El caso es que te has quedado dormida y harto de esperar abajo, he subido a despertarte y ahora no me atrevo.
Estas tan bonita en la placidez del sueño que sería casi hasta un crimen arrancarte de los brazos de Morfeo.
No te quiero en brazos de nadie, te quiero solo para mi pero eso no será excusa suficiente para devolverte al mundo de los despiertos.
Solo puedo admirarte en tu hermosura, pequeñita, ya tengo claro que solo podías ser un hada o ninguna otra cosa.
Respiras muy despacito y en ocasiones frunces el ceño involuntariamente, luego debes de estar soñando algo más complejo de lo que vienen a ser mis sueños diarios, siempre con piratas o con princesas indias.
Eres tan especial que incluso en esta situación me rindo a tu supremacía, por mucho que lo intente nunca estaré a tu altura, solo seré un niño confuso y perdido al que no le ha quedado otro remedio que crecer.
A veces cacareo y tiro de daga pero soy de naturaleza tranquila y me asusta enfrentarme a sentimientos como este del amor, para el que no se me ha preparado, no se si alguien lo está realmente pero bueno, eso es parte de esto de la vida adulta.
En cualquier caso solo quiero volar a tu lado, si no me acompañas tu, prefiero volar solo.
Acabas de pestañear y estirar los brazos en un bostezo ya estás de regreso, eres la chica más bonita que he visto nunca y el solo acto de contemplarte en silencio me inunda de placer el alma.
Despierta no te asustes, soy yo, Peter, nunca te haría el más mínimo daño antes preferiría que me ensartase Garfio en su sable, no podría vivir sabiendo que te he generado el más mínimo dolor.
Despierta pequeñita, eres preciosa y todo lo que puede soñarse en una mujer.
Nos esperan muchas aventuras, muchas nubes y estrellas y muchas noches al calor de la hoguera.
Despierta, te ofrezco una vida repleta de momentos especiales, tan especiales como todo lo que generas en mi.