Y no os preocupéis, esto no es un texto ñoño en el que voy a hablar de lo maravillosas que son las mujeres y lo hijo de puta que hay que ser para maltratarlas, física o psicológicamente ( y sí, hay que ser muy hijo de puta). Dentro del género femenino hay personas increíbles y estupendas (la mayoría) pero también crueles y dañinas (una selecta y muy peligrosa minoría ) y como dicen los abuelos (y las abuelas, claro, ustedes perdonen) "de todo hay como en botica". No obstante creo que como hombre, estoy en mi legítimo derecho a levantar la voz y a sumar mi grito al de todas aquellas que elevan el suyo reivindicando sus derechos. Faltaría más. En mi vida, la mujer ha sido siempre la palanca que encontró el necesario punto de apoyo para mover mi mundo. Mi madre, mis hermanas, mis amigas, mis parejas...Todas supieron aplicar la fuerza necesaria para que mi vida echase a andar y para que me levantase después de cada caída. Si bien es cierto que también encontré auténticos demonios de increíbles curvas y deliciosas noches que me hundieron en el fango tras arrancarme el alma a jirones y aprovechar cuanto pudieron de mi, esquilmando mis recursos emocionales y materiales. Pero no por ello culpo a un género entero. Generalizar es de mediocres. Culpo a las personas a las que no debí haberme acercado jamás, pero en mi estupidez no supe poner distancia y entre otras cosas y como siempre, me pudo la lujuria. Me duele mucho, muchísimo, ver a tantos hombres (demasiados aún) que minusvaloran a la mujer por el solo hecho de serlo. Que consideran que su misión en el mundo es la de completar al hombre, cuidar de los hijos que este engendre y servir de reposo del guerrero. ¿Estamos gilipollas o qué? La mayoría de las mujeres que conozco son mucho más validas para desempeñar puestos de responsabilidad y más sacrificadas y trabajadoras que muchos de los hombres que conozco. Y sin embargo tienen que luchar con el handicap de pertenecer al mal denominado "sexo débil". Una cosa es que físicamente seamos diferentes en cuanto a constitución y masa muscular (benditas y adorables diferencias) y otra muy distinta es que esas diferencias las hagan inferiores a nosotros. No sé porqué coño no se equiparan los salarios y las condiciones laborales, no se otorgan los mismos derechos y no se reconoce el increíble trabajo de una mujer que además de currar como una bestia en su puesto laboral, atiende luego la casa y la familia porque sí, porque es lo socialmente establecido y su maridito el pobre, es que llega agotado del curro. A mi me educaron para respetar a la mujer. Vi como mi padre siempre trató con absoluto respeto y con el mayor de los cariños a mi madre y como se empeñó en inculcarnos unos valores morales y sociales en los que no había ni que explicar que solo eran válidos si se aplicaban a ambos géneros por igual. Pero aún habrá quien piense que en ocasiones peco de machista por abrir la puerta a una mujer y cederle el paso o por ofrecerme a cargar con su maleta. ESO SE LLAMA EDUCACION. Sé de sobra que no necesitan que les abran las puertas ni cargue con sus pesos. Las mujeres que conozco y con las que convivo, cargan con unos pesos con los que yo no podría ni de lejos y no me refiero a maletas precisamente. Y las puertas se las han abierto ellas. No las de entrada al edificio sino las de acceso a un mundo laboral digno y a títulos universitarios con unas calificaciones que ya quisiera yo. Señores (y digo señores porque esto solo se lo quiero decir a los lectores masculinos, me jode tener que explicarlo todo): El trabajo es nuestro, nosotros somos los que tenemos que arrimar el hombro ahora y de verdad, para que se respete de una puta vez la valía de la mujer. A ver si no llevan ellas toda la vida apoyando y arrimando el hombro con nosotros. Lo que también me jode mucho es que en pleno siglo XXI donde la sociedad se supone que avanza al ritmo del progreso, estamos viviendo una autentica involución en este aspecto y cada día hay más víctimas de violencia de género y más injusticias laborales contra la mujer. Eduquemos a nuestros jóvenes para que no repitan esquemas absurdos. A nuestros mayores ya es demasiado tarde. En la educación y en el acceso a la cultura hay muchas soluciones. Hagamos el favor de educarnos y culturizarnos.
