jueves, 14 de noviembre de 2013

Gracias

por molestarte en buscar.
Por levantar las alfombras, apartar los muebles viejos y llenos de polvo, sacudir las cortinas y escudriñar en cada recoveco.
Gracias por no reparar en esfuerzos cuando yo no encontré fuerzas ni tan siquiera en mi flaqueza.
Por silbar mientras te subías a una escalera para mirar encima de los armarios y de las librerías
Por hacer de ello un juego en el que tus reglas son tan flexibles que cualquiera podría impugnarlas si quisiera pero nadie, ni yo mismo osaríamos hacer semejante estupidez.
Por desnudarte frente a mi.
Por abrazarme y tranquilizarme y por decirme: "no te preocupes...ya aparecerá".
Gracias por no desanimarte en mi desánimo, por apurar cada copa para que yo no cayera en la tentación de beberme siempre los últimos tragos.
Al final tenías razón, ha aparecido.
Como de costumbre, en el rincón más insospechado, pero ahí estaba, escondida, asustada, con una patita rota.
Gracias por abrazarla, sanarla, mimarla.
Volvemos a estar juntos, mi sonrisa y yo.
Gracias..

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