Sé que no tiene sentido hacer esto ya, pero soy un tipo de costumbres y cuando tu y yo veníamos a la playa, este ritual formaba parte del placer estival de disfrutar de un día en nuestra cala.
Al despojarme de la ropa interior, recuerdo nuestro último baño juntos en este mismo lugar el verano pasado y como terminó aquel chapuzón. No puedo evitar la erección, al traer a mi mente lo hermoso de tu cuerpo, tus formas perfectas, tus pezones con sabor a salitre y crema bronceadora y aquel sensacional y demasiado lejano ya, último polvo.
Comienzo a caminar con paso firme y me adentro en el mar, en tu busca. La playa está vacía, seguramente por la temperatura del agua de este día de octubre, alejado ya de la temporada de vacaciones. Además hicimos nuestra esta cala, precisamente por lo íntimo de su ambiente. Para llegar hasta ella había que bajar más de mil metros de agreste monte, donde no hay camino de ningún tipo, más allá del que improvisamos nosotros mismos al descender.
El agua ya me cubre los hombros y la fuerte corriente del cantábrico trata de devolverme a la orilla pero eso sería alejarme de ti y no voy a consentir que nada ni nadie, vuelva a hacerlo. En cuestión de minutos habré dejado esta carcasa humana que recubre y protege mi corazón de las inclemencias del tiempo y de cualquier agresión física. Pero mi corazón murió el día que tuviste que seguir camino sin mi y al derrapar en la curva, estrellaste tu coche contra aquel muro de cemento.
Estoy llegando, amor. No te preocupes, lo he dejado todo bien arreglado. El piso y el coche pasarán a ser propiedad de tu hermana y el dinero del banco y el que pague el seguro tras mi defunción, lo heredará mi padre, para que ayude a hacer más llevadera su viudedad. El gato ya tiene un nuevo hogar, se lo he dejado a Eloisa, ella lo cuidará bien.
Mis pulmones comienzan a inundarse con litros de agua del sabor de tus últimos besos, lo que me lleva a sonreirle a la muerte. Habrá muchos que no entiendan ni compartan mi decisión. Pero me da igual, te amo y para mi, esto ya no es vida. La única vida que quiero es la que pueda disfrutar junto a ti, aunque sea en el más allá. La verdadera muerte es amanecer sin tu sonrisa y quedarme dormido sin tus caricias y no quiero seguir muriendo a diario. Mejor terminar con esto hoy y renacer junto a ti.