Pues es curioso que mi super héroe favorito desde hace años fuera Logan,un tipo algo hosco, salvaje y más conocido como Lobezno.
Según una de mis hermanas debo de tener algún tipo de "gen Lobezno" dada la rápida y asombrosa recuperación desde aquel puto accidente.
No tengo ni un gramo de amianto en mi cuerpo, suficientes sustancias cancerígenas me meto ya con cada pitillo.
Tampoco poseo ese lado tan animal, nada de lobo, en cualquier caso algo de gato y no por el sigilo, si no por la capacidad de hacerse al entorno superando los molestos cambios.
Nunca he sido un tipo duro, soy de naturaleza más bien sensible y en cuanto a lo de hosco, siempre me han considerado un chaval simpático y he tratado de ser lo más amable posible. Si peco de algo es de "bien queda".
He aprendido a atribuirle mis fracasos y mis anhelos a una especie de "alter -ego" sobre quien acostumbro a escribir.
Campanilla no es ni más ni menos que todo lo que he amado como hombre y en ella recuerdo centenares de noches con diferentes historias de amor y diferentes nombres, aunque sus ojos verdes iluminarán mi pasado, mi presente y mi futuro.
Ahora Peter Pan está viviendo el romance al que no me atrevo a enfrentarme y como el que escribe soy yo, le concederé la gracia de un final feliz.
Lo que está claro es que la vida real es dura, mucho, nunca imaginé cuan dura podía serlo hasta hace escasos años que comenzaron las verdaderas zancadillas vitales.
El record de dureza lo he experimentado este año, al perder al que sin duda ha sido mi amor más real, al destrozarme contra el suelo tras caer de la jodida moto y al perder al hombre a quien más he admirado nunca, mi padre.
Ahora todo eso ya es pasado.
Tengo la inmensa fortuna de vivir, contra todo pronóstico y sin ningún tipo de alteración física o genética en un laboratorio clandestino.
Noto cambios en mi. Siempre fui un tipo muy vital para quien el día carecía de las horas necesarias y la cuenta corriente de la cantidad oportuna para mantenerme en juego constantemente.
Cientos de amigos, de planes, de fiestas de actividades, cientos de excusas para no parar en casa y de paso para dejar escapar aquello que no llevaba mi ritmo.
Mucho trabajo, mucho y además encantado de haberlo conseguido y deseoso de ser el mejor en mi campo.
"¿Tu nunca descansabas?" (me preguntó la neuróloga durante la rehabilitación)"Muy de vez en cuando me caía de cansancio y no podía seguir hasta que no dormía unas cuantas horas"contesté yo.
Respuesta algo difusa, como mi lesión.
He aprendido a descansar, me he vuelto un señor prudente y responsable, excesivamente celoso de las normas de conducta y de la moral.
Creo que me gusta escribir sobre un Peter Pan valiente y audaz, porque me veo a mi mismo algo apocado y temeroso de los hados.
Yo quiero volver a ser aquel tío "echau palante" y comerme el mundo one more time.
"Todo llegará" "poco a poco" y "no tengas prisa" son mis directrices desde hace meses.
Este miedo a todo está haciendo que pierda entre otras cosas un cariño muy especial de una mujer muy especial, que pierda autoestima y la capacidad de enfrentarme a los problemas como antaño, entre risas y pensando más en como celebrar que los solucioné que en los problemas en si.
Mi mayor audacia desde hace semanas es esta, ponerlo por escrito.
Lo que si que he aprendido es que aunque pueda considerar que este tiempo ha sido duro, no es ni con mucho, más duro que el tiempo por el que pasan millones de personas a mi alrededor.
No puedo ni quiero compararme con nadie, son muchos los que arrastran su dolor y viven con él, los que pierden a seres queridos y los que experimentan cambios en su vida.
La putada es que yo hay algo que conservo por completo y es la necesidad de escribir.
Puede que esto sea un tipo de exhibicionismo como muchos otros, aunque no necesite una gabardina ni unas gafas de sol.
Simplemente me siento y escribo.
Hoy he decidido que se acabo, que de una puta vez voy a ponerme de pie y voy a pelear por lo que quiero, aunque no lo consiga, pero recibo tanto de tanta gente que creo que lo mínimo es demostrar que todo lo que me han dado me ha devuelto la ilusión.
Sacaré mis garras y me arrancaré la camisa si es necesario, pero a partir de hoy 7, no, 8 de enero, voy a recuperar mi vida por completo.
Seguiré echando de menos a los que ya no están, pero se que también yo habré de marcharme cuando toque y con suerte me reuniré con ellos, en Andrómeda, el cielo o en un hormiguero gigante, depende de que creencias sean las acertadas.
Mientras tanto quiero volver a hervir de amor, besar unos labios ardientes, acariciar un rostro bonito y ganarme el pan honradamente. Tatuarme un último dibujo en la piel y aprender a escribir solo para mi, sin necesidad de compartirlo todo.
Mis superpoderes son la constancia y la esperanza.
Igual hasta me hacen de la Patrulla X.
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