Lo más hermoso de un sueño, es que se puede hacer realidad.
Diferentes corrientes psicológicas y filosóficas ha profundizado en los sueños a lo largo de la historia del Ser humano.
Yo no voy a entrar en teorías ni corrientes, simplemente me gusta soñar.
Siempre he soñado mucho, la mayoría de las veces despierto.
Desde muy pequeñito, he tenido la suerte de ver como muchos de mis sueños se iban haciendo realidad, incluso en algunas ocasiones, la realidad ha superado al sueño.
En una ocasión soñé que me enamoraba de una chica preciosa, y al despertarme lloré porque no podía recordar su rostro.
Han tenido que pasar más de veinte años para volver a verla y casarme con ella.
Otra noche soñé que conducía una moto que iba muy despacito, y me daba tiempo a fijarme en los colores del campo, en la forma de las nubes y en los pájaros posados en los hilos del teléfono.
Ahora salgo a rodar en mi vespita, con un buen grupo de compañeros que soñaron lo mismo, y que detienen los escuters en cualquier cuneta, para contemplar el paisaje y dedicarte una sonrisa.
Soñar es genial.
Soñé que me hacia mayor y viajaba con mis amigos de siempre y ahí estamos...unos más calvos, otros más gordos o más arrugados, pero todos juntos en el mejor de los viajes, que es la vida.
Soñé que mi perrita se escapaba y no podía encontrarla, por más que corriera parque arriba y parque abajo, y una madrugada mi perrita se escapó dejando su correa y su mantita en el sofá de casa y se marchó a correr por otros campos.
También soñé que un gigante con muchas cabezas me perseguía y trataba de comerme, y aún sigue intentándolo, lanzándome dentelladas con olor a crisis, a paro y a miseria, pero yo corro y corro, y por mucho que me pesen las piernas, no dejaré que me atrape.
En ocasiones me doy la vuelta en la cama y ya despierto, trató de retener todos los detalles del sueño, sumergiendome en el abismo onírico de un salto, y noto como caigo al vacío.
Sueño con mi abuelo que me habla y siento su presencia junto a mi, el sonido hueco de la contrera del bastón golpeando el suelo al caminar y la fragancia de su colonia.
Hay veces que sueño por todos y me duele la cabeza y al despertar me encuentro con alguna noticia en la prensa que me reafirma en los soñado.
Soñé que un grupo de niños se colaban por una rendija abierta en la carpa de un circo, y allá que me fui con mi caravana pintada de rojo, a reírme y a hacer reír.
Los sueños son la carta de ajuste de la vida.
Me gusta soñar, y me gusta que la gente aún tenga sueños.
1 comentario:
je je je muy bueno pero que muy bueno.
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