclusivo,que no pasa nada por ser uno del montón.
"De tanto cantar al amor y a la vida, me quedé sin amor una noche de un día"
Cometo el error de trasladar todo lo que siento a mis textos y eso a la larga hace que no disfrute de lo que puedo experimentar en la vida real, parece que disfruto más hablando de lo enamorado que estoy cuando lo estoy, que del amor en si.
"De tanto correr por la vida sin freno, me olvidé que la vida se vive un momento" y me pegué una serie de buenas ostias y la más grave no fue con la Vespa.
Antepuse muchas cosas innecesarias a la felicidad, pensando que era la forma de conseguirla, pero como me dijo el otro día la sonrisa que más me dolió perder (metafórico que es uno además de rarito) "la felicidad está en nosotros mismos, no es una meta".
Como dice la canción, "traté de robarle a mis noches el sueño" y durante una época no sabía exactamente disfrutar de las noches, ni de los días, simplemente necesitaba que cada jornada tuviera un mínimo de 30 horas para poder ser el mejor en mi trabajo, en el amor, en mis proyectos literarios, en mi entorno social y en mis aficiones. Claro, eso fue un puto error, uno más.
Me olvidé de vivir hasta tal punto que casi me quedo sin hacerlo y ahora me está costando volver a hacerlo de una forma natural.
Cómo me dijo un buen amigo(yo prefiero citar a mis amigos en vez de a los clásicos, en primer lugar por proximidad y en segundo lugar por evitar volverme un pedante) "te has caído de la bici y ahora has vuelto a subir y te está costando unirte al pelotón, pero sigue pedaleando".
Estaba tan concentrado en fabricarme una vida perfecta que perdí a la mujer con quien podría haber sido muy feliz si le hubiese dado la oportunidad, perdí el impulso inicial para situarme en una buena posición laboral y perdí la seguridad en mi mismo.
No me lo perdono.
Una de las frases de la letra de esta canción con la que más me identifico es "Ya no soy como ayer, ya no se lo que siento" y os aseguro que eso es una puta mierda.
"Hoy me toca llorar, yo que siempre reía".
Menos mal que tengo la suerte de que hay muchos a mi alrededor que me están recordando lo importante de la vida y al igual que he ido recuperando la memoria poco a poco y ya tengo otra vez casi todas las carpetas de archivos en el disco duro, estoy aprendiendo de nuevo de que va este juego.
Los errores del pasado ahí estarán siempre y sé que de alguna manera me acompañarán el resto de mi vida, pero ahora trato de hacer las cosas lo mejor posible y no anteponer los caprichos a algo tan necesario como el sentirse pleno y moralmente satisfecho.
Es cierto que trato de abstraerme de mi mismo a la hora de escribir en mis novelas (estoy revisando la primera y trabajando en la segunda) y me ayuda mucho el sentarme a desahogarme en el blog de vez en cuando, porque aquí soy yo y no me pongo ni reglas ni límites ni frenos cuando escribo.
De hecho puedo escribir sobre cualquier cosa que se me pase por la cabeza, tratando eso si, de no saturar ni aburrir, si no de compartir experiencias con los lectores.
Puede que alguno de los que me lee esté pasando por un momento similar y si mis reflexiones pueden venir bien, mejor que mejor, aunque cada uno somos un mundo y no tengo la solución a ningún problema, ni tan siquiera sé muy bien como solucionar los mios.
Trato eso si, de ser variado al menos en los acompañamientos musicales.
martes, 31 de marzo de 2015
Pasa la vida
Pasa la vida y lo que cuenta es que siga pasando, aunque a veces se vaya por un tiempo a publicidad, cualquier cosa antes de que coloquen el cartelito de "Fin".
Hoy mi hermana pequeña ha cumplido 28 primaveras y esta misma tarde me he enterado de que ha fallecido el padre de un amigo.
Unos vienen, otros se van y otros contra todo pronóstico, siguen.