No voy a mentir. Durante mucho tiempo creí ser un aseino y haber matado a la persona más maravillosa que he conocido nunca. A quien le debo tanto, tantísimo que el agente existencial que lleva el caso podría haberlo considerado como un lógico móvil para justificar el crimen. Sé que muchos asesinos dicen lo mismo, que ellos no querían, que fue un accidente, que lo sienten ,que están muy arrepentidos...Pero esta vez era verdad, lo juro. Mi supuesta víctima tenía un corazón tan grande que las arterias, agotadas de bombear tanta sangre se debilitaron y un exceso de presión provocado por disgustos, sustos o emociones fuertes, podían acabar destrozándolas. Y precisamente creí que esa fue el arma del crimen. Pensé que lo había matado de un disgusto y que murió de amor por mí y de emoción al creer perderme. Él fue un incombustible y perfecto luchador al que no pudo derrotar nunca nadie en buena lid. Ni tan siquiera el exceso de trabajo, de cargas y de responsabilidades que siempre se echó a la espalda. Murió de forma tan discreta, tan correcta y tan comedida como vivió. Simplemente llegó su hora cuando una artería estalló al no ser capaz de contener el enorme caudal de emoción que le manaba constantemente del pecho. Sin querer, aunque sin haber puesto los medios necesarios para evitarlo, pasé por un momento en el que clínicamente mi corazón y mi cerebro se apagaron y al hacerlo, él sufrió lo que yo tuve la suerte de no sufrir al estar dormido durante días. Cuando desperté, él estaba a mi lado y me recibió con una mirada tan profunda y tan llena de cariño que al verme reflejado en sus ojos, entendí que estaba herido de muerte y crei ser el culpable de la herida. Durante las semanas que siguieron a mi terrible error, se esforzó en ayudarme a vencer las consecuencias de mis actos y a recuperar mi vida. Y perdió la suya. No pude evitar culparme y cuando vi su cuerpo inerte, le dije a mi madre que porqué él y no yo y que quería cambiar su lugar. Mi madre, enfadada ante mi conducta, me dijo que mi padre había ofrecido cambiarse por mi durante aquellos días oscuros de los que nada recuerdo. Hasta hace muy poco no he podido sacarme la terrible espina clavada en la conciencia y en el alma, pero alguien me dijo que dejase de culparme. Que su enfermedad llevaba años creciendo a costa de todos los sinsabores del día a día de un padre de familia numerosa y que para él, la mayor alegría fue volver a verme caminar, sonreír y darle un beso. Que yo nada tenía que ver con su muerte, que como padre, estaba más que acostumbrado a bregar con los miedos que produce el amor por cinco hijos y que simplemente la ingeniería de su cuerpo tenía una fecha de caducidad por desgaste de material. El uso, el increíblemente buen uso que hizo de su corazón y de su cerebro, le concedió unos años de carencia cuando recibió el primer aviso de fallo en el sistema. Tengo la suerte de haberlo disfrutado durante casi cuarenta años de mi vida. Y de seguir disfrutando de su recuerdo, de su ejemplo y de su legado genético en mis hermanos. Y de mi madre, la mujer a la que amó por encima de todo y en cuyos brazos murió, cosa que sé fue un regalo de Dios que mi padre agradecerá eternamente. Hoy necesitaba contarte esto, papá, porque siempre me leías y sé que seguirás haciéndolo desde allí donde estés. Y ahora que venga el imbécil de turno a decir que soy un ñoño porque escriba que te quise, te quiero y te querré el resto de mis vidas. Fuerza y honor. .
Este es mi último relato escrito para el encuentro de relatistas "Los jueves de ceniza" que se celebra en la Casa-Museo de José Zorrilla el tercer jueves de cada mes. Sobre el motor de creatividad que nos da la organización, hay que escribir un relato siguiendo unas sencillas directrices. Animo a todos los que gustéis de escribir relatos a participar. En cada sesión seleccionan tres de los recibidos y se corrigen públicamente por Índigo crea,los creadores de esta iniciativa. Podéis encontrar la información al respecto en su página web. Una furtiva lágrima Dejó el corazón en el coche aparcado en
batería frente al hotel donde había concertado el encuentro que llevaba
semanas diseñando. Antes de bajar del vehículo, el agente Luis
González, Lu para los amigos, amartilló el arma y le quitó el seguro.
