domingo, 23 de septiembre de 2018

Impresionado. In memoriam.

Buenos días.
Me llamo Juan Pizarro Nogués y este blog es un campo de pruebas donde trabajo mis avances en la narración, donde comparto mis inquietudes existenciales transformándolas en relatos y cuentos, donde comparto una novela por entregas a lo decimonónico y donde ensayo personajes y temáticas para mis textos. A veces incluso me atrevo con la poesía. Con todo mi respeto a los verdaderos poetas.
Nunca lo utilizo como eco de actualidad ni como página de sucesos. Ni muchísimo menos para trasladar mis ideas políticas ni religiosas.
Hoy me vais a permitir que hable de algo que me ha impresionado sobremanera y que me sincere aquí con los lectores. Aunque sé que voy a dar información que seguramente me ponga en contra de muchos y que haga que pierda seguidores, o la simpatía de algunos. Dijo Freud que uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que cuenta. pero hoy no me puedo callar.
Esta mañana me he desayunado con la noticia de la muerte de "La Ely" al no haber superado el coma al que le llevó la salvaje paliza que le propinó un niño de15 años.
Para aquellos que no sois de Valladolid o que seáis mucho más jóvenes, "La Ely" (creo que se llamaba Javier, pero no estoy seguro) fue un transexual de Valladolid, puede que el primero en hacer gala de su condición sin miedo, en una ciudad como la mía, hace 30 años.
Coincidí con él a menudo en una discoteca llamada Campus, donde se celebraban las fiestas de muchos colegios. Yo estudiaba en el colegio San José, un centro de pago donde íbamos los niños de clase media, los pijitos de la época. En mi ciudad, muy arcaica y retrógrada entonces, pero a la que siempre he amado con todo mi corazón y a la que he vuelto tras haber vivido en diferentes ciudades de España y del extranjero, los chavales de mi entorno sociocultural en mi generación jugábamos al rugby, montábamos en Vespino y cantábamos el "caralsol" brazo en alto los 20 de noviembre.
Mi padre, un oficial superior del cuerpo jurídico del ejército español, hijo de General de caballería condecorado al valor por su resistencia en el Alcazar de Toledo durante la guerra civil española, fue un hombre de mente abierta y un intelectual que además de transmitirme la pasión por los libros, me enseñó que antes de posicionarme en extremismos, viajase, conociese mundo y otras culturas y sociedades, leyese cuanto cayera en mis manos y pensase. Él vivió amenazado de muerte por ETA a raíz de su participación en los famosos juicios de Burgos como fiscal militar y jamás lo escuché abogar por la pena de muerte ni por el revanchismo, aun cuando eso es lo  que se le atribuye por defecto a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Mi padre era un hombre inteligente que nos enseñó el respeto a los demás como valor fundamental. Nunca se me educó en el extremismo ni en la represión y la fuerza como argumentos.
En aquellos tiempos de mis primeras salidas por la noche vallisoletana, un maricón era un maricón, no una persona de otra tendencia sexual y, la gente no se cortaba de insultar ni de gritarlo, y a la Ely le importaba una mierda lo que se pensara de él. No había paridad, ni LGTB, ni compañeros y compañeras, ni desfiles del orgullo y banderas del aro iris en el balcón del ayuntamiento.Solo personas valientes que trataban de ser felices aún señalados con el dedo y repudiados por la sociedad, que no admitía ni respetaba las diferencias.
No voy a decir que fue mi amigo. Siempre fue amable conmigo y nos saludábamos al encontrarnos. Y ya está. Pero lamento mucho que haya tenido un final así. Nadie merece un final como ese, por mucho que haya podido hacer (no creo que hiciese nada que pudiera justificar semejante salvajada, pero nunca se sabe y ahí no voy a entrar, eso es cosa de la policía).
Tengo 44 años y jamás me posicioné políticamente, picotee de un lado y de otro y al margen de mis orígenes, me he movido desde hace muchos años en un ambiente cultural, de actores, músicos escritores y artistas en general, donde predominan las ideas de izquierdas y se reivindica la libertad y la igualdad.
Los  "gudaris" que mataron a hombres, mujeres y niños, que amenazaron de muerte a mi padre y que fueron detenidos por provados delitos de sangre, cumplieron penas de cárcel donde se les permitió cursar estudios y obtener títulos académicos pagados con mis impuestos y los de muchos familiares de víctimas de sus crímenes. Y la privación de libertad es de por si, un castigo muy duro, por lo que sí que soy partidario del cumplimiento íntegro de las penas para todo tipo de delitos de sangre, de género o contra un menor.  Y creo que la sociedad actual y la permisividad en la que estamos nadando, nos lleva a un desastre social increíble, en el que un niño de 15 años es capaz de matar a golpes a una persona, un desgraciado puede matar a puñaladas a su mujer delante de los niños y un ladrón amparado en su condición de político o empresario, puede apropiarse del dinero de los trabajadores y condenarlos a una vida de miseria.
Que se pare el mundo, que me bajo.
No vale todo. Hay que empezar a darse cuenta de que todos los actos tienen consecuencias y hay que conseguir que la ley, proteja al ciudadano. No quiero vivir en un estado de miedo ni a la represión indiscriminada ni a los actos de cualquier transeúnte con el que me cruce. Pero hay que buscar ese equilibrio que nos permita salir de este puto far west en el que se está convirtiendo la vida.
Yo me he tenido que posicionar políticamente y aunque siempre exigiré que se respeten los derechos fundamentales y que la libertad sea la bandera de nuestros gobiernos, necesitamos que la seguridad nos permita dormir cuando nuestras hijas, nuestros hermanos pequeños y nuestros amigos salgan por las noches, se casen con la persona equivocada o salgan del armario.
No soy ningún fascista. La gente debería de leer un poco antes de aplicar ese término alegremente. No creo en las dictaduras ni en los totalitarismos, ni de un extremo ni del otro.
Una vez escribí que los términos medios son los lugares más visitados, pero de un tiempo a esta parte los extremos se están poniendo muy de moda y se abarrotan de público.
Tenemos que educar en el respeto, recuperar valores perdidos y cosas tan necesarias como saber darle el valor que merece a la persona, sea del género que sea y viva como decida vivir, a la sociedad y a la palabra empeñada. No vale todo. No todo es buen rollo, demagogia y populismo. A veces hay que ponerse duros y dar un puñetazo en la mesa. Por supuesto solo si es absolutamente necesario.
Lamento mucho la muerte de la Ely. No sé a que se debió la agresión y no sé si estaba justificada, pero nada justifica morir a golpes, como si fueras una rata que va a morder a un bebé.
Descansa en paz, Ely. Y baila y canta cuanto quieras allí donde estés ahora. No te puedo imaginar haciendo otra cosa.


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