El tiempo pasa y la vida también, inexorablemente unimos una cosa a la otra pues vivir es consumir de la mejor forma posible el tiempo que se te ha adjudicado.
Aún recuerdo la noche en que nació mi hermana. Acojona empezar a manejar estas cifras, me siento algo carroza dado en que en aquel tiempo yo ya era un adolescente.
Una vez mi amigo Campu trató de explicarme la teoría de los grandes números y aunque puse atención y él es un gran pedagogo, no puedo evitar ser de letras puras, por lo que no me terminé de enterar muy bien.
No hace mucho hablaba de que conservo algunas amistades desde hace más de 30 años.
Me sigo viendo como un tipo joven con toda esta segunda temporada por delante y manda cojones, no se que anuncio echaron cuando me fui a publicidad pero espero que fuera de algo realmente chulo.
Como me dijo mi padre a los 13, adolescente viene de adolecer, es decir, estar falto de.
En ese sentido creo que sigo siendo un adolescente porque estoy a falta de muchas cosas, de muchas.
He vivido 40 añazos y he aprendido unas cuantas cosas. Digamos que he adquirido conocimientos y he disfrutado con muchas experiencias, he viajado, he amado, he sufrido, he hecho cosas interesantes y me he realizado en muchos textos, pero creo que aún tengo mucho que vivir y que aprender.
Creo que la ignorancia es atrevida, pero más atrevida es la soberbia del que se siente ya de vuelta de todo.Aquel que llegue antes que yo a donde sea, que toque la pared y diga eso de "por mi y por todos mis compañeros" y después ya podremos presumir de lo que queramos, pero en igualdad de condiciones.
Desde el principio de los tiempos los ancianos eran el pilar de la comunidad y los miembros de los clanes, las tribus o de los sistemas en que se organizaban, se sometían a las decisiones de aquellos "consejos de ancianos" que dada su experiencia vital, podían ayudar a los demás.
Hoy en día se aparta a las "personas de edad" y o bien se les recluye en sus casas con sus familias (en el mejor de los casos) o se les interna en residencias o centros de mayores.
Tenemos mucho que prender de nuestra historia, creo que el progreso no son solo los avances científicos o tecnológicos.
Progresar es también no repetir los errores del pasado.
Igual si que me estoy haciendo mayor y no por encontrarme achacoso precisamente, si no porque ahora pienso mucho todo y trato de ser prudente y reflexivo. Eso si, me estoy volviendo a dejar el pelo largo, reivindicando la juventud perdida.
Quiero seguir aprendiendo, sintiendo, acertando o equivocándome.
Quiero seguir y se me ha dado esa oportunidad, así que pienso aprovecharla.
Hoy me ha dado por filosofar, im zorry, pero como este es mi blog no voy a cortarme en exceso.
En cualquier caso no me pondré a darle lecciones de nada a nadie, no estoy capacitado para eso y no va con mi estilo.
Cada uno somos nuestras vidas, nuestras elecciones y nuestras circunstancias.
Yo la he cagado muchas veces...y las que me quedan.
Que cada uno lo haga lo mejor que pueda o lo mejor que sepa.
lunes, 30 de marzo de 2015
Muy oportuno, cambio y corto.
Pues con este texto creo que cerraré esta mini serie de textos escritos con un fin en particular, más allá del mero placer de escribir, aunque tengo en el archivo otros textos escritos para cosas similares.
De ahí no se me escaparán.
Digo que muy oportuno porque en él hago referencia a algo tan de mi tierra como su Semana Santa.
Espero que os guste.
De ahí no se me escaparán.
Digo que muy oportuno porque en él hago referencia a algo tan de mi tierra como su Semana Santa.
Espero que os guste.
Apenas he tenido tiempo para dejar la maleta en la que fue
mi habitación durante muchos años, en casa de mis padres.
Llego algo tocado del vuelo, no se si es Jet Lag o que me
han sentado mal los cuatro gintonics que me he apretado para tratar de adormecer
al bichito que se nutre de mi miedo a volar.