Aquellos dos tipos sospechosos que simulaban jugar una partida de
ajedrez en la mesa de la terraza de la cafetería no habían conseguido
engañarlo. La disposición de las fichas en el tablero, evidenciaba a
simple vista que al menos uno de ellos no tenía la más mínima idea de
cómo librar una de esas batallas de ingenio y paciencia infinita. González
espero a que se alejase de la trayectoria de las balas la joven,
madrugadora e inoportuna mujer que se acercaba empujando una silla de
bebé y una vez dedujo que estaría a salvo, descendió de su viejo
Citroen. Como había previsto, los dos pésimos actores que habían
enviado para eliminarle trataron de sacar sus armas, pero el eficaz
agente del CESID no les dio opción a ello. Mientras avanzaba hacia la
terraza, disparó dos certeros proyectiles que se alojaron en las
frentes de ambos sicarios, acabando con sus vidas en el acto. El
silenciador que le había colocado al cañón de la automática se ocupó de
amortiguar el ruido de las detonaciones y, la calma que se disfrutaba en
ese pueblo de la serranía segoviana no se vio en absoluto alterada por
el rápido tiroteo. Iba a regresar al coche para pedir por radio que
desde la central se ocupasen de tranquilizar a los agentes del cercano
puesto de la Guardia civil, cuando encontrasen los cadáveres y diesen la
voz de alarma, pero algo estuvo a punto de echar definitivamente al
traste sus planes de aquella mañana. Y del resto de mañanas de su vida.
La camarera del establecimiento, una rubia y menuda mujer de agraciado
rostro, extrajo una escopeta de cañones recortados de debajo del mandil
dirigiéndola hacia él con muy aviesas intenciones. González apuntó con
esmero y consiguió desarmarla de un único disparo que le atravesó la
mano derecha. Entre sus principios no estaba matar mujeres hermosas, por
muy peligrosas que estas fueran. Comprobó que no hubiese más
personas en las inmediaciones del tranquilo y apartado hotel rural donde
se había organizado la reunión y tras asegurarse de que ese round había
concluido, sacó su teléfono móvil de prepago e hizo una llamada a la
persona que lo esperaba en la habitación doscientos once de “La sierra
encantada”. Al segundo tono, una voz de hombre con marcado acento ruso
contestó impaciente. —Empiezas a retrasarte, Gonzalez.— El
veterano agente secreto español disimuló la risa irónica que le provocó
la respuesta a la llamada y dijo— Al menos voy a llegar. Seguro que no
tienes ni idea de lo que ha pasado aquí abajo con el comité de
bienvenida que me habíais preparado. Ella es francamente guapa. Con lo
jodido que está el trabajo en este país, no os habrá resultado sencillo
hacer que la contratasen en la cafetería de un pueblo de cuatrocientos
treinta habitantes. Seguro que se le da mejor atender mesas que eliminar
objetivos. Lo mismo que a los dos payasos que hacían como si jugasen al
ajedrez. La KGB nunca se caracterizó por las puestas en escena de sus
operativos. —La KGB hace años que dejó de existir, González. Estás tan obsoleto como tus conocimientos. —No
creas, Yuri. Aún sigo en forma. Subiré a tu habitación en tres minutos.
Te agradecería que, si piensas acabar conmigo, no me hagas perder el
tiempo. Tengo muchas cosas que hacer hoy. En dos horas debo estar en los
juzgados de Plaza de Castila firmando el divorcio y te aseguro que le
tengo mucho más miedo a mi futura ex, que a todos los sicarios
soviéticos, maten bajo las siglas que maten. —Los españoles no
dejaréis nunca de sorprenderme, González. Sube ya. Te pasaré el usb con
los archivos sobre nuestra participación en “el proces” y trataré de
explicarte el porqué de nuestra injerencia en la soberanía del
territorio español. —Perfecto entonces. Voy para allá. El
agente González cambió el cargador de su Pietro Beretta de nueve
milímetros y accedió sonriente al hall del hotel donde se encontraba la
recepción. Preguntó al amable recepcionista por la ubicación de la
habitación doscientos once y subió a cumplir con su cometido,
asegurándose primero de que no le hubiese seguido nadie. Mientras
subía las escaleras hasta la segunda planta, no pudo evitar pensar en
el numerito que lo esperaba en la sala tercera de los juzgados de lo
civil. Se había prometido que dejaría en el coche todo lo personal y que
acudiría limpio de distracciones a su cita, pero, aunque dejó el
corazón y los recuerdos de su matrimonio sobre el asiento trasero del
automóvil, no había podido librarse por completo de la rabia y la
angustia que le producía saber que había vuelto a equivocare al elegir
y, que Carolina tampoco era el verdadero amor de su vida. Bueno…ella se
lo perdía. En breve dispararía dos balas sobre el bueno de Yuri, una en
el corazón y otra entre las cejas. Al hacerlo, le dedicaría con cariño
la primera de ellas a Carolina. La que debía haber premiado su
infidelidad y que se abstuvo de haberle regalado al encontrarla en la
cama junto al enlace del CESID con la embajada francesa. De pequeño lo
enseñaron a respetar a las mujeres y prefirió acabar con aquel gabacho
de ojos turbios un par de semanas después, arrojándolo a las vías del
metro al paso del convoy de la línea seis, la circular, de forma que
pareció un fatídico accidente. Un buen amigo que dirigía la empresa que
se ocupa de la seguridad en el metro de Madrid, avisado con antelación
del futuro desgraciado suceso, se aseguró de que la cámara que vigilaba
el anden en sentido Méndez Álvaro, estuviese desconectada. Favor con
favor se paga. Una vez hubo recogido el dispositivo USB,
escuchado las explicaciones sobre la organización de aquel fallido
proceso de independencia de Cataluña y eliminado al responsable de la
trama de desinformación universal sobre la supuesta opresión del estado
español sobre la nación catalana, el mortífero e impecable Teniente
coronel de inteligencia militar Luis González, encendió un cigarrillo
con su mechero de gasolina, abandonó el hotel, se sentó al volante y
condujo raudo y melancólico hacia su nuevo estado civil. Una lágrima le
resbalo por la mejilla durante el trayecto. Hay que ver, cuan irónica es
la condición humana.
