No cuidamos las palabras, no medimos las miradas ni sujetamos los reproches. Evitamos las caricias y renunciamos a los besos. Y eso es lo que nos ha traído hoy aquí.
Hace frio, el hielo se ha trasladado desde nuestros dolidos corazones a un paisaje que vuelve gélidas las disculpas y los cisnes intentan entrar en calor nadando incansables en esa piscina natural llena de muertes y de desgracias arrojadas desde los puentes que es el Pisuerga a su paso por Valladolid.
Pensé que apenas debería navegar para regresar hasta aquello que nos hizo creer en el amor verdadero, en eso del lo que hablan los rapsodas, pero he tenido que cruzar océanos de tiempo y la travesía me ha dejado exhausto.
Te quiero. No hace falta que me lo preguntes. Te sigo queriendo y confío, espero y deseo que tú me quieras a mí.
Han sido semanas muy difíciles. Hemos tenido que enfrentarnos a demasiados enemigos. Hemos tenido que combatir un virus asesino, rechazar los embistes de la miseria y afrontar las brutales cargas de la incertidumbre más feroz. Pero nos creíamos tan fuertes que en ningún momento nos paramos a pensar que debíamos cerrar filas y pelear espalda con espalda sin bajar ni un segundo la guardia. Permitimos que la cama perdiera su calor y se convirtiera en un lugar de descanso donde arrojarnos agotados al terminar la jornada y olvidamos que no hace mucho era nuestro santuario particular, nuestra pista de baile y nuestro altar de sacrificios.
Quiero escucharte cantar junto a mi. Quiero sentir tu canción muy dentro de mi pecho y quiero volver a hacerte los coros. Quiero que perdones mis continuos errores, quiero que admitas que me asustaron las circunstancias y quiero que comprendas que el temor al ver los arrecifes me llevó a abandonar el timón y a arrojarme al agua tratando de sobrevivir al oleaje,
Podemos arreglarlo. El amor no es mirarse embobados a los ojos, el amor es que ambos miremos en la misma dirección. Mira junto a mi, enfoca el futuro conmigo y acepta mis disculpas.
Yo omitiré los recuerdos en los que apenas te reconozco, olvidaré que apostataste de lo nuestro y me arrancaré uno a uno los dardos afilados con los que me atravesaste el alma para arrojarlos a la hoguera donde aún perduran las ascuas de nuestra pasión.
Los océanos de tiempo no son más que los ríos que van a dar a la mar, que es vivir sin ti, o lo que es lo mismo, morir,
Ven. Canta conmigo, coge mis manos, convénceme de que no ha pasado nada y de que mañana volverá a salir el sol.
4 comentarios:
hermoso...
Gracias, Nina.
La verdad es que al ver el video de mis amigos los Blow con el que encabezo la entrada, me he dejado llevar y he imaginado el motivo del encuentro de la pareja que canta (Pablo y Rocio) y una cosa ha llevado a la otra. La canción, compuesta por Pablo e interpretada al piano durante la presentación de mi novela "Temporada de setas", es una verdadera preciosidad y solo puede engendrar cosas bellas.
Precioso Juan
😍😍😍😍💕💗
No tanto como vuestro tema y el video que os habéis currado. Al verlo se llega a sentir ese frio en un corazón que poco a poco va calentándose a medida que avanza el visionado y se empapa uno con vuestras voces.
Publicar un comentario