Doce horas de vuelo son muchas horas, las necesarias para
cubrir la distancia que separa la necesidad del deseo.
Deseo de volver con los míos, a mi tierra, de abrazar a mis
padres, de respirar el humo que emana de los hachones de los cofrades que
caminan descalzos por la calle Angustias, acompañando a la virgen al compás de
tambores y cornetas.
Necesidad, la que me llevó a buscarme el cocido en una
aséptica fábrica de una aséptica ciudad, de un aséptico país que nada tiene que
ver con el mío.
Ha sido muy duro, pero todo cambia al levantar la vista y
encontrarme con la impresionante fachada de Santa Maria de la Antigua.
Apenas una semana para empaparme de mi esencia y recargar
baterías.
Para escuchar la lengua de Delibes en boca de mis paisanos y
deleitarme con lo sencillo de las palabras.
Apenas una semana para pasear por la plaza mayor, por la
calle Santiago, por el Campo Grande, reconociendo rostros familiares, de aquí,
de toda la vida, de la vida que he tenido que dejar atrás, aunque un arsenal de
recuerdos de esa vida se vinieron conmigo en el equipaje de mano, sin facturar,
sin declarar ante el agente de aduanas.
La catedral, iluminada, siguiendo la corriente de un río de
luz que me arrastra por las calles del centro.
A través de los cristales puedo ver a mis amigos.
Ya están todos dentro de la Malauva, esperándome, charlando
con una copa de vino en la mano.
Me demoro aún un par de minutos antes de entrar, disfrutando
de lo agradable que es ver lo que me aguarda dentro del local.
Hace casi dos años que dejé Valladolid, parece que fue ayer,
aunque en Canadá, cada día acostumbra a tener treinta o cuarenta horas.
Aquí el tiempo corre veloz.
No quiero perder un ni segundo más.
Los abrazos son un bálsamo perfecto para un corazón cansado.
Alguien me acerca una copa de Hito, joder… como he echado de
menos chatear con los amigos.
El primer trago de Ribera del Duero me confirma lo único que
ahora importa: ya estoy en casa.
sábado, 28 de marzo de 2015
Maridando, que es gerundio.
Pues en efecto sigo con esta pequeña serie de textos escritos para aquellas catas en las que se maridaban (sé que mucha gente aborrece esta palabra, pero es la adecuada en esta ocasión) vinos de Emilio Moro, tapas de autor de Alberto Soto (chef de Cepa 21 y mejor cocinero del año de Castilla y León) y textos mios escritos para la actividad.
Este en concreto está dedicado al restaurante de Alberto que lleva el mismo nombre de la bodega donde se encuentra y decidí darle un toquecito de humor, puesto que los escritos para acompañar a los otros vinos eran algo más seriotes.
Sorpresita final, que siempre mola.
Espero que os guste.
Este en concreto está dedicado al restaurante de Alberto que lleva el mismo nombre de la bodega donde se encuentra y decidí darle un toquecito de humor, puesto que los escritos para acompañar a los otros vinos eran algo más seriotes.
Sorpresita final, que siempre mola.
Espero que os guste.
Lo tengo todo pensado:
Por la mañana un ramo bien gordo, que se lo lleven a la
oficina, que se lo entreguen delante de todos los compañeros, de los de
60eurazos, con una tarjeta bonita, dos o tres frases, sin ser ñoño, pero yendo
al grano.
Quedaré con ella sobre la una del mediodía y me la llevaré a
comer a Cepa21, es una apuesta segura si la quiero impresionar.
Antes un brindis, que nos descorchen una botella del roble, así
para abrir boca, barricas francesas y americanas,
denota clase y acierto.
Entre plato y plato una conversación frugal pero animada,
sin espacios en blanco, que vea que soy un tipo resolutivo, cultivado e
inteligente, aunque se de buena tinta que no debo resultar cansino, si lo hago
saldrá corriendo y lo echaré todo por tierra.
Tengo que buscar la manera de introducir miraditas cómplices
y alguna sonrisa canalla.