Es una condición inherente a las personas de alma limpia y clara. Y no tiene nada que ver con el aspecto físico, simplemente las buenas personas son hermosas a ojos del resto de los mortales, o al menos de los que tenemos ojos para ver, oídos para oír y corazón para sentir. Por que hay muchas personas que ni ven, ni oyen, ni sienten ni padecen. Me duele sobremanera ver que la sociedad actual está sufriendo una peligrosa involución y abundan aquellos (y aquellas, por supuesto) que no solo no son capaces de reconocer esa belleza de la que hablo, sino que además, al intuirla, prefieren hacer lo posible para que no florezca ni luzca llegando incluso a destruirla. Y esto va mucho más allá de la denominada "violencia de género". Esto viene de la terrible y acelerada pérdida de los valores fundamentales que se están sustituyendo por otros valores más actuales, surgidos de la ausencia de virtud que nace del consumo sin límite y la necesidad de adorar los becerros de oro de la fama, las efímeras modas y los absurdos bienes materiales. Me aterra ver como algo tan necesario como el respeto, la sinceridad y la generosidad, se sustituyen por cosas como la competitividad, el egoísmo o la avaricia. Lo que prima hoy en día es triunfar a toda costa, tener más cosas y mejores que los demás y ser admirado. Y por desgracia, cada vez más gente confunde el ser admirable con ser admirado. Pero para fortuna de todos, aún hay personas que comparten con los demás su bondad, su nobleza de espíritu y su belleza. Aún hay personas dispuestas a sacrificarse por las demás, anteponiendo a su placer y a su felicidad, la de los seres queridos y a veces ni tan siquiera queridos, simplemente la de los seres cercanos. Y eso hace que recupere la fe en el ser humano. Yo, que había decidido acudir a la ciencia para que me transformase en un gato o en cualquiera de esos seres sin malicia a los que llamamos animales. Algunos matan, sí. pero matan para alimentarse o para defenderse, no para arrebatar a su víctima sus posesiones ni su dignidad. Eso solo lo hacemos nosotros. Y que no se confunda nadie. El golpe en la cabeza fue fuerte, si, pero no me ha vuelto loco y no me siento ni mejor que nadie ni el conocedor de los secretos del universo. No pretendo darle a nadie lecciones de moral porque soy tan humano como el que más y cometo los mismos errores que todos. Tan solo digamos que ahora soy más consciente de la cantidad de belleza que hay a mi alrededor y de como algunos pretenden acabar con ella. Y eso me lleva a desear cosas que no debería ni pensar, pues no me corresponde a mi juzgar ni impartir justicia. Hoy me ha dado por aprovechar este púlpito en la red, para invitar a todos aquellos (que si...y aquellas) que me leen, a que traten de conducirse por una máxima tan antigua como el tiempo y que dice : no hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti. Yo trataré de aplicarlo a cada momento y estoy convencido de que si lo hiciésemos todos, al poner el telediario no me llevaría los berrinches que me llevo; al igual que al hablar con algunas personas a las que adoro y con las que me siento muy impotente ( se ruega evitar chistes fáciles) al no poder ayudarlas a mejorar sus vidas, porque están pagando las frustraciones de personas sin un alma a la altura de lo que ellas merecen. Y si...os garantizo que seguiré metiendo la pata, equivocándome casi a diario y cagándola de la forma más estúpida pero os garantizo también que aunque eso no sirva de excusa, nunca lo haré movido por el deseo de causarle mal a nadie. A veces sentarme en silencio con un pitillo en la boca y escuchar esta canción, me reconforta y me ayuda a recuperar la esperanza.
