Ayer mismo compré el último trabajo de Macaco en CD (sip...soy de los que se compran los discos y los libros en vez de piratearlos, rarito que es uno) y al escuchar esta versión del "Me olvidé de vivir" me saltó una alarma emocional en el acto.
No he podido evitar reconocer mi pasado reciente en este tema y me he dado cuenta de que lo que yo pensé que era una espiral de errores muy personal, resulta que es algo más viejo que la tos.
A ver si dejo de considerarme tan especialito y exclusivo,que no pasa nada por ser uno del montón.
"De tanto cantar al amor y a la vida, me quedé sin amor una noche de un día"
Cometo el error de trasladar todo lo que siento a mis textos y eso a la larga hace que no disfrute de lo que puedo experimentar en la vida real, parece que disfruto más hablando de lo enamorado que estoy cuando lo estoy, que del amor en si.
"De tanto correr por la vida sin freno, me olvidé que la vida se vive un momento" y me pegué una serie de buenas ostias y la más grave no fue con la Vespa.
Antepuse muchas cosas innecesarias a la felicidad, pensando que era la forma de conseguirla, pero como me dijo el otro día la sonrisa que más me dolió perder (metafórico que es uno además de rarito) "la felicidad está en nosotros mismos, no es una meta".
Como dice la canción, "traté de robarle a mis noches el sueño" y durante una época no sabía exactamente disfrutar de las noches, ni de los días, simplemente necesitaba que cada jornada tuviera un mínimo de 30 horas para poder ser el mejor en mi trabajo, en el amor, en mis proyectos literarios, en mi entorno social y en mis aficiones. Claro, eso fue un puto error, uno más.
Me olvidé de vivir hasta tal punto que casi me quedo sin hacerlo y ahora me está costando volver a hacerlo de una forma natural.
Cómo me dijo un buen amigo(yo prefiero citar a mis amigos en vez de a los clásicos, en primer lugar por proximidad y en segundo lugar por evitar volverme un pedante) "te has caído de la bici y ahora has vuelto a subir y te está costando unirte al pelotón, pero sigue pedaleando".
Estaba tan concentrado en fabricarme una vida perfecta que perdí a la mujer con quien podría haber sido muy feliz si le hubiese dado la oportunidad, perdí el impulso inicial para situarme en una buena posición laboral y perdí la seguridad en mi mismo.
No me lo perdono.
Una de las frases de la letra de esta canción con la que más me identifico es "Ya no soy como ayer, ya no se lo que siento" y os aseguro que eso es una puta mierda.
"Hoy me toca llorar, yo que siempre reía".
Menos mal que tengo la suerte de que hay muchos a mi alrededor que me están recordando lo importante de la vida y al igual que he ido recuperando la memoria poco a poco y ya tengo otra vez casi todas las carpetas de archivos en el disco duro, estoy aprendiendo de nuevo de que va este juego.
Los errores del pasado ahí estarán siempre y sé que de alguna manera me acompañarán el resto de mi vida, pero ahora trato de hacer las cosas lo mejor posible y no anteponer los caprichos a algo tan necesario como el sentirse pleno y moralmente satisfecho.
Es cierto que trato de abstraerme de mi mismo a la hora de escribir en mis novelas (estoy revisando la primera y trabajando en la segunda) y me ayuda mucho el sentarme a desahogarme en el blog de vez en cuando, porque aquí soy yo y no me pongo ni reglas ni límites ni frenos cuando escribo.
De hecho puedo escribir sobre cualquier cosa que se me pase por la cabeza, tratando eso si, de no saturar ni aburrir, si no de compartir experiencias con los lectores.
Puede que alguno de los que me lee esté pasando por un momento similar y si mis reflexiones pueden venir bien, mejor que mejor, aunque cada uno somos un mundo y no tengo la solución a ningún problema, ni tan siquiera sé muy bien como solucionar los mios.
Trato eso si, de ser variado al menos en los acompañamientos musicales.
4 comentarios:
Ya sabes cómo es la vida, ensayo y error. Todos la cagamos, yo misma podría dar varias clases magistrales sobre cómo equivocarse, pero equivocarse a lo grande. Y de la misma forma, todos nos perdemos en el camino.
La cuestión es echarle narices (por no decir otra cosa) y seguir pedaleando como dice tu amigo. Si dejas de hacerlo por temor a volver a caer, ya te has hundido.
Tienes razón, hay que seguir dando pedales aunque a veces sientas calambres en las piernas por el esfuerzo o aunque acojone el volver a caerse.
Ninguno estamos libres de cometer errores, errar es muy humano y no quisiera privarme de mi humanidad en pos de la perfección. Que le jodan a la perfección.
Lo que escuece es saber en que la has cagado y cuando, sobre todo si han sido errores evitables.
En cualquier caso seguiremos ensayo error, ensayo, error hasta que acertemos.
Eso es vivir y no me quiero olvidar otra vez.
Hola, Juan. Menos mal que ahora un intelectual de primera ha dicho que vivir en el presente sólo es vivir en la cárcel del pensamiento, después de tantos libros tipo EL PODER DEL AHORA y vivir sólo en el presente y no mirar atrás cómo dicen Punset y Rojas Marcos. Ahora por fin nos hemos dado cuenta--fuera modas--de que el hombre tiene muchas dimensiones y se le apetece volver al pasado, nada hay de malo en ello.
Sigo trabajando vendiendo oro:
http://oro-blog.blogspot.com.es/2015/04/el-mejor-momento-de-la-historia-para.html
Volver al pasado es una forma de hacer "turismo de interior" que se lleva bastante.
La carcel del pensamiento es de las pocas prisiones donde podría cumplir condena sin miedo a que me dieran un palizón o algo peor en las duchas.
Suerte con el oro, digamos que los alquimistas del presente no han evolucionado demasiado y siguen sin saber como transformar el plomo en oro.
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