A ellas les encantan los canallas, pero sin pasarme, que no
piense que soy un vividor o un sinvergüenza…descubriría el pastel.
Tengo que irla seduciendo poquito a poco, con aplomo, con
suavidad también, he de ganármela antes de los postres, entonces, cuando la
tenga completamente entregada llegará el gran momento.
¡¡¡Tiemblo al pensarlo!!!
Otra botella, esta vez un rosado, el rosado invita a la cercanía,
es atrevido y juvenil y va estupendamente con los postres.
Que beba, que los efluvios del vino la desnuden de esa
seriedad tan suya.
He hablado con Alberto, el chef, es coleguita mío y me va a
echar un cable.
A una señal, la maitre nos invitará a pasar a un reservado
donde estará todo dispuesto: la iluminación perfecta, una música suave, la
intimidad y el ambiente que requiere la gran pregunta.
Que nervios.
¿Y si me dice que no?¿Qué hacer?
No quiero ni imaginarlo, no podría vivir sin él Si.
Me armaré de valor, la agarraré de la mano y clavaré en sus
pupilas mis pupilas azules, a lo Becker, con un par.
Aprovechando la magia del momento, y con la mejor de las
pronunciaciones soltaré la gran cuestión, la que marcará durante muchos muchos
años el devenir de mi vida:
"Señora directora, si accediera a concederme la hipoteca, me
haría usted el hombre más feliz de este planeta".
No puedo fallar.
Aunque manda cojones…a lo que hemos tenido que llegar.
jueves, 26 de marzo de 2015
Mi particular trago de vino.
Malabrigo.
El potro pinto, extenuado por la galopada y picado en el
abdomen por los espuelazos de Malabrigo terminó derrumbándose junto a una loma,
en las afueras de Curiel, desmontando en la caída a su jinete.
El bandolero no le culpa, aquel caballo acaba de salvarle la
vida.
Si el escuadrón de dragones franceses llega a atraparle,
hubiera corrido la misma suerte que el resto de su partida.
“Patillas”, “Saltacharcos”, “Curita” y “Mataviejos” ya no
volverán a calentarse junto al fuego en las frías noches de niebla y guerrilla.
No volverán a compartir la bota, entre juramentos,
blasfemias, risas y maldiciones.
Los gabachos se han llevado por delante a muchos mozos de
los pueblos vecinos, algunos, como él, decidieron echarse al monte y jugar los
naipes que les repartieron de la mejor manera que entendieron, a navajazo
limpio, buscando el hueco entre las trabillas de las corazas francesas,
hundiendo junto a la hoja mellada de la navaja, la rabia de un pueblo hastiado
de invasores.
El piafado del caballo moribundo le devuelve a la realidad,
alejándole del recuerdo de los compañeros caídos.
Tiene que buscar refugio pronto, la noche cae, y los
dragones continuarán batiendo la zona al menos un par de días más.
Con delicadeza, libera al animal de la silla y rápidamente
realiza un inventario de víveres y armamento.
Medio queso de oveja, unas salchichas, algo de pan duro, dos
roscas de anís, cuatro cargas de trabuco, su navaja de seis muelles y algo más
de tres cuartos de la bota de tinto.
Es un buen vino, de la zona.
Criado a golpe de frió y lluvia, de sudor campesino, de
corazón español y sol de primavera.
Madurado entre barricas, poderoso y espeso.
Inclina la cabeza hacia atrás y deja que el chorro le
refresque la polvorienta garganta.
Traga despacio, saboreando.
-Jodios franceses…la que os voy a dar en cuanto reuna otra
partida-piensa para si.
Juro por mis muertos que hasta que no estéis todos de vuelta
al otro lado de los pirineos, o bajo dos palmos de tierra española no voy a
dejar que durmáis una noche tranquilos-
No quiere gastar un disparo con el pobre pinto, además los
franceses podrían escuchar la detonación, así que abre la navaja y se tumba
junto a la cabeza del fiel caballo, que parece conocer la suerte que le aguarda
y agoniza resignado.