Subió el volumen del reproductor de música portátil y a través de los auriculares, la versión del Somewhere over the rainbow que hizo el tristemente desaparecido IZ le acompañó durante el tramo más duro de su ruta por la montaña. Sí, en algún lugar bajo el arcoiris, el mundo es realmente maravilloso, aunque a veces se presente como el peor de los infiernos y estar vivo duela. A esta conclusión llegó tras haber sopesado todos los acontecimientos de su vida y haberle concedido a cada uno de ellos, la importancia que realmente tienen. Ahogarse en un baso de agua se convirtió en una costumbre demasiado peligrosa y arrastrase entre tinieblas sin decidirse a encaminar sus pasos hacía la luz que lo esperaba en el horizonte, fue la rutina en los días en los que todo se le hacía difícil e insoportable. Pero un día esa luz brilló con más fuerza que nunca y lo atrajo hacia ella. Y según se fue acercando a la luz que lo abrazó con su haz en la distancia, volvió a identificar las formas de lo que le rodeaba, los colores antes imperceptibles y los rostros ocultos en la sombra. La luz del faro que consiguió orientarle, lo deleitó con la belleza de todo lo que permanecía a su alrededor, ahora perfectamente reconocible, cercano y cotidiano. Y descubrió el placer en el camino. Ya no temía andar, ya no temía poner un pie delante del otro y vivir. Ya no temía a los peligros reales o imaginarios que le acechasen a lo largo del sendero. El mundo se presentaba repleto de arco iris, de cielos estrellados, de puestas de sol sobre el océano y de amaneceres que no eran otra cosa que la perfecta metáfora de toda una vida por delante. Su vida, la vida que solo él podría vivir, que solo él podría conquistar y que solo él podría convertir en el perfecto volumen de relatos de aventuras con final feliz. O en la historia de amor que siempre había soñado escribir y para la que no había conseguido encontrar la protagonista adecuada que llenase junto a él las páginas de días y noches llenas de felicidad, de cariño y de pasión. Un suave brisa le acarició el rostro mientras al son del tema que interpretaba el orondo cantante hawayano, volvió a sentirse feliz y agradecido por ser y estar. Por ser y estar. Cuantas veces había dedicado ese agradecimiento a personas que le llenaron el alma."Gracias por ser y estar". "Bendito verbo To be". Siempre le gustó jugar con las palabras y descubrir en ellas el perfecto aliado para enfrentar el sufrimiento. Ahora aquella luz que lo trajo de vuelta, le iluminó también muchas certezas, entre ellas, que las palabras servían también para expresar la alegría de un corazón contento y no solo para llenar páginas con dolor. El mundo es suyo. El mundo le pertenece y lo está esperando con los brazos abiertos para que en tanto de rosa y azucena se muestre la color en su gesto y en tanto su mirar, ardiente, enhiesto lo acompañé en el camino, pueda alcanzar cuantas metas se proponga. Y celebrar todos y cada uno de sus triunfos, concederse las medallas necesarias y conseguidas con tesón y, escribir con letras de oro su nombre en la portada del tomo que le reservó el destino para ser impreso en calidades de lujo. Al terminar la canción sonrió, encendió un pitillo y con un brillo en los ojos que denotaba la más sincera alegría, volvió a poner la misma pista del cd se levantó con un dedo las gafas de sol y miró fijamente a la luz del faro que lo alumbraba. Calculó las jornadas de camino que lo distanciaban de él y pletórico de fuerzas y henchido de versos en el pecho, continuó la marcha.
