¡¡Atiende que sujeto!!
Este señor, es el Padre Loring, Jesuita, predicador y autor de un Best seller que ha vendido más de un millón de ejemplares en sus cinco ediciones.
Es famoso por sus sermones en Youtube y por las polémicas apariciones en diferentes cadenas de televisión.
La primera vez que lo vi en acción, el pánico impidió el natural control de mis esfínteres y me oriné en los pantalones.
Cuando era pequeño, mis padres en su afán por darme la mejor educación posible, me matricularon en un colegio privado de jesuitas, donde pasé muchos años de mi infancia y adolescencia, hasta que los curas perdieron la batalla por la salvación de mi alma y claudicaron de la peor de las formas posibles: expulsándome.
Antes de que llegará aquél día, un 12 de septiembre de 1990, se emplearon a fondo conmigo para tratar de "enderezarme".
Podría contar cientos de miles de anécdotas de todo tipo, pero generalmente, yo escribo en este blog para pasarlo bien, y para tratar de que vosotros lo paséis bien.
Hasta octavo de E.G.B (lo que hoy equivaldria en edad a 2º de la E.S.O y en conocimientos a 2º de la L.O.G.S.E) fui un niño bastante normalito, yo diría que incluso "bueno" en el sentido más católico de esta palabra.
No me metía en problemas, aprobaba los cursos, ayudaba a mis papás y acudía a misa dos veces por semana, e incluso una vez al mes, oficiaba de monaguillo en la Eucaristía del colegio.
Además era un niño muy mono, muy educadito y muy limpio (también en el sentido más católico de la palabra).
No se que paso en mi interior al llegar a aquel curso, pero de una forma sorprendente, comencé a alterar mi conducta.
Suspendía, faltaba a clase, robaba a mis padres, me encaraba con los profesores y descubrí el fabuloso placer que ocultaba mi entrepierna.
Encararte con un jesuita de metro noventa y manos como palas, es un acto de heroísmo.
Los guantazos más dolorosos y potentes de mi vida los he recibido de manos de estos siervos de Dios (ciervos de Dios, como a mi me gustaba llamarlos).
En el colegio había al menos una docena de jesuitas navarros, hombres recios y severos, excedentes de la "reserva espiritual de occidente" que consagraron su vida a mantener ideales de un tiempo mejor (para ellos) y retales del pasado.
Fui encerrado, humillado públicamente, golpeado, castigado de todas las formas posibles e incluso, tratado con "mucho cariño" por parte de alguno de estos tipejos, que confundían los sentimientos y castigaban sus poluciones nocturnas a golpe de cilicio.
El encontrarme con los vídeos de este "Padre", ha despertado los fantasmas del pasado, y ahora, con treinta y seis años, el bigote blanco y los co...nes negros (bueno, en mi caso rubios) me gustaría plantarme frente a él y rebatir todos sus argumentos educativos uno por uno.
La letra con sangre solo ha dejado cicatrices imposibles de borrar en muchos de aquellos niños.
No voy a entrar a discutir si una bofetada a tiempo es o no una gran medida didáctica (puedo entender que un padre, en determinadas ocasiones tenga que darla) pero de ahí a que un desconocido, te golpeé hasta que no puedas resistirlo, hay un inmenso trecho.
En una ocasión, mi padre tuvo que acudir al colegio, porque el profesor de dibujo, me golpeo duramente ante toda la clase, por mi incapacidad para dibujar un caballo de su gusto.
Me arrastró de las patillas por el aula y me regaló una docena de aquellos famosos "capones" que tanto les gustaban.
Obviamente ante mi padre se vino abajo (seria porque es abogado) y el claustro presentó sus excusas.
Hoy, envidió la capacidad de mi mujer para dibujar cosas bonitas, a mi me mataron esa habilidad y soy incapaz de coger un lápiz o un pincel.
Espero que ese millón de personas que ha comprado el libro del "Padre Loring" , recapacite antes de poner en práctica sus consejos.
Insisto, no soy de los ñoños que piensan que puedes traumatizar a un niño por decirle que ha hecho algo mal, o por tratar de corregirle y ayudarle. El aprendizaje forma parte de la vida de todo ser humano y en ocasiones ha de ser duro.
Lo que detesto hasta a saciedad, es el abuso de autoridad, la imposición de ideas mediante la violencia y la prepotencia del fuerte sobre el débil.
Y lo peor de todo, es que quieran venderlo encima, como la palabra de Dios.
Ojo, porque primero despertarán sus ideólogos y después, y cuando ya no podamos evitarlo, vendrán de nuevo aquellas mentes confundidas, que te entregaran a la hoguera, te harán beber hierro fundido o te someterán al "potro" por afirmar que "sin embargo...se mueve".