lunes, 1 de mayo de 2017

Causalidad.

"No todo es casualidad" ,es una de las mayores verdades del mundo. Siempre he dicho que las cosas pasan porque tienen que pasar y no por casualidad. Creo mucho más en la causalidad y en el destino. Cómo el haber conseguido frenar, como el haber podido llegar a conocerte.
Te prometí que iba ha hacer un esfuerzo para no enamorarme de ti y en ello estoy. Ya me irás conociendo y aprenderás que el ser tan jodidamente enamoradizo como soy, es la peor de las maldiciones y la forma más sencilla para que el enemigo te destroce por dentro, aprovechando que te has despojado de la coraza y que has rendido tu espada.  Pero algo me dice que tú no te aprovecharías nunca de un tipo desarmado y quizás por eso, tengo que hacer un esfuerzo más grande para no dejarme llevar por lo que hace que al verte, mi corazón lata más rápidamente. 
La vida ha decidido cruzarnos y las cosas nunca pasan porque sí, sino porque tienen que pasar.
Me ha costado cuarenta y dos años aprender a distinguir entre los diferentes tipos de amor pero lo estoy consiguiendo. Hay distintas maneras de amar y algunas de ellas no permiten más contacto físico que una abrazo sincero y un beso empapado en cariño. Todo ello maridado con una emulsión de respeto y confianza.
La vida da muchas vueltas, muchísimas. Tantas que sino te agarras bien, saldrás despedido en una curva, con todo lo que eso conlleva y , de entre todas las secuelas de la caída, la peor sera el miedo a volver a pilotar de nuevo.
Sé que te quiero. Sé que te quería antes de conocerte y sé que me han permitido quedarme aquí para ayudar en tu felicidad y en la de aquella que crece junto a ti y, sin la que no serías la misma, ni podrías llegar a ser plenamente feliz.
Y en ello estoy. Quiero que seas feliz. Quiero verte siempre con esa preciosa sonrisa en la boca. Quiero que todo cobre sentido.
No me voy a atribuir poderes sobrenaturales, soy jodidamente humano y aunque trato de no hacerlo, también me equivoco. Pero tengo tanto amor que dar, tantas ganas de compensar al destino, de pagar mis deudas con la vida, de agradecer la oportunidad; que te prometo que contigo nunca erraré, por muy humano que sea errar y muy humano que me considere.
Aunque a veces es complicado e incluso incómodo, me expreso mucho mejor por escrito. Te prometí que te explicaría todo esto con un texto. Y siempre cumplo mis promesas.
Tu lugar en el damero eterno, se ha cruzado con la trayectoria de mi movimiento. Tenemos que ganar la partida. Vamos a ganarla, juntos.

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