Tras realizar los ejercicios de respiración y expresión que aprendió en la escuela de arte dramático cuando estudió el método, Sebastián Lanzas, el actor de moda entre los críticos internacionales, cogió el texto de la función que se estrenaría aquella misma noche en el Teatro Real de Madrid y se dispuso a darle una última vuelta. Cuando lo llamaron para ofrecerle el papel y leyó la obra, supo que ese personaje lo habían escrito para él y a pesar de lo que le supondría darle vida, aceptó sin dudarlo ni un segundo. Decidió repasar una de las escenas que más le sobrecogieron el alma cuando interiorizó su papel, porque parecía la transcripción fiel de un episodio reciente de su vida. Se plantó en medio del escenario de la sala de ensayos, miró fijamente al vacío y comenzó a pasar el texto. Y si, aún recuerdo aquel ayer, cuando estabas junto a mi. Tu me hablabas del amor y de otras muchas mentiras que se te daban genial llevar a escena, interpretando con increíble maestría cada uno de los actos. Incluso los más carnales. Y tus monólogos cargados de sentimiento y de pasión. ¡Que gran actriz! No sé como es posible que todavía no hayas viajado a Hollywood. Allí tienes el futuro asegurado. A los americanos les encanta vivir las mentiras. Siguen convencidos de que son los dueños del mundo. Tan convencidos de ello como lo estabas tú de tenerme completamente a tus pies. Y así fue durante un tiempo, hasta que conseguí levantarme y mirarte a los ojos. Sin maquillaje, sin el vestuario para cada escena y sin el atrezzo con el que conseguiste adornar el escenario donde cosechabas aplausos y grandes ovaciones de un más que confundido público, no eras más que alguien encasillado en el eterno personaje de frívola, embustera y traidora. Si realmente vas a irte hazlo ya, No me amenaces más con ello. Si crees que él será quien llenará tus días y alegrará tus noches, no lo dejes escapar. No insistas en conservar lo nuestro. porque ya no es solo nuestro. Ahora es también suyo y no estoy dispuesto a compartirlo con él. No finjas quererme, no pretendas convencerme de que lo que sientes por mi es amor. No lo es. Es lástima y prefiero darte asco que darte pena. Te lo pondré fácil. Voy a ayudarte a abandonarme, ya que veo que no eres capaz de hacerlo, que esta vez no sabes cuando tiene que bajar el telón. Te odio, te deseo que la vida te pague como te mereces, Y que ya que has nacido para vivir el Teatro, que cada día sea la reposición del drama más doloroso que puedas interpretar. y que te coma por dentro. Que el personaje más desgraciado se adueñe de todo tu ser y que sienta y respire en ti. Y que él comprenda que no habrá libreto en el que ambos consigáis ser felices. Simplemente alcanzaréis migajas de verdad entre bambalinas y tendréis que racionároslas porque esas verdades mínimas y caducas, no os llegarán para alimentaros, tan solo para manteneros vivos en vuestra mentira.
Cuando Sebastián terminó de ensayar la escena de la despedida, buscó en la agenda el teléfono del autor y lo llamó mientras encendía un cigarrillo. -Si, dígame- Contestó una voz juvenil al otro lado del teléfono. -Hola Arturo, buenos días. Soy Sebastián Lanzas. -Hola Sebastián, buenos días. Ya me ha llamado el director del teatro. Hemos quedado allí una hora antes de que se abran las puertas al público, para organizar como será el coctel de después. -Muy bien, Arturo, pero no te llamo por eso.-dijo Sebastián con algo de enojo- Lo que quería era preguntarte algo que llevo mucho tiempo queriendo saber. ¿Alguien te contó mi vida y mi divorcio de Marisa? Además de lo que ha salido en las revistas y en los programas del corazón ¿Te han contado la verdadera razón de nuestro divorcio? Creo que no has jugado limpio, Arturo. Creo que has manejado mucha información sobre mi vida y has convertido lo más doloroso de ella, en una obra de teatro. -La vida es puro teatro, Sebastián- dijo Arturo con cierta ironía-Tu ego de artista no te permite ver que la trama de esta obra, es la más antigua del mundo. Se ha escrito y se ha escenificado millones de veces a lo largo de la historia de la humanidad y por todo el planeta. Si te sientes representado en el personaje que vas a llevar a escena, enhorabuena. Así conseguirás un nuevo premio Max y te encargarán que lo representes en la futura versión cinematográfica. Haz de tu desgracia y de tu dolor la inspiración necesaria para levantar al público de sus butacas. -No pienso prostituir mi alma, Arturo. Llama al teatro y suspende el estreno. Búscate a otro que esté dispuesto vender su corazón por una buena crítica, un premio y unos cuantos ceros en su cuenta corriente. En vez de colgar, Sebastián arrojó con fuerza el teléfono contra la pared, destrozándolo con el golpe. Antes de saltar por la ventana y estrellarse contra el suelo, encendió otro cigarrillo. Total, en su afán de matarse lentamente tan solo había conseguido que se estropease un poco el cutis. nada que no pudiese solucionar con la crema adecuada o con el cirujano plástico oportuno. Los titulares de todos los medios que se hicieron eco de la noticia, coincidieron en que aquel fue un suicidio por desamor. Nunca supieron que realmente aquello fue un crimen pasional. Los recuerdos dolorosos empujaron a Sebastián por la ventana.
