lunes, 1 de marzo de 2021

Rozar la perfección


 A veces la vida cruza los caminos de dos personas y consigue una unión que roza la perfección, dentro de lo humano de ese encuentro. Este es el caso de los dos cantantes que encabezan este texto. Y el del encuentro con la mujer a la que acabo de decir hasta luego, contestando al suyo, porque nunca podría decirle adiós.

Seguramente me estoy haciendo mayor, estoy madurando o lo que sea que pasa cuando uno descubre que la vida te pone en el camino a  personas maravillosas cuyo amor llega para enriquecerte y hacer de ti una persona mejor, y que todo tiene sus tiempos y a veces, cuando ya has disfrutado de unos años de adorable relación, hay que poner punto y final como pareja, para mantenerse en lo bonito que nunca se desgastará, y aunque pierdes a la pareja, nunca perderás a la persona.

Y entonces comprendes que esa separación no es un punto y final, es tan solo un punto y aparte que te conduce a compartir a su lado un nuevo párrafo lleno de palabras consolidadas gracias a lo compartido en el pasado, como amistad, apoyo, confianza, cariño, comprensión...

Ya tengo cuarenta y seis primaveras y poco a poco voy comprendiendo que absolutamente todas las mujeres que ha habido en mi vida, incluso las que me enseñaron a golpes, han llegado para ayudarme a distinguir lo verdadero de lo falso y para hacerme  entender lo que realmente es el amor verdadero, que es algo mucho más profundo que lo que se ve en las pelis de Sandra Bullock o lo que se escucha en las canciones de Luis Fonsi y compañía. El amor es un ser vivo que evoluciona y muta, que adopta diferentes formas y que al igual que la energía no se destruye, simplemente se transforma.

Por eso hoy no siento que me hayan dejado de querer ni que yo vaya a dejar nunca de hacerlo, simplemente nos querremos de una forma diferente, de esa forma en la que se quiere a un buen amigo o a un hermano. Y ese amor es igual de intenso y puro que el que se puede sentir con la persona que duerme a tu lado, pero sin adoptar forma física, sin compartirse entre gemidos y caricias íntimas. Amarse de forma aséptica y limpia, como se ama a quien sabes que nunca poseerás y no necesitas hacerlo, porque como nos explicó la rosa de El principito, el amor es generoso. Y yo la amaré libre en su camino y estaré allí cuando necesite de una mano para superar los obstáculos con los que pueda cruzarse, al igual que ella cuidará mi viaje y acudirá al rescate en caso de necesidad.

Despedirse con un hasta luego regalándonos un beso en los labios es el certificado de que siempre estaremos juntos y de que lo hermoso perdura y no se corrompe. Pese a lo triste de tener que abandonar ciertas rutinas cotidianas, podría decirse que me siento hasta feliz, porque además de haberme regalado años de felicidad, me ha ratificado en mi creencia de que hay personas que son seres de luz y el destino te las envía para iluminarte.  

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