El bandolero, le acaricia las crines con la poca dulzura que
reservan sus ásperas manos curtidas durante años de vendimias y manchadas con la sangre de docenas de
hombres.
Desliza con suavidad y precisión cirujana la hoja de lado a
lado de la garganta del animal, con un tajo rápido y misericorde.
El bicho deja de sufrir, a él se le cae la última lágrima
que le quedaba, la que reservaba para el día en el que España se librara de
extranjeros, la que le iba a regalar a su novia al volver al pueblo.
Se amorra al caño de la bota y deja pasar una buena medida
de tinto.
Carga la silla de montar, la manta y los enseres y se pierde
por las laderas del monte, en busca de cobijo.
Mañana será otro día.
En esta ocasión se trataba de unas catas en las que se maridaban (palabrita de moda) vinos de Emilio Moro, tapas de autor de Alberto Soto (mejor cocinero del año de Castilla y León) y textos mios escritos par la ocasión.
Este texto lo escribí para leerlo mientras los asistentes cataban un vino llamado Malabrigo, de excelente sabor y categoría y traté de estar a la altura, aunque no pude evitar que afloraran mis raíces a la hora de escribir.
Espero que os guste, ire´colgando el resto de los textos que se leyeron en las vinotecas Malauva de Valladolid, Madrid y Palencia.
Fue una experiencia increíble, mis tres grandes pasiones juntas.
martes, 24 de marzo de 2015
Ha sido niño.
Lo que si que tengo claro es que mi era ha parido un corazón y he acudido corriendo para evitar que se cayera el porvenir.
Ya no es solo que me encuentre recuperado al 99 por ciento, es que he descubierto un Juan más válido que el anterior y ahora estoy dispuesto a quemar el cielo si es preciso, por vivir.
Hay que ver este Silvio, no para de poner palabras en mi boca.
Era lógico que uno de sus temas formara parte de aquel espectáculo que monté con mi querido amigo y pianista de confianza Oscar Lobete.
En aquel "Canciones para una noche en vela" Oscar y yo revisamos la música y las letras de algunas de las canciones que nos marcaron la vida y que acuden a nuestras cabezas las noches que nos cuesta dormir y estamos intranquilos por el motivo que sea.
El "ojalá" de Silvio fue una de las canciones que pasamos por nuestro filtro particular para ofrecer una visión muy personal y diferente, eso si, desde el mayor de los respetos.
Estoy en un momento de cambios y quiero que esos cambios sean a mejor.
Al rascar mi boleto encontré un maravilloso "sigue jugando" y pienso jugar y terminar la partida de la mejor forma posible.
Ahora me siento como si hubiera pasado a otra categoría donde ya no valen las excusas que he puesto en tantas ocasiones, ahora solo vale que lo dé todo a cada momento.
En el amor, en la familia, en la amistad y en el trabajo.
Quiero entregarme a lo que me hace sentir vivo y seguramente no pueda evitar escribir sobre ello cada día, aunque no lo publique aquí ni en ninguna otra parte.
Lo escrito queda y puedo volver a perder la memoria otra vez pero no perderé mis textos.
Como escribió mi padre una vez en su dedicatoria en aquel libro en blanco que para tal efecto me regalaron durante la presentación del primer libro que me editaron hace ya tres años: "Escribir es una forma de fijar el pensamiento".
Hay muchas cosas que quiero hacer a lo largo de mi vida, una de las más importantes es fijar el pensamiento, otra es dejar el mejor de los recuerdos cuando me despida definitivamente.
Se han terminado los miedos y las dudas, estoy decidido a ser quien quiero ser aunque vuelva a tropezar.
Sé que volveré a levantarme y aunque renqueando, alcanzaré mi meta.
Quiero ser buen escritor y mejor persona. Ambas cosas implican esfuerzo y sacrificio pero estoy dispuesto a ello.
Ahora me tomaré un vinito en la celebración del bautizo de ese corazón que ha parido la era.
Va por ustedes.
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