O cuentos. Y sé que no crees en los cuentos, aunque escribas el tuyo cada día al despertarte para ir a trabajar con una sonrisa en el rostro. Pero no por sonreír crees ser una princesa a la que el príncipe azul terminará persiguiendo con un zapatito de cristal en la mano. ¡Que turra, por Dios! ¡Pero si esta desparejado y además ni te sirve, ni te gusta! Tú eres más de calzado cómodo para ir a currar y de llamar a las cosas por su nombre y no disfrazarte de lo que no eres, para asistir a un baile y camelarte al más guapo. El físico te da más o menos igual (a ver, que no es lo principal pero también ayuda, que tonta no eres) y lo que te pone realmente, es la limpieza de corazón, el buen uso de la cabeza y el que un hombre, príncipe o no, sea capaz de conseguir sus objetivos con esfuerzo y sacrificio. Y no creerse alguien especial por ello. Al fin y al cabo eso es lo que llevas haciendo tú toda la vida sin colgarte medallitas ni toisones de oro. Hermanastras celosas y rabiosas las hay por todas partes pero en el fondo no es culpa suya, sino de aquellos que las convencieron de que lo merecían todo por derecho de nacimiento. Por eso cuando ven a una mujer como tú, se sienten atacadas al saber que el verdadero derecho a ser feliz es tuyo, que te lo llevas currando mucho tiempo y has puesto los medios, aunque la vida te haya sacudido una y otra vez. Has descubierto que el amor, como canta Macaco, es el único camino. Y es un camino que igual ahora mismo ya no pensabas volver a recorrer, por haberte encontrado en él con dragones, ogros, hechiceros y demás subproductos de la fantasía. Pero también te has encontrado conmigo, que sé que este es el veredero camino. El que hay que recorrer en presente y no en pasado ni en futuro, simplemente colocando un pie delante del otro apartando la maleza, esquivando a las serpientes y mandando a tomar por el culo a las fieras que pretendan arrancarnos la vida a mordiscos. El amor es algo maravilloso pero hay que tener mucho cuidado, porque se ha convertido en un producto gourmet al que le han salido muchas imitaciones de baja calidad de esas que se venden en el todo a cien. Prefiero ahorrar o pedirle un crédito a mi alma. Si quieres estaría genial que avalases ese crédito y si lo necesitas, yo avalaré el tuyo. Aunque creo que tú vas sobrada de efectivo emocional y te puedes dar el capricho de adquirir el amor más exclusivo, el de denominación de origen, el de pata negra. Y lo demás son chorradas, o cuentos. Había una vez no hace tanto ni en un país tan lejano, una hermosa mujer que decidió echarle coraje a la vida y que despidió a su hada madrina. Y un trovador que se había estancando en cantarle a las penas y a las mujeres equivocadas. Y fueron felices y se hartaron de chuletillas y de pan tumaca, maridado todo ello eso sí, con el tinto oportuno. Continuará (el the end es un rollo)
Esta entrada no es más que al ampliación de un muy necesario microrrelato que escribí y colgué en mi página de Facebook(Juan Pizarro new) el pasado día 26 de enero. El relato habla metafóricamente de la ejecución de un reo que voluntaria e inconscientemente se coloca ante los fusiles del pelotón y, que consiente una vez más en vendarse los ojos. Está metáfora explica que al beber y ponerte al volante habiendo ingerido alcohol , tu mismo te estás colocando la venda que cegará tu visión y te llevará a estrellarte contra ese paredón repleto de agujeros de bala que es la carretera. El protagonista fue ejecutado pero por avatares de la vida, por suerte o porque no era su momento, no recibió el tiro de gracia y consiguió recuperarse y volver a la lucha. El que tenga oídos para escuchar, que escuche. De todo se aprende y si la experiencia y la inconsciencia del protagonista de este texto puede aportaros una lección de vida, aprovechadla. Las cosas pasan. No solo les pasan a los demás. Inconsciente Antes de ser ejecutado saludó uno a uno a los miembros del pelotón con quienes había compartido las últimas copas de vino. Permitió que se le colocase la venda de efluvios alcohólicos y de forma chulesca, casi teatral, se enfrentó al momento y con solo cinco palabras pronunciadas entre risas, firmó su sentencia de muerte: "No os preocupeís,voy bien". El motor rompió el silencio de la noche con sus detonaciones Para su fortuna, no le quitaron el casco, olvidando darle el tiro de gracia. El ofical que mandaba el pelotón se apiadó de él y apartó el cañón de su sien, perimitiéndolo vivir. Y contra todo pronóstico, vive.
La canción que encabeza la entrada, habla de caminar con un fantasma. Por suerte el reo del micorrelato volvió literalmente de la muerte y se materializó de nuevo, con todos sus defectos y sus escasas virtudes. Pero las segundas oportunidades nunca son gratuitas y sabe que como parte de la deuda contraída, tiene la obligación de dar ejemplo y asumir sus responsabilidades, aunque hacerlo a veces cueste mucho y requiera de valor y sacrificio. Tiene la inmensa fortuna de contar con mucha gente a su lado dispuesta a ayudarlo. Y eso no se paga con dinero. Ni con sangre.
Acostumbro a perderme entre los razonamientos y entre los argumentos que segrega mi cerebro cuando trata de imponer la razón de la evidencia al insistente y poco consciente deseo del corazón. Y no. No sé que hago aquí, en esta oscura salita de pensar que se haya dentro de mi, a medio camino entre la realidad de mi psique y la laguna de metáforas que se oculta tras mi pecho torturado, donde apenas hago pie y constantemente nado desesperado, tratando de alcanzar la orilla,la salvación,la tierra firme de una amor correspondido y carente de artificios. Pero ese amor se distancia más y más y con cada brazada que doy, nervioso y deseoso de llegar a él,me alejo. Las aguas de la laguna y su fondo arenoso y turbio, esconden los cadáveres de todas las historias de amor que creí serían eternas y maravillosas y no eran otra cosa que sospechósamente hermosos lodazales poblados por caimanes que devoraron mi ilusión y mi esperanza, mutilando mi cariño entre sus enormes y despiadadas fauces. Y no los culpo. Tienen que alimentarse para sobrevivir y la culpa fue tan solo mía por creer que podría nadar entre ellos sin resultar herido. Me he perdido y una corriente traicionera me ha devuelto a aguas profundas, Pero he encontrado una tabla a la que agarrarme, un oportuno salvavidas que me librará de que se encharquen mis pulmones y pierda el conocimiento entre labios embusteros y traidores. Me he agarrado fuerte a mi deseo de ser feliz y de cuidar de mi mismo. y ahora me mantengo a flote y no tengo miedo, porque no volverán a tirar de mis pies hacia el fondo, ni a arrancarme la carne a bocados Ya no. A lo lejos, mientras nadaba perdido, vislumbré la luz de un faro que me llamaba a la vida y a la plenitud emocional y respiré tranquilo, cambié mi rumbo y nadé hacía la luz. Según me acerco a la orilla de Ítaca, las aguas se tornan cristalinas y transparentes, cálidas y seguras. No hay criaturas que pretendan saciar su apetito conmigo ni pecios hundidos vestidos de algas, moluscos y coral. Los restos del pasado más sombrío y desagradable se han transformado en juguetones delfines que nadan junto a mi. No tengo miedo. La luz me guia y se refleja en mis empapados cabellos y en mi piel arrugada por el agua, convirtiendo la desorientación y la angustia en necesario y útil aprendizaje. De todo se aprende y todo sirve, incluso lo más doloroso.Precisamente las experiencias negativas son las que más te fortalecen cuando consigues superarlas y relegarlas al cofre de lo que no ha de volver. ¿Te apetece un bañito?
En esta imagen puede verse al presunto culpable de haber desaprovechado todas las oportunidades que le ofreció la vida, en compañía de sus abogados: su padre y su hermana Alejandra. Estos formidables y concienciudos letrados han conseguido evitar una y otra vez que el jurado popular reunido por el tribunal eterno, emitiese un veredicto de culpabilidad, sostenido por las evidencias presentadas por el ministerio fiscal que además de aportar pruebas de todo tipo, consiguió el testimonio de muchos y muy variados testigos presenciales. La defensa que preparó su padre como letrado con más experiencia en la abogacía y el derecho paternal, se fundamentaba no solo en la extensa jurisprudencia a la que agarrarse, también en todos y cada uno de los eximentes que si no eran suficientes para exonerar de toda culpa a su cliente e hijo, si al menos conseguirían ablandar los corazones de los miembros del jurado. Este ha sido el último pleito que llevó y ganó su padre, tras haber rebatido y desmontado los argumentos y las pruebas de la fiscalía y además, haber presentado un alegato final digno del más soberbio y hábil leguleyo. Tras la sentencia del divino tribunal en el que se ponía en libertad al reo, condenándolo no obstante a la realización de trabajos para la comunidad, su padre apenas pudo disfrutar de la victoria pues reclamaron su presencia en las más altas instancias y lo nombraron asesor de la sala número uno del tribunal apocalíptico, final y universal. Antes de presentarse en su nuevo puesto, desde donde abogar e interceder por cuanto inocente solicitase ayuda, se ocupó de transmitir a su pupila e hija los conocimientos adquiridos en su larga vida llevando la toga y su templanza, su saber estar y sus adecuados e intraicionables valores morales, su ética profesional y personal y su código deontológico grabado en el alma con letras capitales. El ya liberado del implacable peso de la justicia, a la que todos tendremos que rendir cuentas en algún momento, sabe que puede respirar tranquilo, pues en su hermana y abogada, reconoce incluso con los ojos cerrados, la dulce paciencia de su padre y encuentra en ella la seguridad que tanto ansia para llevar una vida digna y libre de sobresaltos, demandas y pleitos. Juicios tengas y los ganes, dice la maldición popular.